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SNS Week por shiki1221

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Notas del capitulo:

Ninjaverse. Angst. Drama. Alusión al suicidio

DÍa 4: Cumpleaños

 

Diez de octubre. Otro día cumpliendo el ciclo de cada año y otra ocasión para maldecir su nacimiento. Naruto detestaba esa fecha más que a nada en el mundo. Sabía lo que le esperaba al salir. No tenía deseos de abandonar su cama. Quedarse oculto allí esperando a que ese día terminara era lo que más deseaba. Aunque eso posiblemente no lo libraría de recibir regalos o felicitaciones al día siguiente con alguna disculpa o regaño vago sobre su ausencia. Años pasados le había sucedido igual. Se escapaba a algún sitio desolado donde pasar su tiempo con su soledad y melancolía. No molestaba a nadie y no quería ser molestado por nadie. Un simple intercambio equivalente. ¿Era mucho pedir? El sonido de su puerta siendo azotada violentamente le indicaba que por ese día sí. Su pequeño e insignificante deseo era ignorado rotundamente.

―Naruto ―llamó su antigua compañera de equipo desde el otro lado de la puerta―. Abre por favor ―pidió sonando animada.

El blondo gruñó una maldición por lo bajo al tener su momento de revolcarse en su propia miseria interrumpidos por frivolidades. Ese día, ¿por sólo ese día no podían olvidarse de él? Mucho trabajo no pareció ser cuando era niño. Cuando era un don nadie. Allí poco y nada interesaba su cumpleaños o siquiera su existencia misma. No obstante, cuando empezó a demostrar su habilidad y poder como ninja fue “querido”. Allí consiguió la admiración y amistad de muchos que antes lo veían de menos. Cuan sencillo era acercarse a alguien cuyos problemas ya estaban medio resueltos, ¿verdad? ¿Dónde estaban esas amistades cuando literalmente no tenía a nadie ni nada? Ah, claro. Ahí estaba roto y era mucho problema lidiar con él. Fue astuto esperar hasta que fuera útil y se diera ánimos así mismo. Era matar dos pájaros de un tiro: evitaban lidiar con su depresión y ganaban un aliado poderoso. En otros tiempos quizás no se habría dado cuenta y lo habría recibido como un premio por su esfuerzo y determinación. Pero ya no. 

Haciendo unas simples posturas de manos se transportó lejos de allí. Había aprendido un jutsu útil hurgando en el pergamino prohibido que alguna vez robó cuando niño. Con sólo dejar una marca en un sitio especifico podía transportarse a voluntad a ese lugar. La técnica del cuarto Hokage le había sido realmente útil a lo largo del tiempo. Tenía bien marcado donde ir. El puente donde Danzou había perecido. Ese lugar significaba mucho para su persona y cuando su cumpleaños llegaba aumentaba aún más su deseo por estar allí en soledad. Viendo las aguas correr por el destruido puente que se aseguró jamás fuera reparado. Se sentó allí en una de las rocas salientes y vio el sol en lo alto del cielo.

 

“No quiero que tu sueño muera”

 

¿Por qué? ¿Por qué llegar a tanto como para dar la vida misma por el sueño estúpido de un niño huérfano? En aquel entonces sólo eran dos niños solitarios en una aldea llena de personas que los juzgaban. ¿Era por eso? ¿Una empatía nacida de la proyección de su propia oscuridad? Empero, incluso siendo ese el caso, ¿no era demasiado? Su determinación por protegerlo fue tal que se ganó el respeto de Haku quien en esos momentos era su enemigo. Quizás por eso se apiadó de ellos a último momento. Por ese fuerte deseo de proteger a quién consideraba valioso aun sin haberlo dicho nunca en voz alta.

Hasta le había confesado con descaro que antes lo odiaba. ¿No son esas palabras demasiado crueles cuando estás en el umbral de la muerte? Aunque siendo justos con Sasuke, lo dijo en tiempo pasado. Mas eso habría lugar a nuevas interrogantes, ¿Por qué lo odiaba en primer lugar? ¿Por seguir al resto de la aldea en su actuar? No, eso no iba con el estilo del ninja vengador. A él poco y nada le importaba la opinión de lo demás y lo dejó claro cuando se convirtió en un ninja criminal clase S.  Entonces, ¿cuándo dejó de odiarlo? Debió ser antes de enfrentarse a Zabuza y Haku por segunda vez, pero sólo eran compañeros en ese punto. Quizás rivales, pero nada más.

