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88. Conejo Fugitivo (02) por dayanstyle

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Esa noche, Jay acababa de terminar la cena, que consistía en un hot dog y un plato de macarrones con queso, cuando alguien llamó a su puerta. Como no tenía amigos en la ciudad, el sonido le preocupaba. Pensó en llamar a Kent Morrison, pero si era un hombre de entrega, en la puerta equivocada, no quería que los dos agentes federales asustaran al pobre tipo.
Dejando el control remoto a un lado, se acercó a la puerta y se estiró hasta asomarse a la mirilla. Con sus 1, 70 mts, no era muy alto, y por alguna extraña razón, la mirilla en la puerta se hizo gigante. Quien la había instalado, tenía que haberse reído de lo que debía haber sido una broma cruel para una persona de baja estatura o incluso, para las  personas de estatura promedio.
 
A través de la mirilla, Jay vio una cabeza de cabello castaño. Eso no era mucho para seguir adelante, pero cuando el hombre inclinó la  cabeza hacia atrás, su aliento quedo atrapado, y su corazón comenzó a latir con violencia en el pecho.
¿Qué estaba haciendo Taeyang aquí, y cómo en la tierra sabía dónde él vivía? Bien podría dejar que Taeyang se quedara ahí, llamando, que era  más que probable que llamara la atención de Kent y Morrison, o podría dejarle entrar.


Retirando la cadena, abrió la puerta y casi se tragó la lengua. Taeyang llevaba una camiseta de tamaño demasiado pequeño, y jeans apretados, que tenían unos agujeros en algunos puntos, por su gran uso, y botas que parecían como si pudiera patear la mierda a alguien con ellas. Grunge hecho sexy.


Taeyang se apoyó en el marco de la puerta, con la mirada sensual deslizándose sobre el cuerpo de Jay. El lado de la boca de Taeyang se arqueó y luego se levantó en una sonrisa torcida.
—¿Me vas a invitar a entrar?


  
La mirada de Jay se volvió hacia la puerta, del otro lado del pasillo, y luego se hizo a un lado, para que Taeyang pudiera entrar, antes que los federales salieran de su apartamento.


Jay no le había dicho a ninguno de los dos que había encontrado a su compañero, en este pueblo atrasado. No era su negocio.
Cerrando la puerta, dejó que su mano descansara en la perilla, mientras observaba a Taeyang dar un vistazo alrededor de su apartamento y echó un vistazo al culo del hombre. Los párpados de Jay se cerraron por un  breve instante, cuando malos pensamientos entraron en su mente.
—Buen lugar.
 
Los párpados de Jay se abrieron de golpe, mientras soltaba el pomo de la puerta y deseó como el demonio haber limpiado antes. El mullido sofá tenía una almohada y una manta, donde había estado tumbado, mientras observaba la televisión, los platos sucios estaban sobre la mesa de café, y el correo basura en el suelo alfombrado, al lado del sofá. El lugar de Jay parecía como si fuera el de un completo vago.
Empujando a un lado la manta, Taeyang se sentó en el sofá. Un dolor floreció en el pecho de Jay, mientras miraba el lobo viéndose cómodo en su apartamento, como si viviera allí, perteneciera allí, era ya una parte de su intrincada de vida.


La súbita comprensión de que quería pertenecer a Taeyang lo  golpeó, como un balde de agua fría vertiéndose sobre su cabeza. En ese momento, quería confesarle todo al hombre, pero sabía que no podía hacerlo, si  abría la boca y revelaba el secreto, su acuerdo con Marek sería nulo y estaría en una celda al lado de Myoung Jae y sus amigos.


El destino podría haber elegido a Taeyang para él, pero Jay maldijo el momento de mierda para encontrar al tipo.
¿Por qué no podía haber conocido a Taeyang en California, antes de que se hubiera establecido o más tarde, después de celebrar el juicio, cuando Jay podría haber tenido la libertad de vivir su vida sin la intervención  del gobierno?


 
—¿Miedo a sentarte a mi lado? —La profunda voz de Taeyang, había caído a un tono ronco.
—Cuando decides que quieres a alguien, no pierdes el tiempo—dijo Jay, nervioso, manteniéndose cerca de la puerta.
—Actué contigo, como un completo idiota y vine a hacer las paces.
—Así que... eh... eh...


