... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
[Len x Piko]
Miró los barcos a lo lejos.
Ahí, tranquilos en el puerto, anclados y balanceándose suavemente con las olas del mar, con las velas arriadas, siendo iluminados por los faroles y la luz de la luna llena.
Observó al cuerpo celeste, patrona de las mareas, mientras se perdía entre sus pensamientos.
Tan ensimismado estaba que se sobresaltó cuando alguien le abrazó por la espalda, rodeando su cintura.
—Debería estar más alerta, Majestad, alguien podría matarlo —dijo una voz conocida para él. Frunció el ceño antes de zafarse para poder verlo con ayuda de la luz de la vela con candelabro que tenía en su mano.
—Llegas tarde —señaló, poniendo su mano libre en la cadera en un gesto de enojo.
—Sí, lo siento —contestó el rubio con una suave sonrisa, cosa que se le hizo extraño el contrario. Por lo general o ponía una excusa o usaba un tono exagerado para quitarle importancia.
—¿Te pasa algo? —preguntó ladeando la cabeza y levantando una ceja, el contrario negó—. ¿Seguro? Me dijiste que me tenías que decir algo importante...
—¿Tan rápido pasamos de tema? Solo quería pasar la noche contigo... —contestó Len con voz suave. Piko sabía que le estaba ocultando algo.
—Estas extraño hoy —Le dijo a lo que el otro simplemente sonrió.
—¿Crees que podamos pasar a tu habitación? —preguntó.
—¿Para qué?
—Solo quiero que estemos más a gusto, hace frío aquí afuera, después de todo —dijo mientras se acercaba a la vela y apagaba la vela con un suave soplo, quedando únicamente iluminados por la luna y unas antorchas en las paredes del castillo.
Piko le vio con ojos entrecerrados.
—En verdad estas extraño hoy... —Len soltó una suave risa antes de ponerle una mano en la mejilla.
Que bien lo conocía.
—Quiero estar contigo, eso es todo —dijo extendiendo sus dedos y bajando su mano hasta el cuello, para con sus yemas a acariciar suave y lentamente parte de la parte trasera del cuello.
Sintió como el Príncipe se estremeció un poco, más enseguida se quitó, caminando hacia la puerta de cristal tratando de disimular que aquello le había provocado tal reacción.
—Entremos entonces —contestó antes de abrir la puerta y entrar, dejándola entreabierta para que el otro pudiese pasar.
Len sonrió antes suspirar con un deje de tristeza.
Definitivamente lo iba a extrañar demasiado.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...