¿Por qué dejó de odiarlo? ¿Qué hizo para ganarse el reconocimiento de Sasuke? Él se esforzaba por buscar que todos lo vieran, pero en especial quería que el último Uchiha lo viera como su igual. Alguien que estaba a su mismo nivel. Tal vez alguien a quien pudiera llamar “amigo”. Si tuviera que pensar en la primera vez que oía palabras de aprobación de su parte sin dudas sería cuando le dijo que deseaba enfrentarlo. Ponerlo al nivel de “los más fuertes” de los exámenes chunnin valió más que cualquier título que pudiese otorgar ese torneo mal organizado. Si un ninja renegado como Orochimaru podía meterse junto a sus secuaces y hacer de las suyas con total libertad, la seguridad era sólo una palabra de adorno. Examinadores inútiles.

¿Cómo iba a ser justo que unos gennin lidiarán con un sannin? Un ninja legendario capaz de hacer temblar a ninjas de élite como Kakashi. Puesto que tuvo un tiempo como anbu técnicamente debería ser alguien competente. Aunque pensándolo bien, ¿cuándo sirvieron para algo los anbus? Siempre andaban con sus máscaras en las sombras “cumpliendo importantes misiones” decían, pero cuando había que proteger a alguien siempre fallaban. Así murió el tercer Hokage, Shizune e incluso sus padres quienes contaban con ellos para protegerlos mientras su madre lo daba a luz. No fueron más que un adorno incapaz siquiera de darles aviso de la llegada de un enemigo.

—¿Qué clase de padre te regala un demonio mascota al nacer? —preguntó Uzumaki al aire con la voz cargada de ironía.

Cuando se enfrentó a Pain se había encontrado con su padre, o para ser precisos, con la parte de su espíritu sellada junto al Kyubi. Nada más verlo se quedó paralizado por el shock de ver a la persona que admiró toda su vida allí tendiéndole una mano. Emoción que pronto se tornó ira al saberlo su padre. Muchas veces se preguntó qué había llevado a Minato Namikaze a sellar a ese peligroso demonio en su interior. Cuando supo de su parentesco lo entendió. Era por ser su hijo. Sus sentimientos antes confusos se tornaron en ira al enterarse de la verdad. Su vida había sido miserable, llena de dolor y angustia. Todo porque la aldea era más importante que él. ¿Qué mal había hecho para recibir semejante carga? ¿Nacer?

Y todavía las personas le cuestionaban el motivo de su infelicidad cada cumpleaños. ¿Cómo podría estar feliz? El día de su nacimiento perdió a sus padres y recibió al temido zorro de las nueve colas junto con el odio de la aldea por sus seres queridos muertos por el mismo. Cada año se volvían especialmente crueles en su trato hacia él en esa fecha. Quizás por ser un aniversario luctuoso, pero ¿eso era excusa? Él debía pagar por el dolor de la pérdida cuando él también era víctima. Había perdido a sus padres. No era diferente a ellos, ¿por qué él debía ser el comprensivo y dejar pasar las afrentas en su contra? Pensó que el camino para poder encajar con ellos era volverse Hokage y obtener su reconocimiento. De esa manera dejarían de verlo con desdén y lo admirarían como un ejemplo a seguir.

 

“¿No era tu sueño convertirte en Hokage? Deberías dedicarte a entrenar en vez de perder el tiempo persiguiéndome”

 

Esa fue la pregunta que le hizo Uchiha cuando se reencontraron en la guarida de Orochimaru. Fueron años de entrenamientos y gran esfuerzo por mejorar sus técnicas. En aquel entonces, Naruto estaba dispuesto a luchar contra el sannin de las serpientes cara a cara con tal de recuperar a quien representaba su lazo más importante. Se lo dijo a Sai y estaba dispuesto a gritárselo a todo el mundo. No le importaba si era tratado como un idiota o un ingenuo. No obstante, en esos momentos mirando al cielo nuevamente oscureciéndose se percató de las horas que estuvo allí perdido en sus pensamientos. Su cumpleaños casi terminaba, pero la agitación en su corazón no. Uzumaki seguía ahogándose en lo remordimientos del pasado.

