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Legado - Harry Potter por Lilit Yuu Jaganshi

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Notas del capitulo:

Notas de la Autora: Hola! De nuevo por aquí! Ya saben que actualizo los sábados, pero en estas fechas he estado bastante ocupada con el trabajo, así que no me ha sido posible, y para evitar atrasarme con las actualizaciones, prefiero actualizar los viernes.

Disclaimer: Ya saben que nada de este mundo me pertenece, todo es de la queridísima J.K. Rowling , yo solo lo manipulo para mi entretenimiento: D

Capítulo 9: Trol

 

Apenas entraron al Gran Comedor a la mañana siguiente, un cúmulo de murmullos se elevaron.

- Es obvio que ya saben que eres el nuevo Buscador de Slytherin – comentó Draco, sonriendo arrogante a todo aquel que les miraba.

- No entiendo como las noticias vuelan tan rápido – se quejó Harry, tratando de ignorar todas esas miradas mientras se sentaba a la mesa para comenzar a desayunar. Ni cuenta se dio que aplastó el cabello contra la cicatriz en su frente.

No tardó en llegar el correo, y al poco, vio a Hedwig descender con una carta y un paquete alargado.

- ¡Mira, Harry! – exclamo Gregory, que también había notado a la lechuza de Harry, a final de cuentas, era la única lechuza nívea en Hogwarts, y todos ellos la habían estado esperando.

- Esperemos que sea la Nimbus – comentó Theodore, antes de agregar con malicia – Sería una tragedia que fuera una Barredora –

- ¡No seas tonto, Theodore! – le increpó Draco – ¡Es imposible que Sirius Black le mande una simple Barredora, no con la fortuna que tiene! –

Cuando Hedwig por fin aterrizo ululando orgullosa, Draco exclamo emocionado. Harry mismo había contenido la respiración al ver a Hedwig entrar, y ahora sonreía tanto animado como nervioso, aunque no porque pensara que Sirius podría haberle conseguido otra escoba, sino por abrir el paquete frente a tantos ojos.

- Gracias pequeña – le dijo a Hedwig, dándole un poco de comida en agradecimiento.

- ¡Ábrela, Harry, ábrela! – le apremió Vincent.

Todos los que estaban cerca de Harry, se inclinaban sobre sus asientos para ver, así que tratando de controlar su nerviosismo, Harry abrió el paquete, dejando ver la Nimbus 2000.

- Es hermosa – comentó Pansy sonriendo.

- Los Leones morderán el polvo – opino Theodore con satisfacción.

- Su Buscador ni siquiera sabrá quién le quito la Snitch – sentencio Blaise – Digo, si es que logran conseguir un Buscador antes del partido -

Harry sonrió, y mientras sus compañeros admiraban la escoba y comentaban, abrió la carta.

 

Harry:

¡Muchas felicidades!, ¡¿Sabes que eres el Buscador más joven en un siglo de historia?!, ¡Estamos muy orgulloso de ti!, ¡Y sé que James y Lily también lo estarían!

No me asombra que Quejicus (No le digas a nadie, pero era el apodo que le pusimos a Snape cuando estudiábamos) se percatara de tus dotes de Buscador, siempre fue bueno observando el desgraciado, pero nunca te ha visto perseguir realmente una Snitch, y estoy seguro de que quedara boquiabierto.

En cuanto me enteré, corrí a conseguirte  la escoba. Es obvio que no necesitas la mejor, tus habilidades hablan por sí mismas, pero la ayuda nunca está de más.

Acudiremos sin falta a tu primer partido, así que no olvides avisarnos el día.

Con amor.

Tu padrino Sirius Black, y Remus Lupin.

 

Harry sonrió, guardando entonces la carta. No sabía que Sirius conocía al Profesor Snape, y mucho menos que él, y seguramente su padre, le habían puesto un apodo, aunque mejor que nadie se enterara de eso por su boca, no quería tener problemas con quien era su Jefe de Casa.

- ¡Vaya, asaltaron Gringotts! – comentó Pansy de pronto, atrayendo la atención de varios a su alrededor.

La chica había abierto el ejemplar de El Profeta que le había llegado, y estaba leyéndolo.

- Es verdad… - confirmó Draco, que había tomado su ejemplar y lo estaba leyendo ahora. Harry se acercó para leer por sobre su hombro, así que Draco movió el periódico para que ambos pudieran leer cómodamente.

