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Mi primo y yo por shiki1221

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Cap 16: Desmadre Uchiha

Madara e Izuna se encontraban en su hogar bebiendo té en la sala. Ambos se veían serios y no era para menos tras la visita de sus sobrinos. La única vez en la cual ellos recurrieron a ellos, fue por intermedio de Minato y era para atrapar a un corrupto con mucho poder. Así que debía ser un problema igual o aún más gordo que el anterior. De lo contrario, ambos genios habrían resuelto el asunto por sus propios medios como solía suceder. Rara vez ellos solicitaban el apoyo de alguien, ni siquiera siendo un familiar. Mas, nada los preparó para oír que su sobrino nieto estaba preso y en riesgo de ser ejecutado o algo peor. La situación se agravaba al pensar en que el peor castigo podría provenir de Fugaku, pues el Hokage apreciaba a su sobrino y no dejaría que le pusieran una mano encima. Izuna rompió el silencio preguntándose qué harían respecto a las nuevas noticias. Les habían dicho a sus sobrinos que no se preocuparan, pero no ahondaron en detalles al ser todo tan repentino.

―Me cuesta trabajo creer que nuestro sobrino se metió en problemas ―suspiró el menor de los azabaches mordiendo una galleta.

―¿En serio? ―interrogó Madara con una ceja alzada―. Hablamos de Chara, el mismo que incendiaba cortinas con su katon no jutsu, mandó a un niño al hospital de una patada y se la pasa hurgando en la vida de los demás ―enumeró el mayor haciendo cuentas de las travesuras más destacables.

―Sí, ambos sabemos que meterse en problemas es su estilo de vida, pero jamás había llegado al punto de ser catalogado como criminal ―aclaró el otro omega con seriedad―. Además aun debemos resolver lo que está o estuvo sucediendo en el clan Uchiha.

Ante esa afirmación, Madara asintió completamente de acuerdo. El tiempo que ellos se habían alejado de todo lo relacionado a la aldea o el clan los había hecho bastante ignorantes respecto a lo que se vivía allí. Ambos hermanos deseaban tener alejados a los hermanos Senju, por diferentes motivos, pero estuvieron de acuerdo en jubilarse y retirarse a vivir en las afueras cerca de la cascada Nakano. Tenían todo lo necesario para sobrevivir e iban de visita los fines de semana o sus familiares iban con ellos. Al principio los adultos llevaban a los niños, pero al ir creciendo Menma y Charasuke se acercaban por su cuenta cuando tenían tiempo. Les contaban acerca de sus misiones y las cosas que intentaban aprender. Aunque Charasuke también le llegó a preguntar si la cascada también era parte de su futura herencia. Madara río un poco al recordar eso. Era un mocoso ambicioso, pero era de los que más seguido iba a llevarles sake y la comida casera que le daban sus fans. Le gustaba usar de excusa el “cuidar su figura” para estar allí con ellos y conversar un rato. Aunque la mayoría del tiempo se basaba en el malcriado sacándoles canas verdes.

―Debemos corroborar hasta donde está dispuesto a llegar nuestro hermano y cuáles son sus planes para Chara ―instruyó Madara con los brazos detrás de la cabeza―. Por ahora cree que por ser el líder su palabra es absoluta y nadie se le puede oponer. Usaremos eso para dejarlo hablar y luego veremos qué hacer.

―La paciencia no es lo mío ―se quejó Izuna con el ceño fruncido―. Si es verdad que estuvo asesinando niños de nuestro clan, va a recibir algo más que una simples nalgadas.

―Ya estás viejo para ponerte a saltar sobre tus enemigos como un niño caprichoso ―regañó en tono de broma.

―Mira quién habla ―rebatió con burla mientras se acomodaba su cabello―. Además lo importante es la edad que sientas dentro.

―Mientras que no sientas la edad de esa rata albina dentro tuyo ―refunfuñó el mayor de los hermanos.

―¡Oye! ―se quejó el omega menor mientras lo miraba con molestia―. Se te pegaron las malas mañas del mocoso para hablar ―señaló con una media sonrisa―. Y siguiendo tu lógica tú sales perdiendo porque Hashirama no es precisamente un adolescente.

―Aún sigue tan fuerte y duro como un viejo roble, firme e inquebrantable ―aseguró Madara con determinación defendiendo al que ahora era su pareja.

