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SNS Week por shiki1221

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Notas del capitulo:

Gracias a Diana Patrik por la idea de hacerlo sobre gatitos y a mi beta ana reiko por betearlo

Día 5: Hogar

 

Hinata se encontraba sentada en la sala de estar de su casa tejiendo una bufanda para regalársela a su primo Neji. Tenía una taza de té caliente en la mesa, junto a sus demás artículos para tejer. En su regazo estaba su gato negro de nombre Sasuke. Un regalo hecho por Neji hace ya algún tiempo. No debía preocuparse de que atacara las bolas de lana, pues era un gato algo huraño y de carácter tranquilo mientras no se le molestara. Él no quería jugar animadamente como los perros y jamás causaba desastres dentro de la casa. Era la mascota perfecta como solía presumir el mayor de los Hyuga. El mencionado lo primero que hizo al llevar a Sasuke donde su prima fue presumir el pedigrí del pequeño y cómo tenía un certificado que verificaba su historial familiar.

A Hinata nada de eso le importaba. Ella sólo había encontrado encantador al pequeño gato de pelaje negro. Era de un carácter sencillo de manejar. Le daba de comer a sus horas, le cepillaba el pelaje como aconsejaban los dueños de mascotas y el felino de vez en cuando le daba algunas efímeras muestras de cariño. Le tocaba con una patita o le corneaba con su cabecita antes de alejarse de ella. Era un gato bastante hogareño que por fortuna no gustaba de irse a pelear por lo techos por alguna hembra. Su primo insistió mucho en no castrarlo por si quería realizar alguna cruza. Ella negó con la cabeza por la ridícula sugerencia encontrando más ventajoso castrarlo para evitarle peleas y heridas, pero hizo caso a su petición y se limitó a vigilar que no saliera sin ella.

Le ponía una correa en el cuello y lo llevaba de paseo por el parque o por los alrededores de su casa. El gato negro caminaba y hacía ejercicio a menudo antes de volver a la casa y dedicarse a comer o dormir. En ocasiones especiales se acercaba a curiosear en busca de insectos. No era algo que hiciera por hambre. Era su instinto como cazador querer atrapar otras criaturas. A veces lo agradecía por mantenerle la casa libre de plagas. En otras, la pobre Hyuga dio grandes gritos de terror debido a los regalos de su mascota. Sasuke no había encontrado mejor manera de mostrar su cariño por su dueña que no fuera dejándole ratones muertos en su cama o algún plato si lo olvidaba en la mesa.

Repentinamente el sonido de la puerta siendo rasguñada junto con algunos maullidos alertaron a Sasuke, quien paró sus orejitas y saltó del regazo de Hinata.

—Creo que tu amigo naranjoso vino a verte —dijo ella acercándose a la puerta.

Al abrirla efectivamente había un gato de pelaje anaranjado sentado cual perro maullándole alegremente. Nada más abrirle le puerta ingresó a la casa y corrió directamente hacia la cocina. Había estado tantas veces en esa casa que el gato apenas entrar iba hacia el plato de comida de Sasuke. El gato recién llegado se dedicó a comer y beber el agua del otro mientras Hinata cerraba la puerta y volvía a tejer. Su gato negro había ido donde el invitado y se sentó a mirarlo con enojo.

Eres un cerdo para comer, Dobe —dijo el felino en un siseo de molestia.

Tengo mucha hambre luego de correr hasta aquí para visitarte. No seas tacaño, Teme —se quejó Naruto como se llamaba el gato anaranjado.

No soy tacaño es sólo que eres demasiado desastroso. Hasta pareces un perro —señaló el felino de pelaje oscuro.

Primero un cerdo, ahora un perro. ¡Soy un gato como tú, Teme! —reclamó el rubio mientras se erizaba y movía la cola con disgusto.

No como yo, callejero —siseo Sasuke ofendido de semejante comparación.

Te crees mucho por haber sido comprado ttebayo.

—Tengo sangre pura, mestizo.

—Y dale con eso —dijo Naruto rodando los ojos con cansancio.

