Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Oblígame por MugiKore

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este capítulo es algo más largo, pero creo que la historia empieza coger ritmo.

Espero que os guste (:

Necesitaba despejar la mente, pero aún más, necesitaba fumarse un cigarrillo. Se encendió uno y dio una larga calada manteniendo el humo hasta que al expulsarlo, apenas quedaba rastro. Al dar la segunda calada, se atragantó y la tos se apoderó de él. Desde que se había levantado no había podido sacarse ese sueño de la cabeza. Luffy le había preguntado un par de veces si le pasaba algo e incluso había llegado a pensar que tenía fiebre debido a que su cara permaneció roja durante toda la mañana.

Había sido una suerte que su capitán le ayudara a preparar el desayuno y no otro miembro de la tripulación como Robin. Al menos el moreno era un cabeza hueca y simplemente se había conformado con una respuesta inventada en cierto modo. Sanji le había dicho que el problema era que no había dormido del todo bien... Dato que no era falso. Sin embargo estaba seguro de que no habría podido engañar a la arqueóloga y que ésta le habría acabado sonsacando la verdad. Antes de que se diese cuenta, había consumido del todo el cigarro, pero éste le había sabido a poco, así que decidió fumarse otro.

-Algún día ese vicio asqueroso te matará, cejas de sushi. -La voz de Zoro le sobresaltó.

No sabía que decirle, sentía cómo sus mejillas ardían. No podía dejar que el espadachín supiese que pasaba algo raro. -No sabía que ahora andabas tan pendiente de mí. -Decir esto hizo que se sonrojara más aún.

-¿Va todo bien ero-cook? No tienes buena cara. 

-Estoy bien ¿Vale? Déjalo ya. Además ¿Qué haces despierto? ¿No deberías estar descansando después de la guardia?

-El peliverde se sorprendió. -He dormido hasta hace un rato que Nami me ha despertado a gritos diciéndome que casi estábamos en Reville. Prácticamente es mediodía. ¿Cuánto tiempo has pasado aquí? ¿De verdad estás bien?

-Sanji se quedó de piedra durante unos segundos. Llevaba dando vueltas al mismo tema durante horas… ¿Se estaría volviendo loco? -Voy a ponerme el disfraz para que no me reconozcan cuando lleguemos.

-Zoro sujetó su muñeca impidiendo que el rubio se fuese. -¿Quieres que avise a Chopper?

-El cocinero se soltó rápidamente del agarre del otro. -¡Claro que no! ¿Que cojones pasa, marimo? ¿Ahora te crees mi protector? -Se marchó rápido de allí para no escuchar la respuesta a su pregunta.

 

El espadachín símplemente se quedó quieto y suspiró. Entendía en cierto modo que el rubio estuviese confuso ante su comportamiento. Él mismo se preguntaba qué estaba pasando. La única manera que conocía de relacionarse con él era a base de golpes e insultos, pero ya no quería seguir con la misma rutina, al menos no así. Algo no iba bien. Seguía pensando que Sanji ocultaba algo, pero no por ello le odiaba. No podría. Pero se estaba volviendo loco. Tal vez descubrir lo que el contrario pensaba de él, le había hecho ver las cosas de otra manera.

Además, desde que le vio llorar la otra noche, no pudo quitarse ese recuerdo de la cabeza. No era la primera vez que veía al cocinero llorar. De hecho, la primera vez fue cuando le conoció. Cuando se unió a la tripulación y tuvo que despedirse de Zeff, pero esto era diferente. Sentía que algo no andaba bien y que algo estaba atormentando al rubio hasta el punto de volverle loco. Pensar en eso provocó una punzada en su estómago que le hizo volver a la realidad. Luffy estaba a su lado y le miraba con curiosidad.

-¿Tú también has dormido mal?

-¿Qué? -Zoro ni siquiera le había escuchado.

-Igual que Sanji. Esta mañana parecía encontrarse mal, pero simplemente es porque no ha dormido bien. Te he preguntado si tú tampoco lo has hecho, porque también tienes mala cara. -La inocencia del capitán para algunas cosas podía ser incluso graciosa.

