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Mi primo y yo por shiki1221

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Cap 14: Sueños de un niño triste

Charasuke hizo lo posible por controlar el temblor en su cuerpo al saberse arrinconado por su abuelo. Siempre le había generado miedo decepcionarlo y ser llevado a aquel campo del que siempre estaba hablando. A veces se preguntaba por qué nadie se daba cuenta de las fechorías que estaba cometiendo contra aquellos desafortunados niños especiales. Para peor, esos pequeños nacían de aquella forma por culpa de las tradiciones tan obsoletas acerca de la pureza del clan. El joven azabache no entendía como su abuelo podía ser tan frío respecto a su propia familia. No sólo con aquellos niños inocentes, sino también con sus propios hijos. Para muestra, había usado a su papi como si fuera una incubadora para tenerlo a él y a su tío Sasuke seguramente lo habría usado también de no ser porque huyó de la aldea justo a la “edad casamentera”. En su caso por creer que se trataba de un alfa no podía emparejarlo rápidamente, a causa de lo difícil que era encontrar un omega “a la altura”. La mayoría de ninjas poderosos eran alfas, habiendo pocas excepciones como sus tíos abuelos, su tío Sasuke y su papi. Restando a aquellos cuatro omegas, los demás eran de carácter sumiso, tranquilo y poco destacable. No poseían habilidades llamativas a los ojos de su abuelo dejándolo libre de uniones forzadas por el momento.

―No entiendo de qué tendríamos que hablar ―dijo Charasuke intentando ocultar su miedo cubriéndolo con altanería―. El único que puede juzgarme es tío Naruto por ser el Hokage.

―No quieras hacerte el gracioso ―ordenó el mayor acercándose lo más posible a los barrotes de la celda―. Eres un Uchiha y como tal me corresponde a mí como líder juzgar y castigar a los miembros de este clan.

―Sólo eres líder del clan, mas no de la aldea y mis delitos fueron contra aldeanos, no contra Uchihas ―replicó el menor cruzándose de brazos para exhibir una postura confiada, pese a estarse sujetando a sí mismo para evitar temblar.

―He oído que eres un sigma, de tu… ¿novio? ―preguntó el líder del clan mientras relajaba la expresión de su rostro mostrándose más apacible―. Veo que al igual que tu tío elegiste al hijo del Hokage ―señaló con una sonrisa maliciosa.

―Es una coincidencia ―afirmó el azabache mirando hacia el suelo con frustración.

No era algo que le gustara precisamente. Había intentado durante mucho tiempo evitar ser comparado con su tío, pero cada paso que daba, aun sin ser su intención, terminaba replicando las acciones del mayor. Mientras el sigma estaba distraído por aquellas palabras, Fugaku comenzó a reflexionar sobre qué hacer con su nieto. La casta que poseía era tan única que nunca había oído de la misma. Consultó con el doctor del clan y éste le hizo algunas pruebas al menor mientras estaba inconsciente. Los resultados eran inconclusos. Poseía la complexión y musculatura típica de un alfa, pero sus feromonas y aparentemente sus órganos internos eran como los de un omega. Se vio forzado a revisarlo muy superficialmente para no dejar ninguna señal que alertara al Hokage o a los padres del menor, sobre aquella invasiva inspección al cuerpo de Charasuke. A razón de esto no tenía aun información completa sobre ese género, dejándole como única solución obtener respuestas de la boca del propio sigma.

―Menma me dijo que no te golpeara de nuevo el vientre porque era posible que estuvieras embarazado ―comentó el alfa con un tono gentil completamente falso―. No te hemos golpeado ni causado ningún daño.

―A excepción de aquel golpe que me diste en la casa de mis tíos ―reclamó sobándose con suavidad el vientre temeroso de haber abortado. Cierto que intentaron cuidarse para prevenir un embarazo a temprana edad, pero si lo estaba no deseaba perderlo de esa manera.

―No sabía que los sigma podían embarazarse ―dijo Fugaku de manera distraída viendo fijamente a su nieto―. Anda, ¿por qué no le cuentas más sobre eso a tu querido abuelo? ―cuestionó con un exagerado gesto de tristeza y decepción―. Tienes una cualidad maravillosa, me gustaría que me contaras más de ella. No entiendo por qué tus padres ocultaron algo tan grandioso ―comentó soltando un suspiro como si se sintiera dejado de lado por su propio hijo y yerno―. Dependiendo qué me digas las cosas podrían ir mejor o peor para ti ―explicó con un tono lo suficientemente grave como para hacerle sentir al moreno la amenaza implícita―. Y para Menma y tu posible bebé ―agregó notando como el otro alzó de inmediato la cabeza. Lo cual dibujó una sonrisa en el líder de la policía al percatarse que aquello seguía funcionando. Recordaba claramente como desde siempre el menor tenía debilidad por su primo.