- Pero es imposible, Gringotts es uno de los edificios más seguros de toda Gran Bretaña – murmuró Blaise, mirando también el artículo que Theodore sostenía.

- Pues parece que ya no más – dijo con divertida ironía Theodore.

- Igual dice que la cámara había sido vaciada ese mismo día, que a final de cuentas no robaron nada, sólo entraron a la cámara – comentó Draco.

- Bueno, entonces no fue un asalto – opino Harry, volviendo a acomodarse en su lugar, aunque pensando en ese artículo. Quizás debía suscribirse al Profeta también. Lo hablaría después con Sirius.

 

***

 

Cuando iban saliendo del Gran Comedor, se toparon con un grupito de Gryffindor también de primer año, entre los que estaban Ron y Neville.

- ¡Ey, Weasley! – le llamó Theodore - ¡¿Ya sabes que van a perder en el próximo partido de Quidditch?! –

- ¡Con el Buscador que tenemos, sin duda lo harán! – se apresuró a agregar Draco, con esa altanería que tenía destinada a todos los demás que no eran de Slytherin.

Ron los fulmino con la mirada.

- ¡Era de esperar que Slytherin rompiera las reglas para buscar ganar alguna ventaja! – les espetó.

- ¡Nadie rompió las reglas, Weasley, el Director incluso estuvo de acuerdo! – le hizo saber Blaise, mirándolo con suficiencia.

- No ganaran. Harry no es tan buen Buscador, por eso tuvieron que conseguirle la mejor escoba, para que no hiciera el ridículo, ¿No es así, Harry? – le increpo Ron, fulminándolo con la mirada, lo que consiguió molestar al moreno.

- No necesito la mejor escoba para demostrar que soy buen Buscador, pero si la puedo tener, ¿Por qué no, Ron?, ¿Por qué limitarme? – le preguntó, y ante el coraje, no pudo evitar que su voz se escuchara presuntuosa – Lo tuyo es sólo envidia por algo que no puedes tener –

Algunos Gryffindor jadearon ante eso, y Ron se ruborizo hasta las orejas

- Ya hablas como esas Serpientes – le espetó.

- Lo peor es que tú hablas así sin ser de esta Casa – observó Harry con ironía.

- Pero le falta dignidad y estatus, por eso no puede estar en Slytherin – comentó Draco arrogante.

Todos los Slytherin se rieron.

- ¡Nadie quiere esta en esa asquerosa Casa! – increpó Ron.

- Sólo estas siendo infantil, Ron - señaló Harry suspirando pesadamente. No le gustaba pelear con él, aun cuando ya no fueran amigos.

- ¡Eso no es verdad!, ¡Y no vamos a permitir que Slytherin se quede con la victoria! – le advirtió Ron.

- ¡¿Oh, sí?!, ¡¿Y qué harán los Leoncitos?! – quiso saber Blaise burlesco.

- ¡Ya lo veras, Serpiente! – le espetó Ron, dándose aires de importancia - ¡Vámonos! – les ordeno a todos los Gryffindor que estaban ahí, y que comenzaron a andar hacía su primera clase.

- Leones estúpidos – mascullo Theodore mirándolos irse.

Harry se encogió de hombros.

- Vámonos, o se nos hará tarde – les recordó, comenzando a caminar también. No se sentía bien de pelear con Ron, pero extrañamente, tampoco se sentía tan mal como sabía que debía haberse sentido, quizás porque de alguna forma, se sentía respaldado por sus compañeros de Casa, y no sabía si eso estaba bien o no.

 

***

 

El primer día de entrenamiento, Marcus lo puso a competir con Terence para comprobar quien era el mejor Buscador, advirtiéndole que si no ganaba, lo pondría en otra posición y lo destrozaría durante los entrenamientos. Marcus era más un dictador que un Capitán, y Harry venía dándose cuenta de eso.

Sus compañeros de primer año habían estado ahí para animarlo ese día; Le habían dicho que con semejante amenaza, era el orgullo de los Slytherin de primer año lo que estaba en juego, no sólo su posición de Buscador, y que si conseguía ganar al Buscador actual, como esperaban que hiciera, sería un triunfo sobre los veteranos.

Se dio cuenta de que sus compañeros de grados superiores debían pensar de la misma manera, porque no lo miraban con buenos ojos, y al igual que hicieron sus compañeros de primero, se habían reunido en las gradas para animar a Terence.

