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Placeres del Melocotón mordido por Doki Amare Pecccavi

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Cap. 7: Yo sólo quiero que tú lo sepas.

 

 

El sol que me mira a lo lejos, mientras el crepúsculo de nuevo me ciega…

La lluvia me impide sonreír… la translucida imagen no se muestra

Una mariposa tecnicolor se desliza sobre el viento frío…

Sobre el sueño, sobre sus/nuestros sentimientos…

Así hasta el fin del mundo, y cerca del fin

El corazón de un hombre herido

Y cerca de ese hombre

La persona que

Le hirió

 

…pero tú y yo, podemos ser más fuerte que él. Podemos encerrarle para siempre dentro del espejo y nunca jamás nos volverá a hacer daño, ni a ti, ni a mí al fin podremos estar juntos…

 

¡No!

 

— Pero... mi hermoso emperador… yo te amo.

 

— Antes de la luna nueva, Wei dejará el palacio

 

— Pero…

 

— No quiero volver a saber nada del ni de su maldición, ni de sus poemas — El rostro de Yi comenzó a tomar una forma tétrica, el emperador retrocedió, la mirada de Yi con un tono rojizo y el emperador cerró sus puños temeroso, Yi también retrocedió y ambos se alejaron en un camino distinto de nuevo a las habitaciones del palacio.

— El emperador te odia, dijo que da cinco días para que abandones su palacio, para que desaparezcas tú y tu maldición — Del otro lado del espejo sólo la voz suave de la maldición se escuchaba.

 

— ¿Por qué lo hiciste Yi? — Wei sentado en una horilla de la habitación, como un muñeco viejo su cuerpo tenía heridas de cortadas por todas partes, las más profundas y las más visibles  en su rostro y sus ojos llenos de lágrimas miraban de forma suplicante a Yi a través del espejo — ¿Por qué? ¿Yi por qué me encerraste ahí dentro? ¿Por qué con él? "la sombra mala".

 

— Por tus actos desquiciantes "mi hermoso emperador" también me odia ¡No tienes derecho a decirme nada! Deberías estar agradecido de que yo intentara ayudarte, no sabes cómo, hace unos minutos allá abajo, le suplique al emperador para que te perdonara, pero él se negó, incluso me sugirió que acabáramos contigo ¡Wei todos en este mundo terminan odiándote!

 

— Calla y dime ¿Por qué tomaste mi cuerpo? ¿Cuántas veces lo has hecho ya?

 

— Tu cuerpo no importa nada, tan sólo un recipiente de barro sucio, barro para los recipientes de los puercos.

 

— Eso no es cierto — Titubeó haciéndose un ovillo.

 

— Sí que lo es, sólo mírate, ya para nadie vales nada, ni siquiera para mi — Yi notó el dolor en los ojos de Wei y lo disfrutaba — ¿Tanto te afecta la realidad? Si es así ¿Por qué mejor no desapareces?

 

—No quiero desaparecer Yi

 

— Si quieres, yo lo sé, este cansado de ser odiado, de ser indiferente para el mundo, de no haber amado nunca.  

 

— Mientes.  

.*.

 

Ling con pasos pesados se dirigió hacia su propia habitación, antes de llegar pudo escuchar el sollozo de Wei, trató de ser indiferente a los dolorosos suspiros, trató de hacerse a la idea de separarse del castaño de ojos negros pero le dolía demasiado ¿Entonces por qué hacerlo? Porque el orgullo le cegaba.

 

El emperador se dejó en caer entre las sabanas de ceda fue cerrando sus ojos hermosos y las en su interior todo fue como un intenso remolino. Estaba confundido. Perdía la noción de sus deseos.  

 

Las coincidencias no existen…

Los sueños se convierten en ilusiones

La luz de esperanza, comienza a apagarse

Y un recuentro se acerca, cuando se sienten lejanos

 

Un sonido recurrente entre sus pensamientos, podía percibirlo a detalle, punzaba en su cabeza, abrió los ojos y se encontró en la habitación de su madre, la que había otorgado por amor a Wei, creyó estar sumergido en ilusiones, recién se había recostado en la colchoneta del emperador, la suya… esa habitación ajena le causó escalofríos, la luz opaca poco le permitía ver. Forzó su mirada turquesa, su mirada se nublaba por el esfuerzo y poco a poco, sus pensamientos también se nublaron  por la imagen que poco, podía ver. 