Fugaku estaba inquieto respecto a su nieto por parte de Itachi. A sus nietos se les habían practicado recientemente los análisis para determinar sus géneros y se había enterado que Menma era un alfa, pero ¿el pequeño Sasuke qué era? Era de vital importancia descubrir qué era exactamente para conseguirle una pareja adecuada como había hecho con su primogénito. Tenía algunos cuántos prospectos en mente si resultaba ser un omega. Después de todo, los tenía pensados para su hijo Sasuke, mas después de haber desertado y sido marcado por el hijo de Yondaime, algunos consiguieron otra pareja. No obstante, seguían habiendo algunos de ellos solteros y dispuestos a tomar a la pequeña imitación de Sasuke. No les era difícil intuir que el joven sería alguien muy atractivo dado su enorme parecido con su tío. Viendo como se había puesto el mayor con los años, no encontraban desagradable el futuro del hijo de Itachi. Su único obstáculo eran los padres del menor. Ellos se negaron fervientemente a permitirle saber más sobre el género del menor. Sólo le habían dicho que se trataba de un alfa y se lo registró como tal. Empero, las dudas persistían por aquellos resultados. Si era un alfa, ¿por qué en ocasiones salía que tenía rasgos de omega? Supuso que tal vez se trataba de un omega y su hijo intentaba ocultárselo.

―Hola, niños ―saludó Fugaku tras haberlos encontrado en el parque jugando juntos en los columpios―. ¿Están jugando aquí solos? ―preguntó buscando con la mirada a los padres de los menores.

―Hola, abuelito ―saludó Menma sonriendo mientras se bajaba del columpio y corría a abrazarlo―. Mi padre está en la torre de Hokage y mi papi salió de misión. ¿Necesitas hablar con ellos? ―preguntó educadamente.

―No, no, pequeño ―respondió acariciando su cabeza con una amable sonrisa―. Sólo pasaba para saludar. ¿Y qué hay de los tuyos, Sasuke? ―preguntó viendo como el moreno seguía en su sitio balanceándose en el columpio.

―Hola, abuelo Fugaku ―saludó educadamente sin hacer ninguna mueca en particular―. Mis padres tuvieron que salir en una misión ―respondió de manera algo cortante.

―Oye, abuelo ―llamó Menma mirándolo interesado―. ¿Sabías que ahora le dicen “Charasuke”? ―preguntó emocionado el pequeño rubio mirando a su primo.

―¿Charasuke? ―repitió el mayor viéndolo con cierta confusión―. ¿Y por qué le dicen así si Sasuke es un lindo nombre? ―cuestionó viendo fijamente al mencionado esperando que respondiera.

―Porque no soy como mi tío Sasuke ―contestó el niño de ojos negros con el ceño fruncido―. Yo soy yo.

Fugaku veía cierta tensión y distancia en el más joven, lo cual lo hizo suponer que algo había sucedido. Anteriormente, sus dos nietos eran muy efusivos ante sus visitas. Algo debió cambiar en uno de ellos para tomar esa distancia y siendo el tema recurrente su género últimamente, podía apostar a que se trataba de algo relacionado a ello. Si preguntaba directamente temía una mentira, pero no temía por creer que sería engañado, sino a poner en sobre alerta a su hijo. Charasuke era muy charlatán y no era de esconder nada, ni siquiera su estado de ánimo. Lo más probable es que fuera a preguntar a sus padres o en algún descuido hablara repitiendo sus palabras. Respiró hondo para mostrar paciencia a pesar de los parloteos insoportables del pequeño rubio. Éste seguía hablándole de algo a lo que no le estaba prestando la más mínima atención. Al menos no hasta que llegó a algo de su verdadero interés.

―Y en la escuela un niño malo nos estuvo molestando diciendo cosas malas de mis padres y Charasuke le dio su merecido ―contó Menma lleno de orgullo ignorante de la poca atención de su abuelo a los relatos anteriores referidos a su propia persona―. ¡Hizo una patada voladora impresionante!

―Oh ¿en serio?

―Sí, fue tan fuerte que rompió la ventana y mandó a ese niño al hospital ―confirmó el rubio mientras asentía con la cabeza―, pero nos regañaron por pelear ―se quejó haciendo un puchero.

―¡Estoy impresionado de sus habilidades! ―exclamó Fugaku con gran emoción viendo como el moreno parecía erizarse como un gato.

No entendía muy bien la razón de su nieto para estar tan a la defensiva, pero sospechó inmediatamente de su hijo. Se contuvo de soltar una maldición delante de los niños, pues tener en sobre aviso al menor evitaba que pudiera ejercer influencia como quisiera sobre él. Con Sasuke no fue difícil instarlo a esforzarse hasta el cansancio, pues deseaba su reconocimiento. Mientras se lo negara, lo tendría mejorando sin detenerse. En cambio, con Itachi fue un poco más difícil, ya que éste sólo respondía correctamente cuando se ponía a Sasuke como seguro. No existía mejor forma de educar a los hijos que haciendo lo mismo que con la domesticación de animales. Desde pequeños debía inculcarles el miedo, de manera tal que aunque crecieran no pudieran vencer sus propios temores. Y había funcionado de maravillas. A pesar de que sus hijos habían crecido como omegas poderosos entre los Uchiha, ninguno se atrevía a llevarle la contraria a causa de esos temores arraigados en sus corazones. Les hacía sentirse unos niños indefensos a pesar de ser omegas casados y con hijos. Ahora tocaba averiguar con qué mantener a raya a su nieto.