―El fetiche de las ramitas era real. ¿Quién lo diría? ―susurró Izuna aguantando la risa.

―¡Silencio! ―ordenó el omega más viejo viendo la hora en el reloj de la pared―. Es hora de irnos. La asamblea empezará pronto ―anunció puesto que se llevaría a cabo al mediodía.

El hermano menor asintió y juntos se alistaron para salir. Por precaución y nada más por eso, prepararon algo de armamento ninja. No estaban seguros de no necesitarlo. Por mucho que la asamblea fuera de carácter diplomático no sabían si no deberían frenar a algún Uchiha enloquecido. Especialmente tenían el presentimiento de que Itachi o Shisui perderían la calma y atacarían a quien fuera necesario para llevarse a su pequeño. Soltaron un largo suspiro. Ellos ya estaban viejos para ese tipo de enfrentamientos, pero si no les quedaba de otra, lo harían. Traerían un poco de orden y terminarían con el totalitarismo de su hermano menor. Eso sin contar con el castigo que personalmente le darían en caso de darles los motivos correctos. Los padres de Charasuke al igual que su tío Sasuke se presentaron temprano a la asamblea y se ubicaron en sus respectivos sitios. Ellos estuvieron antes que los hermanos de Fugaku, a Menma no se le permitió participar por el simple hecho de ser mestizo. No fue por su edad ni por ninguna otra razón. El líder Uchiha dejó claro que un mestizo no tenía opinión allí.

―Muy bien, veo que finalmente estamos todos reunidos ―anunció Fugaku ubicándose en el frente.

En el dojo de la casa principal perteneciente al líder del clan tenía a Fugaku al frente de todos. A ambos lados de él habían dos hileras dispuestas con almohadones para cada uno de los miembros, asegurándose de que todos pudieran verlo y oírlo perfectamente. Había un gran silencio en el sitio de todas formas. El líder no necesitaba gritar demasiado para ser escuchado. Desde la entrada apareció un omega y un alfa, quienes le hicieron custodia a Charasuke caminando junto a él para asegurarse de que llegara al sitio donde sería juzgado sin intentar escaparse en el camino o que alguno de sus padres intentara ayudarlo. El menor iba con la cabeza agacha mirando al suelo durante todo el trayecto. No quería ver a nadie y menos cuando sabía que la razón de caminar entre todos los miembros era exhibirlo y ser objeto de sus murmullos y juicios personales. El alfa detrás suyo lo pateó en la espalda baja haciéndolo caer de rodillas frente a su abuelo.

―Mentiría si dijera que no esperaba volver a decir esto: Uchiha Sasuke ha traído vergüenza a nuestro clan nuevamente ―alzó la voz mirando hacia el frente―. Ha atentado contra la seguridad de los aldeanos de Konoha al usar nuestras técnicas ilusorias en ellos con el fin de causar disturbios y largarse con el ex traidor Orochimaru. ―Se oyeron exclamaciones de sorpresa y varios murmullos sobre él―. El castigo para semejante traición hacia nuestro Hokage, a quien siempre hemos servido con lealtad de manera impecable. Nuestro clan siempre ha sido el más confiable y solicitado para la protección de todos aquellos que habitan la aldea. Siempre velando por aquellos más débiles y por los altos mandos, pero tú, siendo un allegado directo a nuestros líderes, has causado graves e irreparables daños ―acusó Fugaku con una voz sumamente grave y seria.

Izuna y Madara fruncieron un poco el ceño y siendo el menor el más impulsivo estuvo a punto de pararse para echarle en cara sus errores pasados. Fugaku hablaba de patriotismo y lealtad como si de verdad se creyera lo que estaba diciendo. Él mismo había pensado en un ataque a Konoha años atrás y siendo completamente serio respecto al golpe de estado. Madara sujetó la ropa de su hermano, forzándolo a permanecer en su sitio. Recibió una mirada de molestia que fue respondida con un movimiento de negación con la cabeza. Ninguno de los dos podía reclamarle por eso… aún. Todavía no era momento de actuar. Por mucha hipocresía que estuvieran oyendo, debían aguardar. El actual líder de los Uchiha al ver a sus hermanos en silencio, supuso que al fin habían entendido su lugar en el clan. Ellos ya no eran nadie en el clan, él era el líder y podía hacer o decir lo que quisiera, pues uno de ellos renunció al liderazgo y el otro lo rechazó. Ya no tenían ni voz ni voto en el clan. Itachi veía con molestia la sonrisa triunfal de su padre.