Y si, estuvo algo nervioso ese día, o por lo menos lo estuvo mientras estaba en el suelo. Cuando despego, se olvidó de todos, incluso del Buscador rival, y sólo se centró en encontrar la Snitch. Sentía como si hubiera nacido para estar en ese entorno, y le encantaba. Por primera vez, los giros, vueltas y zambullidas peligrosas por las que Remus le había regañado infinidad de veces, levantaban gritos de euforia, y escuchaba con claridad a sus compañeros que le animaban a hacer más. Al final, la Snitch se encontró un total de 6 veces, 5 de las cuales la encontró Harry, consiguiendo de esa forma el puesto indiscutible como Buscador de Slytherin.

Todos celebraron; Los de primer año, orgullosos de haber ganado a un superior, y los de grados superiores, porque sabían que pese a que alguien de grado inferior había ganado a uno de los suyos, este año tendrían mayores probabilidades de ganar la Copa.

Ninguno supo que su Jefe de Casa había estado observando la prueba, ni lo satisfecho que se veía al final de la misma. No se había equivocado, el mocoso tenía habilidad, y decir que era bueno era poco, quizás era inclusive mejor de lo que el estúpido de James había sido. Su forma de volar no era tan “ruda” como la de su padre, lo noto enseguida, aunque sí era igual de llamativa, y sin embargo, la forma en que Harry volaba, casi parecía más como si se deslizara en el aire, más ágil, más grácil, casi parecía incluso más elegante.

- Quien diría, James, que un día tu hijo contribuiría a la derrota de la Casa de los Leones, sobre una escoba que el propio Sirius Black le compraría– comentó a la nada, sonriendo orgulloso antes de alejarse.

 

***

 

El resto de los entrenamientos que tuvo, Marcus hizo que los Bateadores se centraran en él, haciéndolo volar por todo el campo esquivando no sólo las Bludgers, sino a los jugadores que seguían su propio entrenamiento, mientras buscaba la Snitch.

Le costó dos sesiones aclimatarse por completo, pero pudo superar las expectativas de sus compañeros veteranos, y de esa forma, ganarse su lugar definitivo en el equipo. Ya no era el niño de primero que jugaba con ellos, era el Buscador de Slytherin, parte fundamental del equipo, alguien de quien se sentían orgullosos y a quien defenderían sin dudarlo, como sucedió aquel día que estaban entrenando, y al campo llegó el Equipo de Quidditch de Gryffindor, seguido por un pequeño grupo de la misma Casa, pero de primero.

- ¡Largo, el campo esta apartado para nosotros! – les espetó Marcus mientras todos descendían, la mayoría de ellos con gestos amenazantes.

- También tenemos permiso para usar el campo – le informó con orgullo Oliver Wood, el Capitán del Equipo de Gryffindor, y le tendió un pergamino a Marcus, que bajo de su escoba para arrebatárselo.

- ¿Tienen nuevo Buscador? – inquirió luego de leer el pergamino, mirándole con una ceja alzada - ¿Quién? –

Los jugadores se movieron para dejar pasar a Neville, y los jugadores de Slytherin se rieron, menos Harry, que miraba a su ex-amigo con curiosa seriedad, sobre todo, al ver la Nimbus 2000 que traía.

- No creo que tu Buscador pueda vencer al nuestro – le aseguro Marcus orgulloso.

- Lo hará – le respondió Oliver con firmeza.

- Ni siquiera tiene la complexión adecuada, Oliver – observó Marcus, barriendo con la mirada a Neville. Neville era algunos centímetros más alto que Harry, pero sobre todo, algo más corpulento sin llegar a gordo – Es obvio que sólo están desesperados, y eligieron la primera opción. Una mala opción debo decir – agregó burlón.

- Soy bueno, y estoy seguro de que puedo vencer a Harry – hablo entonces Neville, y orgulloso, fijo su mirada en Harry, desafiándolo.

Harry no pudo evitar sonreír ante ese abierto desafío.

- No, no podrás – le respondió con seguridad, bajando de su escoba para acercarse a él, sin saber de dónde salió esa necesidad de responder, pero estaba decidido a no permitir que le hicieran menos en algo que le gustaba tanto – Nunca lo has hecho hasta ahora, y no pasara -

- Eres tan arrogante – gruñó Ron, mirándole molesto.

