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Ojitos lindos… por Doki Amare Pecccavi

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Cap.5:  Consecuencias.

 

Al aire lo que escoja, será tan limpio, triste- transparente

Sentimientos, fragancias inundando tus sentidos.

No me vas a ver llorar.

 

Inclinado recogió la semilla mientras concentraba su energía para llamar la atención de Yusuke y Hiei, se viró antes de que le vieran mirándoles, y caminó como si no les hubiese notado, trató de ser misterioso, poco elocuente con sus movimientos.  Caminó hasta una zona sin gente y entró a un callejón y arrojó la semilla. Y las tímidas ramitas se convirtieron en un frondoso árbol, de madera roja y hojas plateadas.

 

- Kurama… - La voz de Yusuke, Yusuke le había seguido, no sentía la presencia de Hiei, sólo Yusuke, bien Yusuke se dijo, sería más fácil enfrentarlo a él. Se viró, su rostro no pudo evitar mostrar sorpresa, se miraron a los ojos por segundos, Yusuke fue quien rompió el encuentro, aquel árbol extraño llamaba mucho la atención, pidió una silenciosa explicación con su mirada, Kurama le sonrió con burla. Entendió el moreno que las palabras tendrían que aparecer - ¿Kurama… estas bien? Yo… quería hablar contigo, pero antes dime, qué es eso… ¿Qué haces con eso?

 

Entiende el lenguaje de estos ojos tristes

Nos tocó perderme…

Que fácil, fue iluminar tu rostro

 

El pelirrojo dio la espalda, evitó las siguientes cuestiones, Yusuke los sabía, una plática entre ellos sería extraña, ahora lo sería porque entre ellos estaba Hiei, Kurama era un buen amigo, lamentaba no haber tenido el valor para hablar con él, quizás, si él deseo de estar con Hiei no floreciera con torturante agonía en su corazón, él habría intervenido nuevamente entre ellos dos, hubiese planeado un encuentro para aclarar malentendidos después de aquella bochornosa declaración de su parte pero, no lo había hecho… una nube amarga en color escarlata se esparció por el pequeño callejón, Yusuke no pudo verlo, pero ante el contacto del pelirrojo el gran árbol hizo cenizas, una ligera risita, los copitos de nieve cambiaron a color carmesí…

 

- Kurama… - Llamó insistentemente Yusuke, sus ojos comenzaban a arder demasiado y el respirar en ese huequito de ciudad era bastante difícil – Kurama… Kurama… qué está…  

 

Se alejó, Kurama, pero antes de irse, arrojó la preciada semilla a un lado de Yusuke, Yusuke tosía, él no hizo nada, salió como si nada ocurriese en ese callejón, y suspiró a modo de descanso, dio el primer paso para echar a correr pero Hiei se presentó frente a él.

 

La nube roja fue absorbida por la semilla abandonada en el suelo, y después de un ligero crujir indicó que se acababa de partir en dos.

 

- ¡¿Qué fue todo esto?! – Le cuestionó Hiei bastante alarmado, con su voz temblorosa y sus ojos completamente abiertos, estaba furioso, de eso no había duda. - ¡Responde ahora mismo maldito kitsune!

 

- Estoy muerto… los muertos no hablan – Y dolió, decir eso y levantar la mirada, y su cabello pelirrojo que se movía de forma altanera, Hiei le miró fijamente, tartamudeaba, pero no era capaz de decir nada más.

 

Yusuke, ya un poco más recuperado, presenciaba la escena desde el enmarque del callejón… escondía algo entre sus manos, a la espera de que alguno de ellos digiera algo más, tensión de más y el dolor en los ojos rojos de Hiei.

 

Apareció sin color, entre el viento que esparcía, el aroma a terror; dos sombras que sostuvieron de los brazos a Kurama, una última mirada para ellos dos que habían decidido ser felices.

