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Los Drabbles de Octubre-20 por Arince Bezariune

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[Piko x Lui]

Lui miró su reflejo en el espejo del baño.

Su rostro redondo y sus grandes ojos, sus pestañas rizadas y su nariz respingada. Su menudo cuerpo.

No era de sorprenderse el porque a veces lo confundían con una niña, incluso su delicada y natural forma de moverse los confundida más.

Dio un suspiro antes de escuchar que uno de los cubículos se abría.

Iba a comenzar a retirarse, mas la figura que salió le llamó la atención.

Su cabellera blanca y hasta los hombros, piel de porcelana y rasgos finos acompañados de unos labios de un tono rosado.

Nunca había visto a aquel chico, ¿era nuevo en la escuela? Parecía ser de su edad...

Sin poder evitarlo se le quedó viendo mientras este se lavaba las manos, más al terminar notó su mirada sobre él.

—¿Sucede algo? —preguntó con una suave voz mientras se volteaba a verlo de frente. Fue ahí cuando notó los peculiares ojos del contrario.

—Tienes los ojos de distinto color —dijo fascinado.

—Sí, lo sé —contestó el otro, algo acostumbrado ante aquella oración al parecer.

—Y tienes cara de niña. —Aquello si le hizo ladear la cabeza a la vez que alzaba una ceja.

—Tú tampoco eres muy masculino que digamos. —Le contestó, el rubio simplemente sonrió.

—¡Lo sé! Y por eso digo que seamos amigos. Me llamo Lui, ¿y tú?

—¿Por qué sería tu amigo? —preguntó el otro cruzándose de brazos y poniéndose serio, aunque por dentro le causaba gracia el chiquillo.

—Porque soy muy buena persona y me gusta hacer reír a la gente —contestó con simpleza mientras se ponía a bailar, moviendo sus hombros y poniendo una enorme sonrisa en su rostro. El otro se mantuvo serio pero no detuvo sus movimientos, por lo que segundos después logró su cometido haciendo reír al otro.

—De acuerdo, tú ganas —dijo relajando sus brazos—. Me llamo Piko.

—Hola, Piko. Te veo en la cafetería en el receso, ¿sí? —El mencionado asintió—. Muy bien, pues nos vemos ahí entonces, y ya me voy que si no me llama la atención la maestra. Bye—Y dicho aquello salió del baño, feliz de encontrar un nuevo amigo que a lo mejor entendería su "sufrimiento".

























Lui miró su reflejo en el espejo del baño.

Su rostro redondo y sus grandes ojos, sus pestañas rizadas y su nariz respingada. Su menudo cuerpo.

Quisiera decir que la adolescencia hizo lo suyo, pero apenas y había alargado un poco su rostro y dado unos cuantos centímetros más de altura, mas no nada impresionante.

Se escuchó un toque en la puerta, por lo que quitó el seguro y la abrió.

Piko se hallaba frente a él.

—Solo vengo a guardar las cosas que compramos —dijo con una bolsa de plástico en la mano, que seguramente poseía los jabones, pastas y otros artículos de aseo.

—Sí, esta bien, de todas formas ya acabé —dijo haciéndose a un lado para dejar que el otro pasara.

—No te bañes con agua demasiado caliente o te irritaras la piel —Le dijo al ver todo el vapor y sintiendo el calor de la habitación. Lui respondió un suave "hmm" mientras le veía abrir la ventana y guardar las cosas.

A diferencia de él, la adolescencia si le había ayudado a Piko. Su altura era mucho más alta que a sus 13 años, su cuerpo aunque seguía siendo delgado era claramente masculino además de que sus rasgos faciales se endurecieron un poco, haciendo que ya no parezca una niña por completo.

Lui hizo un puchero con sus labios mientras se cruzaba de brazos.

—No es justo —dijo a lo que el contrario le miró, dejando de guardar los artículos—, ¿por qué a ti la adolescencia si te pegó y a mi no? —Piko soltó una risa antes de colocar la pasta de dientes dentro de la alacena y cerrarla.

—No digas eso —contestó acercándose—, a mi me gustas tal y como estas —Le dio un efusivo beso en la mejilla, tomándole de la cintura—. No importa la forma en la que estés, eres divino. —Lui dio un sonido de resignación, aunque terminó por sonar tierno.

—Aún así, me molesta luego no poder alcanzar tu cabeza.

—¿Sí? Pero si todo mi ser está a tus pies. —Aquello le sacó un sonrojo al rubio.

—Tonto —murmuró con falso enojo para después darle un suave y corto beso en los labios, parándose un poco de puntas.

Quizás con el tiempo ya no se pelee más con su reflejo.


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