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Placeres del Melocotón mordido por Doki Amare Pecccavi

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Cap. 4: No llores hermoso emperador

 

Nos encontramos la noche de tormentas

Ahora que eres fuerte, puedes comprender tu pasado

Ahora que eres hombre, puedes acercarte un poco más a mí

 

.*.

 

— Nuestra ciudad no tienen futuro con ese emperador, si tan sólo llegase su muerte pronto ¿Podríamos hacer algo?

 

— No lo pienses, seremos castigados… si la muerte traemos a esa persona.

 

— ¿El equilibrio? ¿Acaso es un castigo pagar con desgracia a quién ha hecho desgraciados a tantos?

 

— No podemos castigarle…

 

— Mientras nadie se entere cualquier situación será bien recibida — Concluyó el ministro mayor, todos aceptaron, porque la gracia que los dioses otorgaban a su emperador no brillaba como debería de brillar, decidieron castigar de una forma sutil y “justa”. Hubo un engaño para el emperador inexperto. Un engaño disfrazado de justicia.

 

.*.

 

— El pueblo se reunió en una asamblea, sus súbditos están tan lastimados; temen tanto al emperador, dicen que usted no les ama como un emperador debe de amar a su pueblo, piden se le ponga a prueba a usted, yo no pienso de ese modo — El hombre río entre dientes al ver la cara de preocupación que el emperador tenia, tan inocente y tan bello, pensó el súbdito — Pero ellos quieren ponerle a prueba… no sé qué aconsejar en este momento, su alteza real…

 

Ling estaba temeroso, temía por Wei, su amigo, abrazaba fervientemente el cuerpo inmóvil de su súbdito.

 

— Ellos desean que por lo que le sucedió al joven que tiene entre brazos, sea a cautivado. Están dudando de su comunicación con los dioses… si usted ha perdido el contacto con ellos, no podría ser un emperador, por supuesto. —Inquirió otro de los ministros y suspiró hondo — Esta es una prueba difícil alteza, pero estoy seguro que después de esto el pueblo le amará, y por ese joven, no se preocupe, yo me encargaré de cuidarle personalmente.

 

— Entonces, voy a hacerlo.

 

— Emperador… tan gloriosa gracia la suya — Murmuró el ministro mayor, dos hombres con el uniforme del ejército entraron y obligaron al emperador a ponerse de pie, Ling jamás había sido tocado… de aquella forma, salieron del palacio, nadie se atrevió a salir de las comunidades aún y a pesar de todo Ling era temido, fue su carroza de siempre la que le esperaba fuera de su templo; cubrieron los ojos del emperador y ayudaron a adentrarse en el carro.

 

El emperador desterrado… por algunas lunas.

Desterrado a una casona arrumbada a las afueras de su imperio.

Una casona perteneciente al padre de Wei.

 

— Emperador, mi señor, habrá alguien que se encargue de usted y cuando los ánimos estén silenciosos usted será feliz y nosotros vendremos por usted.

 

— La gente le amará… Wei Tzu también.

 

— ¿Tzu? — Cuestionó el emperador haciendo caso omiso a las indicaciones de sus ministros.

 

— El hijo del filósofo Chuang Tzu. ¿Desconocía usted? — El emperador asintió con la cabeza, ahora se explicaba por qué Wei hablaba tan hermoso, ignoró el falso nombre dado porque había otras cosas por qué preocuparse.

 

— " Mi Wei, es el hijo de un hombre sabio"

 

— Es suficiente por ahora — Inquirió el hombre que cuidaría al emperador por aquel tiempo, un ex—prisionero de guerra que había sido ayudado por el anterior emperador. El rencor hacia Ling era el suficiente para prestarse a aquella situación planeada por los ambiciosos del imperio. — Es momento de que marchen a dar la buena noticia a nuestro pueblo.

 

Todos asintieron, no hubo una señal de despedida para el emperador que permanecía aún con una tela sobres sus ojos, los presenten se marcharon en silencio, cerraron la única puerta de acceso a aquel lugar, Ling sumergido en una completa oscuridad, a lo lejos, escuchó la risa de los ministros, risa taladrando sus oídos, un ligero temblor en sus manos y haciendo puños fuertes calmó sus ansias, todo valdría la pena, habría felicidad después del castigo de su pueblo. Lágrimas del emperador humedecieron ocultas en la seda fina, Ling deseaba, más que nada en el mundo… el bienestar de Wei, el bienestar de su pueblo.

 

— No llores, hermoso emperador — Ling sentado en el suelo, dirigió su atención al lugar de donde la voz gruesa provenía, con sus manos temblorosas descubrió por fin sus ojos, miró alrededor asqueado, aquel lugar lleno de ramas de arroz seco, sucio y desagradable… miró hacia la puerta, de pie, un sujeto alto e hispido, con mascara de festival — El castigo apenas comienza.

 

Cada luna llena una sonata de media noche, seis serían los suplicios para limpiar su alma y devolver la gracia de los dioses.

Tras la primera luna: burlas y mofas de su cuerpo, había que destrozar primero el fino cristal que el emperador tenía para cubrirse de aquellos tratos.

Para aquella segunda luna: el cuerpo del emperador reposaba en el suelo, mucho más delgado que cuando llegó a aquel lugar, sus labios partidos y resecos para nada se abrían, de su mirada con reflejo azul poco quedaba. Su sangre era codiciada y por eso, aquel Sayón la deseaba, hacía heridas con golpes bruscos. Ling Zhou cegado por su propia sangre.