-Todo está bien. Sólo que… ¿No crees que el cocinero está actuando extraño desde hace unos días? -El moreno lo miró con cara de no entender a qué se refería. -Da igual, es una tontería.

-El Mugiwara posó su mano en el hombro del peliverde. -Creo que sólo necesita tiempo. Cuando esté preparado para hablar con nosotros, lo hará. -Dijo de pronto serio dejando a un espadachín totalmente sorprendido. Jamás sabía qué esperarse cuando se trataba de Luffy.

 

En apenas cinco minutos la isla de Reville comenzó a verse al horizonte. Toda la tripulación llevaba puestos los disfraces que habían preparado. Se habían vestido con túnicas similares a la ropa típica de Arabasta. Algunos se habían tapado la mitad inferior del rostro con pañuelos y otros se habían puesto barbas falsas o habían cambiado su peinado. Poco después, el barco atracaba a las afueras, bastante alejado del pueblo. No querían correr más riesgo del necesario.

-Suerte chicos. Estaremos esperando y atentos al den den mushi por si llamáis. -Dijo Usopp a modo de despedida.

-Antes de separarnos, deberíamos tener en cuenta algunas cosas. -Dijo Sanji

-Pero ¿Por qué seguimos aquí? Yo quiero ir ya al pueblo. -Luffy comenzó a andar, pero la mano de nami le sujeto del sombrero que llevaba tapado por un pañuelo impidiéndole avanzar. El capitán se quejó, pero la navegante le dedicó una mirada asesina que hizo que el moreno retrocediera mientras Franky y Brook estallaban en carcajadas.

-¿Qué es tan gracioso? -Dijo mirando esta vez al peliazul y al esqueleto.

-Na-Nada… -Respondieron asustados.

-Cocinero-san tiene razón. Yo me encargaré de reservar las habitaciones en el hostal. -Dijo Robin.

-Te acompaño. -Añadió Franky mientras recibía una sonrisa por parte de la arqueóloga.

-Yo iré de compras. -Dijo Nami con corazones en los ojos. -Nos encontraremos donde nos hospedamos a las diez y podremos hablar para ver cómo ha ido todo. El plan es pasar desapercibidos. No lo olvidéis. -La pelirroja miró a su capitán mientras decía esto último.

-Luffy, puedes acompañarme a comprar. Será divertido. -Dijo el Renito animado.

-¡Qué bien! Será genial. -Gritó el mencionado feliz.

-Y tú ¿Qué piensas hacer, marimo? -Sanji miró a Zoro levantando una ceja

-Estaré en la taberna bebiendo sake. -Respondió con simpleza.

-Serás… -Murmuró, pero un grito de Chopper le interrumpió

-¡¡LUFFY!! ¡ESPÉRAME! -El moreno corría dirección al pueblo mientras gritaba que era la hora de comer. El médico de la tripulación salió corriendo tras él.

 

-Joder ¿De veras me he perdido en un pueblo tan pequeño? -Preguntó para sí mismo el espadachín. No podía creerlo. Apenas había pasado una hora desde que se separaron y ya había preguntado varias veces por la taberna, pero la gente de ese lugar no era muy buena dando indicaciones. O al menos eso pensaba Zoro mientras daba vueltas en círculos sin parar.

Estaba frustrado y la sed comenzaba a molestarle de verdad así que decidió probar suerte otra vez y se acercó a la primera persona que vio. Era una anciana de aproximadamente 70 años. Se preguntó si había elegido bien, pero cuando le preguntó por el bar, la mujer sonrió.

-Veo que no eres muy bueno orientándote. Está detrás de ti, muchacho. -Zoro se avergonzó por haber estado como un idiota de aquí para allá, pero lo importante era que ya había encontrado lo que buscaba, así que dio las gracias a la anciana y desapareció con rapidez.

 

Chopper y Luffy llevaban varias horas comprando y visitando los diferentes comercios del pueblo. El moreno había probado toda la comida que se vendía en los diferentes puestos de alimentación: Bolitas de pulpo rellenas, empanadillas de carne, pinchos morunos con salsa picante, pescado frito… Y muchas otras cosas. Cuando por fin se llenó, pudieron continuar con sus compras y el renito fue en busca de todas las medicinas que necesitaba.