- ¿Vas a volver a empezar con eso, Ron? – le preguntó Harry fastidiado, rodando los ojos – No lo soy más que tú, y no lo soy porque este en Slytherin –

- ¡Crees que haber derrotado a Tú-Sabes-Quien, te da derecho a burlarte de los demás! – le recrimino Ron, y tanto los Gryffindor como los Slytherin jadearon, pues si bien sabían que era quien derroto a Voldemort, hasta ese momento nadie se había animado a comentarlo abiertamente, mucho menos de esa forma tan despectiva.

- Eres un estúpido, Ron, deberías usar más ese cerebro que dices que tienes – le espetó Harry molesto, y los Slytherin se rieron ligeramente.

- ¡Eres un engreído! – respondió Ron sacando su varita, pero antes que pudiera decir ningún hechizo, una voz se le adelanto.

- ¡Mimble Wimble! – exclamó, y Ron chilló al sentir como su lengua se enrollaba. Trato de gritar y jadeo, tocándose la lengua tratando de desenrollarla. Los Slytherin se rieron con más ganas mientras se movían para cubrir a Harry, y los Gryffindor se apresuraron a rodear a Ron tratando de ayudarlo.

Harry trato de evitar reírse, mientras miraba de reojo a Draco. Era quien había lanzado el hechizo, y se acercaba junto con Vincent y Gregory, sonriendo orgulloso. Habían estado viendo el entrenamiento, y bajaron de las gradas al ver a los Gryffindor irrumpir en el campo.

- ¡Eres un idiota, Malfoy! – le espetó Neville furioso, antes de mirar a Harry con un brillo de traición en los ojos - ¡Nunca pensé que te divertiría ver como lastiman a tus amigos! –

- ¿Y en verdad siguen siendo mis amigos, Neville? – le preguntó Harry con escepticismo, alzando incluso una ceja – Porque por la forma en que me ha estado atacado Ron desde que quede en Slytherin, y el silencio que tú has guardado ante eso, lo dudo mucho –

- ¡Te creía una mejor persona! – le reprocho Neville pese a todo, agarrando a Ron para ayudándolo a salir del campo.

- ¡La Profesora McGonagall se enterara de esto! – le advirtió Oliver a Marcus, y el equipo de Quidditch junto con los Gryffindor de primero, abandonaron el campo.

- ¡Ustedes empezaron y lo sabes, Wood! – le respondió Marcus en un grito para que alcanzara a escucharle, satisfecho de verle irse - ¡La próxima vez que veamos que quieren agredir a nuestro Buscador, no será sólo uno de ustedes el que termine hechizado! – y se volvió al rubio sonriéndole satisfecho - ¡Bien hecho, Malfoy! –

- Se hace lo que se puede – respondió Draco con falsa humildad, sonriendo divertido y satisfecho de haber embrujado al Weasley. Sostuvo la mirada de Harry cuando se encontró con aquellos ojos verdes, como si esperara que éste le reprendiera por haberlo hecho.

No lo hizo. Harry no le dijo nada, sólo negó con la cabeza, sonriendo, antes de subir a su escoba y regresar al aire para seguir con su entrenamiento, por lo que Draco regreso con Vincent y Gregory a las gradas, satisfecho consigo mismo.

Había ido a ver a Harry volar. A los demás les decía que iba a observar los entrenamientos, porque en segundo quería formar parte del Equipo, pero la realidad es que iba para ver volar a Harry. Claro que quería formar parte del Equipo para su segundo año, pero sabía que tenía la habilidad para lograrlo sin problemas, así que pasaba aquellos entrenamientos, observando la forma en que el moreno volaba.

Le había gustado verlo volar cuando disputó el puesto de Buscador, pero verlo volar en las practicas, verlo esquivar a los jugadores y sobre todo las Bludgers, le dejo sin aliento.

Jamás había visto volar así a alguien. Él mismo no volaba así, aunque era bastante bueno volando.

La forma en que Harry se inclinaba sobre la escoba, la forma en que viraba, en que se zambullía, en que daba vueltas tan peligrosas y vertiginosas como si fueran cosa de todos los días y no le requirieran esfuerzo alguno, hacía que por momentos olvidara incluso respirar. También había hecho ese tipo de movimientos mientras se disputaba el puesto de Buscador, pero ahora sus movimientos parecían más calculados y al mismo tiempo fluidos.

No parecía que volara en escoba, sino más bien como si se deslizara por sí mismo en el aire, en una danza elegante y al mismo tiempo intrépida.