El cerebro de Jay había dejado de trabajar oficialmente, mientras observaba la lengua de Taeyang deslizarse a través de su labio inferior. Jay podía verse a sí mismo, tratando de hacer conejitos bebé con este chico y caer enamorado de él, no sería un contrato de cinco segundos.
Sería para toda la vida.


Taeyang rió, y el sonido era maravilloso. —¿Cómo sé a dónde vives? Jay asintió, incapaz de apartar los ojos de los labios llenos de Taeyang.Ya sentía una profunda conexión con Taeyang y sabía que no era más que la atracción, el lobo de Taeyang tenía atracción por el conejito de Jay, pero maldición, se sentía poderoso, como si la decisión de Taeyang para dar a su apareamiento una oportunidad, había amplificado las cosas entre ellos, habían encendido un potente motor, que ahora pisaba el acelerador a fondo.


—Tengo habilidades de ninja—Taeyang bromeo. —¿Por qué no vienes aquí así puedo mostrarte?
Jay podría tener sexo. El acto no requería hablar y preguntas incómodas que no podía responder. El sexo involucraba respiración pesada, besos, y orgasmos alucinantes.


Sólo tenía que asegurarse de que no hubiera conversaciones de almohada después, pero ¿estaba dispuesto a dejar que el hombre lo reclamara?
Si Jay permitía eso, estaría unido a Taeyang. Su vida era una tormenta de mierda de proporciones épicas, y mentirle al chico no era algo que le gustaba hacer. La idea le hizo odiar a Marek, aún más de lo que ya lo hacía.

 

 
Jay no quería mentirle, pero no podía decirle la verdad. Tener esa conversación era como estar atrapado entre la espada y la pared.
Se mordió el labio inferior, Jay se sentó en el sofá acolchado, sentado rígidamente con las manos entrelazadas entre las rodillas. Taeyang tiró de él, y Jay se deslizó hacia atrás, se volvió y se apoyó en el cuerpo de Taeyang, simplemente respirando el aroma de su piel.


La loción, para después de afeitar del shifter, era limpia con un toque de cuero, pero debajo, era el olor de su piel, su carne. Totalmente masculino.
La mano de Taeyang rozó su espalda, y Jay se encontró inclinándose más cerca. Al igual que él, levantó la cabeza para un beso, el temporizador se disparó.


¿Cómo se había olvidado de los panecillos dulces que había puesto en el horno?
Suspirando, Jay lo rechazó. —Lo siento.  
Taeyang no dijo nada, mientras Jay corría a la cocina y sacaba la bandeja del horno, con un guante de cocina. Malditos panecillos dulces. Estaba a punto de tener relaciones sexuales.


Cuando entró en la sala de estar, Taeyang lo inmovilizó contra la pared. Esta acción, lo había tomado por sorpresa. La boca de Taeyang descendió sobre la suya, la lengua del hombre se deslizaba sobre los dientes y los labios de Jay. El beso fue lento, suave, y lo hizo arquearse en el hombre, cuando un hormigueo comenzó en su corazón y se extendió por todo su cuerpo.


Jay agarró la camisa de Taeyang, tirando de él más cerca, mientras subía en el cuerpo del hombre, envolviendo sus piernas alrededor de la cintura del lobo. Taeyang gruñó en el beso, masajeando el culo de Jay.
El aire estaba cargado con fuego, que consumía a Jay. Que apenas podía respirar, cuando las manos de Taeyang tocaron su culo, apretándolo fuertemente. Él estaba entregándose, olvidando por qué no debía hacer esto, por qué tenía que hacer salir a Taeyang.


 
El cuadro en la pared, detrás de Jay cayó al suelo, y casi volcó el pequeño atril. Los dedos de Taeyang le agarraron la cintura, sosteniéndolo en su lugar.
Jay estaba cansado de estar solo, cansado de hacer esto por sí solo. El peso de todo el fiasco, estaba haciéndole daño a su cuerpo. Quería alivio, incluso si eso sólo era un alivio sexual.


Taeyang se dio la vuelta y dejo caer a los dos, sobre el suelo alfombrado, empujando su pene cubierto contra el culo de Jay. El hombre arrancó frenéticamente la camisa de Jay y este no lo detuvo. Estaba demasiado ocupado tratando de tragar la lengua de Taeyang. Tiró de los cabellos de Taeyang, tirando de las hebras, codicioso y frenético con la necesidad de ser follado.


