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[Len x Oliver]
Subió corriendo a su habitación, su tía aún no llegaba para la comida, por lo que tenía tiempo.
Abrió la puerta.
—¡Len! ¡Ya llegué! —anunció entrando y cerrando la entrada—. ¡Len! ¿Dónde estás? —llamó mirando a todos lados, acercándose a su cama donde dejo su mochila. Su armario pronto comenzó a abrirse, de donde salió aquel pequeño ser que apenas le llegaba por encima de la rodilla.
Este comenzó a caminar hacia él, más se detuvo ante el grito que dio Oliver.
—¡Qué hermoso, divino, celestial eres! —exclamó sin disimular un poco su emoción al verlo—. ¡Eres la cosa más tierna del mundo! ¡Te quiero apachurrar! —Simuló abrazar algo muy fuerte, aquello hizo que el pequeño diera un paso atrás, asustado—. ¡Eres precioso! ¡Te adoro! —Oliver cerró los ojos y dio leves brinquitos—. ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! —abrió los ojos, sorprendiéndose de los cristalinos ojos del pequeño y su expresión que detonaba que estaba a punto de llorar—. ¿Pero qué...? —Ya antes que pudiera completar su frase, el chiquillo se fue corriendo a encerrarse al armario.
Oliver se dio una palmada en la frente al recordar un detalle: ¡Len no hablaba su idioma!
—Len... —habló de manera calmada mientras abría el armario, la poca luz le dejaba ver al mencionado hincado en una esquina, tratando de esconderse—. Perdón —dijo de manera lenta para que el otro le pudiera entender, pues según podía comprender unas cuantas palabras—. No estoy molesto —sacudió su cabeza, debía usar un vocabulario más básico—. No estoy enojado, ven. —Le tendió la mano, cosa que el pequeño ser se le quedó observando unos cuantos segundos antes de tomarla.
Salió del armario.
—Perdón, a veces me emociono mucho y no me controlo, trataré de tener cuidado. —dijo. El chiquillo frunció el ceño tratando de captar el mensaje.
—E-esta bien —logró formular con su peculiar acento, seguido a esto le abrazó.
Oliver ahogó un chillido en su garganta antes de corresponder.
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