Una vez terminaron, decidieron seguir explorando los alrededores. Llegaron a una plaza lo suficientemente grande como para ser la plaza central del pueblo. Mientras paseaban, escucharon unos gritos y vieron a un grupo de niños peleándose. El renito se acercó intentando apaciguar a los pequeños.

-Eh ¿Qué hacéis? -Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo ver que eran cinco chicos de unos doce años. Cuatro de ellos golpeaban e insultaban a uno que estaba lleno de magulladuras. -¿No véis que esta no es una pelea justa? Además, ¿Por qué peleáis? 

-Los niños se observaron entre ellos y después miraron al otro. -Esta vez has tenido suerte. -Después de decir esto, se fueron corriendo.

-¿Que ha pasado? -Preguntó Chopper.

-El niño se limpió la sangre de su labio y sonrió. -No es nada. No os preocupéis. Tengo que soportar a estúpidos así todos los días. Por cierto, soy Luxyo. ¿Sois visitantes? Nunca antes os había visto.

-Yo soy Luff… -Antes de que el mugiwara pudiese continuar el reno le mordió provocando que gritara de dolor. 

-¡Eso ha dolido! ¿Por qué has hecho eso? -Dijo el moreno haciendo un puchero.

-Este es Lucy y yo soy Chop -El médico miró a Luffy haciéndole un gesto para que entendiera que había estado a punto de cargarse el plan y por suerte, éste captó el mensaje.

-Así me llamo jejeje, ¿Por qué te pegaban? -Quiso saber el capitán de la tripulación

-Esto… De verdad que no importa. Es una tontería. -Respondió el pequeño.

-Claro que importa. No es justo una batalla de todos contra uno. Además, ahora eres nuestro amigo. -Chopper le dedicó una sonrisa que el menor correspondió de inmediato.

-¿De verdad? Eso es genial. Nunca antes había tenido amigos. -Gritó emocionado

-Pero ¿Qué pasa? ¿Por qué nadie quiere ser tu amigo? -El moreno parecía realmente concentrado en la conversación.

-Es que yo… Cuando crezca quiero ser pirata. -Dijo mirando hacia abajo.

-PERO ESO ES GENIAL -Gritaron los dos haciendo que Luxyo les mirase sorprendido. -¿Qué hay de malo con eso?

-Aquí todos odian a los piratas. Y cuando los demás descubren que yo quiero serlo, también me odian a mí. -Dijo triste.

-Y ¿Por qué odian a los piratas? -Preguntó curioso Chopper

-Nuestra isla está protegida por los piratas de Silver Blue. Él tiene una recompensa de 500.000.000 berries por su cabeza. Su tripulación viene a nuestro pueblo una vez por semana y  nos golpean y humillan sin parar. Además nos cobran impuestos cada vez más altos y cuando no podemos pagarles se llevan nuestras cosas e incluso han llegado a matar.

-Al decir esto, el niño comenzó a llorar. -Mi papá… Intentó revelarse, pero le asesinaron. Yo aún era muy pequeño y no pude hacer nada... Son unos desgraciados y les odio con toda mi alma, incluso más que todos los que viven aquí. Pero sé que no todos los piratas son así. Sé que hay buenas personas que ayudan a los demás y por eso quiero convertirme en el pirata más fuerte de todos. Así, podría conseguir que la isla Reville estuviese bajo mi protección.

-Estoy seguro de que llegarás a ser un gran pirata, Luxyo. -Dijo el renito aguantándose las lágrimas tras la historia del otro.

-Somos piratas. -Soltó de pronto Luffy.

-¡¿QUÉ?! -Preguntaron los otros a la vez

-¿Qué haces Lucy? -El médico intentaba salvar la situación, pero su capitán le ignoró.

-Te hemos mentido. Mi nombre es Monkey D. Luffy y él es Chopper. Somos piratas. Toda mi tripulación está aquí. -Dijo sonriendo de par en par.