A Draco simplemente le encanto verlo volar, sintiéndose nuevamente orgulloso de que Harry quedará en la Casa de Slytherin, y que sobre todo fuera su amigo, en aras de convertirse en su mejor amigo. Poco a poco lo veía que iba acoplándose mejor a la Casa, a sus compañeros, y veía como los miembros de Slytherin comenzaban a considerarlo un miembro más, no el Salvador del Mundo Mágico, que por alguna extraña causa había caído en la Casa de las Serpientes, pero que no compartía nada con ellos.

Harry se convertiría en un perfecto Slytherin, y él estaba dispuesto a ayudarle en su camino.

 

***

 

Pese a los entrenamientos, las clases, y la cantidad descomunal de deberes, Harry disfruto de su tiempo en Hogwarts.

Dos meses habían pasado, y si bien seguían discutiendo con Ron y su grupo de Gryffindor cuando se topaban por los pasillos, Harry agradecía que era con los únicos con que los Slytherin peleaban de esa forma. A él no terminaba de gustarle pelear, ni con ellos ni con nadie, pero comenzó a comprender que no podía quedarse callado todo el tiempo, fingiendo que la cosa no era con él, y dejando que fueran los otros quienes le defendieran, o así se lo había dicho Sirius en una carta, una vez que le hizo saber su indecisión sobre responder o no a las afrentas.

Aun así, siempre trataba de que las peleas se quedaran en el terreno verbal, algo que no siempre lograba, y muchas de esas veces terminaron pasando a las varitas, lo que les causo castigos e incluso pérdida de puntos. Sorprendentemente, ningún Slytherin se quejaba sobre los puntos perdidos, más bien parecían hacer frente común para recuperarlos a la brevedad.

Esa mañana de Halloween, el Profesor Flitwick les hizo saber que estaban preparados para hacer volar objetos, algo que le ánimo bastante. Entendía que la teoría era importante, pero había comenzado a sentirse frustrado de permanecer tanto tiempo sólo en la teoría, tanto en esa clase como en las otras. Sabía que estaba listo para hacer levitar objetos, y muchas otras cosas, era como si pudiera sentirlo, y el permanecer en la teoría, le había hecho comenzar a buscar otros libros para ir adelantando conocimiento sobre cursos superiores, a final de cuentas, ya había terminado de hojear casi todos sus libros de primer año, y la biblioteca del Castillo, para su gusto, resulto ser un poco más extensa que la biblioteca Black.

Al final de la clase, Draco, él, y algunos otros Slytherin pudieron levitar la pluma, pero de Gryffindor, con quienes compartían clase, sólo Hermione pudo. Hermione era buena, exasperantemente buena, debía aceptarlo. Era muy inteligente, y siempre quería participar en todas las clases, lo que la hacía un poco irritante en ocasiones, pero aun así, no terminaba de entender que a esas alturas, no hubiera hecho ni un solo amigo.

Siempre andaba por los pasillos con la nariz metida en algún libro, como si no le interesara el mundo exterior, pero Harry sentía que eso no podía ser cierto. A todos les gustaba tener amigos, aunque fuera uno, y pertenecer a algún grupo, incluso había sido su caso cuando recién llego a la Casa de Slytherin y sus compañeros guardaron una cierta distancia con él. Nunca se lo había dicho a Draco, pero para él fue muy importante que estuviera a su lado.

Vio la forma en que Ron discutía con la chica, y suspiro. Ron era un idiota la mayor parte del tiempo.

Cuando llego la hora de salir, se apresuró a guardar sus cosas, y estaban tratando de adelantar a un grupito de Gryffindor para salir del salón, cuando escucho a Ron un poco por detrás de ellos.

- No es de extrañar que no tenga amigos. Ya debería haberse dado cuenta que nadie la aguanta, ¡Es una pesadilla! – decía, y Harry, intuyendo que se refería a la castaña, se volvió, completamente dispuesto a amonestar al pelirrojo. No tuvo que hacerlo.

Hermione paso golpeando el hombro de Ron, adelantándose apresurada. Estaba llorando.

- Creo que te escuchó… - comentó Dean Thomas con incomodidad.