―No fue la gran cosa ―aseguró Charasuke desafiando con la mirada a su abuelo. Sus ojos seguían cada uno de sus movimientos como si esperara ser atacado.

―¡Sí que lo fue! ―replicó Uzumaki mirando a su primo con una sonrisa―. Esa patada de taijutsu es bastante avanzada y tú pudiste hacerla sólo con verla ttebayo ―felicitó haciendo sonrojar al otro.

―¿Y qué hay de ti, Menma? ―interrogó el líder del clan Uchiha fijando su mirada en el niño de ojos azules―. ¿Tú también has alcanzado el nivel de tu primo?

―Je, je, je no ―negó el joven alfa rascándose la nuca con nerviosismo y un poco de pena―. Yo no soy tan hábil como Chara, así que me es imposible hacer una patada como esa ―dijo inclinando un poco la cabeza a modo de disculpa.

―Oh si ese es el caso yo podría ayudarte ―sugirió Fugaku mientras le revolvía el cabello―. Podría llevarte al campo especial al que llevó a todos los niños del clan que tienen problemas para avanzar.

―¡No! ―gritó el menor de los Uchiha saltando de su columpio y acercándose hasta ellos para separarlo de su primo―. Qui-quiero decir que no hace falta. Yo ayudaré a mi primo a hacerlo, él es más hábil de lo que parece, en serio, abuelito ―explicó con un nerviosismo visible.

“Bingo”. Pensó el alfa al ver aquella reacción al mencionar el campo donde se deshacía de los niños defectuosos. No estaba seguro de cuanto sabía su nieto sobre ese asunto, pero fuera lo que fuera, le despertaba miedo que se llevara a otro niño, específicamente al rubio delante suyo. Era fácil ver miedo en su mirar, sólo faltaba comprobar algunas cosas respecto a él y era la oportunidad perfecta de hacerlo.

―¿Seguro? ―preguntó el adulto con un tono que pretendía ser amable―. Entonces, golpea a tu primo con esa patada que me contó ―ordenó con su voz de alfa.

―¿Por qué? ―cuestionó Charasuke sin entender a qué venía esa petición.

Fugaku sonrió internamente al comprobar que se trataba de un alfa. Le parecía un género bastante digno para el hijo de dos prodigios. Sin dudas al crecer sería idéntico a Shisui. Después de todo, los omegas tenían el defecto fatal de someterse ante los alfas sólo con su voz. Alguien con semejante debilidad no era digno de respeto alguno. Era imposible para un omega negarse a la voz de alfa, así que no necesitaba nada más para corroborar que su nieto era uno.

―Sólo quería que me la mostraras. Tu primo dice que fue muy impresionante ―contestó siendo lo más convincente posible.

―No quiero hacerlo ―protestó el azabache con un puchero―. A mis padres no les gusta que haga esas cosas.

―Es que si vas a enseñarle a Menma como hacer taijutsu debo comprobar que lo haces bien ―explicó viendo que el otro no cedía y para peor, lo miraba con fastidio―. Si no puedes hacerlo bien tendré que llevármelo ―avisó acercándose un poco a la oreja de Charasuke para que su otro nieto no lo oyera―. Y quien sabe cuándo podrás volver a verlo… claro si es que regresa.

Aquello había hecho cambiar la expresión en el rostro del menor. Pasó de mostrarse desafiante y molesto a preocupado y temeroso. Fugaku le palmeó la cabeza con una sonrisa victoriosa, al ver la angustia en su expresión. Menma ajeno a lo sucedido sólo le sonreía mientras le ofrecía practicar juntos con su abuelo. Charasuke aceptó e hizo lo posible por ayudar a su primo a mejorar. Desde entonces Fugaku siempre le imponía nuevos retos para el manejo de las distintas artes ninjas. A cada una que dominaba se la enseñaba a Menma. Su abuelo no era tonto. Sabía bien que estaba intentando evitar que se llevara a su primo, pero con el paso de los años el temor en el azabache seguía creciendo. Mientras más huía de él e intentaba no decepcionarlo, más se hundía en la desesperación de sentirse insuficiente para salvar a su primo.

―Un sigma es como un alfa, pero puede embarazarse ―habló finalmente Charasuke sacando al mayor de su recuerdo―. Básicamente, soy un omega superior ―soltó con mucha dificultad.

―¿Superior en qué sentido? ―preguntó animándolo a hablar.

