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Estaba oscuro, sus ojos jamás se acostumbraron para poder ver entre las tinieblas, solo de una cosa era consiente, no se encontraba solo, entre las sombras una risa resonó haciendo eco y unas manos comenzaron a despojarlo de sus pocas prendas.
-Detente-ordeno provocando otra risa.
-¿Qué harás si no?- la oscuridad parecía disiparse mostrando al responsable, con una sonrisa pícara tocando sin pudor alguno el pecho del faraón.
-¿Acaso hay algo más que hacer aquí encerrados?-presionando los pezones de Atem quien se mordió el labio.
-Ya basta, Yami-trato de recuperar la compostura, sin embargo, el contrario se abalanzo sobre el dándole un hambriento beso.
-No finjas, lo disfrutas tanto como yo, si no fuera por mí, estarías aquí solo, ahora, ¿Cuál era tu nombre?- Atem estuvo de responder quedándose mudo, no recordaba su nombre, por instante lo tenía en la punta de la lengua y ahora no, Yami acaricio su rostro.
-Sin mi estarías solo aquí-reafirmo abrazándolo.
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Tenía la garganta seca y con todo el pesar del mundo bajo por un vaso de agua, camino rumbo a la cocina sin voltear a la sala, no se molestó en prender la luz de la cocina, la conocía a la perfección, sin embargo, después de tomar un vaso sintió la presencia de quien trato de evitar.
-“¿Sed faraón?”-Atem lo ignoro acabando de beber para irse, deteniéndose en la entrada de la cocina.
-“¿Qué pretendes con todo esto?, ¿Qué ganas con esto?”-sus ojos ya acostumbrados a la oscuridad lo localizaron, parado en una esquina con los brazos cruzados hay estaba.
-“Nada en especial”-avanzo a una de las sillas sentándose en ella.
-¡No mientas!-se tapó la boca esperando oír alguna puerta abrirse o algo, por fortuna parecía no haber despertado a nadie, Yami bajo la cabeza por un instante.
-“No sabía que fue lo que me creo, aparte me dejaste hay, yo salí primero del rompecabezas, fueron pocas veces más hasta que tu despertaste y en un último destello de tu yo original, configuraste el rompecabezas para no saliera, bueno, eso tú ya lo sabes, cada vez que trataba de salir, cada vez que encontraba un salida todo cambia, cuartos, pasillos, todo, nací de la oscuridad pero no es lo mismo estar encerrado en ella”
-“Entonces, es venganza”
-“No…..es….solo....me abandonaste hay….aun cuando yo”
Yami se levantó pasando a lado de Atem saliendo de la cocina, Atem volvió al cuarto recostándose junto con Yugi.
-¿Está todo bien?- el moreno se sorprendió acomodándose mejor en la cama.
-Te escuche gritar-Atem acaricio la cabeza de Yugi sonriendo tiernamente.
-No te debes preocupar por nada.
-Tal vez me estoy apresurando pero ………confió en Yami, oculta algo y tú también, aun así, si él quisiera lastimarme ya lo hubiera hecho, ya sé que fue el quien tomo posesión primero de mi cuerpo, se todo lo que hizo después, solo, confió en mi presentimiento.
Atem acerco más el cuerpo de Yugi acurrucándolo contra su pecho.
-Zorc creo a Yami a partir de la oscuridad dentro de mí, su deber era torturar mi alma, debilitarme para nunca salir del rompecabezas, días después de que tú lo reconstruyeras yo lo encerré y no fue libre hasta ahora, no sé cómo lo hizo, él es oscuridad, nada que tenga que ver con Zorc es bueno, vuelvo a reafirmarlo, no confíes en él.
Ante la mirada fija del faraón el ojiamatista asintió.
Aún era temprano, el abuelo y Atem seguían durmiendo, bajo a preparar todo para el desayuno.
-Buenos días Yugi-el ojicarmin lo saludo levantándose del sillón para abrazarlo por la espalda.
-Hola Yami, yo…voy a preparar el desayuno-trato de zafarse sin éxito.
-Él te conto verdad-Yugi se tensó, en ese momento Yami lo soltó dándole la vuelta.
-¿Me tienes miedo?- le pregunto con cierta tristeza.
-No yo…..confió en ti, solo……..
-Heba.
-¿Eh?
-Es la última pieza, menciona este nombre enfrente de él, ve su reacción y luego pregúntale.
Yami se fue arriba dejándolo solo. Atem despertó al no sentir a Yugi cercas, la puerta se abrió siendo Yami quien entro al cuarto.
-“No me mires así solo voy al techo”- fue a la ventana abriéndola brincando listo para salir.
-“¿Qué quisiste decir con eso ultimo?”-Yami salto trepando al techo.
-“¿Eso importa?”-el moreno molesto fue y cerro la ventana.
La tenue luz de la tarde iluminaba la habitación, sentado en su escritorio Yugi terminaba con unas cosas, la puerta detrás de él se abrió dándole paso a Atem.
-Aibou, ¿salimos esta noche?-se acercó tomándolo del hombro.
-Claro, solo termino esto-asintió sentándose en la cama.
-Atem ¿quién Heba?- el rostro del faraón se tornó pálida sobresaltándose.
-¿Dónde escuchaste ese nombre?-pregunto con la voz casi quebrada.
-¿Por qué no me respondes?-se levantó casi tirando la silla.
-Me dices que no confié en Yami, más bien tu no confías en mí, ¿Por qué tenía esos sueños? ¿Quién es Heba?¿porque no me quieres decir?-miraba al moreno completamente molesto, Atem por su parte tenía un expresión de dolor, poniéndose de pie tomando el rompecabezas entre las manos el cual comenzó a brillar.
-Yugi, perdón, esto no lo puedo permitir, no quiero perderte, de nuevo-alzo el rompecabezas enfrente de la cabeza del contrario.
-¿Qué vas a hacer?-retrocedió unos pasos preparándose para correr, esto no lo había esperado de Atem.
-Es mejor que olvides todo este asunto-su cuerpo quedó paralizado, no podía apartar la vista de la luz.
-“No permitiré que lo hagas”-una sombra se alzó desde el piso arrebatándole de las manos el rompecabezas deslizándose a lado de Yugi.
-Yami-el ojicarmin miraba desafiante al moreno sosteniendo en la mano derecha el artículo del milenio.
-No lo volverás a lastimar- en la mano de Yami volvió a brillar y la habitación empezó a desvanecerse.