- Vamos Harry, no te metas en líos de Leones – le apremió Draco en un susurro, y jalándolo de la manga de la túnica, lo saco del salón. Lo que menos quería, era terminar metido en los problemas internos de los Leones; Si se desbarataban entre ellos, mejor para él, pero por la cara de Harry, casi temió que terminarían involucrados si no lo alejaba de ahí.

Y aun así, Harry no dejo de pensar en lo sucedido, sobre todo, cuando llegaron por la noche al Gran Comedor para la celebración de Halloween, y no vio en ningún momento a la castaña.

- ¡Deja de mirar esa mesa! - le reprendió Draco con exasperación.

- ¡Pues no me veas mirar esa mesa! – le respondió Harry a su vez con molestia, mientras picaba un poco de lo que había de forma distraída.

Draco bufo.

- ¡¿Qué más te da lo que le digan a esa sangre sucia?! – se quejó.

- ¡No le digas así, Draco! – le regañó Harry mirándole con el ceño fruncido, y Draco gruño.

- Bien, bien, se me fue… ¿Que más te da lo que le digan a Granger? – volvió a repetir, sustituyendo el insulto por el apellido, aunque sonaron casi igual de ofensivos.

- ¡Oh!, ¡Granger!, ¡Yo la vi llorando en el baño de las chicas! – les conto Pansy sonriendo animada - ¡Pasó toda la tarde ahí! – agregó divertida.

Harry suspiro, y alejando su plato, comenzó a ponerse de pie.

Draco fulmino con la mirada a Pansy, que aparto la vista incomoda, sin saber qué había hecho mal, mientras que el rubio sujetaba del brazo a Harry, evitando de ese modo que terminara de pararse.

- ¡¿Y a donde se supone que vas?! – quiso saber molesto, jalándole hacía él para hablar sin que nadie más les oyera - ¡¿Vas a entrar al baño a preguntarle si está bien?! –

- Pues no pensaba entrar propiamente, quizás simplemente preguntarle desde afuera – le respondió Harry impasible, pero también en tono bajo.

- ¡¿Y a ti porque te importa lo que le pase?! – indagó Draco ceñudo - ¡Es una Gryffindor, y peor aún, es una hija de Muggles! –

- Y ahora estas usando eso como un insulto, Draco – le reprendió Harry rodando los ojos - ¿En verdad es tan importante para ti eso de la sangre?, sabes que yo tengo sangre mestiza

- ¡Eso lo sé, pero contigo es diferente! – le respondió Draco con firmeza, y Harry alzo una ceja ante eso.

- ¿En serio? – preguntó escéptico - ¿Por qué?, ilústrame –

- ¡Porque eres un mago muy hábil, y porque estas en Slytherin! – le aseguró Draco con convicción.

Harry sonrió divertido.

- Y que ella este en Gryffindor no hace ninguna diferencia. Inclusive es muy inteligente, como nosotros – le recordó con la misma tranquilidad, y jalando el brazo que Draco le sujetaba, se soltó del rubio.

Se enderezo, y estaba por alejarse de la mesa, cuando un grito llamo su atención, sobresaltándolo no sólo a él, sino a otros tantos.

- ¡Trol!, ¡Trol!, ¡Hay un Trol! – gritaba el Profesor Quirrell, que entro corriendo con el turbante torcido y una cara de terror autentico, deteniéndose sólo hasta que llego frente a la mesa de los Profesores – Hay un Trol… En las mazmorras… Sólo pensé que debían saberlo… - apenas resolló, y luego de eso, se desplomó patéticamente en el suelo.

Hubo unos segundos de absoluto silencio, antes de que se propiciara un tumulto entre los estudiantes.

- ¡Atención! – llamó el Profesor Dumbledore con una voz potente, y al ver que tenía la varita apuntando su garganta, Harry supo que estaba usando el encantamiento Sonorus - ¡Prefectos, lleven a los estudiantes a sus Salas Comunes en orden y con cuidado!, ¡Profesores, vengan conmigo! –

Los Prefectos de Slytherin les llamaron, pero cuando todos comenzaban a moverse hacía la Sala Común, Harry se salió de la fila.

- ¡¿A dónde crees que vas, Harry?! – le preguntó Draco alterado, sujetándole de la manga de la túnica para que no se siguiera alejando, y hablando siempre en susurros para no llamar la atención de más alumnos - ¡¿No escuchaste que hay un Trol?!, ¡Debemos regresar a la Sala Común! –

- ¡Si, lo sé, pero Granger está todavía en el baño de las niñas y no sabe que hay un Trol! – le explicó Harry lo más paciente que pudo, y en el mismo tono bajo.