―Yo soy inmune a la voz de un alfa ―soltó a regañadientes mirándolo con molestia―. A diferencia de otros omegas a mí ningún alfa puede decirme qué hacer… incluyéndote ―agregó en tono desafiante.

―Eso explica por qué nunca obedecías cuando la usaba contigo ―afirmó Fugaku sin mostrarse realmente sorprendido.

―Ahora entiendo esos comentarios raros que hacías de vez en cuando ―comentó el sigma sorprendido.

No se había dado cuenta que fue puesto a prueba varias veces por su abuelo. Aunque eran más como comentarios extraños o de poca coherencia. Cuando era pequeño no tenía idea sobre eso de la voz del alfa, fue entendiendo sobre ese tema cuando sus amigos y compañeros presumían su fuerza con la misma. Muchos se jactaban de derrotar shinobis enemigos usando meramente la voz de alfa, pues no eran capaces de resistirse a la misma.

―Siempre creí que me estaban ocultando tu verdadera casta por ser omega y mira nada más. Resultaste ser mejor que un simple omega ―habló mirando a su nieto de arriba abajo―. Al fin tras tantos intentos logramos mejorar nuestros shinobis. ¡No esperaba menos de mis dos prodigios! Consiguieron procrear un niño con un nuevo género.

―Aunque eso es cierto, me permito recordarte que estoy fuera de tu alcance ―dijo Charasuke con una sonrisa arrogante―. Llevo la marca de Menma y es inamovible. Además tío Naruto y mis padres no te dejarían emparejarme a las fuerzas para tus locos cruces.

El alfa gruñó por lo bajo mirando con furia a su nieto por aquella manera de dirigirse a él. Para peor, aquel mocoso tenía razón. No importaba cuanto miedo había logrado generar en sus hijos, cuando se trataba de sus hijos, su instinto maternal superaba al de supervivencia. Y bien sabía que los alfas los apoyarían en defender a su descendencia. Lo irritaba saber que su nieto se había salido con la suya. No sólo evadió un compromiso fructífero y benéfico a futuro al ocultarle su capacidad de gestar, sino que también se consiguió un alfa de gran influencia en la burocracia de la aldea. Menma jamás dejaría que lo separaran de su actual pareja y con el Hokage de su lado sería casi inmune. Alguien cercano a ser intocable por él. Sólo le restaba conseguir que el propio nieto aceptara un trato a espaldas de los demás. Sin embargo, Charasuke no era tonto. Sabía con qué cartas estaba jugando.

―¿Crees que la marca es un impedimento? ―interrogó el mayor de los Uchiha retomando su postura regia―. Pobre niño ingenuo. Los Uchiha hemos sobrevivido tanto tiempo gracias a que los omegas son compartidos ―confesó sin ninguna pena.

―¡¿Qué?! ―exclamó alterado el sigma. Abrió los ojos al máximo y su sonrisa se borró de inmediato.

―Oh vamos. Tú ya sabías sobre el campo donde me llevo a los defectuosos para asesinarlos, ¿o no? ―preguntó el alfa con una sonrisa triunfal al ver cómo estaba venciendo al menor―. Por eso cuidabas tanto del mestizo. Ese mocoso que ensució la pureza Uchiha.

―¡No le digas así a Menma! ―ordenó el moreno con molestia mientras iba directamente hacia los barrotes intentando atraparlo sacando los brazos de la celda.

―Te contaré algo interesante ―soltó mientras le doblaba los brazos aprovechando que los dejó fuera de la celda―. Yo habría asesinado a tu querido tío Sasuke si no fuera pareja del actual Hokage y a su mestizo también. Aun puedo retomar mis planes de una rebelión contra la aldea si se meten en mi manera de dirigir el clan ―advirtió con seriedad.

―¡Estás loco! ―gritó a pesar del dolor que sentía en sus extremidades al sentirlas doblarse dolorosamente.

―¿Para qué crees que intento tener nuevos y poderosos shinobis? ―cuestionó riendo con burla.

―¡Déjame fuera de tus asquerosos planes! ―gritó forcejeando para separarse de él.

―Oh mi pequeño y adorable nieto ―habló de aquella manera dulce e irritantemente falsa―. ¿No te gustaría que todo siga como antes? ¿Sin peleas? ¿Sin guerras entre Uchihas y Konoha?

Charasuke guardó silencio ante esas palabras. Si bien era cierto el apoyo de parte de sus padres y tío, ¿a qué precio sería? Su tío Naruto perdería el cariño y respeto de la gente si peleaba por defenderlo. Ya le había sucedido al apelar en favor por su tío Sasuke. Sus padres no gustaban de meterse en conflictos y de ir en contra de los designios del líder de los Uchiha, causaría una fractura en el clan. No dudaba que los padres de los “defectuosos” se pusieran del lado de ellos para destituir a Fugaku como líder, pero también existía una fracción bastante importante leal y abnegada a sus ideologías. Guardó silencio no sabiendo qué hacer o decir. Sólo se alejó lo más posible de los barrotes y buscó la esquina más alejada de su abuelo. Necesitaba pensar e idear alguna solución para su problema. Viendo su objetivo de acorralar psicológicamente a su nieto, Fugaku se alejó de allí.