-¿PERO QUÉ HACES? ¿TE HAS VUELTO LOCO? -Su nakama gritaba mientras su mirada se dirigía lentamente hacia el niño que les acompañaba.

-¿Lo-Los Sombrero de Pa-paja? -Le costaba articular las palabras. -¡Hace años que quería conoceros! -Les abrazó.

-¿Por qué lo has hecho, Luffy? -El reno sonaba enfadado.

-Luxyo tienes razón. -Dirigió su discurso al menor. -No todos los piratas son malos. También hay gente buena dispuesta a luchar por las injusticias. Estoy seguro de que tu padre era de esas personas. -Sonrió de lado. -Os ayudaremos a echar a la tripulación de Silver Blue y la isla Reville pasará a estar protegido por los Sombrero de Paja. No pienso dejar que os vuelvan a maltratar.

-El moreno hablaba en serio. Era uno de esos momentos en los que parecía madurar de golpe y su determinación era imparable. -Sólo hasta que consigas ser el pirata más fuerte y te deje la protección de la isla a ti. -Dijo guiñando un ojo al pequeño.

Luxyo miró al capitán de la tripulación y conteniendo las lágrimas asintió decidido. -Entiendo por qué os escondéis. Guardaré vuestro secreto. Si alguien descubre quienes sois, no importará cuánto nos ayudéis. Os echarán a patadas del pueblo.

-Llevaba lo suficiente en la tripulación como para saber que las palabras de su capitán no eran ninguna broma. Cuando prometía algo lo cumplía sin importar el coste. Chopper no pudo evitar sonreír. -Lo haremos haciéndonos pasar por turistas. ¿Cuando vuelve Blue Silver? -Quiso saber.

-Dentro de cinco días. 

-Te prometo que dentro de cinco días seréis libres. -Sentenció Luffy. 

 

Mientras tanto en otra parte del pueblo, Sanji acababa de volver del barco, ya que había ido a llevar toda las provisiones que había comprado durante la tarde. Llevaba unos minutos paseando mientras contemplaba los escaparates de las tiendas y al girar la calle se chocó con una anciana. Antes de que ésta pudiese perder el equilibrio, el cocinero la sujetó con suavidad impidiendo que cayera.

-Eres muy amable, jóven. -Dijo sonriendo.

-Oh, por favor discúlpeme. Lamento mucho nuestro pequeño incidente, debería prestar más atención cuando ando. 

-Vaya, veo que tú también eres un turista… Y al menos tú no pareces perdido. -La anciana rió.

Esas palabras no pasaron desapercibidas por el rubio. -¿Ha visto a alguien perdido hoy? Puede que se trate de mi… Amigo. -Dijo tras pensarlo unos segundos. -Es la persona con peor sentido de la orientación del planeta. Tiene el pelo como un alga… 

-Sí, estoy segura de que era él. Hace horas me preguntó sobre el paradero de la taberna del pueblo. Me hizo gracia porque la tenía justo detrás. -Volvió a reír al recordar lo sucedido. -Es esa de ahí, junto a la tienda de ropa. -Dijo mientras señalaba con el dedo en esa dirección.

-Muchas gracias, señora mía. Es usted un amor. -Se despidió el cocinero galantemente.

Miró su reloj y vio que faltaba poco para las diez. Seguro que el peliverde no había salido del bar en toda la tarde. Posiblemente ni siquiera había comido. Lo mejor sería que fuese a por él, para asegurarse que llegaba a tiempo al hostal. Bueno, más bien, para asegurarse que llegaba asecas. Seguro que con esa orientación, el espadachín acababa en el otro extremo de la isla.

A esas horas no había mucha gente dentro del bar así que no fue difícil distinguir al peliverde en un extremo de la  barra. El cocinero se acercó.

-Oi marimo. ¿Llevas aquí desde que hemos llegado? Tal vez debas plantearte si tienes un problema con el alcohol.

-Zoro se sobresaltó al oír esa voz junto a él. Tenía las mejillas sonrojadas por el alcohol que había consumido, pero no estaba borracho. Al menos no aún. -Cejas de sushi, ¿Has venido a ligar conmigo? Al menos podrías invitarme a algo primero. -No fue consciente de lo que dijo.