 

Los muertos no hablan…”

Que fácil y doloroso había sido mirar las pupilas llamativas, sentía el sabor amargo en su boca, el sentimiento de pérdida y la verdadera resignación oculta entre dudas.

 

- Ha dejado esto… - Mencionó Yusuke mientras se acercaba a Hiei, la ciudad, como por arte de magia, había perdido ese encanto – Fue tan raro todo, será mejor hablar con Genkai, Kurama parecía distinto… su presencia es tan extraña y sus ojos lucen tan tristes como la última vez, me duele verle así porqué es mi amigo, te quiero demasiado, pero me inquieta lo que pueda estar pasando, además, que ocupe sus poderes en el mundo humano no es normal, tal vez ha descubierto algo.

 

- Yusuke, deja por favor de hablar de Kurama. ¡No soporto que hables de él! No me gusta que hables de él… no debíamos hablar más de él… ya no, no… porque…

 

- “¿Duele?” ¡Calla!, Hiei no hables porqué vas a llorar - Mordió su labio inferior, él también reprimía su llanto, esperaba que Hiei se mostrara afectado al verle otra vez, aceptaba eso, pero no podía entender cuan doloroso podían ser para Hiei toparse de esa manera al pelirrojo, mejor arreglar todo, él podría sufrir por Hiei, pero de qué servía su dolor sí Hiei no mejoraba, si se aferraba y a la vez repudiaba tanto a Kurama.  – Eres tan distinto al Hiei de siempre… que poderoso que ha resultado ser Kurama… hacer llorar al Koorime más frío y violento. Hiei tarde o temprano tendrás que hablar con él. Estamos juntos, desde un principio no estuvo bien que nos separáramos de él, 

 

- No iré…- El dedo índice de Yusuke cubrió esos labios, porque no escuchar lo que podría decir era mejor, un error, dos errores… ¿Por qué un tercero?

 

- Olvídate del consuelo entonces, no eres la víctima en esto, eres el que se retiró primero. Te rendiste.

 

.*.

 

- Kurama soy más poderoso de lo que imaginas – El pelirrojo se presentó ante Yuta, las sombras seguían sosteniendo, cada una de un brazo. Yuta, imponente y terrorífico mantenía una sonrisa en su rostro - ¿Qué has estado haciendo con las pócimas que te doy?

 

No tenía ningún caso seguir mintiendo, sus pupilas verdes enfrentándose a las azules de Yuta, levantó su mano y la dirigió hacía su nuca. Entre sus dedos la rosa, el látigo y las sombras que le sostenía desaparecieron. Desafío a muerte; podía hacerlo, se alejó lo más posible de Yuta, el lugar no era lo suficientemente amplio, entonces Yuta elevó sus brazos estirados, sus dedos apuntando al cielo, y todo se volvió tan oscuro, como en una dimensión extraña, el juego estaba comenzando.

 

Kurama aferró su látigo a su mano, la oscuridad se apoderaba cada vez más de todo, comenzaba a no poder ver bien, pero sus sentidos estaban despiertos, cuando sintió una presencia detrás de él, lanzó el primer ataque con su algo, y un ligero quejido se hizo presente.

 

Distracción, confianza…

Hacía cuanto que

Hiei no estaba detrás de ti

Para gritar…

¡Tonto zorro, detrás de ti!

 

Adelante, una bola de energía dorada le golpeó directo en el estómago, su cuerpo se elevó por unos instantes y después de que una explosión el cuerpo de Kurama cayó directo a los pies de Yuta.

 

- ¿Qué hiciste con la poción? – Kurama intentó arrojarle una rosa, pero Yuta pateó su mano antes de que éste pudiese hacer algo. – ¡¡¡LA POSIÓN, LA MALDITA POSIÓN… ¿En dónde está mi sangre?