Siempre era lo mismo con aquel felino doméstico. Debido a que nació en un criadero, Sasuke tenía una familia a la cual conoció bien. Estuvo con sus padres y hermanos durante sus primeros meses de vida. Los humanos a cargo de cuidarlo lo mimaron en extremo y acostumbraron a ser atendido en todos y cada uno de sus caprichos. Al crecer lo suficiente se le encontró un comprador apto para él. Los Hyuga poseían mucho dinero y eran una familia acomodada. Hinata era capaz de proveer de buena manera al minino. Lo llenó de juguetes, comida de calidad, espacio propio y siempre se aseguraba de llevarlo al veterinario a controles periódicos. Era un gato sano, con todas sus necesidades satisfechas y sumamente ocioso. Todo era perfecto. Hasta que apareció Naruto a perturbar su estilo de vida.

Al contrario de Sasuke, naranjoso, como lo llamaba Hinata al desconocer su nombre, tuvo una vida común para un gato. Él no recordaba bien a su madre. No sabía si tuvo padre y tal vez era mejor no saberlo, puesto que los machos suelen devorar a las crías cuando tienen la oportunidad de hacerlo. Lo separaron de su camada y en circunstancias que no recuerda del todo terminó en las calles sobreviviendo como podía. Maullaba y trataba de ser cariñoso con las personas para que le dieran algo de alimento, pero muchas veces recibía patadas o le arrojaban cosas. Sentía envidia de los demás cachorros que al acercarse a los niños conseguían un nuevo hogar donde tenían una familia que los amaba. La última vez que él intentó acercarse a unos niños lo metieron a una bolsa e intentaron matarlo por asfixia.

—¿Y bien? —preguntó Sasuke mientras se acicalaba lamiendo su patita antes de pasarla por su propia cara y cabeza acomodando su pelaje—. ¿Por qué viniste?

Ando en celo —respondió con descaro el felino invitado.

Cochino —insultó el gato negro erizándose con enojo por la respuesta—. Aquí no hay ninguna hembra.

—¿No quieres que vayamos a los techos a buscar alguna? —interrogó Naruto animadamente.

—¿Honestamente? No

—¿Por qué? —preguntó el gato de pelaje anaranjado—. Tendrías crías muy bonitas ttebayo.

—¿Y eso a ti que te importa? —cuestionó Sasuke antes de mirar hacia donde Hinata estaba tejiendo—. Ella y su primo dicen que algún día me conseguirán una gatita ideal.

—¡¿Dejarás que otros elijan a una pareja para ti?!

—Sólo permitiré que me traigan candidatas, si las acepto o no será cosa mía —afirmó Sasuke sentándose sobre sus patas traseras para inflar su pecho con orgullo.

Eso no tiene nada de divertido ttebayo.

—No me parece divertido meterme en peleas absurdas con otros machos —respondió el gato negro con desdén—. Un montón de sarnosos poca cosa no son dignos de pelearse conmigo y menos aún arriesgaré mi pelaje por una ofrecida toda usada por quien sabe cuántos otros.

Qué duro eres, Teme —se quejó Naruto mientras se comenzaba a lamer sus genitales durante la conversación.

Soy un pura sangre de alto valor. Si me apareo con una cualquiera podría contraer alguna enfermedad de transmisión sexual y ya no podría tener cachorritos lindos y puros como yo —explicó mientras se acercaba al otro gato y le pegaba con su patita en la cabeza—. No hagas eso aquí. Pareces un perro.

—Es importante tener mis bolitas limpias ttebayo —se quejó.

Como sea, Dobe —dijo Sasuke bostezando largamente—. Yo mejor me voy a dormir.

Te acompaño —avisó mientras seguía al otro felino y se acurrucaban en la alfombra donde entraba el sol a través del enorme ventanal—. Esta noche salgamos a divertirnos ttebayo.

—Sólo quieres perseguir gatitas—gruñó Sasuke enojado dándole un zarpazo con su patita—. No quiero meterme en peleas con otros idiotas calenturientos como tú.

Podemos simplemente pasear por los techos, Teme —se defendió Naruto con una sonrisa similar a la del gato de Cheshire—. Puedo enseñarte a cazar ratones.