—Estoy muy contento de haber decidido venir—Taeyang dijo, mientras se retiraba y bajaba  la  vista hacia Jay.  Había demasiada  confianza en  los ojos castaños del hombre, confianza que él no merecía.     
—Cállate y jódeme —dijo Jay aliento.


Una lenta sonrisa se formó en el hermoso rostro de Taeyang. Inclinó la cabeza y luego agarró la cintura de los pantalones de Jay. Este levantó  su culo, dejando que se deslizaran, para que Taeyang los liberara.
El calor quemaba a través de él, el fuego lamia su entrepierna, una ola de mareo se apoderó de él... y luego Taeyang desacelero, como si correr a través de esto no fuera aceptable.


Porque era Jay. Era el que quería sentirlo enterrado profundamente en su culo, pero Taeyang tenía otros planes cuando le ahuecó la cara y movió sus labios lentamente por la mandíbula y el cuello, enviando escalofríos por todo el cuerpo de Jay. La otra mano del hombre la pasó sobre el pecho desnudo de Jay, pellizcando sus pezones, haciéndole gemir, mientras se retorcía bajo el enorme cuerpo de Taeyang.
—Dime que puedo confiar en ti —susurró Taeyang contra la piel de Jay, cuando los dedos del hombre tiraron de sus tensos pezones.
— Dime que nunca me engañaras.

 

—Yo nunca te engañare—le respondió, y la vergüenza se apoderó de él porque no podía prometer lo primero. Taeyang podía confiar en él. Jay no podía decirle al hombre nada sobre sí mismo. Incluso por omisión, Jay estaba mintiéndole a su compañero.
Apoyando los brazos a cada lado de la cabeza de Jay, Taeyang pasó los dedos sobre el cabello de este.
—Dime que no estás llevando una doble vida. Dime que no tengo nada de qué preocuparme.


La desesperación en los ojos de Taeyang, golpeo profundamente el alma de Jay, como un mazo golpeando en sus entrañas.
En lugar de mentir a su compañero, Jay pregunto:
—¿Qué sucedió para que sientas que no puedas confiar en nadie?
Taeyang cerró los ojos y negó con la cabeza. —No importa.      
Jay no discutió. Si presionaba al lobo, el hombre sólo le haría  prometer
algo que no podía. Todavía no conocía a Taeyang, a pesar de que estaba dispuesto a dejar que el chico lo reclamara de por vida, y estaba demasiado aterrado de que si le decía a su compañero todo lo que pasaba, de alguna manera, Marek lo descubriría y entonces sería la perra de Bubba, en alguna prisión, antes de que pudiera abrir y cerrar los ojos.


No, tenía que seguir con la mentira de que era Jay Park, sin olvidar el nombre Park por ahora. Respiró profundamente y soltó el aire, antes de trazar, con  la punta de los dedos, a lo largo de los brazos de Taeyang.
— ¿Vas a desvestirse o me dejaras aquí, pidiéndote que me cojas?
Los ojos de Taeyang se convirtieron en oscuras piscinas liquidas, de calor y el deseo, mientras se retiraba y luego se puso sobre él, desnudándose de una manera que hizo a Jay creer que el hombre estaba haciendo un striptease para su entretenimiento.
Las manos de Taeyang se movían lentamente sobre su camisa, descubriendo su pecho, hasta que llegó el dobladillo, y luego se la pasó  por la cabeza, tirando de la tela al suelo.

 

A continuación, saco sus botas. No podía quitarse los vaqueros, si las botas estaban puestas, y Jay babeó, mientras observaba los músculos de Taeyang flexionándose, mientras se inclinaba y se las quitaba. Jay nunca se consideró atractivo, pero Taeyang era pura perfección.
—¿Por qué siento que deberías lanzarme dinero?—Taeyang le hizo un guiño, y Jay sintió una ola de rubor sobre su cuerpo.
—Lo siento, no tengo dinero, y creo que las monedas se dañarían si te las arrojó.


Nunca había tenido a nadie desnudándose de ese modo, para él, en honor a la verdad, se sentía un poco incómodo tener tanta atención. Era como si Jay tuviera su propio show privado, una seducción íntima, con nada  más que su placer en la mente.


