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Ojitos lindos… por Doki Amare Pecccavi

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Cap. 4:  Adiós amistad, vida ideal.

  Yuta, aún en su forma humana tenía esa esencia maligna, era extraño entenderlo, fingía entender lo que ese sujeto le decía, por primera vez el miedo se apoderaba de él cada que le tenía cerca, podría ser su constante esencia de poder, o tal vez el hecho de que estaba demasiado propenso desde esa cadena que controlaba sus emociones se había roto.  

Me despierto cansado, sólo de recrear

Tu silueta escondida en las sombras

Ya no vienes, ya te extraño…

  Parecía tener ciertas consideraciones con él, Yuta era extraño, se decía el amo de la oscuridad y dueño de todo lo malo que ocurría, quería el poder, como todos; no tenía planes, su único propósito era hundir al mundo humano en la más oscura de las tinieblas. Le creía un aliado… podía ser eso una demostración de ingenuidad, aun así, no se arriesgaba a dar un paso en falso, amistoso, sólo tenía que ser amistoso y todo estaría bien, quería comunicarse con Koema, pero estaba seguro de que, si ejercía algún tipo de contacto con los detectives, o alguien del mundo espiritual, Yuta lo notaría enseguida.   No quería involucrar a su madre en nada de eso, una llamada telefónica y una excusa bien montada sería suficiente. Los siguientes días habían sido algo estresantes, no estaba de ánimos para engañar a ese sujeto, en más de una ocasión había intentado averiguar más de él, pero sólo las sombras de figura humana y él estaban en eso que parecía ser una casa abandonada.   - Kurama… - Una voz a su espalda lo sacó de sus cavilaciones. Viró su rostro… era ese sujeto el que estaba detrás de él… - Por fin he podido verte.    - ¿Tú… qué haces aquí? – Cuestión casi inaudible, no imaginó nunca vería a ese tipo, tan grotesco, en ese lugar –   - Tú jueguito trajo más problemas de los que imaginas – Su ceño fruncido y sus puños apretados demostraba que la furia corría por todo su ser, estaba furioso ese Monstruo que había disfrutado de su cuerpo. -No era sólo una guerra entre rebeldes, Yuta estaba detrás de todo, pediste el favor, pagaste tu deuda, todo el Makai está bajo su poder, Mukuro ha muerto…, tienes que avisar a tus compañeros… detenlo o será…   Kurama cerró los ojos, sacó de entre su cabello una rosa y le aprisionó con su látigo, gritó ese monstruo enorme, una última mirada al pelirrojo y entonces su cuerpo se convirtió en fragmentos de carne y sangre viscosa.   - Sé que estás ahí, ¿Qué es esto? Yuta, debería ser más cuidadoso con la clase de seres que entran en su guarida… ¿O es acaso que trataba de probarme?   - Bien, nuestro primer golpe será mañana, el Rey Ema está acostumbrado a que todos ataquen de forma violenta, será distinto, está vez será todo distinto, cuando lo noté, será demasiado tarde, Kurama, necesito que hagas una cosa – extendió un frasco tornasol con un líquido rojo – Una flor que extienda esta fragancia de manera sutil.   - Está bien - Sonrió de forma linda Kurama, se sentía satisfecho, el aroma de la sangre de ese guardia era demasiado escandalosa, no sabía a qué distancia estaba de “ellos” pero conocía las capacidades de Hiei, el olor a sangre le alertaría, era un guardia de Mukuro ese monstruo, si lo reconocía estaría todo bien.

 

.*.

 

Las cosas iban mejorando, las misiones eran tan sosas, algo pequeño que no tenía importancia, Yusuke había vuelto a clases, compartía mucho tiempo con Keiko pero, pensaba Hiei, que le tenía demasiada confianza, porque los celos no aparecían, lo sabía, Yusuke no era como…

 

- Voy a salir, veré a Yusuke a medio día – Anunció Hiei antes de salir del templo, dedicaba las mañanas a platicar con Genkai, y él no tenía pasatiempos, había pensado en buscar algo, pero… el acostumbrarse al mundo humano era tan extraño, un mundo tan cálido y amistoso. Atravesó el bosque y llegó a la ciudad, Yusuke decía que era parte de su entrenamiento diario atravesar eso, él estaba más que aburrido de hacerlo, sin mucho esfuerzo llegó a los límites del bosque, al anillo de la ciudad, llegar al colegio de Yusuke era más fácil, “alguien” le había enseñado a transbordar, resultaba casi lo mismo en tiempo, pero sí tenía alrededor a mucha gente no se sentía tan absorto de sus pensamientos, podía ver los rasgos de otras personas, pensar sobre ellos o no hacerlo… - Me estoy ablandado demasiado.

 

No pensó en nada, ese monótono camino, el fin no lograba entusiasmarlo, pero estacaba haciendo su mayor esfuerzo, era divertido, no podía negarlo, pero no era lo mismo que... cuando llegó al colegio de Yusuke vio que la mayoría de las personas estaban en el patio, pero ese no era su lugar de encuentro, se escabulló entre árboles para entrar a un edificio, y subió hasta la azotea, y entonces lo vio.

 

Cautivado por sus gestos tristes, suspirando.

Un encanto que no le hace estremecer

Y sus miradas no siempre son dulces.