Mi padre iba a hacer un golpe de estado y habla de patriotismo. Vaya ironía”. Pensó Itachi con rabia.

―Sin embargo, yo soy muy benevolente ―afirmó Fugaku echándose flores a sí mismo―. Así como perdoné a mi hijo cuando nos traicionó a todos y atento contra nuestra preciada aldea, también le perdonaré la vida a mi nieto. ―La facción más leal al líder lo vitoreó por su “amabilidad”. Sin embargo, sus hermanos e hijos tuvieron un mal presentimiento―. A cambio mi nieto ha aceptado pagar su crimen trayendo nuevas vidas a nuestro clan. Siendo un sigma él puede concebir a los hijos de alfas de prestigiosos clanes más que ansiosos de probar una casta tan única y especial ―dijo mirado directamente a su nieto.

“¿De qué demonios está hablando mi padre? Me había resistido a la idea de creer que mi padre era capaz de cometer infanticidio. Siempre fue estricto y mostró un claro favoritismo por mi hermano, pero creía que esos eran sus peores defectos. Sin embargo, hacerle esto a mi sobrino. ¿Esto es lo que le hubiera hecho años atrás si sabía que era un sigma? Tan obsesionado está con el poder que no le importa herir de esta manera a un niño. Si tan sólo no le hubiera hecho creer que Menma lo odiaba, nada de esto estaría sucediendo”. Pensó Sasuke con molestia.

Charasuke nunca había llegado a dar una respuesta a su horrible propuesta. No había bastado una noche para decidirse. Por un lado tenía miedo de las represalias si se negaba. Sus tíos, sus padres y especialmente Menma podrían pagar si decía que no. No obstante, también tenía miedo de aceptar. Al hacerlo sus familiares estarían sanos y salvos, pero ¿a qué costo? No soportaría el hecho de dar a luz hijos que le serían arrebatados convertidos en armas o herramientas las cuales presumir. Además ¿y si Menma lo odiaba? Desconocía por completo cómo sobrellevaban los omegas el ser compartidos con otros alfas. Según tenía entendido, cuando un omega estaba marcado, le dolía ser tocado por alguien que no fuera su pareja oficial. Aun así su abuelo le comentó que la razón por la que los Uchiha habían sobrevivido tanto tiempo a pesar del infanticidio masivo a quienes salían “defectuosos”, era por compartir los omegas con varios alfas. Si antes creía que la unión arreglada de su papi era un atropello a su libertad, ahora su abuelo lo sorprendía demostrando que podía ser aun peor. ¿Qué tan demente debía estar para creer que eso era una solución? No cabía dudas que tenía demencia senil o algo similar.

―He invitado a un viejo amigo mío que le ayudara a saldar su deuda por su crimen. De esta manera le devolverá el honor y el prestigio a nuestro clan ―habló Fugaku sacando a Charasuke de su estupor.

El sigma alzó la vista topándose con un alfa de cabellos castaños al lado de su abuelo. Al parecer lo estaba presentando como el primero en “darle una probada al sigma”. Se veía que aquel hombre tenía fácilmente la edad de su abuelo. Le sonreía de una manera espeluznante. Ni siquiera oyó de lo que estaba alardeando su abuelo, pues sus oídos parecían ensordecidos. Todas las voces y ruido a su alrededor parecían simples pitidos en su cabeza. No entendía sus palabras y nada de lo que estaba sucediendo. Estaba a punto de protestar, pero su abuelo desvió la mirada hacia sus padres y su tío Sasuke. Captó la indirecta, así que se mordió los labios con fuerza considerando seriamente huir de la aldea. Amaba a Menma, pero no sabría vivir a su lado o si no lo repudiaría con asco por dejarse tocar por otros. No le habían permitido decidir y temía arruinarlo todo de nuevo. Comenzaba a marearse por el estrés, el aire le estaba faltando y jadeó con miedo al ver a aquel castaño acercándose a él para examinarlo. Agradeció aun seguir tirado en el suelo o se habría derrumbado de la impresión.

―Eres idéntico al pequeño Sasuke-kun ―comentó aquel tipo estirando su mano para tocarlo.

El menor cerró los ojos con repulsión. Intentó retroceder, pero ese tipo lo sujetó de la pierna impidiendo su escape.