- ¡Maldita sea, Harry, no vas a arriesgarte por una hija de Muggles, no lo merece! – le espetó Draco, y Harry, luego de mirarlo algunos segundos, le sonrió con diversión, lo que hizo que Draco lo mirara como si le acabara de salir otra cabeza.

- Esta bien si tú no lo haces, pero a mí que sea hija de Muggles, sangre pura, o sangre mestiza, no me importa, Draco, yo sí creo que lo merece – le explicó – Así que voy a ir a avisarle para que pueda irse a su Sala Común, además, se supone que el Trol está en las mazmorras, no en donde está el baño de niñas; No debería haber problemas en ir rápido –

Draco tuvo que aceptar que Harry tenía razón en eso.

- ¡Maldición, Harry!, ¡Si me mata el Trol, juro que regresare y haré el resto de tu vida miserable! – le espetó furioso - ¡Vamos! –

Ahora fue el turno de Harry de mirarlo como si le hubiera salido otra cabeza.

- ¿En verdad me acompañaras? – le preguntó asombrado.

- ¡Por supuesto que te acompañare!, ¡Si vas sólo, es más probable que te maten!, ¡Yo cuidare tu espalda! – sentencio, y Harry no pudo evitar sonreír ante eso.

- Vamos – coincidió, y se apresuraron, haciendo el camino lo más discreto y cuidadoso posible, hasta que escucharon unos pasos apresurados que se acercaban por detrás.

- ¡Alguien viene! – susurró Draco preocupado.

- ¡Por aquí! – le urgió Harry, jalándolo detrás de una estatua dónde se escondieron lo más silenciosamente posible.

Al poco tiempo, vieron al Profesor Snape pasar apresurado.

- ¿Ese es el Profesor Snape?, ¿A dónde va? – cuestionó Draco confundido.

- No lo sé, se supone que debería estar con el resto de los Profesores – observó Harry, siguiéndole con la mirada.

- ¿Por ese pasillo no va uno hacía al tercer piso? – inquirió Draco al ver el rumbo que tomó.

- Sí, creo que si… ¿Pero por qué va para allá? – preguntó Harry confundido, y cuando dejaron de escuchar los pasos, salieron de su escondite – Vamos, rápido –

Volvieron a emprender su camino hacía el baño de las niñas, pero al doblar una esquina, volvieron a resguardarse apresuradamente. Una mole de más de tres metros se movía de forma torpe y lenta. Su enorme cuerpo, y una cabeza diminuta en comparación, delataron al Trol.

- Ya no está en las mazmorras… - gimió Draco

- No, ya no… - murmuró Harry con voz ahogada, viendo como el Trol se metía a una habitación – Espera… ¡¿No es ese el baño de niñas...?! –

- ¡Maldición…! - masculló Draco – Y supongo que querrás ir a ayudar a Granger… -

- Simplemente no podemos dejarla ahí – respondió Harry sacando la varita, antes de comenzar a andar.

- ¡Maldición, maldición, maldición…! - mascullo nuevamente Draco, sacando su varita mientras seguía a Harry.

Un grito desde el interior del baño los obligo a correr, pero al abrir la puerta, se detuvieron abruptamente. Dentro, el Trol lanzaba garrotazos contra los cubículos, destrozándolos mientras Hermione, lanzando gritos histéricos, se arrastraba tratando de escapar.

- ¡Obscuro! – lanzó Draco sin perder el tiempo, y una venda oscura apareció sobre los ojos del Trol, que gruño llevándose la mano libre a lo que le obstruía la vista.

- ¡Wingardium Leviosa! – pronunció Harry enseguida, y el garrote del Trol escapo de su mano.

Mientras el Trol luchaba por quitarse lo que sea que cubría sus ojos, Harry levito el garrote lo más alto posible, y acomodándolo sobre la cabeza de aquel ser, corto el hechizo, permitiendo que cayera con un ruido sordo sobre él.

El Trol se balanceó un poco con el golpe, antes de caer pesadamente sobre el suelo, justo frente a ellos.

- ¿Lo matamos? – preguntó Draco, mirando con asco al monstruo, arrugando la nariz ante el horrible hedor.

- No lo sé, no creo – comentó Harry, que había comenzado a acercarse un poco para ver mejor al monstruo.

