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Pasión Tóxica por Noctulier

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Notas del capitulo:

Y esta cosa sigue.

Tiene un total de 4 capitulos, creo :v

Igual los subire con forme los edite. 

Diablos.

Era el primer día de clases y ya estaba comenzando mal.

Su alarma no sonó.

Una llanta de su auto se ponchó.

Olvido la cartera en casa.

Y peleo con Iris.

Otra vez…

Las peleas con su esposa se hacían cada vez más constantes, si no eran los turnos de 24 horas, eran las “extrañas” llamadas en medio de la madrugada, sino el que no pasara tanto tiempo con sus hijos de apenas 5 años.

Lo entendía.

La que no lo entendía era ella.

Cuando se casaron, Iris le dijo que entendía que su profesión fuese muy demandante y que quizás pasaría la mayor parte de su tiempo fuera de casa, pero ahora simplemente no lo admitía. Unos cuantos minutos de retraso detonaban su ira.

Estaba segura de que le era infiel.

Eso no era nada más que una tontería, él la amaba más que a nada en el mundo y sería incapaz de posar su mirada en alguien más. Por eso había renunciado, trabajar en el departamento de medicina forense de Central City fue su mayor logro. Ahora tenía que dejarlo por el amor que le tenía a su familia.

Mudarse también fue parte del proceso, el clima caluroso y febril de Coast City le fascinaba a Iris, pero al él lo sofocaba. Ser profesor universitario no fue su primera opción luego de dejar su antiguo empleo, sin embargo era un trabajo que le permitía pasar más tiempo con sus hijos.

—Buenos días señor Allen— lo saludó el conserje en cuanto lo vio bajar del taxi.

Su automóvil lo dejo tirado a medio camino y su única opción fue pedir un aventón, que amablemente le dio un taxista después de estar más de 40 minutos varado en la calle.

Lo bueno que había salido temprano.

—Buenos días— contestó postrándose en el mostrador de intendencia, que era el sitio donde guardaban las listas de asistencia de los profesores. Busco su nombre.

—Su bata esta manchada, profesor.

—Oh— bajo la vista topándose con el rastro de su expreso, se quitó la bata quedando solo con el saco, llevaba más de 20 minutos de retraso.

— ¿Recuerda en que salón le toca clase?

—Sí, es el A-207.

Terminó de firmar y salió disparado hacia el aula. El problema de las universidades grandes era que te tardabas mil años en trasladarte de un edificio a otro.

Subir las escaleras le costó trabajo, definitivamente ya no estaba en forma.

Al entrar al salón diviso el gran conglomerado de estudiantes que hablaban animadamente entre ellos, carraspeo para llamar su atención.

—Buenos días— Gran parte dejo de platicar pero al fondo un muchacho de cabello castaño no se volteó a mirarlo.

Genial, un chico difícil.

— Mi nombre es Barry Allen y voy a ser su profesor de Ciencias Morfofuncionales por este semestre. Sean bienvenidos a la Universidad Autónoma de Coast City. —

Agarró uno de los marcadores y anotó su nombre en la pizarra.

— ¿Alguien sabe que son las Ciencias Morfofuncionales?— Una risa colectiva se escuchó por roda la estancia.

Se abofeteo mentalmente, ¿Qué clase de pregunta era esa? Por supuesto que todos sabían que eran las ciencias morfofuncionales, estaban en la Facultad de medicina.

Era todo un novato.

Solo una vez había dado una clase, hace más de 10 años cuando aún estaba realizando su pasantía. Esperaba que no se le notara la inexperiencia aunque si seguía haciendo preguntas tan obvias los jóvenes se lo comerían vivo. Una chica levantó la mano, él le cedió la palabra.

—Son todas las disciplinas que se encargan de estudiar la forma, fisiología y funciones de los órganos.

—Básicamente— respondió. Poco a poco otros alumnos se animaron a dar sus definiciones, el resto de la clase fluyo con facilidad, debía dejar de ser tan inseguro.