 

.*.

 

— Acaba de una buena vez con todo Wei

 

— ¿Con todo? — Repetía inmutable. Casi silencioso y con una fragilidad nunca antes vista.

 

— Tómala entre tus manos, derrama tu sangre y atraviesa el espejo, te lo aseguro, aquí no hay dolor, no hay nadie que te haga sufrir.

 

— Pero…— Dudaba, algo en su pecho dolía, un dolor que suplicante le pedía a Wei hacer caso omiso a las palabras de su maldición.

 

— Yo sé que es lo que quieres, quieres dejar de sufrir, ven a este lugar, y deja que yo sufra por ti en tu mundo, con tu cuerpo.

 

Todos de alguna manera habían siempre procurado de los deseos de Wei, sus padres imponiendo educación. Sus padres decidiendo qué era lo correcto, Yi hablando sobre lo que debería hacer y Ling diciéndole de qué forma deberían amar.

 

«Tú sí me amas, pero aún no lo sabes»

«Estás cansado de ser odiado, quieres dejar de sufrir»

 

 

— Tal vez era lo correcto... — Susurró Wei y las lágrimas escurrieron por sus mejillas.

 

.*.

 

Una daga en esas manos de seda blanca, finas flores dibujadas en la empuñadura; la daga era de plata y su punta pegaba en la piel del súbdito.

Los ojos negros de Wei parecían más un abismo, esa mirada sin expresión estaba fija en el emperador, el emperador del otro lado del espejo podía contemplar la fragilidad de Wei que no había mostrado cuando le había rechazado — “Tal vez no quise verla antes…” — Recordó sus palabras, las duras frases que dijo a Wei…o Yi, pero no podía hacer, ahora, más que mirar por el espejo como los ligeros movimientos de Wei hacían que la tela zarca que le cubría el hombro izquierdo resbalara exquisita para dejar medio pecho descubierto. Wei se arrodilló, entonces el emperador notó aquellas marcas y heridas que hacía nada no había notado, tembló el emperador cuando Wei Ling se acercó hasta el espejo.

 

A gatas con lentitud…

Le veía pero… no le miraba….

Ahora sus ojos tétricos estaban marchitos…

Ahora le espantaba lo que Wei pudiese hacer con la daga…

Le asustaba verlo todo a través del espejo, él acababa de acostarse

¡VEN!

 

Tzu dijo algo, el emperador sólo puedo ver su labios rojos moverse, después gateó hasta tocar el cristal, se acercó lo más que pudo, una lágrima cayó por su rostro y volvió a decir algo inaudible… una sonrisa falsa se dejó ver en sus labios, y él al fin logró escuchar la voz de Wei.

 

— Sólo quiero que lo sepas…, esto es lo que quiero — La daga penetró lentamente su pecho, la piel ahora con un tono escarlata y el emperador… abrió sus ojos asustado.

 

 

.*.

 

 

—  Wei necesito que te acerques un poco a mí…

 

— Yi, tengo miedo — La voz de Wei temblaba, su cuerpo también.

 

— Tranquilo, nada que no deseemos pasara, anda acércate hasta mi — Con gran esfuerzo Wei se movió, gateando hasta ver a Yi — Yo te prometo… que a donde tú vas no hay dolor.

 

Dolor, sólo esa palabra y la luz en la mirada del castaño se perdió, ahora sólo dos orbes negras, dos pozos sin fondo. El ritual que Yi no había planeado comenzó. Guió, frase por frase y movimiento por movimiento que Wei tendría que hacer.

 

— A donde voy ¿Hace frío? — Yi notó como el cuerpo de Wei temblaba y con motivos propios, una ligera tela celeste le cubría – Porque aquí hace mucho, y me hace sentir mal.