―¡Chidori! ―Charasuke oyó la voz de su tío seguida de un millar de aves y posteriormente el aullido de dolor de un hombre.

Al sentir su pierna libre abrió los ojos, teniendo frente a él al castaño sujetándose la mano con visibles quemaduras. Se sentía un aroma repugnante a carne quemada. Observó de reojo su tío quien estaba parado con la mano apuntando a ese sujeto. Su papi también estaba de pie con su sharingan activado. El gruñido de su abuelo captó su atención alertándolo de que no estaba precisamente feliz. Volvió su atención hacia su tío. Él siempre había sido muy respetuoso de la palabra de su padre, a pesar de lo rebelde, ―y terrorista―, que fue en su juventud.

―¡¿Qué demonios estás haciendo, Sasuke?! ―demandó saber Fugaku mientras su cara se volvía más severa que antes.

―Lo que estás viendo ―respondió con frialdad―. No puedo permitir que hagas lo que se te viene en gana con mi sobrino. Ni siquiera estás respetando el lazo que tiene con mi hijo.

―¡No puedes usarlo como incubadora sólo porque se te da la gana! ―intervino Itachi alzando la voz con furia―. Ni siquiera hemos podido hablar en su favor. ¿Qué clase de asamblea es esta si sólo nos has dado un discurso ridículo antes de decidir por tu cuenta qué hacer con mi hijo? ―interrogó con la voz más grave por la ira contenida.

―Sólo les estaba informando del acuerdo al que llegamos mi nieto y yo cuando hablamos ―respondió de manera indiferente el líder―. Es común en el clan que un omega dé a luz a varios hijos de diferentes alfas. Sólo no los usamos a ustedes porque Itachi vale demasiado y Sasuke no vale nada. Nadie tocaría a un sucio traidor. Claro, nadie además del estúpido rubio.

―¡De mi esposo no hables así! ―gritó exasperado Sasuke listo para atacarlo.

Su hermano mayor dirigió la mirada hacia su hijo pensando en aprovechar la distracción que pronto se crearía. No era difícil deducir que si Sasuke atacaba a Fugaku, aun sin intención real, lo distraería y él podría tomar a su hijo y sacarlo de allí. No estaban negociando nada. Y sus tíos tampoco estaban interviniendo. Sólo les quedaba huir y pensar luego en cómo lidiar con las consecuencias. Sin embargo, sus planes se vieron truncados por su padre.

―¡Quietos! ―ordenó el mayor usando la voz de alfa para retener a sus hijos―. De rodillas. ―Sin poder evitarlo ambos hermanos obedecieron―. No puedo creer que me falten al respeto de esa manera. Típico de los omegas, siempre tan sensibles y débiles creyendo tener derechos que no les corresponden. El lugar de su casta es el más bajo y deben entender que su única función en esta vida es abrirse de piernas y darnos buenas crías a los clanes para mantenerlos poderosos.

Los hermanos Uchiha se maldijeron a sí mismos en silencio por no prever ese ataque. Se confiaron de que no usaría la voz de alfa contra ellos estando delante de todos los demás miembros del clan Uchiha. Fugaku se levantó de su sitio y se acercó a ellos con intención de golpearlos por su atrevimiento. Unos simples omegas alzando la voz y contradiciendo a un alfa que no sólo era su padre sino también el líder del clan era simplemente imperdonable. Una afrenta que no debía dejar sin castigo o dudarían de su liderazgo. Estaba muy molesto con ellos y sin ánimos de medir su fuerza. Les dejaría en claro no sólo a sus hijos sino también a todos los del clan que nadie contradecía a Uchiha Fugaku. Sin embargo, antes de alcanzar a tocarlos se vio forzado a dar un salto hacia atrás, ya que su nieto había dado una patada voladora con dirección a su cabeza. De haber acertado, mínimo lo habría mandado contra la pared.

―¡Aléjate de ellos! ―ordenó Charasuke con su sharingan activado―. Muy valiente usando la voz de alfa, ¿tanto miedo te dan sus habilidades? ―preguntó con burla―. Alguien no es tan viril como se cree ―habló el sigma con una sonrisa arrogante.

―¡Ven acá y cúrame, pequeña zorra! ―ordenó el alfa castaño tirado en el suelo aun sujetándose el brazo.

