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Legado - Harry Potter por Lilit Yuu Jaganshi

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Notas del capitulo:

Muy bien, capítulo 15 arriba! Y Legado esta comenzando a llegar a su final! Se que tuvo capítulos demasiado cortos, y que aún no hay nada claro sobre Draco y Harry, sobre todo por ello, les estoy muy agradecida a quienes se han tomado algo de su tiempo en dejarme un comentario. Y de igual forma comentarles que ante la poca recepción que ha tenido esta historia aquí, estoy considerando no seguir subiendo el resto de las historias, y enfocarme en subirlas unicamente en Fanfiction y Slasheaven, que es donde han tenido una mejor recepción. Para quienes quieran, cuando acabe Legado, pueden buscarme en Fanfiction como LilitYuu pegado, o en Slasheaven como Lilit Yuu Jaganshi tal como estoy aqui!

Y muchas gracias a yaoi1005 por tu comentario! Ya sabes que te respondo ahí mismo!

Y aprovechando, pongo por aquí esto: #yoapoyoaperlitanegra, y digamos no a la discriminación gente, no esta chido, no es bueno ni sano. Todos queremos un lugar en el mundo, lo merecemos, y merecemos ser respetados.

Disclaimer: Ya saben que nada de este mundo me pertenece, todo es de la queridísima J.K. Rowling , yo solo lo manipulo para mi entretenimiento :D

Capítulo 15: La Cicatriz Que Sangra

 

Snape abrió la puerta de su oficina, y alzo una ceja al ver afuera no sólo a Draco, sino a Granger.

No se notaban del todo cómodos el uno en compañía del otro, pero tampoco se notaba la incomodidad o molestia que hubiera imaginado en otro tiempo, era más como si todavía estuvieran acostumbrándose al trato mutuo. Aquella era la Triada más extraña que había visto, si usaba las palabras que el pulgoso de Black había usado para referirse a esos tres cuando les contó lo que había presenciado en la Enfermería antes de que su ahijado saliera. Y desde entonces, habían acompañado a Harry a todos lados, sobre todo Draco, que era quien compartía todas las clases, la Casa, e inclusive el dormitorio con Harry.

- Parece que tu escolta está aquí, Potter – comentó con burla, aunque debía aceptar que el hecho de que esos dos se mantuvieran cerca de Harry, había permitido que tanto él como el resto de los adultos involucrados en la Orden, pudieran enfocarse en seguir buscando cualquier rastro de Voldemort.

Harry se removió incomodo ante las palabras, pero asintió con la cabeza, saliendo de la oficina.

- No olvides tomarte la poción y descansar. Te quiero bien para el partido de mañana – le advirtió, porque ese era un tema muy importante para él.

- Si, Profesor – respondió Harry, reuniéndose con sus dos amigos mientras Snape cerraba la puerta.

La primera noche que fue por la poción de Sueño Sin Sueños, tuvo que confesarle a Draco y Hermione sobre esas visiones que él había pensado que eran sueños, y que eran la causa de que el Profesor le estuviera dando la poción, ya que no estaba durmiendo bien. Eso resolvió para Draco la incógnita del cansancio de Harry, comprendiendo que no es que saliera por las noches, sino que más bien no podía dormir bien a causa de las visiones. Sin decir nada a ninguno, se propuso tratar de estar más alerta durante la noche, por si Harry volvía a tener alguna visión, o cualquier otra cosa que pudiera pasar. Estar alerta era algo muy importante durante una guerra.

- ¿Listo? – le preguntó antes de comenzar a caminar.

- Si, ya la tengo – le contesto Harry, mostrándole la poción con una mueca.

- Debes descansar bien, mañana es tu partido contra Ravenclaw – le recordó Hermione amable – Así que debes tomar la poción –

- Lo sé, pero no me gusta como sabe – mascullo haciendo otra mueca.

- Pareces niño chiquito – comentó Hermione sonriéndole, y siguieron caminando hasta llegar a una bifurcación donde se detuvieron – Bueno, me voy. Asegúrate de que descanse, Malfoy – le ordeno al rubio.

- Ya lo sé, Granger, ya vete – le respondió éste con fastidio, tomando la mano de Harry para jalarlo.