Cuando Taeyang llego a sus pantalones, Jay se chupó el labio inferior y lo masticó, ansioso y emocionado de ver lo que había escondido bajo el material de mezclilla. Taeyang tenía un buen culo. Jay sabía, pero quería verlo al aire.


También quería ver cuán grande era la polla del hombre. Se colocó sobre los codos, con la mirada clavada en la ingle de su compañero. Se sentía como un niño que miraba fijamente en una gran ventana de cristal, de una tienda de dulces, la boca haciéndose agua por el bocadillo delante de él, desesperado para deslizar esa dulzura en la boca. O, en este caso, su culo, pero la boca también era una apuesta segura.


Taeyang quito el botón, tiro de la cremallera y luego tiró de ella de nuevo, dando una visión del pelo oscuro situado por encima de su pene. Sólo a partir de esa breve demostración, Jay captó el hecho de que el hombre mantenía los pelos recortados. Eso le gustaba.
Volviéndose, Taeyang miró sobre su hombro y le dio a Jay una sonrisa maliciosa, con los ojos chispeantes de malicia. La respiración de Jay se quedó atrapada, cuando Taeyang bajó los pantalones hasta quedar justo debajo de su culo.
Jay se quejó.

 

—Deja de burlarte de mí. Vas a hacer que me corra, antes de que comencemos.
Estaba jadeando cuando lo dijo, lamiéndose los labios. Decidió que las cosas deberían avanzar más rápido, por ello palmeo su pene con la mano y empezó acariciándolo lentamente, dándole una muestra de su propia excitación.
—¿Crees que la masturbación me hará avanzar más rápido?
—Sí—dijo. —Creo que sí, debido a la forma en que estas mirando mi mano sobre mi pene, en lugar de mi cara.
Taeyang rió y deslizó sus pantalones, antes de colocarlos a un lado, en la mesa de café.
—Consigue un poco de lubricante, así no tenemos que parar.
 
Taeyang se inclinó y tiró de Jay, para ponerlo de pie. Las piernas de Jay se estrecharon y su corazón se aceleró, mientras corría a su habitación. Agarró el lubricante y se precipitó de nuevo, sin preocuparse si parecía a punto de estallar de emoción.


Aun así, en el fondo de su mente, había una lucha interna, sobre aclarar las cosas con Taeyang y por el otro lado, mantener su secreto. La pequeña guerra se librada, mientras entraba a la sala de estar, para encontrar a Taeyang sentado y desnudo en su sofá, con los brazos extendidos sobre la espalda, como si fuera rey de los dominios de Jay.


—¿Cómodo?
Taeyang se encogió de hombros. Jay no estaba seguro de por qué, pero podía ver algún tipo de duda en los ojos del hombre, que lo hizo detenerse, preguntándose por qué el estado de ánimo de Taeyang había cambiado.
—¿Hay algo que este mal? —Se preguntó, mientras agarraba la botella de lubricante en sus manos.
—Nada—dijo Taeyang, sonriéndole, pero era forzada.

 

 
Seguro, camino lentamente hacía Taeyang y le extendió la mano con la botella. Taeyang lubrico mecánicamente su pene y luego arrojó la botella a un lado antes de pararse.
—¿Listo?
Las cejas de Jay se fruncieron. —Mira, si tú no estás en esto...
—Lo estoy—dijo Taeyang, mientras colocaba sus manos sobre las caderas de Jay y lo guiaba al sofá, a sus manos y rodillas.
Jay se volvió, presionando una mano en el pecho del hombre.
—¿Que está pasando?
—¿Qué quieres decir?
Jay se puso en alerta, su erección desinflándose, mientras negaba con la cabeza, molesto de que el fuego que se había desatado entre ellos, no era ahora más que un tenue resplandor.
—Entonces, ¿qué, sólo vamos a guiarnos por instinto y hacerlo?   
Taeyang parecía confundido.
—¿Con quién demonios has estado teniendo sexo? —Preguntó Jay.
—Si estás preguntando si me cogí a alguien en el club—Su voz tenía un tono amargo.
—Eso no es lo que estoy diciendo—dijo Jay. Tal vez mostrándole a Taeyang lo que quería decir, sería mejor que tratar de explicar las cosas.