—No necesito cazar animalejos sucios. Tengo comida más que suficiente para alimentarme —argumentó el felino de pelaje oscuro—. No perderé mi tiempo en eso. Además, a Hinata no le gustaron mis regalos. Los tiró a la basura y me regañó.

Para Hyuga la imagen era sumamente tierna. Al no tener ni la más remota idea de lo que estaban hablando esos dos, ella sólo veía como de costumbre Sasuke acompañaba al otro gato hasta donde estaba el agua y la comida. En la mente de la joven, su gato era todo un caballero que guiaba a su enamorado hasta el alimento y le hacía compañía viendo con admiración y cariño hasta los gestos más vulgares como limpiarse los genitales con la lengua. “Pero los gatos así se bañan. Para Sasuke-kun debe ser todo un espectáculo erótico y por eso siempre se le ve tan atento”. Pensó entonces la dueña de la casa. “Aw son tan lindos durmiendo juntitos en el sol. Siento que Sasuke es más feliz ahora que tiene un compañero leal”.

El resto del día Hinata hizo las cosas que usualmente hacía; trabajo, limpieza, cocina, etc. Todo lo habitual que se tenía que hacer, teniéndola sumamente ocupada y casi sin tiempo libre. Por su lado, los gatos durmieron la mayoría del tiempo, sólo despertando cuando tenían sed o hambre y luego de usar la caja de arena volvían a dormirse. Cada cierto tiempo cambiaban su ubicación según la posición del sol cambiara también. Al llegar la madrugada, lógicamente Hinata yacía profundamente dormida en su cama. Momento justo en el que los gatos despertaron muy animados.

Vamos, Teme —pidió Uzumaki mientras le mordía el cuello intentando llevarlo.

No tengo ganas de salir, Usuratonkachi —se quejó el felino negro.

—¿Vamos a cazar?

—Ya te dije que no tengo necesidad de hacer eso —le recordó Sasuke con fastidio.

Pero ¿no te daría gusto sentir la emoción de perseguir a otro ser vivo?

—¿El placer de matar? —cuestionó el felino de Hinata.

—¿Qué? —preguntó Naruto viendo la expresión sádica del otro gato.

—¡Vamos! —exclamó Sasuke tomando la iniciativa de salir de la casa.

Pese a que tenía poco interés por salir usualmente, eso no quería decir que el felino negro no conociera las aberturas o sitios por los cuales entrar y salir cuando quisiera. Hinata tenía la costumbre de dormir con la ventana un poco abierta para que corriera el aire dentro del cuarto. No era lo suficientemente grande para que pasara ni el brazo de una persona, pero por la flexibilidad propia de los felinos para Sasuke y Naruto no fue difícil salir por ahí. Nada más estar fuera comenzaron a correr respirando el aire nocturno cargado del rocío de la madrugada. Oyeron a otros gatos maullando y decidieron ir a ver por pura curiosidad. No era raro oír tantos gatos porque en el vecindario había muchos.

Aléjate, perdedor —ordenó una gata tricolor de nombre Ino cuando un gato de color gris ceniza la mordía insistentemente en el cuello e intentaba montarla—. Ya te dije que no quiero —insistió luchando por liberarse.

—¡Hey! ¡Déjala tranquila! —ordenó Naruto corriendo hacia ellos—. ¡Suéltala! —ordenó siseando con todo su pelaje erizado antes de darle un zarpazo con su pata.

Al hacer eso logró que el felino dejara de morder el cuello de la gata. Furioso, aquel macho cenizo se abalanzó contra Naruto iniciando una pelea. Sasuke se acercó preocupado viendo con enojo como la gata que su amigo salvó no se iba. En su lugar se echó sobre su espalda y comenzó a retorcerse como si fuera un gusano antes de ponerse a cuatro alzando su parte trasera para que sus feromonas pudieran olerse mejor. Incluso le invitó a él a aparearse, pero la rechazó duramente con una mueca de asco. Naruto estaba en problemas ahora que más gatos se unieron en su contra y esa ofrecida sólo pensaba en aparearse. Enojado, Sasuke se erizó también y se unió a la lucha junto a su amigo.