- Buenas noches, Hermione – le despidió Harry, dejándose remolcar por Draco.

- Buenas noches, ¡Descansen ambos! – ordeno la chica.

- Sí, claro, buenas noches, Granger – respondió Draco de forma lacónica, y pese a la forma en que contestaba, su voz hace tiempo que estaba desprovista de malicia cuando se dirigía a la castaña, de la misma forma que las palabras duras que ella a veces le dirigía, y ambos parecían entenderlo de esa forma.

Hermione los observó un poco  más, antes de irse hacía su torre.

 

***

 

Harry salió del camino de la Bludger y volvió a elevarse sobre el campo. Busco con la mirada a la Buscadora del otro equipo, que estaba volando abajo, rastrillando el campo en busca de la Snitch. Suspiro y dio un sencillo vuelo a través del campo, fingiendo que buscaba la pelotita dorada, a final de cuentas, no le convenía que le vieran tan inmóvil.

El marcador iba Ravenclaw 50 – Slytherin 150, algo nada sorprendente, dado que Snape estaba arbitrando el juego, y cada que podía, Harry noto que les daba ventaja. Eso le hacía sentir incómodo, pero estaba atado de manos, porque Marcus le había advertido que no tomara la Snitch hasta que llegaran a 300 puntos, a menos que la otra Buscadora hubiera visto la Snitch, o que de nuevo su escoba estuviera embrujada, algo que el equipo había comentado con una mezcla de broma y seriedad. Harry volvió a suspirar. Desde que inicio el partido, su atención había estado en la Buscadora; Una parte de él esperaba que viera pronto la Snitch, para él mismo tener esa excusa para cazarla y terminar el partido sin meterse en problemas con Marcus, que de lo contrario le despedazaría.

Nuevamente salió del camino de una Bludger, y cuando barrió el campo, se dio cuenta de que la Buscadora de Ravenclaw por fin iba tras la Snitch. Sonrió ampliamente, y entonces dirigió su escoba hacía donde se encontraba la pelotita dorada.

- ¡Ambos Buscadores han visto la Snitch! – exclamo el comentarista, un chico de Hufflepuff, y todas las gradas estallaron en gritos de apoyo y emoción.

Harry sabía que iba un poco por detrás de la chica, pero no le preocupaba. Se inclinó sobre su escoba, y de esa forma pudo ir más rápido, poniéndose a la par de ella en poco tiempo, pero al escuchar un silbido a su izquierda, de forma instintiva elevo la escoba, escuchando de forma clara como la Bludger que venía se estrellaba contra la Buscadora que parece que no la había notado. Dudo por apenas algunos segundos, antes de inclinar su escoba hacía la Buscadora que caía, alcanzando a sujetar su mano con firmeza mientras sentía el tirón, dejando que la escoba descendiera un poco, para no crear una resistencia ruda que terminara dejándole en el suelo también

- ¡Asombroso, Potter ha salvado a Chang, luego de que una Bludger la golpeara! – exclamó el comentarista mientras Harry descendía lo más pronto que podía, sabiendo que a diferencia de la vez que sujeto a Gregory, confiaba en que Draco llegaría a apoyarlo, y no estaba sujetando bien a la chica, que podría soltársele en cualquier momento.

En ese justo momento para su asombro, llegó Snape.

- A ver, Potter, déjame a mí – le indico, y puso a la chica en su escoba para descender mejor.

Todos descendieron, y esperaron a que llegara el Buscador suplente de Ravenclaw, mientras la Buscadora era llevada a la Enfermería.

- ¡Debiste haber agarrado la Snitch en lugar de ir a ayudarla, Harry! – le reprendió Marcus cuando llego a donde él se había quedado.

Harry se contuvo con muchos esfuerzos para no rodar los ojos.

- No la agarre para que siguieran teniendo tiempo de marcar más puntos – mintió tranquilo, encogiéndose de hombros para restarle importancia, sin querer pensar en que había veces que ser Slytherin parecía dársele muy bien, justo como en aquel momento.

Marcus le miró pensativo.