―Tu mierda de voz no funciona conmigo ―dijo Charasuke mientras le aplicaba un genjutsu para desmayarlo―. Nunca mires a un Uchiha a los ojos en una batalla, idiota ―afirmó cuando lo vio retorcerse en su sitio.

Su abuelo se había confiado en exceso si creía que su amigo estaría a salvo entre tantos Uchiha. “Como si todos le obedecieran”. Pensó rodando los ojos con fastidio. Y allí cometió un gran error, pues ese tiempo distraído torturando mentalmente al alfa le dio oportunidad a Fugaku de atacarlo. Se lanzó hacia él, ―y aunque los reflejos de Charasuke eran buenos―, su defensa no bastó más que para amortiguar un poco el impacto. El puño de su abuelo dio de lleno contra su antebrazo, el cual había alzado para cubrirse. De todas maneras trastabilló varios pasos hacia atrás perdiendo la estabilidad en su postura de defensa. Fugaku no perdió tiempo para darle una patada dirigida a su vientre. Debido a la mala experiencia anterior, la primer reacción de Charasuke fue intentar cubrir esa zona con sus manos, las cuales se llevaron la peor parte del golpe. Gruñó adolorido al sentir sus dedos soportando la presión. No conforme con eso, el mayor le dio un puñetazo en la cara, aprovechando que sus manos estaban algo temblorosas por el dolor infringido.

―¡Mocoso insolente! ―exclamó Fugaku dando un fuerte pisotón en el suelo con su pie―. Vas a aprender tu lugar en este clan por las buenas o por las malas.

―¡Como si te fuéramos a permitir eso! ―gritó Itachi con ira.

Ambos hermanos se encontraban libres de la voz de alfa gracias a que su padre estaba distraído. Shisui tampoco pensaba permitir que siguiera golpeando a su hijo. No obstante, la facción más leal a las ordenes del líder del clan, se pusieron de pie y sacaron sus armas para detenerlos. No iban a permitir que le faltaran al respeto de esa manera y mucho menos una subversión. El alfa se sintió preocupado por su pareja y su cuñado al ver contra cuantos iban a luchar para llegar a Charasuke, quien seguía lidiando con su abuelo. Madara e Izuna seguían en su sitio mirando todo con una expresión indiferente. Se les veía estoicos y completamente ajenos a lo acontecido. Se preguntaban qué estarían pensando o planeando, o al menos qué opinaban sobre las palabras de Fugaku. ¿No les molestaba ni siquiera un poco lo que pretendían hacerle al sigma? Los padres del acusado estaban preocupados, pues sentían que su pedido de ayuda fue ignorado. Estaban en clara desventaja, ellos eran sólo tres contra el resto del clan.

―¡Atrápenlos también. Ellos también serán castigados! ―ordenó Fugaku viendo como se quedaban quietos viéndolos sin atreverse a dar el primer movimiento.

―¡Te mataré si les hacen daño! ―amenazó Charasuke corriendo hacia él con el puño en alto.

Su abuelo sólo tuvo que moverse un poco hacia atrás para esquivarlo y respondió con un puño dirigió al área de las costillas. Dicha zona se quedó expuesta cuando el golpe anterior fue esquivado. Logró mantenerse en pie a pesar de dar varios pasos tambaleantes. Alzó las manos para defenderse antes de ver a su abuelo comenzar a correr lejos de él. Creyendo que intentaba escapar el menor de los morenos comenzó a perseguirlo sin pararse a pensar en alguna estrategia.

―¡Chara no! ―llamó su tío Sasuke preocupado de verlo cada vez más lejos de ellos―. ¡Es una trampa! No vayas ―pidió mientras atravesaba a un par de Uchihas delante suyo con su chidori.

Aquellos miembros del clan habían formado una pared humana que los separaba de Fugaku y Charasuke. No se habían dado cuenta durante el intercambio de golpes y ataques entre ellos. Sin embargo, al verlo correr sospecharon de las intenciones el mayor: lo estaba alejando de ellos. Dependiendo hasta donde se lo llevara, tendría más libertad de hacer lo que quisiera sin que ellos pudiesen evitarlo. El menor era impulsivo y estaba dejándose llevar por el enojo del anterior incidente. La experiencia en batalla hacia más fácil para el líder sacar ventaja compensando sus años de diferencia. En cuanto a lo físico, entiéndase fuerza y agilidad, el menor tenía las de ganar, pero en conocimiento de batalla fallaba.