—¡Oh por Dios! ¿Qué les pasó? —preguntó Hinata cuando en la mañana vio a Naruto y Sasuke llegar a su puerta llenos de cortes y mordidas.

El que se veía peor sin dudas era Sasuke, quien cojeaba y le costaba apoyar su patita delantera. Además, en su lomo había zonas donde parecían haberle arrancado el pelaje dejando la piel rosada y vulnerable al descubierto. Naruto también se veía bastante herido, por lo cual los llevó a ambos al veterinario. El más cercano era Kiba Inuzuka, un viejo amigo de la joven Hyuga. La mayoría de las personas de ese vecindario acudían a él con sus mascotas. Por lo mismo, Inuzuka no tardó en reconocer a Naruto. Pese a no llevar una placa, habiéndolo tratado tantas veces, podía identificarlo fácilmente. Por lo mismo llamó a Sakura. La dueña del felino para que fuera a recogerlo.

—¿Y ahora en qué problemas se metió Naruto? —preguntó Haruno nada más llegar a la veterinaria encontrándose con Hinata.

—Mucho gusto, mi nombre es Hinata Hyuga y me dijeron que naranjoso es tu gato —dijo tímidamente jugando con sus dedos.  

—Sí, pero a menudo se va. Incluso por días y regresa cuando quiere el desgraciado —se quejó la joven de ojos verdes mientras miraba a su gato acostado junto a Sasuke lamiendo su orejita con mimo—. Y ahora veo porqué tarda en volver el infeliz.

—Lo lo siento mucho —se disculpó de inmediato—. Él suele quedarse a dormir en mi casa —justificó Hyuga de manera rápida.

—Y te lo agradezco —dijo Sakura sonriéndole mientras le sujetaba una mano—. Me siento aliviada de que mi problemático Naruto estuviera al cuidado de alguien amable y bonita como tú.

—Gra-gracias —tartamudeo Hinata completamente sonrojada hasta que una tos les llamó la atención.

—Los revisé y ambos se encuentran bien —informó Kiba mientras los veía ya vendados en las heridas más graves y notaba que ambos estaban juntos acostados—. Pero sugiero que los castren. Parece que se metieron en una pelea con otros machos.

—Naruto te voy a castrar —amenazó Sakura al saber que su tonto gato estaba malherido por andar caliente.

—¡No puedes hacer eso! —se opuso rápidamente Hyuga—. Están enamorados, amor peludo maúllan en los techos porque son de distintas clases —dijo Hinata en clara oposición a que fueran castrados.

—No es una telenovela, sólo son gatos en celo —replicó Haruno soltando un largo suspiro—. No sé si estar feliz o decepcionada de que no hiciera naranjosos —mencionó Sakura viendo a su mascota.

—En celo por amor de otro macho —añadió Hyuga muy emocionada antes de ir a tomarle fotos a los gatitos.

—Supongo que por eso explica por qué eligió pasar su celo con otro macho —suspiró Sakura antes de acercarse a tomar fotos también.

No podían evitarlo. Les parecía adorable como Naruto le lamía con cariño las orejitas y la cabeza de Sasuke, quien pese a estar herido ronroneaba feliz. Había valido la pena pelearse contra ese montón de machos para proteger a Naruto. Ese gato desvergonzado que iba y venía como quería a su casa.

—Ahora que vino tu dueña, ¿vas a volver a tu hogar? —preguntó Sasuke al otro gato.

Mi hogar es donde están las personas que amo. Quiero mucho a Sakura-chan por rescatarme de las calles —afirmó Naruto con cariño al recordar como la conoció—, pero también lo es donde estés tú. ¿Quién dijo que no se pueden tener dos hogares? —preguntó feliz por el cambio en su vida.

Naruto, quien no tenía una familia ni un hogar, ahora tenía dos sitios donde era recibido con amor y alegría. Sasuke pensó que no le importaba compartir un poco de su hogar con el otro y tal vez, en el futuro comenzara a invadir la casa de Haruno también.


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