No le gustaba la forma en que Taeyang veía el sexo, como nada más que partes del cuerpo conectadas. Jay necesita más, la profundidad era necesaria, igual que el fuego, la pasión, la necesidad codiciosa que le hiciera gritar de placer.
—No te muevas—instruyó Jay. Taeyang parecía no estar seguro, pero asintió.
No tenía relaciones sexuales como si fuera un profesional, pero creía que debería ser sensual, tocar, besar, haciendo estremecer a su pareja y hacerle rogar.

 

Se movió, por lo que estaba de pie detrás de Taeyang, y luego comenzó a besar la espalda del hombre, poco a poco, usando su lengua y labios. Pasó la lengua por la columna vertebral de Taeyang, presionó sus manos sobre el culo redondeado del hombre, masajeando las mejillas, antes de pasar la punta de los dedos sobre la piel de su amante.


Taeyang gimió, cuando se sacudió ligeramente. Jay sonrió, mientras hacia su camino hacia abajo, manteniendo los besos, así como su tacto tenue. Él utilizó su lengua para trazar líneas finas en los inmensos músculos, las bolas del hombre se apretaron, mientras tocaba entre las piernas de Taeyang. Su compañero comenzó a temblar.


En ese momento, le gustaría tener una pluma. Hubiera hecho esta experiencia mucho mejor. Taeyang podría ser un lobo, pero Jay era un conejo al que le gustaba tocar y ser tocado. La piel era su punto supremo.
Jay lamió, chupó, y besó su camino alrededor de delante de Taeyang antes  de  ponerse  de  rodillas  para  tomar,  el  largo  y  grueso  pene    del hombre,  con  la  boca.  Ambos  gimieron  al  mismo  tiempo.  Las  manos  de  Taeyang sujetaban la cabeza de Jay, cuando su amante sacudió dentro  y fuera de la boca de Jay. Era como si al hombre nunca le hubieran chupado la polla antes, por la forma en que parecía estar llevando esto. La respiración de Taeyang salía en cortos jadeos, sus piernas temblaban, y sus ojos se presionaron firmemente cerrados, mientras se mordía el labio inferior.

Jay tomó las bolas de Taeyang y jugó con ellas en la mano, mientras usaba la lengua para trazar la gruesa vena que corría a lo largo del pene del hombre. Los empujes de Taeyang se hicieron más rápidos, mientras sus dedos agarraron el cabello de Jay, tirando y tirando, antes de que semilla caliente salpicara la parte posterior de la garganta de Jay.


Después de que bebió hasta la última gota, se echó hacia atrás y deslizo la mirada hacia Taeyang. No le importaba que Taeyang se hubiera venido tan rápido. Estaba demasiado ocupado, mirando el crudo placer grabado en el rostro del hombre. Con un gruñido, Taeyang agarró a Jay por debajo de los brazos, lo levantó y lo puso sobre sus pies, y luego lo dejó caer en el sofá. Jay se rió y empujó a su compañero, tratando de escapar.

 

 
—¿Por qué te ríes?—Preguntó Taeyang, mientras agarraba las caderas de Jay y lo inmovilizaba.
¿Sería que Taeyang nunca se había divertido durante las relaciones sexuales? El hombre parecía totalmente confundido, y Jay podía ver dolor en los ojos de su compañero, su rostro se desmoronaba como un niño. ¿Creía que Jay estaba burlándose de él?
—Porque quiero tener diversión contigo—explicó.
—Me dan ganas de reír, tener un buen tiempo, y hacer de esta una noche memorable.


Él separó las piernas cuando Taeyang subió entre ellas, apoyando las  manos a ambos lados de los hombros de Jay. Taeyang se agacho y capturó sus labios, Jay se derritió debajo del hombre. No fue un beso hambriento, era desesperado, pero lento y lo tenía gimiendo, mientras envolvía sus piernas alrededor de la cintura de su amante.
 
—¿Te gusta ser travieso? —Taeyang parecía sorprendido, mientras Jay besaba su mandíbula, sosteniendo sus caderas con los dedos firmes.
—Dios, sí —dijo Jay, apenas capaz de pensar, y mucho menos de hablar.
—Quiero decir, no con dos chicos o cualquier cosa, pero la experimentación es buena.