- En eso tienes razón – convino, sonriendo como un depredador a su presa – Muy bien, más te vale que sigas cuidando esa Snitch –

Harry se encogió de hombros y espero. Cuando el Buscador suplente llego, volvieron a elevarse, y volvió a su tediosa labor de cuidar al Buscador y a la Snitch, agradeciendo cuando por fin Slytherin llego a 300 puntos, y saliendo disparado, fue a capturar la Snitch que ya había visto, terminando el partido Ravenclaw 110 - Slytherin 450.

 

***

 

- Aquí viene otro grupito de Águilas – anuncio Theodore, y los 6 sostuvieron sus varitas con firmeza dentro de la bolsa de la túnica, listos para cualquier cosa.

Desde que ganaron el partido, las tres Casas habían estado hostiles con ellos, sobre todo Ravenclaw, que alegaba que había sido un juego sucio, y claro que había habido algunas anomalías, Harry debía estar de acuerdo con ellos, pero ningún Slytherin confesaría a viva voz que en efecto Snape les dio puntos a favor, que aprovechando el favoritismo de Snape tuvieron la oportunidad de marcar tantos puntos, y que Harry deliberadamente no agarro la Snitch hasta que su equipo llego a los 300 puntos.

Sí, habían tenido bastantes ventajas en ese partido, pero Harry no entendía porque eran tan malos perdedores. Si sus Buscadores hubieran sido mejores, ellos no habrían tenido todo ese tiempo y esas oportunidades para anotar tantos puntos. Sus Buscadores debieron haber terminado el partido de inmediato para no permitir que la brecha creciera tanto. No era su culpa ser mejor Buscador que ellos.

Así que ahí estaban ahora, frente a aquel grupito de Ravenclaw que les acababa de cerrar el paso. Esa escena venía repitiéndose bastante en los últimos tres días, y casi siempre terminaba en una pelea de hechizos, sin mencionar los puntos menos para cada Casa.

- Estorban – espetó Draco, mirándolos con arrogante frialdad, y Harry no pudo dejar de notar que pese a que los Ravenclaw eran quizás de quinto curso, y les sacaban bastante estatura, tanto Draco como Theodore y Blaise se paraban tan erguidos y orgullosos, que la diferencia no se percibía tanto. Vincent y Gregory eran otro asunto. No tenían el porte que él había visto en los demás Slytherin, pero tenían la seguridad, y la forma en que fruncían el ceño y gruñían, los hacía ver bastante intimidantes pese a su edad.

- ¿Y si no que, Serpiente rastrera? – le preguntó un chico moreno de cabellos castaños.

- Si, aquí no está el Profesor Snape para que los ayude – se burló otro joven rubio detrás del primero, sacando la varita y apuntándolos – De hecho no hay Profesores –

- Puedes intentarlo, te aseguro que no saldrás tan bien como crees – le respondió Theodore, su tono bajo y frio, sacando su varita y apuntándolo directamente, mostrándose completamente seguro.

- ¡Antón, Dash, basta! – les llamó con severidad una voz femenina a su espalda.

Los Ravenclaw se volvieron, y Harry pudo ver que era Chang, la Buscadora oficial de Ravenclaw, que venía escoltada por algunas otras chicas. Los últimos días, por lo que Harry sabía, había permanecido en la Enfermería recuperándose de la Bludger que la había golpeado.

- ¿Qué quieres Cho? – le preguntó uno de los chicos con dureza.

- Quiero que dejen de molestar a Potter, se los había dicho claramente a todos ayer – le respondió, dando un paso hacia adelante con tal firmeza, que Harry no pudo evitar observarla asombrado.

- No tenemos por qué hacerte caso – le respondió otro de los chicos.

- Si no lo hacen, entonces hablare con el Profesor Flitwick sobre lo que han estado planeado – le amenazo la chica.

- No te creerá – se apresuró a advertirle otro chico.

- No soy Ravenclaw por nada, Dash – le reprendió Cho con exasperación  – Créeme, tengo forma de probarlo, y también testigos. No me importa lo que hagan con el resto del equipo de Slytherin, pero a Potter no lo van a tocar –

Ambos chicos mascullaron algo.

- Te salvaste, Potter – le espetó Dash, y el grupito se dio media vuelta para irse por donde habían llegado Cho y sus amigas.