Itachi y Shisui estaban sumamente frustrados por estar dejando inconscientes a cada Uchiha delante suyo. Les daba igual que fueran familiares, quien colaborara con él, lo iban a dejar fuera de combate. El problema es que siendo todos del mismo clan, tenían el sharingan, sumado a las técnicas elementales típicas de ellos como el katon no jutsu. Mientras ellos se preparaban para lo que sería una ardua lucha, a varios metros de allí finalmente Charasuke le dio alcance a su abuelo.

―¡Basta de correr! ―ordenó el azabache con molestia por tener que estarlo persiguiendo―. Ahora sí vas a pagar todo lo que les hiciste sufrir a mis padres y a tío Sasuke ―afirmó decidido.

―Siempre tan melodramáticos los omegas ―se burló con una sonrisa―. Con sus crías, sus parejas y tonterías así, pero no esperaba que tú también fueras tan delicado por un simple mestizo como Menma.

El más joven volvió a hacer brillar su sharingan antes de usar su jutsu de fuego para crear una enorme bola de dicho elemento. El anciano ni siquiera se inmuto por eso y usando el mismo jutsu lo contrarrestó, haciendo que su fuego devorara al otro. Al disiparse las llamas, el adulto vio como no se encontraba su nieto delante de él como antes. Notó una sombra creciendo bajo sus pies, así que de un salto hacia atrás esquivo la patada alta que pretendía darle. El joven de ojos rojizos se sorprendió de que ni siquiera hubiera alzado la mirada antes de esquivarlo. Mas, no se rindió. El pie con el que había pretendido patearlo fue el primero en tocar el suelo, por lo cual aprovechando el impulso de la caída, flexionó su pierna como si se tratara de un resorte y cambió su dirección hacia su abuelo. Esta vez pretendía asestarle un puñetazo cargado con su chidori. Lo mataría. Definitivamente le pondría fin a la vida de ese miserable ser humano. Las cosas que había hecho eran completamente imperdonables. No le importaba ser castigado después, esto era lo correcto. Vengarse por aquellos pobres niños asesinados, por los omegas convertidos en incubadoras, por sus padres, tío y primo que vivían en constante vigilancia. Si nadie haría nada, él les daría una solución.

―Muy ingenuo, pequeño ―respondió el alfa sujetándolo de la muñeca―. ¿En verdad creíste poderme ganar con esos simples movimientos de novato? ―preguntó ejerciendo más presión hasta oír a su nieto gritando del dolor―. Yo le enseñé todo lo que sabe a tu papi e imagino que él te enseñó a defenderte, pero esa patética técnica copiada de un don nadie jamás tendrá efecto ―explicó con tranquilidad a pesar de que Charasuke forzaba su brazo para separarse del agarre.

―¡Te crees demasiado para alguien tan podrido! ―gritó haciendo brillar su sharingan al preparar un genjutsu―. ¡Deberías enfrentarte a tus pecados! ―afirmó lanzándole una técnica ilusoria.

Durante unos segundos todo permaneció en silencio, pero el agarre no disminuía en la fuerza. Luego oyó una estruendosa risa en sus oídos.

―Eres bueno en genjutsu, pero no olvides quien es el líder de este clan ―afirmó rompiéndole la muñeca finalmente―. Si no puedes aprender de la manera amable, me encargaré de que tu cuerpo recuerde exactamente porque nadie está por encima de un alfa.

Dicho lo anterior, le dio un fuerte rodillazo directamente en el estómago haciéndolo escupir sangre.

―Ups, creo que a tu novio le dolerá saber que por tu culpa rompí mi promesa ―dijo con burla mientras Charasuke caía de rodillas tosiendo.

―¡Maldito! ―gritó antes de ponerse de pie impulsado por la adrenalina―. No te perdonaré esto jamás ―aseguró lleno de odio.