- ¡¿Estás loco?!, ¡No te acerques! – le reprendió Draco, tratando de sujetarlo de la túnica.

- ¿Aún tienes miedo? – se burló Harry sin poder evitarlo, pero cuando el Trol dio lo que pareció un gruñido en medio de la inconsciencia, él mismo no pudo evitar saltar – Bueno, mejor vayámonos… - dijo nervioso - ¿Estas bien, Granger?, ¿Puedes caminar? – le preguntó, mirando a la chica que no había dicho una sola palabra, ni se había movido de la esquina donde se había acurrucado.

Antes de que pudiera acercarse a ella, unos pasos apresurados le indicaron que varias personas venían, segundos antes de que la Profesora McGonagall, el Profesor Snape y el Profesor Quirrell, entraran al baño.

- ¡Por las barbas de Merlín! – exclamó la Profesora, mirando asombrada al Trol en el suelo - ¡¿Qué ha sucedido aquí?! –

Harry miró a Draco, sin saber muy bien cómo explicar aquello, sobre todo porque la mirada que el Profesor Snape les dirigía a ambos, le estaba poniendo más nervioso que el Trol mismo.

- Ellos me salvaron, Profesora – hablo entonces Hermione, y ambos se volvieron asombrados para mirarla. Se había logrado levantar, y aunque temblaba ligeramente, parecía más recompuesta – Estaba en el baño cuando el Trol entro… Malfoy y Potter vinieron a ayudarme, supongo que cuando me escucharon gritar – explicó.

- ¿Es eso verdad, señores? – quiso saber la Profesora mirándolos ahora.

- Escuché de Pansy que ella estaba aquí, así que pensé en venir a avisarle del Trol para que pudiera regresar a su Sala Común. Draco trato de convencerme de que podía ser peligroso, pero como se suponía que el Trol estaba en las mazmorras, creí que tendría la oportunidad de ir y venir sin problemas – explicó Harry. Sabía que eso podría acarrearles problemas, y él había metido a Draco en eso, así que intento sacarlo lo mejor librado posible. No contaba con que Draco se opondría.

- Si, yo te advertí, pero también decidí venir a cubrirte la espalda – le recordó el rubio con firmeza – Y cuando escuchamos los gritos, ya no había tiempo de ir a buscar a ningún Profesor – agregó, mirando entonces a los Profesores – Si lo hacíamos, quizás la habría matado esa cosa –

- Tienen razón. Estaba tan asustada, que no recordé ningún hechizo que pudiera hacer para defenderme – corroboro con pena Hermione.

Los tres Profesores les observaron, pero fue Minerva quien hablo de nuevo.

- Creo que tienes magos muy valientes y hábiles en tu Casa, Severus, si pudieron derrotar a un Trol sin salir heridos – le dijo Minerva al Profesor de Pociones, y por unos segundos, Snape la miró asombrado, antes de recomponer su fría e inexpresiva máscara – No cualquiera se enfrenta a un Trol de Montaña, y vive para contarlo, señores – agregó, mirando ahora  a los chicos – Quiero darles 20 puntos a cada uno, por este acto de consideración y ayuda a uno de sus compañeros, pese a que no era de su misma Casa –

Ahora fue el turno de Draco y Harry de mirarse asombrados.

- ¿Esta lastimada, señorita Granger? – le preguntó la Profesora a la niña, que negó con la cabeza – Entonces sugiero que todos regresen a sus respectivas Salas Comunes. Tengo entendido que terminaran las celebraciones ahí –

Los tres asintieron con la cabeza, apresurándose a salir de ahí antes de que algo más pasara. Ninguno dijo nada hasta que llegaron a un punto en donde debían separarse.

- Yo… Gracias por haberme salvado – les dijo Hermione sincera.

Harry le sonrió.

- De nada. Me alegro de que estés bien – le respondió.

La chica le devolvió la sonrisa, marchándose a su torre. Entonces, Harry se volví a Draco.

- Gracias por acompañarme y cuidar mi espalda – le dijo sincero, ante lo que Draco sonrió con suficiencia.

- Claro, te dije que lo haría – le respondió – Además, es lo que hacen los amigos, se apoyan –

El ojiverde le miró asombrado ante esas palabras, pero luego negó con la cabeza, sonriendo divertido.

- Si, es verdad – convino – Gracias, amigo – y su sonrisa se amplió, al ver la cara que puso Draco ante sus últimas palabras.


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