- ¿De qué se trata todo esto, Chang? – quiso saber Draco, que miraba a la chica con desconfianza.

- Simplemente estoy haciendo lo correcto, Malfoy – le respondió esta, mirándolo sin inmutarse, antes de mirar a Harry, a quien le sonrió amable – Y lo correcto es defender a quien en el campo de Quidditch me ayudo, sin tener la necesidad de hacerlo, salvando mi vida en el proceso. Gracias Potter, tengo una deuda de vida contigo – e hizo una ligera inclinación de cabeza.

Harry se removió incómodo.

- No lo hice para que me debieras nada – le aseguro – Y no tengo intensiones de cobrarte nada –

Cho lo miró algunos segundos, ladeando un poco incluso la cabeza, antes de sonreírle.

- Eres un Slytherin bastante extraño – comentó tranquila – Pero el hecho es que salvaste mi vida, y aunque no me cobres nunca esta deuda, sería una descortesía de mi parte no aceptar que existe, o intervenir cuando vea que tienes algún problema en el que puedo ayudarte –

- Gracias entonces – le dijo Harry, absteniéndose de suspirar.

Cho asintió con la cabeza, y dándose vuelta, se fue con su grupito de amigas.

- Vaya Harry, acabas de conseguir una aliada en Ravenclaw – comentó Blaise divertido.

- Quizás ahora te dejen un poco en paz – agregó Theodore mientras guardaba su varita.

- No me convence del todo… Hay que estar alerta – opinó Draco haciendo una mueca.

 

***

 

Harry jadeo, doblándose sobre la silla cuando Snape salió por fin de su mente.

- Sigues teniendo la cabeza demasiado llena de cosas – le reprendió Snape con su frialdad habitual, mirándole fijamente – Te lo dije, tienes que tratar de despejar la mente –

- No es tan fácil… - murmuró Harry, resollando antes de erguirse en la silla, mirándolo entonces mientras se acomodaba los lentes que habían resbalado un poco por su nariz.

- Nunca lo es al inicio – le respondió Snape – Pero es el primer paso. El Oclumante experto, es aquel que puede elegir que imágenes mostrar, y mantener su mente en movimiento, para que el Legeremante no detecte que sólo está viendo lo que el Oclumante quiere que vea, sin importar cuanto busque. Debe tener la habilidad de manipular su propia mente, creando caminos con recuerdos que se vean naturales, parte de la misma mente, y no fruto de la manipulación o inclusive la invención. Las barreras y defensas, deben estar detrás de estos recuerdos, sólo para proteger los recuerdos importantes, y a la mente misma, porque un ataque muy poderoso de un Legeremante experto, puede desgarrar la mente y causar graves daños. La Oclumancia es una habilidad pasiva, y te tomara mucho tiempo llegar a ese nivel de perfección, pero se empieza por mantener la cabeza libre de pensamientos. ¿Continuamos? – y volvió a apuntarle con la varita.

Harry aspiro aire, cerrando los ojos antes de soltarlo, tratando de despejar su mente, para abrir entonces los ojos. Asintió con la cabeza.

- Si – respondió.

- Legeremens – pronuncio Snape, y entro con facilidad en la mente del chico. No esperaba lo contrario, apenas estaba enseñándole los principios básicos, y tardaría un poco más en poder vaciar por completo su mente, que era el primer paso.

Camino por los pasillos, viendo que las imágenes a los lados trataban de escapar de su vista. Las mentes se estructuran de distintas formas, dependiendo su dueño, y la de Harry eran pasillos interminables, donde los recuerdos se mostraban en las paredes de pequeños cuartos. Cuando fuera un Oclumante experto, podría controlar el camino que el Legeremante seguía, decidiendo que recuerdos mostrarle para que pareciera que recorría una mente libre y sin defensas. Por ahora, que los recuerdos trataran de escapar de él, era el mejor avance que habían tenido hasta el momento en las pocas sesiones que llevaban, y aún no localizaba la fuente del vínculo con Voldemort, que era lo que más le importaba.