―Te dejaré para que pienses en lo que hiciste y sobre todo en lo que harás durante la asamblea ―dijo caminando hacia la salida―. Espero no me decepciones aún más o no serás tú quién pague por tus errores.

Charasuke ocultó su rostro en sus rodillas al sentirse perdido. Quería a sus padres, a sus tíos y a su pareja para darle consuelo, pero no tenía a nadie cerca y no sabía cuánto tiempo estaría allí. No podía dormirse y tenía la vista clavada en la puerta temiendo que le hicieran algo. Sabiéndose su capacidad de gestar temía que su abuelo enviara a alguien para comprobarlo. A esas alturas y con todo lo que sabía de su abuelo, se esperaba cualquier cosa de su parte. Además teniéndolo encerrado con su chakra sellado era presa fácil y si lo violaran bien podría excusarse con que eso sucede frecuentemente en las cárceles o también lo ocultaría como hizo con tanto infanticidio. Dudaba le fuera difícil ocultar pistas o rastros siendo ellos quienes peritaban todos los crímenes en la aldea. Tenía miedo y se sentía inquieto preguntándose cómo estaría su pareja. Lo último que alcanzó a decirle es que no lo toque. Tuvieron aquella fea pelea y no se reconciliaron. ¿Y si ahora lo odiaba por ser infantil y caprichoso?

―Menma ―gimió angustiado de no saber qué sucedió con él.

El alfa Uzumaki tampoco se sentía a gusto sabiendo que habían metido preso a su pareja. Estuvo en la sala dando vueltas en círculos quejándose y maldiciendo. Su padre omega lo estuvo acompañando, o mejor dicho, vigilando sabiendo que ese niño era tan temperamental como su padre. Si lo descuidaba tendría que perseguirlo y posiblemente amputarle algo para que no se llevara a Chara lejos de la aldea. Intentó prepararle ramen, pero su hijo estaba tan inquieto que apenas pudo dar algunos bocados. Eran una pareja recién formada y con el celo de su sobrino apenas satisfecho, la necesidad de estar juntos primaba. Sasuke recordaba bien la primera vez que estuvo en celo acompañado del Uzumaki, habían pasado tres días dedicándose a mimarse. Más que nada de parte de Naruto provenían los mimos, pero se entendía la necesidad de estar juntos. El omega oyó la ruidosa llegada de su pareja y fue a la puerta a recibirlo esperando trajera buenas noticias tras la reunión con los consejeros.

―¿Cómo te fue, Dobe? ―preguntó Uchiha mirándolo con indiferencia, pero el otro sabía lo ansioso que debía encontrarse por saber lo resuelto sobre el menor.

―Bastante pesado ttebayo ―se quejó con gran cansancio y frustración por aquel pésimo día discutiendo con todos.

Cuando Naruto abandonó su hogar tras aquella interrupción de parte de la policía militar, se dirigió a la torre Hokage para exigir respuestas. Le molestaba no haber sido consultado sobre las medidas a tomar cuando dependía precisamente de él como Hokage autorizar o no la aprehensión de su sobrino político. Tenía claro que no podría evitarle un castigo por sus acciones, pero manteniendo su imparcialidad como líder, las consecuencias debían ser equiparables al daño causado. Los destrozos eran puras pérdidas materiales. No había causado heridas ni muertes, esto último ni siquiera indirectamente. Si bien hubo peleas a puño limpio, sólo a eso llegaron. Algunos moretones, labios rotos y ojos morados, pero nada que requiriera internación o algo similar. Abrió la puerta encontrándose con su mano derecha, Nara Shikamaru, reunido con los dos ancianos consejeros de la aldea.

―¿Por qué han ordenado arrestar a Charasuke? ―exigió saber mostrándose imponente y serio a la altura del título que portaba.

―Creo que es demasiado obvia la razón ―contestó su perezoso amigo caminando hasta quedar frente a frente―. Según nuestras fuentes, les hizo genjutsus a varios aldeanos provocando los disturbios e intentó escapar aprovechando la confusión ―explicó siendo secundado por los ancianos quienes movieron la cabeza de manera afirmativa.

―¡No tenían ningún derecho de llevárselo así! ―reclamó furioso moviendo la mano en el aire como si fuera a golpear al otro alfa.

―No seas tan exagerado ―pidió Nara mientras adoptaba una expresión seria―. Por respeto a ti, Naruto, no le pedí a Fugaku que maniatara a Charasuke. También pedí que no fueran rudos los de la policía militar ―explicó intentando tranquilizar al otro.

―¿Y eso en qué modifica que han actuado a mis espaldas? ―preguntó de manera fría. En los momentos de mayor tensión, Uzumaki hablaba con el mismo tono carente de sentimientos usado por su pareja.