Los ojos de Sanji se abrieron. No esperaba esa respuesta y comenzó a ponerse nervioso. -¿Qué dices, estúpido musgo? Es casi la hora y como sé que no vas a ser capaz de llegar por ti mismo al hostal sin perderte, he venido a por ti. -Intentó ocultar el hecho de que empezaba a sentir calor en la cara.

-Tsk… -El espadachín pareció caer en la cuenta de lo que había dicho antes. -No me habría perdido, idiota. -Dijo algo molesto. -Pero está bien. Vamos. Aunque me debes un trago. -Dijo poniéndose en pie y caminando hacia la salida.

-No parece tan borracho. -Pensó el rubio. Entonces ¿Por qué cojones le decía esas cosas? No sabía por qué las palabras del otro le habían puesto tan nervioso. No sabía por qué ese estúpido se había metido en su cabeza y le atormentaba incluso en sueños. Pero una cosa tenía clara, no pensaba dejarle ganar en ese juego que se traía entre manos. -Está bien. Cuando quieras, marimo. -Dijo finalmente.

Esta respuesta hizo que el su compañero se girara para mirarle sorprendido. Tras unos segundos, sonrió de lado haciendo que un escalofrío recorriera la espalda del cocinero, pero éste intentó ignorarlo y simplemente se adelantó y puso rumbo al hostal.

 

Al llegar al lugar acordado, se dio cuenta de que no eran los últimos. Chopper y Luffy aún no habían llegado. Le pareció raro porque, aunque su capitán solía ser un irresponsable, el pequeño reno siempre era puntual. A veces incluso llegaba antes de lo acordado porque decía que no le gustaba hacer esperar a los demás. 

-¿Has encontrado todo lo que necesitabas cocinero-san? -Robin siempre era muy considerada.

-Claro que sí, Robin-chan. Todo lo necesario para preparar a mis chicas sus platos favoritos. -Respondió mientras hacía una reverencia.

El peliverde resopló y el rubio lo miró molesto.

-Yo he comprado ropa nueva, también para vosotros por si debemos pasar desapercibidos en otras islas en el futuro. Además, he conseguido que me lo rebajaran. -Nami sonrió de forma malévola y eso hizo que Franky diera un paso atrás.

-Robin y yo hemos reservado tres habitaciones y después hemos ido a explorar el pueblo. Es un lugar SSSUPER. -Dijo el carpintero.

En ese momento la puerta se abrió y aparecieron los dos integrantes que faltaban.

-Llegáis tarde. -Comenzó la navegante. -¿Qué habéis estado haciendo?

-Cambio de planes. Nos quedamos una semana. -Dijo el moreno sonriente.

-¡¿QUÉ?! -Todos hablaron al unísono.

-Veréis, hay una explicación. -El médico les contó todo lo que habían descubierto sobre Reville. Les habló de Luxyo y de su historia y de la promesa de Luffy de enfrentarse a Blue Silver y conseguir que la isla pasara a estar bajo su protección.

-¿Te has vuelto loco? ¿Por qué siempre tienes que ponernos en peligro? -Gritó Nami.

-Bueno, tal vez nos recompensen por ayudarles… -Apenas había terminado de hablar la arqueóloga cuando la mente de la pelirroja empezó a soñar con el dinero que podían ganar. 

-Claro que que vamos a ayudarles. Seguro que seremos recompensados. Habrá que planearlo todo… -Parecía hablar en sueños.

-Menuda interesada… -Susurró el renito.

-¿Qué has dicho? -De nuevo esa mirada.

-AHH. Nada, nada. Lo siento. -Chopper comenzó a llorar como un niño. -No me hagas daño.

-Pues nada, habrá que ponerse cómodos entonces. -Para Sanji era un alivio saber que el viaje al reino de Germa se aplazaba. -Un momento… ¿Has dicho que sólo has reservado tres habitaciones? -Preguntó al recordar las palabras del peliazul.

-Si, por lo que nos ha dicho el dueño, desde hace tiempo ya no vienen turistas a la isla y el hostal estaba prácticamente abandonado. Ha preparado las únicas habitaciones que estaban habitables.