 

***

 

- El movimiento de muñeca es el correcto, creo que sólo te falta imprimirle más voluntad – le explicó Harry, y moviendo la varita, pronuncio – Protego – al momento, aquel reluciente escudo azul plata se materializo frente a él.

Hermione hizo una mueca.

- Pero mi escudo no se ve así – protesto.

- Puede deberse a varios factores, mi nivel de magia, la voluntad que le pongo al hechizo, y porque es un hechizo que ya estoy acostumbrado a hacer – le explicó Harry – Fue de los primeros hechizos que Sirius me enseño. Y recuerda que por lo general, los escudos no se ven, son una protección invisible, pero conforme mayor sea el poder del invocador, el escudo puede tomar forma, y mientras más brillante y sólido, más resistente –

- ¡Protego! – llamó Draco, y su escudo se materializo con una suave luminiscencia azul. Hizo una mueca.

- ¡Protego! – exclamó Hermione, y un translucido escudo azulado emergió. También hizo una mueca, insatisfecha.

Harry se mordió el labio al ver el gesto de ambos, y mejor desapareció su escudo. Habían buscado un aula tranquila donde pudieran practicar hechizos por la tarde, y ayudados del Mapa del Merodeador, habían encontrado el lugar donde estaban ahora.

- Quizás necesitan convocarlo más veces para habituarse al hechizo – opino – Los hechizos en los que estamos más habituados, suelen ser los más fuertes, ¿Cuántas veces han lanzado el Protego? –

- Casi nunca – respondió Draco encogiéndose de hombros.

- Un par de veces apenas… - respondió Hermione aun insatisfecha.

- Bueno, necesitan invocarlo más entonces, quizás ese sea un factor. Yo lo he invocado ya muchas veces desde que tenía 7 años – les intento animar – Y aun cuando se ve fuerte, el escudo de Sirius es de un azul tan intenso que parece sólido, y es mucho más resistente que el mío –

- ¡No es justo que ustedes puedan hacer magia en sus casas! - se quejó Hermione con amargura.

- Pero veras que si seguimos juntándonos a entrenar, vamos a adquirir buenas habilidades de combate – la trato de animar Harry – Y recuerda que aún debemos investigar más hechizos de duelo –

- Si, lo sé – murmuró la chica, y sacando una libretita de su túnica, la reviso – La investigación de hechizos para duelo toca mañana a las 6 de la tarde en la Biblioteca – les informó.

- Pero si nos siguen dejando tantos deberes, vamos a necesitar cambiar ese itinerario – comentó Draco, que seguía practicando los movimientos de varita del hechizo Escudo.

- Yo espero que no, o terminare volviéndome loco entre los entrenamientos de Quidditch, los entrenamientos de duelo, los entrenamientos de Oclumancia, la investigación del espejo, la investigación de los hechizos de duelo, y los deberes normales – se lamentó Harry.

-  Es que tú tienes extra los entrenamientos de Quidditch y de Oclumancia – comentó Hermione, antes de suspirar – Que envidia –

- Créeme que te los cambiaría gustoso si pudiera – le respondió Harry.

- Sigamos aprovechando el tiempo, o menos avanzaremos – les apremió Draco.

 

***

 

Harry suspiro, y cerrando el libro, cruzo los brazos sobre él, recargando la frente sobre los brazos.

- Es imposible, no hay nada por más que busquemos… Y cada vez tenemos más tarea – se quejó, con la voz ahogada por la posición en que estaba.

- Lo bueno es que tendremos las vacaciones de pascua para ponernos al corriente – opinó Draco, con la vista fija en el libro que leía.

- ¿Y si vamos a ver una vez más el espejo? – les preguntó Hermione algo insegura.

Harry y Draco levantaron la mirada hacía Hermione, mirándola con asombro.

- Es que… Quizás pasamos algo por alto… - quiso explicarse, removiéndose incomoda.

- ¿En realidad crees eso, Granger? – preguntó con incredulidad Draco.

- ¡Bueno, pudo pasar! – se defendió la castaña.

- Podríamos ir, sí – convino Harry pensativo – Puede ser incluso esta noche – agregó sonriendo ligeramente.

Draco suspiro al escuchar a Harry.

- Bueno, supongo que iremos esta noche entonces – comentó encogiéndose tranquilamente de hombros.