 

Una vida llena de penurias no suena tan mal siempre que estés tú del otro lado. Saber que mi esfuerzo te podría traer de regreso a mi lado era motivación suficiente para saber que valía la pena luchar. ¿Cuántos años se necesitan para juntar los dispersos pedazos de un corazón destruido? Mis grandes “amigos” me destruyeron por dentro y con descaro lo celebraron como una victoria. ¿No les repetí acaso que tú representabas todos mis lazos? Entiendo perfectamente su dilema. La decisión de ponerle fin a tus planes de venganza que nos perjudicaban a todos. En serio los entiendo. Sus intenciones, quiero creer que eran por un bien mayor. Librar a Konoha de malentendidos, a mí de mi promesa de recuperarte y a inocentes que podrían verse envueltos en tu locura. Sin embargo, no me siento mejor. Siento un profundo vacío en el pecho. El dolor de saberte perdido en la oscuridad me recordaba que estaba vivo, mas desde que no estás aquí ya no siento nada.  Ni siquiera puedo dedicarle odio a aquellos que te apartaron de mí.

Desearía tener un corazón tan apasionado como el tuyo que, pese a ya no tener nadie por quien vivir, encontraste una salida a tu retorcida manera. Yo intenté llenar el vacío con el reconocimiento de la aldea. Sin embargo, desde que se formó el equipo siete dejó de importarme lo que los demás pensaran mientras ustedes cuatro estuvieran bien. Kakashi sensei, Iruka sensei, Sakura chan y especialmente tú. El bastardo arrogante que siempre me molestaba diciéndome perdedor, pero que siempre estuvo allí cuando corría peligro. Incluso recuerdo que cuando protegimos a aquella princesa del país de las Nieves, me conseguiste su autógrafo. Ella era mi actriz favorita, como no paré de gritar una y otra vez. En aquel entonces era un chiquillo escandaloso y te reclamé que en la foto no me veía bien. Ni siquiera te agradecí el gesto. Muchas veces te hice esos desplantes. Hasta me hacía el ofendido cuando me salvabas la vida, pero lo seguías haciendo. Mi orgullo y terquedad no me dejaban decir un simple “gracias”.

Si no podía hacer algo tan sencillo como eso, ¿cómo esperabas que te confesara mis sentimientos por ti? No soy tan estúpido para no saber cuáles eran mis sentimientos por ti, pero me aterraba que no fuera esa la respuesta correcta a tu pregunta. ¿Y si no me correspondías? ¿O estaba confundiendo la hermandad con amor romántico? Tenías razón cuando me dijiste que no sabía nada sobre tener una familia porque siempre he estado solo. Por eso siempre me sentí confuso respecto a ti. ¿Y si me estabas tratando de la misma manera en que Itachi te trataba a ti y yo era el de las ilusiones románticas? No es como si tú no cuidaras de Sakura-chan y de mí cuando nos metíamos en problemas. Dejaste claro que no sentías nada por ella y sólo estabas siendo un compañero, ¿yo no era igual a ella para ti?

 

—Quizás me habría gustado ser rechazado de manera directa que vivir con esa duda —meditó en voz alta el rubio—. Envidio a Sakura-chan y las demás niñas que fueron capaces de expresarte sus sentimientos. Aunque no llegaron a nada, yo te perdí sin hacerte saber los míos —se lamentó mirando la palma de su mano vacía.

Mi cumpleaños dejó de significar algo más que un año más de vida. Desde que no estás a mi lado se ha convertido en mi fecha favorita. Porque cada año que pasa significa menos tiempo en este mundo y más corta mi espera para volverte a ver. Y cuando llegue al otro mundo esta vez no dejaré que nadie te robe de mi lado.

—Si puedo tener un deseo de cumpleaños ese es reencarnar junto a ti en un mundo donde no seamos un Uchiha y un jinchuriki —afirmó con sus ojos azules en el oscuro firmamento—. Nosotros juntos amándonos libremente o al menos yo. Espero que, aunque mis memorias se pierdan, mis sentimientos trasciendan la muerte. ¡No! Definitivamente lo harán ttebayo —prometió con el puño en alto.

Uzumaki se levantó de donde estaba sentado con ánimos renovados. Siempre debía hacer eso para no permitirse caer en la tentación de acortar su vida para ir junto a Sasuke. Después de todo, él seguía siendo el motivo por el que no se quitaba la vida. Era irónico. Sasuke seguía siendo la causa de pensarlo y la razón de no hacerlo al mismo tiempo. Todo por esas frases que le dedicó cuando estuvieron juntos. Le pidió no morir, no dejar que su sueño muriera y no “desperdiciar” su tiempo en su busca. Sin embargo, si todo ocurría de manera natural, no habría ninguna razón para ser regañado.

—Aunque tampoco estaría mal volver a oír un “Usuratonkachi” con voz enojada mientras me miras con el ceño fruncido —sonrió con tristeza antes de retornar a Konoha con la certeza de que su cumpleaños había finalizado.

 


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