―No hemos hecho tal cosa ―negó la consejera mientras golpeaba su bastón contra el suelo―. Sólo tomamos las medidas necesarias para evitar a otro vengador como su tío.

―Los Uchiha no dan más que problemas ―aportó el otro consejero negando con la cabeza.

Uzumaki no pudo evitar mirarlos con odio a aquellos dos ancianos, quienes desde siempre habían estado en contra de los Uchiha. Jamás olvidaría como esos dos habían estado a favor de la ejecución de su actual pareja. Lo que lo sorprendía y decepcionaba era la postura de Shikamaru. Se suponía que él se había hecho de un lugar en los altos mandos para ayudarlo y evitar que fuera manipulado por aquellos ancianos hambrientos de poder. Poco sabía respecto al problema interno que hubo en el pasado. Su padre le había comentado de la resolución pacífica lograda por Itachi al haberle informado a Yondaime y trazado un buen plan para atrapar a Danzou. A su parecer los otros dos consejeros también estuvieron relacionados a ese asunto, pero se habían librado por falta de pruebas. Sólo Danzou no tuvo tanta suerte, pues fue capturado intentando sacarle los ojos a Shisui y ahí no había excusas posibles. Ventajas de que el mejor shinobi de genjutsus tuviera un historial impecable. Hasta el segundo Hokage, Tobirama estaba de su lado abogando que era alguien leal a la aldea. Si el mayor enemigo de los Uchiha hablaba en su favor, era claro que no existía margen de duda que le diera escape a Danzou.

―Naruto ―llamó Shikamaru mientras apoyaba una de sus manos en el hombro del otro―. No creas que estamos actuando a traición, es todo lo contrario.

―¿Ah sí? ―interrogó con escepticismo mientras movía violentamente el hombro retirando la mano contraria―. ¿Cómo debo interpretar que dieran ordenes sin yo estar enterado?

―Si el Hokage no se encuentra en condiciones de tomar decisiones los consejeros tenemos la autoridad legal para hacerlo en su lugar ―se defendió Nara.

―Sólo estaba en mi hogar tras ayudar a los aldeanos, ¿en qué momento quedé incapacitado? ―demandó saber apretando los dientes para no cometer alguna locura.

―En el momento en el cual el implicado fue un Uchiha ―respondió Shikamaru con el ceño fruncido―. En el pasado fuiste sumamente blando con Sasuke. No te importó cuando se unió a Orochimaru e intentó destruir esta aldea ―le reclamó de una manera muy agresiva nunca antes vista en el otro―. ¡Como tu amigo no puedo permitir que arriesgues tu carrera por la copia de Sasuke!

―Chara no es la copia de Sasuke ―afirmó de manera firme listo para resolver ese conflicto a los golpes de ser necesario―. Y si de verdad fueras mi amigo, tendrías confianza en mí y mis decisiones.

―Te conozco lo suficiente como para saber que no puedes separar tus sentimientos de tus decisiones y debes ser imparcial dado tu puesto como líder ―regañó con gesto aburrido de tener esa discusión sin sentido a su parecer.

―Si de verdad me conocieras sabrías que buscaría la mejor solución para todos siendo justo con mi puesto ―afirmó Uzumaki respirando pesadamente a causa del enojo―. Y si fueras mi amigo me tendrías confianza. ¿Qué clase de amistad tenemos si no eres capaz de confiar en mí y prefieres actuar a mis espaldas asumiendo cosas de mí? ―preguntó profundamente decepcionado de oír de la propia boca de su mano derecha tales dudas.

El alfa rubio tenía muy presente que tanto adultos como muchos de sus compañeros de generación dudaban de él a causa de sus sentimientos por Sasuke. Lo hicieron cuando prometió recuperar a Sasuke y lo siguieron haciendo cuando le consiguió el indulto. Mas, de todas las personas en la aldea, la última persona de quien esperaba semejante acto traicionero era de parte del Nara. No podía dejar de sentir que lo apuñaló por la espalda actuando de esa manera. Ahora conocía un poco sobre las malas “costumbres” de su suegro y sus retorcidos planes para los miembros de su clan. De haberlo esperado podría haber explicado sus motivos para no dejar a Charasuke desprotegido en manos de su abuelo, pero las acciones de sus consejeros se lo dejaron en bandeja de plata para hacerle cuanto se les viniera en gana. Con un gesto severo dio inicio a una larga disputa sobre las siguientes acciones legales para juzgar al menor de los Uchiha. Pasaron horas viendo los pros y los contras sin llegar a ninguna conclusión definitiva.

―¿Qué han resuelto sobre mi sobrino? ―preguntó Sasuke al ver a su pareja guardar silencio perdido en sus pensamientos―. Nuestro hijo ha estado inquieto y prácticamente hizo un hoyo de tanto caminar en el mismo sitio.

―¿Dónde está Menma? ―respondió con otra pregunta el Hokage viendo a su alrededor en busca del mencionado.