Hermione miró al rubio con el ceño ligeramente fruncido, pero no dijo nada.

- Bueno entonces que sea esta noche – decidió Harry animado - ¿A las doce pasamos por la torre? – le preguntó a la castaña.

- Sí. A las doce abriré el retrato como la última vez – confirmó, asintiendo con la cabeza.

 

***

 

- Bueno, estamos aquí – confirmó Harry cuando cerraron la puerta del aula, quitándoles la Capa de Invisibilidad para poder doblarla. El camino había sido fácil, pues en cierta forma ya sabían hacía donde ir y como moverse bajo la Capa, además, el Mapa ayudaba a confirmar que no se toparían con nadie para poder ir más rápido.

Hermione se apresuró a acercarse al espejo, pero al llegar, se llevó las manos a la boca, ahogando un grito.

- ¿Qué pasa? – le preguntó Harry, acercándose de inmediato.

- ¿Qué ves? – quiso saber Draco, acercándose también, pero al estar frente al espejo, jadeo, dando algunos pasos hacia atrás.

- ¿Draco?, ¿Qué pasa? – le preguntó Harry mirándolo confuso, antes de mirar a la castaña - ¿El reflejo cambio? –

- Si… - apenas y murmuró Hermione, mirando en el espejo a su yo vestida con el uniforme de Slytherin, sonriendo al lado de Harry y Malfoy.

- ¿Y bien? – quiso saber Harry, pero Hermione se removió algo incomoda, así que miró al rubio - ¿Draco? –

Draco aparto la mirada del espejo mientras se rascaba la nuca. Ya no se veía de grande, ni con las insignias o saludando al Ministro, se veía de su misma edad, con la varita desenfundada, algunos pasos por delante de Harry, pero sosteniendo su mano, en una actitud claramente protectora.

- ¡Oh, vamos! – se quejó Harry frunciendo el ceño ante el silencio de ambos - ¡Yo les dije lo que vi en el espejo!, ¡Y no sólo eso, les conté sobre Voldemort! – ambos se sobresaltaron ante el nombre, pero a Harry no le importó y continuo hablando – Eso hacen los amigos, ¿Recuerdan?, comparten cosas, y dijeron que eran mis amigos, ¿No? – presiono. Sin lugar a dudas, había momentos en que ser Slytherin se le daba bastante bien.

Hermione volvió a removerse, antes de suspirar pesadamente.

- No se vayan a burlar… - pidió en un murmullo, ante lo que Harry negó con la cabeza – Me veo con el uniforme de Slytherin al lado de ustedes dos – explicó, mirando el piso sin atreverse a mirarles, y por eso no pudo ver el gesto de asombro en ambos.

- Vaya… - fue todo lo que supo decir Harry, mirando entonces al rubio - ¿Y que ves tú, Draco? –

Draco se removió, incomodo.

- Estoy… Protegiéndote… - le contó, y Harry lo miró asombrado, antes de mirar el espejo. Él seguía viendo lo mismo, a su yo vestido de Gryffindor, con dos altas figuras detrás de él que estaban difuminadas, pero que tenían una mano sobre sus hombros.

- ¿Por qué de pronto cambiaron los reflejos? – se preguntó.

- No lo sé… - confeso Hermione – Pero ahora me siento más confusa que antes… -

- Más que resolver las dudas que teníamos, terminamos teniendo más, ¡Genial idea la de venir, Granger! – mascullo Draco, mirando a su reflejo, que sonreía de una forma en que él no terminaba de entender, con los grises ojos brillando de determinación.

 

***

 

Una sombra se movía entre los árboles, suave, casi como si florara, pero entre la oscuridad, Harry apenas y podía distinguirla. Busco su varita, pero no la encontró, y comenzaba a sentir aquel dolor punzante en la cicatriz que estaba desesperándole.

De pronto, algo se movió detrás de él, antes de que comprendiera que había alguien a su espalda.

- Harry Potter – susurró a su oído aquella misma voz profunda, tan fría y afilada como la había escuchado aquella noche en el Bosque Prohibido, y al segundo siguiente, el dolor se disparó en la cicatriz, haciéndole gritar mientras se arrodillaba al suelo…

Y fue su mismo grito el que le despertó. Escuchó el movimiento de la cama a su derecha, momentos antes de que las cortinas se abrieran, asomándose Draco.