No había manera para describir el destello de excitación, que brilló en los ojos de Taeyang, como si hubiera descubierto que no tenía que pagar por la pornografía, o que, Sí, Virginia, existe un Santa Claus*4. La chispa era mágica y sólo condujo la excitación de Jay mucho más.
—¿Tienes juguetes?
Jay tuvo un impulso de decir, “abajo, muchacho," pero no lo hizo.
—Umm... Podría.
Una sonrisa de lobo, se extendió sobre la cara de Taeyang, antes de que se echara hacia atrás. —Lograré que los tengas.


—¿Ahora?
—No, el año que viene.
—Hombre sabio —dijo Jay, sintiendo el regreso de la excitación.
—Prometo, que la próxima vez. En este momento, no creo que tenga el control para esperar.
Envolviendo sus dedos alrededor de la polla de su amante, tiró un par de veces, y Taeyang cerró los ojos, mientras se estremecía. El pene de Taeyang en sus manos, era como seda sobre acero, caliente y pulsante.
—¿Promesa?
Se le preguntó, con un oscuro gruñido, y aunque hasta ahora Jay había tenido miedo del hombre, el oír ese estruendo en el pecho de su compañero, lo encendió.
—Sí. Lo prometo—dijo—y puedes comprar otros nuevos, si lo deseas—, arrojó la idea.       

  
Una risita satisfecha escapó de Taeyang, antes de agarrar el lubricante y humedecerse los dedos. Jay se preparó y luego clavó los dedos en la espalda del hombre, cuando los gruesos dedos entraron. Era una carrera de la que nunca se cansaría, pero era mucho más íntima, sabiendo que era su compañero que estaba allí con él, por lo que su cuerpo regreso a la vida.
Jay arqueó su espalda, la invasión causando un leve dolor y una quemadura profunda en su parte trasera. Había pasado un tiempo para él, y tener los dedos de Taeyang, dentro de su cuerpo, sólo le recordaba eso.  El lobo ya estaba empezando a sudar, perlas brillantes caían sobre sus cejas, cuando el hombre puso los ojos sobre los  de Jay.


La mirada era intensa, como si Taeyang estuviera llegando a su alma, marcándolo, por lo que Jay lo sintió a un nivel mucho más profundo. Se sentía como si estuviera cayendo en Taeyang, sus ojos, su ser entero.
—¿Sientes eso, bebé?—Taeyang se inclinó sobre Jay y sus labios se rozaron, antes de que el lobo profundizara el beso, lamiendo y lamiendo, mientras trabajaba para relajar el cuerpo de Jay. —¿Sientes la conexión?


Los sentidos de Jay habían cobrado vida. Sentía el roce de material en  su piel desde el sofá, el aire cargado eléctricamente, el suave aliento de Taeyang en su cara, y sentía el aroma profundo, masculino de su compañero mientras lo besaba.


Cuando Taeyang retiro sus dedos, lanzó un grito de protesta, desesperado para que lo llenaran de nuevo, necesitando algo dentro de él, algo que pertenecía exclusivamente a Taeyang.
—Aquí estoy, contigo, bebé—dijo Taeyang. Su voz era un estruendo profundo, suave como la miel, como la seda, y le hacía promesas, que  sabía que el hombre no podría cumplir.
 
La cabeza de la polla de Taeyang se apretó contra su cuerpo. Jay tomó aire, antes de que su compañero se condujera dentro de él hasta la empuñadura. Sus dedos se hundieron más fuerte en los hombros del hombre, mientras cerraba los ojos y apretaba los dientes, con tanta fuerza que debería haberse hecho añicos.


Pero Taeyang no se detuvo, no espero a que se adaptase a su invasión. Era como si el chico se desatara y estuviera sin ningún control. Cuando Jay abrió los ojos, pudo ver que el iris de Taeyang estaba más oscuro, parecido al lobo. Era salvajismo y la belleza, todo en uno.


Cuando Taeyang se empujó en él, las manos de Jay estaban por todas partes, tocando, tirando, su mente revolviéndose, cuando la sensación se hizo cargo. El sudor cubría su cuerpo, empapándolo. Estaba hundido en el sofá, atrapado junto con el calor, por lo que Jay se recalentó, al igual  que Taeyang estaba haciéndolo. No podía soportarlo más. No sólo necesita refrescarse un poco, también quería estar en la cima, quería montar al hombre y mirar hacia abajo, a los ojos de su pareja, mientras él montaba el pene del hombre.
Taeyang parecía confundido, cuando Jay empujó su pecho. Disminuyó la velocidad. —¿Hay algo que este mal?
—No ni una maldita cosa—dijo—pero ya que puedo simplemente darme  la vuelta, ¿podrías ponerte en tu espalda?