-¿Franky puedo dormir contigo? -Los ojos de Chopper brillaban. -Así puedes hacerme una demostración de todas tus transformaciones.

-¡¡YO TAMBIÉN QUIERO!! -Gritó Luffy.

-Robin y yo dormiremos juntas. -Añadió Nami.

-Espera, ¿Eso significa…? NO. No pienso dormir con el marimo una semana. -El cocinero empezó a ponerse nervioso.

-Si no te gusta, te puedes ir al barco, cejas rizadas. -Contestó molesto el espadachín. Aquella reacción no le había gustado.

-No podemos estar yendo y volviendo del Sunny. Si alguien nos ve, nos descubrirá y no podemos permitir que eso pase. Debemos ayudar a Luxyo. -Dijo el renito. -Mañana iré con cuidado a avisar a Usopp y Brook del cambio de planes, pero lo mejor es que nadie se acerque a no ser que sea una urgencia.

Sabía que su compañero tenía razón, pero sólo pensar que debía pasar una semana entera durmiendo en la misma habitación que el estúpido alga, provocaba una molesta sensación en su estómago. -Mierda, esto va a ser una pesadilla. 

-Mañana iremos a ver a Luxyo. Seguro que le hará ilusión conoceros. -El médico siempre conseguía llevarse bien con los niños.

-¿Hemos terminado? Bien, iré al bar. -Zoro salió del lugar sin decir nada más.

-Va a ser una semana larguísima… Es hora de ir a dormir. Hasta mañana. -El rubio se despidió también.

 

Una vez en la habitación, observó con gran alivio que había dos camas individuales bastante separadas entre sí. El lugar en el que se encontraba parecía bastante viejo. Apenas tenía decoración y se notaba que hacía mucho que nadie estaba por ahí, pero al menos estaba limpio. Seguramente, el dueño del hostal había pasado la tarde preparando las habitaciones lo mejor posible para ellos.

Decidió elegir la cama más cercana a la ventana y dejarle a Zoro la de al lado de la puerta para que cuando llegase le molestase lo menos posible. Cerró los ojos, pero los extraños momentos vividos con el peliverde durante ese día, no paraban de repetirse en su mente una y otra vez. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no podía comportarse con normalidad cuando estaba con él? No supo cuánto tiempo estuvo pensando en el espadachín hasta que el sueño por fin se apoderó de él.

 

No tenía ni idea de la hora que era pero sabía que era de madrugada. Llevaba un buen rato dando vueltas hasta que por fin encontró el hostal. Tenía dificultades para andar en línea recta. Tal vez había bebido más de la cuenta, pero no era la primera vez y sabía que después de dormir, se levantaría como nuevo. Entró en la habitación y intentó enfocar la figura de quien dormía en la cama del fondo.

El olor a tabaco inundó sus fosas nasales, pero no le disgustó. Se acercó a su compañero y algo llamó su atención. El rubio parecía estar teniendo una pesadilla y murmuraba algo en sueños. Se agachó hacia él intentando con todas sus fuerzas no perder el equilibrio y lo que vio le dejó petrificado. Los ojos de Sanji estaban llenos de lágrimas que ya no podían ser contenidas e iban cayendo poco a poco mientras empezaban a formar un pequeño charco en la almohada.

-Son mis nakamas. No les hagáis daño. -Dijo bajito. 

Era obvio que hablaba en sueños, pero no sabía qué hacer, así que decidió responderle. -Oi ero-cook, tranquilo. Es una pesadilla. -Acercó su mano a la mejilla del otro y limpió sus lágrimas. Sabía que debía apartar la mano, pero lejos de eso, acarició su cara buscando tranquilizarle.

-El cocinero agarró de pronto el brazo del contrario. -Zoro…

-El peliverde se paralizó. Estaba seguro de que su compañero se pondría como una furia, pero éste no dijo nada más. Volvió a mirarle y se dio cuenta de que seguía con los ojos cerrados. Había dicho su nombre en sueños... ¿Estaba soñando con él? Un momento, ¿Le había llamado por su nombre?

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).