- ¡¿Qué paso?! - le preguntó alerta, mirándole preocupado.

Con cuidado Harry se sentó. La cicatriz aún dolía.

- Olvide tomarme la poción de… - pero se detuvo al escuchar movimiento en la cama de la izquierda, aquella en la que Blaise dormía, momentos antes de que la cabeza de éste se asomara entre los doseles.

- ¿Qué rayos pasa? – preguntó.

- Sólo un mal sueño, Blaise. Vuelve a dormir – le ordeno Draco, haciéndole un gesto con la mano para que se fuera, y el chico los miró apenas algunos segundos, antes de regresar a su cama sin preguntar más.

Harry y Draco esperaron un poco, pero sabían, por las respiraciones en el cuarto, que Theodore también había despertado.

- Tómatela para que puedas seguir durmiendo – le indicó Draco.

Harry asintió con la cabeza, y poniéndose las gafas, saco el vial de su cajón para tomarse la cantidad correspondiente antes de volver a guardarla.

- Bien, volvamos a dormir – le indicó Draco, y sin consultarlo con Harry, se acomodó en la cama de éste, metiéndose bajo las sabanas.

- Draco, no es necesario que… - comenzó Harry, pero Draco alzo la mano haciéndolo callar.

- Solo duérmete – le ordeno, tapándose con las sabanas, y algo confundido, Harry se quitó las gafas, poniéndolas en la mesita de noche para volver a acostarse.

Draco bajo ningún concepto le iba a decir que justo él acababa de despertarse de soñar con aquel encuentro que tuvieron con Voldemort en el Bosque Prohibido, y que se sentía bastante inquieto. A veces soñaba eso, por eso se esforzaba más en los entrenamientos, porque recordaba lo paralizado que había estado ante el miedo que había sentido.

 

***

 

- Lo olvide. Estaba tan cansado que sólo quería dormir – le explicó a Draco mientras caminaban a la clase de Encantamiento, y se llevó la mano a la cicatriz, sobándosela ligeramente.

Las vacaciones de Pascua llegaron y se fueron como el agua, en medio de la ingente cantidad de deberes que los Profesores decidieron dejarles. Inclusive tuvieron que cambiar el itinerario, luego de que Marcus amenazara a Harry con dejarlo peor que a un Inferius, si su rendimiento seguía bajando, pues estaba completamente decidido a que repitieran la hazaña del último partido, para que nadie pudiera seguir diciendo que solo lo habían conseguido por la ayuda que les dio el Profesor Snape. Al final, Hermione decidió que dejaran de investigar por el momento el espejo, y los hechizos que podían utilizar en combate, además de cambiar los días en que practicaban hechizos, pasando de 3, a sólo uno a la semana, esperando que de esa forma Harry no se volviera loco entre todos sus deberes.

- ¿Te duele? – le preguntó Draco al ver que se tocaba la cicatriz.

- No realmente. Es más como si quedara el remanente del dolor – le explicó Harry.

- Estaremos entonces más al pendiente para que no olvides tomar la poción – decidió Draco.

- Es la primera vez que se me pasa, no es necesario estar TAN al pendiente – quiso decirle, pero el rubio negó con la cabeza.

- Olvídalo Harry. Si sigues despertando en medio de la noche gritando, los chicos comenzaran a preguntarse qué rayos te está pasando. Recuérdalo, somos Slytherin, ellos no se van a contentar con respuestas vagas, cuando menos no Theodore y Blaise, y no queremos tener sus narices metidas en este asunto, para que terminen descubriendo más de lo que queremos contarles – le advirtió Draco, y Harry tuvo que admitir que tenía razón.

- Está bien – accedió derrotado.

De pronto, un chillido agudo y cargado de dolor resonó en sus oídos, un lamento tan chirriante, que lo obligo a detenerse, llevando las manos a los oídos para tratar de mitigar un poco de aquel ensordecedor sonido, haciendo una mueca de dolor.