A pesar de no contar con una de sus manos corrió hacia él directamente y cuando estuvo frente suyo dio un salto por encima de su cabeza para evitar ser alcanzado por un contraataque. Arrojó tres de sus rosas cargadas con chakra. El suficiente para hacerlas tan filosas como kunais y alcanzó a herir la pierna de su abuelo. Sonrió un poco más confiado y se propuso seguir con los ataques a larga distancia. Mientras el otro estuviera desarmado, tendría ventaja con sus rosas. Empero, una gran llamarada lo obligó a moverse de su sitio para esquivar el ataque. Cuando se dio vuelta tenía detrás suyo a su abuelo, quien de un golpe en la espalda lo mandó a volar contra una pared. El golpe en su cabeza fue tan fuerte que comenzó a sangrar la herida que se le abrió. Estaba algo mareado y desorientado en el suelo y sólo alcanzaba a ver los pies de su abuelo acercándose a él. Recibió un par de patadas en el rostro y el pecho dejándolo sin aire.

―¿Por qué me obligas a llegar a esto, Charasuke? ―preguntó sin detener sus golpes―. Si tan sólo fueras un buen niño tendrías una buena vida. Tú no saliste defectuoso como los demás, pero de haber sabido que traerías tantos problemas como esos adefesios, te habría asesinado junto a esos.

El menor seguía esforzándose por defenderse usando sus manos, pero cada vez se sentía más débil para continuar con eso. Sin embargo, repentinamente su abuelo salió disparado en dirección contraria a la suya. Con sumo esfuerzo alzó la mirada topándose a su tío abuelo Izuna posicionándose delante de él.

―Eso es todo lo que necesitaba oír ―afirmó mirando con desprecio a su hermano menor―. Lo siento, Chara ―se disculpó el mayor con sumo pesar―. No era nuestra intención dejar que esto llegara tan lejos, queríamos esperar que terminara de confesar, pero siendo sincero, ya no podía quedarme más tiempo callado.

―¿Y de qué sirve que yo confiese? ―preguntó el alfa con prepotencia mientras se ponía de pie y se limpiaba la sangre de la boca―. Soy el líder del clan Uchiha, ni tú ni Madara tienen autoridad ahora. Yo soy el que manda, ustedes no son más que simples omegas seniles retirados.

―Mi palabra vale más que la tuya y seamos sinceros, Mada-nii es el verdadero líder de este clan, todos lo saben ―le recordó su hermano con burla―. Sólo nos hemos mantenido callados para corroborar que tan mal hacías tu trabajo y nos sorprendes. Siempre fuiste el más mediocre de los tres, pero ¿matar niños especiales? Vaya que te buscaste rivales a los que pudieras vencer, como con nosotros nunca pudiste…

―¡Cierra la boca! ―gritó el alfa enojado frunciendo el ceño―. Siempre fuiste una molestia, un engreído y un haragán.

―Veo que aun no superas que nuestro hermano siendo omega fuera elegido como sucesor de nuestro padre ―comentó Izuna con una sonrisa de falsa comprensión―. Y ni hablar tu gran humillación frente al clan cuando Madara me eligió como su reemplazo y a ti te tocaron las sobras, como siempre, Fuga-chan ―bromeó el omega con un toque venenoso en sus palabras.

El alfa crujió los dientes al recordar aquello. Era cierto que su hermano mayor fue elegido como sucesor e incluso se atrevió a arrancarle los ojos a su difunto padre para colocárselos él mismo y adquirir el Mangekyo sharingan eterno. Por esa misma razón nadie se atrevía a cuestionar la autoridad de aquel omega. Era alguien muy temido y visto como un despiadado capaz de asesinar con sangre fría a quien hiciera falta. Siempre creyó que él sería elegido líder por su condición de alfa. Mas aquel día en el cual hizo el anuncio de su retiro llamó a Izuna delante de todo el clan. Y éste con total frescura lo rechazó y sugirió dárselo a él. Aun recordaba sus palabras exactas: “Mejor le doy mi lugar a Fugaku, siempre se queda con las sobras después de todo”. En vez de ser vitoreado y felicitado por su ascensión a líder, sólo fue la burla, por ser menos que ese par de omegas. Impulsado por aquellos recuerdos se lanzó contra Izuna dispuesto a desquitar tantos años de odio acumulado.

―Esta es la oportunidad perfecta para encargarme también de ti ―murmuró el alfa preparándose para usar la voz de alfa para someterlo.

―Eso no te funcionara ―dijo Izuna antes de aparecer delante suyo dándole un fuerte golpe en la manzana de Adán a Fugaku―. Parece que quien debe recordar su sitio eres tú ―dijo antes de darle un golpe con su codo en la nariz.

―Tramposo ―se quejó mientras retrocedía adolorido y con la nariz sangrante―. Siempre has sido a quien más he odiado en toda mi vida.