―Estaba en la cocina, ya sabes que la sala aun no es amueblada de nuevo ―contestó el omega mientras caminaban hacia el sitio mencionado.

Al entrar vieron a su hijo mirando con mucho cariño varios papeles llenos de dibujos. A juzgar por los garabatos que pretendían ser dibujos los había hecho un niño pequeño. Vieron a Menma revisando algunos mientras suspiraba enamorado antes de dejar caer su cabeza contra la mesa. Oían los golpeteos contra la superficie de madera sin entender la razón de ello.

―¿Qué estás haciendo? ―preguntó el Hokage acercándose a detener a su hijo sujetándolo con su mano.

―¿Y qué es todo esto? ―interrogó Sasuke inspeccionando algunos dibujos sin entender del todo su contenido.

―Son los sueños de Charasuke ―suspiró el joven alfa mirando aquello con gran tristeza―. Él me regaló estos dibujos cuando éramos niños y son nuestros planes a futuro.

―Aww mira, Teme ―pidió Naruto mientras colocaba uno frente al rostro de su pareja―. Aquí estamos todos nosotros y puso nuestros géneros arriba. Hasta me dibujó con una capita de Hokage ―afirmó conmovido.

―Vaya que tiene grandes sueños ―afirmó Sasuke levantando uno para mostrárselo a su esposo―. Aquí hay uno que dice “cuando sea Hokage haré un día de ramen gratis para Menma” ―leyó en voz alta observando de manera acusatoria al rubio.

―¿Qué? ¿Qué sucede, Teme? ―interrogó Uzumaki no entendiendo a qué se debía ese gesto de molestia.

―Tú eres Hokage.

―¿Esperabas el día del tomate gratis para Sasuke? ―cuestionó el blondo mientras sacudía la cabeza―. Olvídalo, ya intenté el día del ramen gratis para el Hokage y no me dejaron ttebayo.

Menma no pudo evitar sonreír un poco al ver a sus padres tan emocionados por los sueños de su pareja. Allí estaba todo lo que deseaba para el futuro. Eran su fuerza de voluntad en esos momentos para no ir y raptar a su novio para huir juntos de la aldea. Debía tenerle fe a su padre, pero era tan difícil cuando no sabía qué le podían estar haciendo a Charasuke estando en la cárcel. ¿Estaría asustado? ¿Solo? ¿Triste? No habían tenido tiempo de reconciliarse y tampoco estaba seguro de lo que provocó la ira de su novio. Si tan sólo no les hubiera retirado el jutsu, al menos sabría qué pasaba por su mente para estar tan molesto con él.

―¿Qué es esto? ―preguntó el omega sacando a su hijo de sus pensamientos.

―Son los planes para los terrenos del clan Uchiha ―contestó el menor de los Uzumaki revisando varias hojas.

Su padre omega no entendía muy bien a qué se refería su hijo, por lo cual esperó en silencio. Lo primero que hizo el más joven de los ojos azules fue acomodar una serie de dibujos sobre la mesa. Cuando los tuvo listos sonrió orgulloso y volvió la mirada a su progenitor.

―Como sabes los territorios del clan Uchiha y todo lo que corresponde a la herencia es para tío Madara, tío Izuna y el abuelo Fugaku. Pues bien, como los tíos no tienen hijos propios lo que ellos tienen al igual que lo correspondiente al abuelo Fugaku se dividirá entre tío Itachi y tú, papá ―explicó Menma ante la atenta mirada de sus dos padres―. Lógicamente, la parte de tío Itachi será para Charasuke y la parte tuya será para mí, a menos que tengas más hijos. ―Ante esa afirmación el omega frunció el ceño dando a entender que no estaba entre sus planes tener más hijos―. Bueno, cuando nos casemos los territorios Uchiha pasaran a pertenecernos por completo ―finalizó dejando al alfa con la boca abierta.

―Entonces, ¿Charasuke se haría con todo lo perteneciente al clan Uchiha? ―preguntó Naruto revisando los dibujos. Los cuales tenían dibujos parecidos a gráficos de torta con diferentes colores, haciendo que incluso él entendiera los cálculos.

―¿Cuántos años tenía cuando hizo esto? ―Quiso saber el omega revisando que efectivamente los cálculos estaban bien.

―Siete años ―afirmó el menor de los Uzumaki dejando aún más sorprendidos a los adultos.

―Vaya ―expresó Naruto con gran sorpresa volviendo a revisar los dibujos―. Es más ambicioso que el Teme.

―¿Qué esperabas? ―cuestionó el alfa más joven mostrando otro dibujo―. Nuestros cinco hijos, dos perros y dos gatos no se mantendrán solos ―aseguró con una sonrisa llena de ternura por ese sueño.