- ¿Harry?, ¿Qué pasa? – le preguntó Draco, preocupado al verle cubrirse los oídos y hacer aquella expresión.

- Ese… Ruido… - apenas y pudo jadear Harry, agachando la cabeza, apretándose con fuerza los oídos.

Draco miró a todos lados, pero él no escuchaba nada que no fuera el eco lejano de las voces de otros estudiantes, porque gracias a Merlín, en ese momento se encontraban en un pasillo solitario.

- No hay ningún sonido, Harry – se apresuró a decirle, sintiéndose cada vez más ansioso y preocupado por el ojiverde.

- Alguien… Grita… - trato de explicarle, pero entonces fue él quien grito, al sentir como si de pronto alguien hubiera clavado la filosa hoja al rojo vivo de una daga en su cicatriz. Se encogió sobre sí mismo a causa del dolor, cayendo de rodillas mientras se clavaba las uñas en la frente alrededor de la cicatriz, escuchando claramente aquellos aterradores gritos que seguían resonando en sus oídos, ahogando el sonido de su propio grito, como si varias criaturas gritaran al mismo tiempo con el mismo dolor, en la mezcla de un endemoniado sonido que nunca en su vida había escuchado.

- Ayuda… - pidió con mucho dolor y cansancio una voz lejana que apenas y alcanzo a escuchar en medio de todo aquel ruido, antes de perder el conocimiento.

 

***

 

- ¡Madame Pomfrey!, ¡Madame Pomfrey! – entro gritando Draco, con su varita apuntando al cuerpo inconsciente de Harry que entro levitando tras de él - ¡Madame Pomfrey por favor! – había estado hincado al lado de Harry cuando perdió el conocimiento, y cuando alzo su rostro para tratar de comprobar su respiración, casi grito al ver la sangre que le escurría aparentemente desde la cicatriz. Tardo algunos segundos en tranquilizarse y aclarar su mente lo suficiente, como para recordar algún hechizo que le ayudara a llevar a Harry hasta la enfermería.

- ¿Qué está pasando? – quiso saber la Enfermera con severidad, pero apenas vio a Harry con el rostro cubierto de sangre, se acercó de inmediato.

Saco su varita, y haciendo movimientos, tomó el control del cuerpo del chico, depositándolo suavemente en la camilla para comenzar a revisarlo.

- ¿Qué pasó, señor Malfoy? – quiso saber, mirándole de reojo.

- ¡No lo sé! – le respondió Draco de inmediato, acercándose - ¡Dijo que escuchaba gritos, pero no se escuchaba nada!, ¡Y de pronto comenzó a gritar, y se desmayó!, ¡Cuando me di cuenta, le estaba sangrando la cicatriz! –

- Muy bien. Yo me haré cargo a partir de ahora, pero le agradecería que fuera a buscar al Profesor Snape – le pidió la Enfermera.

- ¡Sí! – respondió de inmediato Draco, y se apresuró a correr hacía las mazmorras. No le importaba si aquello no era digno de un Malfoy, ese Malfoy en esos momentos necesitaba correr, y haría lo que fuera necesario hacer.

No tardó mucho en llegar al aula del Profesor Snape, y abrió la puerta sin siquiera tocar, lo que hizo que todos  en el interior le miraran con asombro. Noto la mirada fría y fulminante que el Profesor le dirigió al principio, antes de acercarse.

- ¿Qué paso? – le apremió en un susurro cuando llego a la puerta, consciente de lo pálido y agitado que estaba su alumno, y de lo impropio que era eso para él.

- ¡Harry está en la Enfermería! ¡Madame Pomfrey lo necesita! – le respondió de inmediato, pero también en un susurro.

- Muy bien. Vaya a sus clases – le ordeno con seriedad.

- No – respondió con firmeza Draco, y sin siquiera esperar, corrió de regreso a la Enfermería, mientras Snape apretaba los dientes molesto.

- “Malditos mocosos” – pensó, volviéndose hacía los alumnos que observaban curiosos.

Les ordeno hacer un resumen de los efectos que tenía la poción que estaban viendo, y entonces se apresuró a salir hacía la Enfermería, preguntándose con cierta preocupación que no dejo ver, que era lo que había pasado ahora.

 

 

 

 


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