 

Pócima mágica que convierte a los seres humanos en zombis, la oscuridad no debía venir el Makai, la oscuridad para los humanos debía de ser creada en su propio mundo, había ya mucha, la persona no era ni cálidas ni amistosas… él lo sabía, odiaba a los humanos, por eso cuando el rumor de que Kurama le estaba facilitando las cosas se hizo presente, se sintió en sintonía con él. Un demonio que había vivido tanto con humanos ahora repudiaba su existencia, a Yuta el coraje le hizo fuerte, salió de las sombras gracias a Kurama, aprovechó el favor, entrenó mientras luchaba con los Reinos más poderosos del Makai, asesinó a quien había tratado de sellarle nuevamente. Sus planes, sus deseos de destrucción.

 

Cuando estuvo en el mundo humano quiso antes que nada verle, lo localizó por medio del guardia cómplice, conocer al antiguo Youko, no era un Demonio emotivo, hacía siglos que había aprendido a convivir sólo con sus sombras, pero… era tan fascinante la esencia que emanaba Kurama que no pudo evitar sentir emoción antes de verlo y cuando lo conoció…

… resultó ser un maldito humano, tenía la apariencia de un humano, creyó que encontraría a alguien refugiado en las sombras, y encontró a un niño llorón y sentimental. Trató de formarse la idea de que todo era una máscara y un día lo entendió todo, Kurama tenía contacto directo con la gente de Ema, era muy inteligente, entendía su plan de atacar con sutileza.

 

Detrás del mando de tinieblas, una oscuridad que me fascina y me llama

Un bicho sucumbiendo ante su reflejo movible en el agua.

Las hondas en su cuerpo, el silbido refractándose

… hermosa mentira.

 

Fue fácil mantener contacto, explicarle su plan; confió como hacía tiempo no confiaba, tampoco creía en los equipos… esto era sólo una unión por conveniencia, a pesar de todo, Kurama parecía poco emocionado, era un demonio sin actitud, así no llegaría muy lejos, en cuanto el mundo humano estuviera en las sombras tendría que asesinarlo…

 

… entregó su pócima, su sangre, y Kurama lo traicionó, seguro quería quedarse con todo el poder para él. Había engañado a Ema, trataría también de engañarlo a él, era ambicioso, pero lo había descubierto por qué no sintió en ningún momento la esencia emanada en su sangre cómo debería aparecer, era un proceso lento, pero… el aroma se debía de mantener siempre, ¡Maldito mentiroso! Había tratado de robar su plan, pagaría muy caro todo.

 

- Maldito Kurama… débil - Los ojos de Kurama se cerraron, hubo otro golpe y más oscuridad, frío… era fuerte la presión que el pie de Yuta ejercía sobre su cuello.

 

- …y tú… un ingenuo.

 

.*.

 

Yusuke después de regresar con Genkai y mostrarle lo que Kurama había dejado, decidió ir a buscar al pelirrojo, fue una gran sorpresa… Kurama había dicho que estaría con ellos, Kurama tenía mucho tiempo sin ir a casa, su madre estaba preocupada… el pelirrojo no haría cosas que lastimarán a su madre, él lo sabía, pero esta vez, ella estaba tan triste, Kurama estaba actuando bastante extraño.

 

Hacía días que el tampoco visitaba a la suya, ¿Estaba siendo diferente? Ella estaba sola y él que pensaba en vivir con Genkai y los otros, pensó en la posibilidad de mudarse de nuevo a su hogar, lo haría, mañana mismo lo haría, tocó a la puerta, ni siquiera las llaves llevaba consigo, y abrió la mujer alegre, con una botella de alcohol entre sus manos y las mejillas rojizas.

 

- Yusuke…

 

- Mamá… voy a regresar a casa

 

Un silencio extraño

Un minuto de miedo

Después vinieron las bromas

Los halagos entre burlas…

 

Pidió su madre que no se marchara, él dijo que había cosas importantes que hacer, regresó al templo, su abrigo era ligero y la noche con suelo blanco era muy fría, estaría bien sentir frío antes la salida de un cálido hogar.

 

.*.

