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Los Drabbles de Octubre-20 por Arince Bezariune

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[Fukase x Oliver]

Aquello era malo, muy malo.

¡Le había dado un beso en la mejilla a Fukase!

Y como buen cobarde, había salido corriendo de ahí.

Y por supuesto, el pelirrojo le venía persiguiendo.

—¡Oliver! ¡Regresa aquí! —gritó el chico detrás de él, quien al escucharlo cerca aceleró el paso.

—¡No! ¡Vete a tu casa y ya! —respondió, concentrándose en respirar por la nariz para no tener dolor.

Giró por una esquina y vio el parque que estaba cerca de su hogar, una vez ahí quizás podría despistar al chico.

Llegó al lugar y en seguida se metió en la zona con muchos árboles, doblando tan pronto dedujo que Fukase también había entrado.

Se dirigió a la zona de juegos y se subió al "fuerte", se metió al tobogán boca abajo y con sus manos sostuvo la orilla para no resbalar, con apoyo de sus pies.

Su respiración era agitada, más la intentó acallar lo más que pudo. Esperaría varios minutos con la esperanza de que Fukase se fuera o, si llegaba a subir al juego soltarse y regresar a su carrera.

Lo que no esperó fue que, en después de varios minutos y de manera silenciosa, el pelirrojo comenzara a subir por el tobogán desde la parte de abajo.

Trató de salir de ahí, pero fue demasiado tarde pues Fukase logró tomarle de los tobillos.

—¡Te tengo! —exclamó a lo que Oliver soltó un chillido, mirando a ver a Fukase para luego comenzar a patalear y tratar de subir con ayuda de sus brazos.

—¡Suéltame! ¡Suéltame! —gritaba, daba gracias a Dios que nadie estaba por ahí a esas horas. Y entre el cansancio, el forcejeo y el peso del pelirrojo, al final sus manos cedieron y ambos resbalaron en el tobogán.

Si bien Fukase logró mantenerlo agarrado mientras se incorporaban, Oliver logró zafarse para comenzar una nueva carrera.

Carrera que solo duró unos cuantos metros ya que Fukase logró saltar y taclearlo, logrando un quejido en el rubio.

—¡Deja de correr!

—¡Jamás! —exclamó antes de empezar a patalear, cosa inútil pues el peso del otro se hallaba sobre sí. Después de unos segundos paró, lanzando un bufido claramente molesto.

Se quedaron unos cuantos segundos en silencio, tratando de regular su respiración.

—¿Por qué te cuesta tanto trabajo aceptar lo que sientes? Y ya no solo hablo de que te guste yo, sino de todo en general. —preguntó serio Fukase.

El corazón de Oliver se agitó nervioso.

Se estaba acercando a terreno sensible.

—N-no sé de que hablas...

—Deja de huir, por favor —pidió el más alto, lo que mantuvo al otro callado—. ¿Crees que no me doy cuenta? Que reprimes tus sentimientos que no son alegría, preocupación, admiración, hasta cierto grado de enojo...  todo lo demás, tristeza, rabia, emoción, nervios, amor... todo eso te lo tragas para mantenerte "calmado". Pero no está bien Oliver —dejó un silencio para ver si mencionado decía algo, pero al no haber respuesta continuó:—. Quizás en ciertas situaciones lo está, pero todo el rato no, solo te estás haciendo daño...

—¡¿Y tú que sabes de eso?! —terminó por explotar—. ¡Tú no sabes lo que es una responsabilidad! ¡Tu siempre andas por ahí mostrando una sonrisa optimista y burlona! ¡Diciéndole a la gente lo que sientes cuando las cosas no van bien! —Las lágrimas comenzaron a bajar sin control—. Yo solo... yo solo...

Sintió la garganta cerrada.

Fukase se separó de él y se sentó a su lado, moviéndolo para que se pusiera boca arriba.

La expresión del pelirrojo mostraba una clara preocupación, con gentileza comenzó a acariciar ambas mejillas húmedas.

—Oh, cariño —murmuró—, ¿quién te ha hecho tanto daño para creer que no tienes derecho a sentir?

Y el llanto del rubio se hizo más fuerte.

Aquello era malo, dejarse llevar sin control de sus sentimientos era muy malo.

Pero mientras era sostenido por los brazos de Fukase, sentía que después de aquello todo iba a estar bien.

 


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