Tres lunas después: El emperador tenía aquella sensación creciente en su pecho, privación de alimentos le hicieron adormecer el dolor de los golpes directos a su cuerpo, un emperador que era golpeado con manos de súbditos… de guerreros.

La cuarta luna rompió su alma: Ligeras caricias se añadieron a su cuerpo, cuando por casualidad le aseaban los dedos entre sus muslos se deslizaban con mayor intensidad que en ningún lado. La tortura de su alma.

El emperador despidió con lágrimas su castidad en la quinta luna: Conoció los deseos del hombre, no los suyos. Los arrumacos se volvieron una profanación, la carne ajena entró en su cuerpo y recibió el néctar del Sayón entre quejidos ocultos. El emperador fue profanado y usado.

 

Cuando Chuang Tzu se enteró de los castigos dados al emperador pidió que de su casa fuera expulsado ya había pagado lo suficiente era tiempo de regresar al palacio, habló de castigos heredados, la descendencia de los ministros pagaría con penas el dolor del emperador; Chuang Tzu era poderoso y sus palabras hacían eco siempre en las conciencias del hombre. Wei Tzu, su hijo, había profanado los aposentos del emperador, era su hijo quién debía ser castigado por deshonrar a su majestad.

 

El emperador fue liberado de tal pena

El emperador tenía una prioridad

Con aquel tono de voz demandante ordenó a los Tzu entregar a su primogénito…

 

— Cinco meses de punición, no hubo indulgencia para usted, y él — Dijo la vieja señalando al hombre oculto bajo una túnica de seda blanca— no ha despertado, su cuerpo perdió su alma, pero aún respira, uvas del Ma-yuan deberán ser conseguidas…

 

— ¿Ma-yuan?

 

— Sí, fruto divino que atrae a las almas, necesito que lo traigas para hacer el conjuro,  más tiempo pasa su cuerpo sin alma morirá. — El emperador se estremeció al escuchar tales palabras, si había soportado tanto dolor en la casa de "Chuang Tzu” era porque deseaba fervientemente volver a ver a Wei. ¿Por qué? El simple hecho de perder a su amigo le hacía sentir una opresión fuerte en el pecho.

 

Y desde aquella tarde que la anciana le dijo eso. Ling esperaba al anochecer para salir a tierras desconocidas y buscar uvas de Ma-yuan.

 

Y entonces…

 

— ¿Yi?— la mañana comenzaba, y aun así el cielo seguía nublado, el cuerpo de Wei sobre un lujosa cama, la del emperador, su cuerpo débil, como un sándalo tierno, el moverlos le hacía sentir inmenso dolor, siguió llamando incontables veces a Yi este nunca respondió. ¿Se había ido? ¿Por qué? — Yi ¿Por qué no respondes…?

En la cuidad, bajo el alto cielo…

La lluvia comparte su tristeza, sobre la casa mayor,

El sol omnipotente esparce tristes lágrimas doradas

Muy lejos  el alma con la que compartía mi cuerpo…

Y la persona me le ama se inclina a sollozar, toda mi vida.

 

— Despertaste, he esperado tanto tiempo, el ver de nuevo tus ojos, y ahora por fin despiertas…

 

— ¿Tanto tiempo? — Wei que no comprendía nada abrió sus ojos tristes y el reflejo del emperador nubló su vista, el hermoso emperador había cambiado, lucía imponente y seguro, su cabello largo y la barba cubriendo su mentón, el emperador le tomó en brazos y Wei Tzu asustado difirió de la sensación que antes pudo tener. En aquel toque había fuerza viril. ¿Y su emperador indefenso? Ese emperador que sollozaba a media noche. — “Él no es mi hermoso emperador… no es él quién hechizó a Yi”— Wei cubrió su rostro demasiado confundido, angustiado… — ¿Qué ha pasado contigo…?

 

— La gente dijo que yo te había hecho daño — La voz del emperador salía entre abriendo sus labios, su gesto serio y sereno rompía completamente con la imagen dulce de antes — Demasiados inconformes con mi imperio — Sonrió de medio lado Ling — Decidieron ponerme a prueba y yo respondí, fue tu padre quién intervino… Wei Tzu, ahora sé tú verdadero nombre, escuché lo que dijo tu padre “Que tú eras malvado”, lo siento, en verdad fue mi culpa — Tomó las manos de Wei entre las suyas — Nadie objetó cuando pedí tu cuerpo sin vida, sus comentarios hacia ti me enfurecieron — El emperador acercó su rostro junto al de Wei, algo oscuro escondía el emperador y el súbdito temblaba de miedo. — Desde ese día me temen con motivos, no es algo que me aflija en exceso, lo que deseaba era que despertaras a mi lado, no importa nada más que eso… te amo. Lo descubrí en este tiempo, busqué entre libros y escritos, traté de explicarme lo que sentía por ti, estaba seguro de mi amistad pero había algo más, ver tu cuerpo inmóvil y que fuese mi responsabilidad me llenaba de horror, fue a otro lugar a buscar algo que te curara y encontré a una anciana que sabiendo quién era, me sonrió y supo de ti en mi mirada. Ella dijo que sólo una te podría salvar, salí todas las noches a buscarla hasta que la hallé y cuando fue necesario, la anciana me explicó mis sentimientos “Tú le amas” me dijo y lo decidí, que serías sólo mío y estaría contigo siempre, nada desde hoy podrá alejarte de mi lado. Sólo yo podré besar tus labios, como aquella tarde tú besaste los míos.

 

— Pero… — Wei aterrado soltó las manos de  Ling — Pero yo no le amo…

 

 

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«.·°·.*.' Parte uno fin‘.*.·°·. »
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