Hay muchas cosas en la vida que no se pueden evitar…
La muerte es una de ellas.
Al trabajar como enfermera lo tengo muy claro, he visto tantas… algunas de ellas lentas y otras tan rápidas que simplemente no las viste venir.
Solía llorar mucho cuando era una estudiante aun, dando mis prácticas, haciendo mi servicio… tan débil, escuchando sus historias, viendo como morían lentamente en soledad. Mis mentores solían decirme que simplemente era nuestro destino… tan común, me hice más fría al respecto, escuchaba a mi madre decir que dios los llamaba a su reino, que todo era un plan de dios, que ya todo estaba escrito por él y que así debía ser. Para mi eran tonterías, si era capaz de creerme eso también debía creer que el dios misericordioso de mi madre gustaba de ver a gente inocente sufrir. Me resigné y preferí darle solo el sentido biológico.
Muerte, a veces dulce… rodeado de gente que te quiso y a la que amas
Las personas que morían así tenían suerte de estar acompañadas… lo llevaban un poco mejor
Algunos dicen estar mejor esperando una muerte rápida sin sufrimiento, no tocar el hospital, sin estar postrado en una cama, preferían apagarse y simplemente ya no sentir…
Claro
Ellos no podrían sentir el dolor que dejaba su partida
El dolor que siento ahora
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- ¿lista? - casi me lo había susurrado
-… si-
Qué curioso, últimamente el clima era un infierno… me quejaba mucho con Mark al respecto, aunque él no tuviera el poder de cambiarlo, justo como ahora yo no tengo el poder de cambiar lo que pasó.
"Hace un buen día"
Salimos del edificio, no tenía ganas de nada. Alicia luchaba por cubrirme de la lluvia con un paraguas, entramos ambas al taxi que nos esperaba en la acera.
Mark salvo tantas vidas, ayudo a tantas familias, a veces era como un rayo de esperanza… capaz de hacer verdaderos milagros con su experiencia y sabiduría. Al final eso a dios no le importó…
Él simplemente lo borró.
¿Cuál es la excusa?, ¿ya había logrado su misión en el mundo?, ¿su tiempo terminó?, era un hombre sano, bueno, lleno de vida, creyente
… un hombre de fe.
Tal vez no era él, si no yo… dios me había escuchado y estaba enojado, quería hacerme pagar por renegar tanto de él y estaba quitándome uno a uno a la gente que quería
Quizá me odiaba…
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Había mucha gente, compañeros del hospital, personas normales a las que yo no conocía. Después de todo como dije, el salvo muchas vidas
¿Su familia?, bueno, ellos no estaban.
Todo tiene una parte mala, los que nos dedicamos a resguardar la salud siempre hacemos falta, siempre estamos ocupados... no tenemos tiempo para tener una vida normal, un peso que la esposa de Mark no puso soportar.
Lo había dejado hace ya dos años, se llevó a sus dos hijos a otro país y lo dejó solo, destruido. Aún recuerdo cuanto lloró en mi hombro, su corazón estaba roto y sé que se fue sin haber sanado esa herida.
Caminé lentamente, se sentía como una pesadilla, una de esas que tenía últimamente, que me llenaban de angustia y que me dejaban despierta sin poder alejar esa sensación
la lluvia caía a cantaros sobre mí, tal vez el mundo siente mi tristeza y llora junto a mí.
Alice se mantenía a mi lado cubriéndose a sí misma con el paraguas… parecía haberse rendido en su intento por mantenerme seca. Mi ropa mojada era lo de menos en ese momento.
Un hombre se acercó a nosotras - Daniel-
- No digas nada - no tenía ganas de escuchar a la gente diciéndome que la muerte era esto y lo otro o que era un plan de dios o el destino, iba a vomitar.
- bien - él estaba seco, con un paraguas blanco sobre su cabeza, a pesar de eso se acercó a mí y me dio un abrazo que no respondí- sé que acabamos de conocernos-
-Thomas…
- Espera - se separó para poder mirarme a los ojos - acabamos de conocernos, pero si necesitas algo, aunque sea solo hablar yo estaré aquí -
- Tiene amigas para eso - Alicia
- Necesita a alguien…- le dio una mirada de arriba abajo- fuerte- terminó. La diferencia de altura era ridícula, pero eso no detuvo a la pelinegra que se acercó desafiante al moreno
- ¿Quién te crees? - no tenía ganas de escuchar esto
- Basta
Ambos me miraron, separándose y terminando la ridícula pelea. Me acerqué al ataúd, estaba cerrado, listo para ser maniobrado dejándole en el hoyo cavado. Sobre él, la gente había dejado caer flores de diferentes tipos… algunas tenían un posible significado que lamentablemente yo desconocía.
Thomas volvió a acercarse a mí, pero esta vez no intentó hablarme, metió la mano en su saco y mi dio una flor, una rosa.