 

Serás de hielo, corazón latente sentimientos congelados

Corazón de roca, lágrimas ocultas y las mejillas tan pálidas siempre.

Un tanto más alejado… serás tú de nuevo, y entonces detrás del tiempo muerto

Tu resurrección implacable, adiós… adiós… adiós… niño llorón.

 

¡Maldito Yusuke! Se había atrevido a dejarle ahí… y le había dicho esas cosas tan ciertas. Llevó las manos a su cabello, un regaño interno, una decepcionante presión en su pecho, lo había dejado todo, se estaba dejando llevar por los sentimientos más que por la cabeza, no era justo cómo él lo había visto, no notó cuando fue que cambió, pero…

 

“…que poderoso que ha resultado ser Kurama…,

Hacer llorar al Koorime más frío y violento

 

Y ahora resultaba patético, se asqueó al recordar su posición, esa imagen del Hiei de antes resurgía, queriendo poder, no admirando a nadie… “justicia, amor, amistad”, al diablo con todo, no creyó en ello, intentó aceptarlo antes pero ahora se daba cuenta no servía de nada. Hoy dejaba el mundo humano, para siempre sin despedidas ni remordimientos, había pagado ya su condena, había sido detective bastante tiempo, le hicieron ayudar a Yusuke como cobro por robar uno de los tres objetos mágicos, pues bien, deuda pagada; Kurama ya había desistido de sus obligaciones, entonces… él no tenía por qué seguir ahí.

 

.*.

 

- No puede ser cierto. –

 

- Yo tampoco podía creerlo, sólo él sabe hacer esa especie de jugo de hierbas, nadie ha averiguado cual es el efecto que tiene, pero…- Botan bajó la mirada, era difícil hablar así de un amigo, mucho más cuando se trataba de uno que respetaba tanto Yusuke negaba una y otra vez… -  Tiene la sangre de Kurama la principal sustancia con la que se hizo. Además, tú nos has dicho que mintió a su madre.

 

- Qué tipo de pesadilla es ésta.

 

- Ya están empezando a buscar a Kurama – Continuó Koema con la conversación al ver que Botan no quería seguir – Sí no nos resuelve dudas y nos explica por qué se comporta de esa forma tan extraña… vamos a tener que exiliarlo del mundo humano.

 

.*.

 

Más oscuro que siempre,

Más muerto que de costumbre

Olor a muerte… una dulce muerte de rosas

 

- ¡Pero que…! - Hiei sintió arder su cuerpo, ese lugar…, un supuesto refugio estaba todo destrozado, hecho cenizas; cuerpos marcados, partidos en dos, alguien más había osado destruirlo mientras él no estaba, tenía el coraje en sus venas y los puños cerrados - ¡A quien quiera que sea… voy a destruirlo…!

 

Quería demostrar su poder ante todos, no frialdad y crueldad, quería convencerse a sí mismo de que nadie podía hacerlo cambiar. Una nueva meta. Una ilusión rota.

 

… El enemigo es un ser amado.

 

.*.

 

Te resistes, es tu naturaleza no darte por vencido

¿Pero sigues aquí…? En la espera de sonreír de nuevo

Necesitas borrar la mancha, borrar el error, disfrazada traición.

 

- … ingenuo.

 

- ¿Qué di… - El látigo de Kurama tomó por la espalada a Yuta, y ató sus manos, y prosiguió enredándose en todo el cuerpo, no hubo tiempo para tomar un respiró sacó una rosa con una punta filosa y la arrojó directo a la frente de Yuta y así siguiera más, el cuerpo de Yuta era torturado…

 

Kurama enterró la última rosa venenosa en el corazón de Yuta… una risa retumbó en su cabeza.

 

- Vaya sí me odias… - Levantó la vista Kurama, Yuta… Yuta flotaba, miró al suelo, una rama suya era la que había sido atacada – Has atacado con saña… me hubiese dolido Kurama.

 

- Yo…

 

 

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