 

«Ese es el frío de la muerte»

 

 

— A donde tú vas nada se siente — El castaño sonrió con falsedad — Te dejaré ir, Wei, pero antes quiero que repitas mis palabras— Wei asintió con la cabeza ante las palabras de Yi. — "Sólo quiero que lo sepas…, esto es lo que quiero.

 

.*.

 

— ¡No Wei!Sin poder hacer nada miró como la daga se hundía poco a poco en el pecho de Wei se abalanzó sobre el espejo, le golpeó intentando llamar la atención del castaño, tratando de evitar que fuese del todo enterrado, no lo logró, la impotencia le consumía, su corazón se contraía y se expandía, se contraía y se expandía, se contraía y se e x p a n d í a, dejó caer su cabeza en el espejo, mirando al suelo comenzó a llorar — No… yo no quería que te fuera, yo quería tenerte conmigo, yo...

 

.*.

 

— Sólo quiero que lo sepas, esto es lo que quieroLa daga penetro lentamente su pecho, la piel ahora con un tono escarlata, su respiración se agitaba, el aire era poco y el dolor demasiado. Sólo podía mirarse el mango de la daga ensangrentada y el puño tembloroso de Wei que se resistía a soltar el metal por el dolor.  Wei miró al espejo, Yi ya no estaba, le había dejado en ese preciso instante ¿Por qué? — Lo que quiero, esto es lo que quiero, esto es lo que… — Miró de nuevo Ling estaba arrodillado del otro lado del espejo con la mirada hacia el suelo, sus nudillos rojos, y las lágrimas en su rostro — Yo más quiero…

 

 

«Ling… yo me marcho antes de luna nueva»

 

Wei sintió que era absorbido por algo, junto con sus lágrimas y su dolor.

 

.*.

 

Abrió sus azules ojos, de nuevo se encontraban en su cama ¿Todo había sido un sueño? No quiso esperar más para saberlo, se levantó de la cama y corrió hacia la habitación de su madre ¡NO! Hacia la habitación de Wei, porque después de saberlo perdido se había dado cuenta, aunque Wei sólo quisiera ser su amigo, aunque no le amara, aunque el verle le doliera, aun así quería tenerlo cerca. El suelo blanco con coloraciones rosas, las paredes extrema y cuidadosamente teñidas, las sedas de colores claros tiradas en el suelo y Wei sobre ellas, con lágrimas secas en su rostro un rostro extremadamente pálido no tanto como la blanca piel del emperador, pero aun así el castaño se veía pálido…

 

— Wei… — Con miedo puso su mano a nivel de su rostro, cerca de su nariz ¡Gran alivio, sólo estaba dormido! Intentó despertarle con un ligero toque en el hombro descubierto…

 

¡Emperador! — El súbdito se puso de pie y trató de poner las telas sobre la cama, "temía" que el hermoso emperador se molestara.

 

— Wei, siento lo de hace un rato— El emperador miró al suelo, el recordar sus palabras le hacían sentir malvado e injusto. Los hechos de la noche anterior aún le sonrojaban, a pesar de todo, le sonrojaban.

 

Respecto a eso yo…

 

— No digas nada Wei, te pido perdón, yo… no digas nada y por favor, quédate a mi lado.

 

— Emperador… — Wei se abalanzó sobre Ling, ambos cayeron sobre los cojines en el suelo, se acurrucaron ambos cuerpos, uno de ellos tumbaba, el otro se aferraba con fuerza. — Si eres tú quién me lo pide… me quedaré siempre a tu lado.

Puedo saber lo que se siente

Por fin después de mucho tiempo,

el tacto, tu piel tan blanca y suave.

Puedo tocar tus labios rosas, Tus cabellos negros,

Mi hermoso emperador desde hoy, y hasta el fin de nuestras vidas,

No dejaré que nadie interfiera entre los dos, no dejare que nadie más te toque...

 

.*.

 

Todo era verdad:  

No hacía frío ni calor.

No tenía hambre.

No sentía dolor.

Y esa herida en el pecho comenzaba a desvanecerse.

Era lo que él deseaba y a pesar de todo, había algo que…

…le hacía sentir incompleto.

 

♥ ¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤ ♥

 

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«.·°·.*.' Espejo sin frío ‘.*.·°·. »
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