La tomé con cuidado para no pincharme con las espinas. Que rojo tan lindo, justo como…
Imágenes sobre su muerte inundaron mi mente, el vidrió, su cuerpo, la gente corriendo, su sangre en el piso. Lancé la rosa asustada de mi memoria casi fotográfica. La rosa cayó brusca sobre la caja, cerré los ojos e intenté calmarme, pude sentir la mano de Alicia entrelazarse con la mía.
Unas campanadas lograron hacer que los abriera de nuevo. La gente más alejada comenzó a reunirse alrededor del féretro,
El padre de la iglesia encargado comenzó a decir lo suyo…
"no entendemos tus deseos señor, pero ¿Quiénes somos nosotros para renegar de tus actos?"
"acógelo en tu reino señor"
... Él no lo necesita allá, yo lo necesito más aquí, conmigo.
-esto no es justo- susurré, nadie escuchó.
¿buscas justicia? Dios no es el indicado
Terminó su monologo, bajaron lentamente la caja de madera, dos hombres echaban tierra para llenar y resanar el hoyo con Mark dentro.
Estuve veinte minutos más ahí, de pie. La gente se había alejado ya, los hombres ya habían terminado con la tierra y regresaban a su lugar.
Solo dos personas a mis espaldas me acompañaban aún
-Daniel- Alice de nuevo - creo que no es bueno seguir aquí, te enfermarás- sonaba preocupada
Ya estaba enferma, quería vomitar- sí, tienes razón- le di la espalda a la lápida- no sirve de nada estar aquí ya.
Thomas entró a la plática- puedo llevarles en mi coche - se ofreció amable, Alice le dio una mirada de advertencia- no necesitan estar afuera esperando a que un taxi aparezca- la más pequeña pareció pensarlo
- bien, solo porque no quiero que Daniel siga mojándose - no parecía muy contenta, pero la lluvia parecía empeorar. No dije nada, haría lo que a Alice le pareciera mejor
- bien- sonrío - síganme- tenían una tregua.
Entramos a su auto, no pareció importarle que dejara mojado todo el asiento trasero
Thomas arrancó. Me quité la chaqueta negra, y quedé solo con una camiseta de mangas cortas del mismo color, la ropa estaba pegada a mi cuerpo, podía sentir la mirada de Alice. No me importó
Eché un vistazo al interior del coche, noté unas carpetas en una especie de bolsillo detrás de la silla del frente, la del copiloto, no lo pensé mucho y las tomé, parecía un expediente, no teníamos permitido tomar información de los pacientes y llevarla de este modo. Leí el nombre en voz alta - Carlos Ar… - Thomas frenó bruscamente, suerte todos teníamos puesto el cinturón de seguridad, si no me hubiera golpeado con el asiento del frente. La carpeta voló de mis manos al suelo del coche - ¿Qué pasó? - tal vez un coche se le había atravesado
- un hombre en bicicleta…- arrancó de nuevo- casi lo atropello-
Vaya, es peligroso manejar con esta lluvia- ¿estás bien? - le pregunté a Alice
- si - miraba hacia delante- solo… me sorprendí- bajó su vista mirando los papeles en el suelo
-oh, lo siento, tiré tu carpeta- me disculpé con Thomas y dejé todo de nuevo en su lugar
-ah, eso, es de un familiar- miraba el camino algo serio- es viejo-
- bueno-
Llegamos, me despedí de él y emprendió salida. El auto de Thomas se alejaba en la lluvia, podía ver su tono rojo resaltando entre las calles grises, detuve mi mente ahí. Entré con Alice al edificio.
Dos gatos nos recibieron en la puerta del departamento. Brandi, una gata blanca de pelaje largo, era de Alice, últimamente pasaba tanto tiempo conmigo que le ofrecí traerla aquí y estar con yoowi para no sentirse tan sola. Ambos se llevaban bien.
- ve a darte una ducha caliente- me miró como una madre regañando a su hijo mal portado- anda- se puso de puntitas y me dio un beso en la mejilla, se había convertido en algo habitual entre nosotras- estas helada- caminó lejos de mí
- ¿tú que harás? - quería estar junto a ella
- ¿tienes hambre? - me dio una sonrisa
- sí- me acerqué de nuevo a ella.
- bien, ve al baño te cocinaré algo- me dio una pequeña sonrisa, no me moví ni un milímetro, no pude evitar imitarla, sonreí igual eventualmente- ¿qué? - preguntó divertida, sin aviso le di un abrazo fuerte- ¡NOO!- ahora reía fuerte- estas empapada- intentaba alejarme- me estas mojando- la cargué separando sus pies del suelo.
-ahora tú también estas mojada-
- lista- besó la punta de mi nariz, la regresé lentamente al suelo- pero me estoy muriendo de hambre- se alejó en dirección a la cocina
-MIAU- Brandi esta sobre el sofá
-bien- acarició la cabeza de la gata- ¿tu si quieres bañarte conmigo?
Resiliencia…
El camino está libre
Mascaras fuera ... Que comience la acción
Dios ha tomado su lugar
Para no bajar nunca ...