... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...
[Oliver x James]
Se sacudió en un intento de quitarse un poco el agua.
La lluvia le había tomado totalmente desprevenido, y es que lo que parecía que sería unas cuantas gotas como solía ser en aquella región se había vuelto pronto una fuerte lluvia en cuestión de segundos.
Se mantuvo en aquella ventana con un pequeño techo. Sentía algo de frío al sus plumas estar algo mojadas, por lo que se acurrucó en una esquina tratando de mantener el calor de su pequeño cuerpo.
Pasaron los minutos y la lluvia no parecía querer parar, por lo que comenzó a quedarse dormido.
O eso hasta que algo le cayó encima.
Con miedo y desespero comenzó a aletear tratando de escapar, procurando no alterarse demasiado para no transformarse en ser humano.
Sintió que unas manos le agarraron con firmeza, más no le lastimaba.
Sintió que la tela en la que fue atrapado se movía hasta que su cabeza fue destapada.
Un chico rubio, con un ojo ámbar y con el otro vendado le sonrió.
—Hola, amiguito —saludó, su voz era realmente bonita—. Vi que te quedaste en la lluvia y me da miedo que te pase algo con este frío, las aves son delicadas en cuanto a enfermedades respiratorias se tratan, ¿no? —Levantó su sombrilla con su mano libre y lo apegó a su pecho. Comenzó a caminar fuera del pequeño techo—. Te vi y no pude evitar ayudarte, hasta compré unas semillas en la tienda de a lado, tenía miedo a que te fueras pero te veías muy cómodo. —rio. James simplemente le miraba embobado.
Llegaron a la residencia del chico, quien sin soltarlo dejó el paraguas y comenzó a buscar algo en un armario. De ahí sacó una jaula.
—¿Sabes? Mi mamá tenía un canario cuando era pequeño, pero por mi culpa escapó —contó mientras subía las escaleras—. En mi defensa tenía 5 años. —dio una suave risa antes de dejar la jaula en el suelo, abrir una habitación y entrar cerrando la puerta con el pie.
Caminó hasta el escritorio donde asentó la jaula y la abrió, sacó los palitos para posteriormente acercar a James a la puerta de esta. Una vez dentro le soltó y el jilguero por su parte se subió al palito y sacudió todo su cuerpo. El chico rio por la ternura que aquello le causaba.
—Te compré alpiste, espero te guste. —La ave movió su cola, pues era de sus semillas favoritas.
Miró al chico con un solo pensamiento en la cabeza:
"¿Será este mi ser amado?"
Y fue así, que sin saberlo, Oliver plantó una pequeña semilla en el corazón de James.
... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...