[Len x Lui]
Se sentó en la cama de su pareja.
Pronto el aroma del incienso se hizo más evidente, y es que aquello se encontraba reposado en la mesita de noche.
Se quedó hipnotizado con el humo serpenteante que este emanaba hasta que escuchó el armario cerrarse.
—Aquí está —comentó Len mientras se acercaba con una pequeña caja—. No creí que vinieras hoy, pensé que estarías con tu familia.
—Estuve con ella un rato, pero luego me dejaron ir con tranquilidad —sonrió—. Igual Ring metió mano, así que habría que agradecerle.
—Le agradeceré la próxima vez que la vea, entonces —Se sentó a su lado y le extendió la caja—. Feliz cumpleaños, Lui.
El mencionado sonrió una un ligero "gracias", tomando la caja con ambas manos para ponerla en su regazo, abriéndola al instante.
Se quedó mudo al ver el interior.
—Len... esto...
—Siempre estas halagado mis accesorios y los de Rin, así que decidí hacerte uno —comentó sonriendo con sinceridad. Lui sacó aquella diadema de frente.
—¿Tú lo hiciste?
—Por supuesto, sabes que nosotros nos armamos nuestra joyería. Aunque confieso que le tuve que pedir una pequeña asesoría de Piko, ya que ni yo ni mi hermana usamos este tipo de cosas.
—¡Oh! Piko era el chico de cabello blanco, ¿no? —mencionó el de ojos anaranjados haciendo memoria—. Traía uno como estos, era muy bonito.
—Lo sé, vi que te quedaste encantado con aquello, por eso decidí hacerlo así. —Miraron la pieza unos cuantos segundos—. ¿Quieres probártela?
—Hmm... No. O bueno, no así —Puso la caja en la cama y se levantó—. ¿Me prestas una de tus túnicas? La verdad me gustaría verme con todo un conjunto. —Sonrió pícaramente, Len iba a hablar más unos toques en la puerta abierta lo interrumpió.
—Aquí es donde aparezco yo —dijo Rin pasando con una caja no muy alta pero si ancha, Lui la saludó para recibir el saludo devuelta, la caja le fue extendida—. Feliz cumpleaños, cuñadito —deseó con una sonrisa, el chico agradeció dejando la diadema en su caja y recibiendo su nuevo regalo.
Al abrirlo se topó con una túnica de color azul violáceo con detalles en amarillo pálido junto a un cinturón del mismo color.
—Espero te guste, lo hice con mis propias manitas —comentó Rin—. Si vieras lo difícil que fue tomarte medidas sin que te despertaras —rio suavemente—. Ahora ya tienes el conjunto.
—¡Muchas gracias, chicos! —agradeció con una ancha sonrisa—. Me lo probaré en seguida, ¿me prestan su baño?
—No sé porque sigues preguntando esas cosas, tu vete con confianza —contestó Rin antes de darle una palmada en la espalda, Lui rio antes de tomar la diadema e irse al sitio mencionado.
Pasaron unos cuantos minutos antes de que Lui regresara con sus regalos puestos. Ambos gemelos dejaron su pequeña conversación para verle.
La túnica se ajustaba bien a su cuerpo y no le quedaba ni largo ni corto. Su cintura era acentuada gracias al cinturón. La diadema ya reposaba en su cabeza, dejando caer las piedras blancas y transparentes sobre su frente, unidos por una delgada cadena dorada.
Lui les sonrió.
—¿Qué tal me veo? —preguntó.
—¡Te ves muy bien! Ese color hace que tus ojos y cabello resalten, ¿no crees, Len?
Sin embargo, el mencionado no respondió.
Y es que se había quedado anonadado al verlo, y no por lo bello que se veía, si no por las rápidas imágenes que pasaron por su cabeza al verle con aquel atuendo.
Un bosque.
Un río.
Una cabaña.
Un Lui con un rostro más adulto y una expresión seria en ella.
—¡Tierra llamando a Len! ¡Yuju! —llamó su hermana tronando los dedos frente a su cara. Reaccionó.
—¿Eh? Disculpa...
—No importa, te quedaste tonto por la belleza de Lui, ¿no? —comentó haciendo sonrojar al mencionado mientras se acercaba.
—Tampoco exageres, Rin.
—Yo solo digo lo que vi —respondió la chica levantando sus manos. Lui por su parte miró a su pareja.
—¿Te pasa algo Len? —preguntó al verle sumido en sus pensamientos.
—Yo... no lo sé —dijo vagamente—. Cuando te vi fue como si se desbloquearan recuerdos, pero el lugar es desconocido para mi...
—¿Una visión del futuro, quizás? —preguntó Rin, más su hermano negó suavemente.
—Todo se veia rustico, como antiguo...
—¿Una vida pasada? —comentó Lui, el de coleta se quedó pensando unos instantes.
—No sé, no creo en la reencarnación, pero como es algo desconocido...
—¿Y en los mundos alternos? —mencionó su pareja mientras entrelazaba ambas manos con las suyas.
—Quizás... Igual puede ser solo mi imaginación.
—Lo dudo, hermano —respondió Rin con las manos en su cintura—. El instinto no falla, por algo viste eso, debe ser real, nos afecte o no. ¿Qué fue lo que viste?
—No estoy seguro, todo pasó muy rápido —ladeó su cabeza tratando de hacer la imagen lo más nítida posible—. Vi algo en una cabaña, en medio de un bosque, igual un río —Frunció el ceño—. Y también vi a Lui, pero se veía más adulto y tenía una expresión seria, nada que ver con mi pequeño risueño. —Lui sonrió por el apodo, sintiendo un calor en su pecho.
—Entonces quizás si sea un mundo paralelo, sería lindo, ¿no? Estar juntos es otro mundo —Len le dedicó una sonrisa antes de ajustar el agarre de sus manos.
—Sí, sería muy lindo. —respondió, mientras el blanco humo seguía esparciendo aquel peculiar aroma, serpenteando y conectando distintos planos y mundos.