 

Con la cabeza baja y sus puños cerrados

 

-¡Yusuke!- Levantó la vista asustado ante el llamado sorpresivo de Hiei

 

- ¿Qué estás haciendo aquí? - Cuestionó algo asustado Yusuke, otro poco más y Hiei hubiese visto cuando empezaba a patalear por la inconformidad de esa relación, por su sentimiento desastroso y no correspondido, sentía que Hiei le hablaba con temor a darlo todo… a dar algo. Él todo que ofrecía y el pequeño Hiei tan receloso con sus sentimientos, habría que entenderlo… pero, cuando dolía aceptarlo. 

 

- Estaba aburrido y decidí venir a verte, no te quejes, nunca entras a clases, no interrumpo más que tu sueño, ¿Cómo puedes dormir tanto?

 

- Jajajajaa, que tonto eres Hiei, ¡Ahh! Estoy aburrido de estar aquí, que te parece si vamos a molestar a Kuwabara.

 

- ¡¿Qué?! No creerás que vine sólo a molestar a Kuwabara verdad, estoy aquí porque yo… yo lo he pensado y…

 

- ¿Qué?

 

- Una cita… – Yukina lo sugirió, él pensó que sería buena idea, Yusuke estaría feliz así.

 

.*.

 

- El segundo ataque está listo, el primero no ha dado resultado, creo que debería de aumentar la dosis de lo que sea qué sea – Mencionó tranquilo Kurama, había cambiado su sangre y esencias, la poción que debería de transformar a los humanos en zombis, un mes desde que comenzaba a trabajar con Yuta Ren, demonio olvidado del Makai, que había sido dado por muerto. Tenía deceso de poseer el mundo humano, eso lo sabía desde el principio, pero ahora entendía más… él había hecho algo malo, lo había ayudado sin desearlo, no era su culpa que estuviese en el mundo humano, pero si tenía algo que ver, con eso y con la muerte de Mukuro, se sentía tan culpable, Hiei le iba a odiar por su muerte, por haberle ocultado el llamado que Mukuro había mandado para él… por haber sobornado a su guardia…. por lo que estaba haciendo ahora.

 

- No desesperes Kurama, esto es a largo plazo y en varias dosis, es la primera vez que lo pruebo pero… sé que tardarán en hacer efecto –Yuta sonrió, era magnifico trabajar con Youko Kurama porqué sólo necesitaba de él, era un zorrito eficaz y obediente. - ¿Estás listo para ir a depositar la segunda semilla?

 

Asintió el pelirrojo y Yuta murmuró el lugar en dónde se iba a depositar la siguiente semilla, después de una reverencia Kurama se marchó, llevaba en la bolsa de su suéter la semillita que habría de plantar. Cuando salió de la casona abandonada, se sintió inquieto, estaba cansado, su energía iba en descenso, la sangre que perdía para sustituir los venenos, tarde o temprano le haría pasar por esos síntomas, pero…

 

¿Será en invierno que me deprime tanto?

Tal vez el sonido de tu voz cuando que no recuerdo.

Lo blanco con lo blanco, es la nieve y tu alma

Lo negro con lo negro, es la sombra y mi adiós…

 

- “¿Por qué no lo nota…?” – Podía ser que el aroma de la sangre del guardia de Mukuro pasase desapercibida, ¿pero ¿cómo no reconocer la de él…? ¿En qué estaban pensando?, acaso no era lo suficientemente serio este asunto cómo para olvidarse de los rencores y atender a su llamado…

 

Restregó el contorno de su brazo con su rostro, el frío era abrumador y sólo había regresado una vez a su casa para recoger un poco de sus semillas y alargar la excusa con su madre, ahora que lo pensaba, no lamentaba tanto estar lejos de ella, la quería pero, era tiempo de que conviviera más con su esposo y su hijastro… esa sería su verdadera familia, él no podía contar más con ella, no podía aferrarse más a una vida humana que no le correspondía, ni seguir preocupando a su madre… no quería, si tan sólo pusiera borrarse de la memoria de todos, pensó.

 

En su camino, un millar de gente que no conocía, distraído entre ellos para no pensar en él, en la vida sobre ellos… una vieja costumbre que compartía con alguien, pensó en tomar el transporte, jugar a ser normal, pero… entre esas personas tan cálidas y amistosas; él no tenía un lugar, era un demonio…

 

- ¡Yusuke, dame eso ahora mismo! – Un grito que le hizo estremecer, levantó la mirada y un copito nieve cayó justo en su nariz… y más enfrente, la escena más hermosa del mundo… Hiei sonriendo, Yusuke elevando una bolsa de galletas, Hiei podía atacarlo, podía recuperarlas si lo quería… pero… se conformaba con estirar lo brazos y reír un poco.

 

Kurama dejó caer la semilla en el suelo, Kurama entonces paró su respiración, cómo tratando de ocultar su presencia, y sus manos temblaron, y sus mejillas se humedecieron de pronto, y se dijo, que tenía que ser malo para que esa felicidad que esas dos personas no desapareciera nunca más, y se dijo, adiós amistad, adiós vida de ensueño.

 

Está será mi despedida…

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤|

 

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«.·°·~*~' deprisa, hace tanto frío, mi corazón se congela.‘~*~·°·. »
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