 

 
Todavía lleno de perplejidad, Taeyang se dejó caer sobre su espalda. Jay no perdió el tiempo. Se subió a él, y luego estaba viéndose en los ojos del hombre, como si por fin se hubiera percatado de las intenciones de Jay.


Una amplia sonrisa, se vio en la cara del hombre, cuando Jay se levantó un poco y luego se hundió profundamente en su pene. Taeyang agarró sus caderas y luego lo dirigió, provocándole un grito, antes de que Jay se quejara.


Fue tentado a permanecer de rodillas y dejar que Taeyang hiciera todo el trabajo. Se sentía muy muy bien, pero Jay no era un chico simple cuando se trata de sexo. Agarrando el respaldo del sofá con una mano, montó a Taeyang, duro.


—¡Ah, carajo!—Taeyang arqueó su espalda, mientras su cabeza se empujaba profundamente en el cojín del brazo. El hombre estaba  calmado, lo que permitió a Jay tomar el mando. Dejando caer las  manos sobre el pecho sudoroso de su pareja, montó a Taeyang como un potro salvaje.       
—Sí—Taeyang dijo entre dientes, con las manos aún sujetándose a la cintura de Jay. —Dios, no te detengas.
—No planeo hacerlo—le dijo. Pronto, Taeyang se le unió, sus cuerpos se movían en un ritmo sensual, sudando, ambos gimiendo y agarrándose el uno al otro.


Taeyang gruñó, y Jay juró que las intenciones del hombre eran darle la vuelta, ponerlo de espaldas, pero en su lugar, rodó por el piso. Golpear el suelo, durante el acto sexual, puede sonar atractivo, pero no lo era. El dolor se disparó por la espalda de Jay y robó un poco de su aliento.
Los ojos de Taeyang se abrieron. —Oh, mierda. ¿Estás bien?
—Primero trata de dejar, a un cambia formas lobo sólidamente construido, sobre ti y luego responderé a esa pregunta.
Jay se movió alrededor y luego golpeó a Taeyang en su ancho pecho.
—¿Dónde estábamos?

 
 
El hombre sonrió, mientras se deslizaba hacia el interior de Jay. En un instante, se olvidó del dolor y el placer volvió. La acumulación se intensifico, comenzando desde la ingle de Jay y envolviéndose  alrededor de su cuerpo. Llegó entre ellos, las palmas de su mano en su pene, tirando, tirando, Taeyang latía en él.


—¿Estas cerca, bebé? —Jay le dio una inclinación de cabeza.
Taeyang se inclinó, sacó a Jay, ligeramente, hacia arriba, y luego lo mordió en el cuello. ¡Espera, espera! ¿Su cuello? Si Jay no hubiera tenido un orgasmo en ese mismo momento, se habría asustado que Taeyang estaba bebiendo su sangre. Habría empujado al chico lejos de él.
Sin embargo, fue capturado en un clímax alucinante, que lo rompió en mil pedazos, lo arrojó hacia el cielo, y lo hacía sentir como si estuviera en caída libre.


Taeyang lamió la herida cerrándola y luego mordió el hombro de Jay, su orgasmo fue tan grande, que Jay pensó que perdería el    conocimiento.
El  hombre  gimió,  golpeando  sus  caderas  con  más  fuerza,  golpeando  a Jay. Sentía la polla de Taeyang latiendo con su liberación. Su compañero gruñó en su hombro, antes de retirar sus caninos y lamer la herida, sus movimientos desaceleraron ya que los dos trataban de recuperar el aliento irregular.
Jay cerró los ojos, gimiendo por las diminutas réplicas que lo sacudieron, cuando escuchó a su puerta delantera abrirse en un susurro. No la había cerrado después de que Taeyang entrara.
Los dos hombres se volvieron, y Jay sintió que su corazón golpeaba en  la garganta, cuando el detective Saeng entró y cerró la puerta detrás de él, pistola en mano, apunto a la cabeza de Jay.
 
 
continura....
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