En un principio le pareció algo exagerado y cuando le planteó a Charasuke lo difícil que sería tener todo eso, se lo tomó a reto. En un principio repitió las palabras de los adultos sobre cómo tener demasiados hijos y mascotas serían toda una complicación. El pequeño moreno en un principio se había quedado callado. Menma pensó en disculparse por haberle estropeado la ilusión a su primo cuando esos no eran más que sueños ajenos que no tenía derecho a destruir. Empero, antes de poder pedir perdón por sus palabras tan brutalmente honestas, Charasuke había llegado con aquellos dibujos. Tomó en cuenta el tipo de trabajo que deberían tener para llevar una buena vida con o sin herencia de sus padres, pero también la tenía muy presente. Cuando gennins, Charasuke dejó de mencionar aquello. Sólo se limitaba a decir que no quería ser ninja, o inventarse metas distintas a las que alguna vez expresó. Culpaba a su miedo a decepcionar a los demás que hubiera cambiado “ser Hokage” a “ser chunnin”. E incluso dejó de hablar de tener una familia y se limitaba a decir que viviría soltero cortejando konekos hasta su último aliento.

―Me quedaré con este ―afirmó Uzumaki doblando uno de los dibujos antes de meterlo en su bolsillo.

―¿Para qué quieres eso? ―preguntó Sasuke mientras se guardaba uno de manera disimulada.

―Necesito recordarme que debo mantenerme fiel a mis creencias y no dejarme pisotear ―explicó con una sonrisa―. Contigo tenía la bandana que dejaste atrás. Espero no tener que esperar tres años para cobrarme este dibujo ttebayo ―bromeó de mejor humor.

Tras aquellas palabras, el alfa mayor volvió a colocarse su capa de Hokage y partió de su hogar nuevamente hacia la Torre donde supuso aún seguían sus consejeros. No iba a dejar que siguieran riéndose a su costa. Tal y como pensó, ellos seguían en las oficinas evaluando los daños provocados por Charasuke y las múltiples quejas de los aldeanos afectados. Sin solicitar su opinión, Uzumaki fue a redactar personalmente un documento de traslado para su sobrino. Lo firmó delante de los ojos de todos sus consejeros y haciendo caso omiso a sus gritos de disconformidad, solicitó a algunos anbus escoltarlo para ir por el menor. Sin embargo, fue alcanzado por Shikamaru cuando estaba a punto de abandonar la torre Hokage.

―Espera, Naruto ―pidió Nara en tono de orden mientras aplicaba presión en la zona sujeta―. No puedes trasladar a tu sobrino, les estarías dando a todos razones para creer que estás actuando con favoritismo.

―¿Y no crees que estaría dándole más privilegios al dejar que se quede con los Uchiha? ―respondió el hombre de ojos azules viéndolo con advertencia―. Si Charasuke está en problemas debería estar en una prisión de máxima seguridad como sucedió con Sasuke y como sucede con cualquier otro ninja ―explicó Uzumaki evitando su contacto con brusquedad―. Tú y los otros dos consejeros son los que creen que mi juicio se encuentra nublado por mi relación con Charasuke. Ahora les estoy reafirmando mi imparcialidad ―dijo antes de caminar sin detenerse―. Y yo iré personalmente a escoltarlo hasta la prisión, no quisiera que lo silencien en el camino.

―Sabes que eso jamás sucedería ―reclamó Shikamaru al sentir que estaba lanzándole una indirecta―. Todos somos leales y fieles a ti. Puedes confiar en que nadie haría nada para dañarlo.

―¿Así como por culpa de la orden que ustedes autorizaron a mis espaldas mi suegro golpeó a Chara en el vientre? ―interrogó con seriedad el rubio.

―¿Y eso que tiene? ―preguntó confundido por esas palabras―. Es un alfa, no le sucederá nada por un pequeño golpe de ese tipo.

―Mi sobrino no es un alfa, es un sigma ―corrigió Naruto con una voz gutural casi similar a un gruñido animal―. Se enlazó con Menma y en estos momentos podría estar esperando a mi nieto ―declaró dejando al otro enmudecido―. Y si llega a perder a ese bebé créeme que varios tendremos algo que decir. Así que ahora deja de estorbarme y vete a hacer algo de provecho. Es una orden ―habló el blondo con una ira palpable en su voz.

Dejó a su mano derecha con la palabra en la boca, porque no había nada más que pudiera hacer. Si era cierto que Charasuke estaba embarazado, ―aun si no entendía del todo que era eso de sigma―, tendrían serios problemas si algo le sucedía. Un bebé entre él y Menma era de interés para la familia de Naruto y los Uchiha. Independientemente de sus opiniones sobre los dos adolescentes, de ser los causantes de la pérdida de un bebé sólo conseguirían tener a los prodigios de los Uchiha y hasta el propio Hokage en su contra. Shikamaru encontró más prudente dejarle hacer lo que creyera mejor su amigo, por su parte él iría a convencer a los otros consejeros de no meterse en ese asunto. Además aun tocaba la asamblea que realizarían los propios Uchiha para evaluar el castigo apropiado para el menor.

 

CONTINUARÁ…

 


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