Ahora era un profesor y si no lograba controlarse a sí mismo ¿Cómo controlaría a sus alumnos?

Afortunadamente logro superar el nerviosismo inicial para, posteriormente, dar una clase más fluida. Lo único que seguía incomodándolo era el joven del fondo. Desde que consiguió llamar su atención no le había quitado la mirada de encima, sus ojos marrones lo escudriñaban con intensidad como si le perforara el cuerpo buscando algo en él.

Su mirada era pesada y un tanto perturbadora, pero no se dejaría amedrentar por un chico, él era un hombre hecho y derecho.

—Para finalizar quiero que me digan sus nombres, no quiero una presentación tal cual, estoy seguro de que están hartos de esas cosas— los alumnos rieron —Así que solo díganme como les gustaría que les llamara y lo que les gusta. Comencemos con usted— señalo a una chica de cabellera rubia.

—Mi nombre es Dinah y me gustan las artes marciales.

Un sonoro “wow” resonó por parte de los caballeros, Barry tenía que admitir que era una jovencita sumamente hermosa y por lo visto, también letal. El estudiante detrás de ella continúo.

—Yo soy Ray Palmer, me gustan las ciencias.

—Soy Harleen Quinzel y me gusta la gimnasia. — Barry enarcó una ceja cuando la rubia le miro coqueta. Un gruñido hizo que volteara, el siguiente en presentarse era el chico que lo miraba de forma extraña desde el inicio de la sesión.

A decir verdad parecía furioso.

Grandioso, lo que le faltaba, un joven que creyera que era un pervertido que se acostaba con sus alumnas.

—Mi nombre es Hal, Hal Jordan. Me gustan los aviones— la convicción con la que lo dijo se reflejaba casi con ira en los centellantes ojos marrones. El chico lo barrió con su visa ¿Acaso estaba enfadado con él? ¿Qué le había hecho? Es decir, apenas era su primer día dando clases y ya tenía un alumno que lo despreciaba.

Una gota de sudor bajó por su sien producto de la tensión acumulada, Jordan estaba empezando a incomodarlo. El sonido de la chicharra anuncio el final de la clase.

—Continuaremos la siguiente sesión, que tengan un buen inicio de semana— Barry procedió a borrar los apuntes del pizarrón en lo que sus alumnos bajaban del palco, al terminar recogió sus cosas y salió del aula.

Cuando llego a la sala de profesores soltó el aire, mantenerse sereno ante un cumulo de universitarios no era sencillo, el nerviosismo lo hizo trabarse un par de ocasiones pero logro salir entero del salón.

Solo esperaba que el resto de sus clases fueran más sencillas.

.

.

.

.

—Llegas temprano— fue lo primero que dijo Iris al verlo entrar.

—Ya no trabajo en el laboratorio, es normal que mi horario disminuyera.

—Tampoco tienes que contestarme de esa forma— se quejó la pelirroja frunciendo el ceño, él suspiro.

—Lo siento, es solo que… estoy cansado.

— ¿Tan mal te fue?— preguntó preocupada.

—No, de hecho creo que me fue mejor de lo que esperaba. Dar clases no es tan malo ni aburrido como creí. — De repente recordó los desafiantes ojos de Hal Jordan, sin embargo no creía de importancia comentarle algo tan insignificante.

—Me alegro— Iris se acercó abrazándolo por la cintura, Barry le dio un beso en la frente. —Sé que estás haciendo un gran sacrificio por nosotros y quiero que sepas que lo aprecio mucho, Coast City es el mejor lugar que pudimos haber elegido para comenzar de nuevo, esta etapa en nuestra vida traerá grandes cambios.

—Eso espero— contesto el rubio besándola en los labios.

Más tarde que temprano Iris descubriría que efectivamente, Coast City sería el lugar de los grandes cambios, pero no necesariamente para bien.

Notas finales:

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