―Y curiosamente uno de tus hijos salió idéntico a mí y el nieto nacido de tus tan aclamados prodigios igual. ¿No es divertido cuando el destino se pone caprichoso? ―preguntó con una gran sonrisa.

―Eres una maldición ―exclamó retomando la lucha contra su hermano.

Entre tanto, Charasuke hacia un esfuerzo por ponerse en pie. Estaba preocupado por su tío Izuna, pues siendo un omega, temía la desventaja de la voz. A duras penas se puso de pie y comenzó a caminar. Él iba a terminar esa lucha contra su abuelo a como diera lugar. Sin embargo, su tío Sasuke llegó corriendo y se colocó en su camino. Iba a usar su voz de sigma para quitarlo sin hacerle daño y volver a su pelea cuando comenzó a toser nuevamente. No dudaba de que le hubieran roto algo. El mayor lo vio con cierta pena por su condición. Se había demorado luchando e incluso tuvo que dejar a su hermano y su cuñado reteniendo a los demás para darle la oportunidad de llegar donde su sobrino y evitar una tragedia.

―Tengo que terminar con esto ―dijo agitado Charasuke mientras intentaba esquivar a su tío y caminar derecho.

―No puedes ir así como estás ―habló Sasuke con firmeza sujetándolo por los hombros―. Terminarás muerto si no tratamos esas heridas.

―No creo tener heridas mortales, me quería vivo después de todo ―le recordó con un tono que intentaba ser divertido, pero sonaba cansado―. Yo… arreglaré todo esto. Fue mi culpa y prometo solucionarlo, así que por favor quítate de mi camino ―pidió de forma más educada, siendo un tanto frío al expresarse.

―¿Sabes? Hace mucho tiempo estuve metido en una situación similar a la tuya y te diré algo que me habría gustado que me dijeran cuando eso sucedió ―comentó Sasuke viendo que su sobrino apenas lo veía de reojo―. Todo estará bien ―susurró a su oído mientras lo abrazaba contra su pecho.

El sigma parpadeó confundido. No recordaba haber sido abrazado por su tío Sasuke nunca, al menos no por voluntad propia. Él estaba dispuesto a ir a matar a su abuelo. No le importaba si luego de eso lo ejecutaban, pero quería ponerle un alto definitivo por el bien de todos. Su abuelo jamás iba a cambiar, llevaba años con esas atrocidades y con el paso del tiempo cada vez parecía escalar aun más su nivel de crueldad. Sin embargo, estaba demasiado sorprendido. Y hasta comenzó a plantearse la posibilidad de haber caído en un genjutsu. Vio al omega sacar un papel de entre sus ropas y sin deshacer el abrazo lo hizo mirarlo.

―¿Recuerdas esto? ―preguntó mostrándole aquel dibujo que hizo de pequeño. El cual decía “en el futuro seré un ninja tan fuerte como mi tío Sasuke”―. Menma lo tenía guardado ―explicó con una discreta, pero amable sonrisa.

―Eso… eso… ―tartamudeo el menor de los morenos sin saber qué decir.

Estaba avergonzado por aquel tonto dibujo que había hecho de niño. En ese entonces, había deseado ser alguien a la altura de su tío para que dejara de rechazarlo y lo reconociera, pero cuando creció un poco más decidió que lo mejor era tomar distancia.

―No tienes que demostrarle nada a nadie, ni siquiera a mí. Así que déjanos ayudarte con esto ―aconsejó el mayor acariciando su cabello―. Ya no tienes que guardarte todo para ti solo. El miedo, la tristeza y todos los sentimientos que tengas, no necesitas seguir ocultándolos de nosotros.

Sasuke comenzó a liberar sus feromonas de omega para tranquilizarlo. No estaba seguro de que tanto podrían funcionar, pues generalmente ese aroma sólo servía con la pareja e hijos. Así que no había garantía de que sirviera con su sobrino. Éste por su lado, apretó los labios conteniendo los hipidos. Sus ojos se llenaron rápidamente de lágrimas. Ni siquiera cuando lo metieron preso se permitió llorar a sabiendas de que en cualquier momento podrían entrar su abuelo u otros alfas. Sin embargo, estando entre los brazos de su tío se sentía seguro y cómodo. Así que no soportando más comenzó a llorar entre berridos histéricos.

―Lo siento, tío Sasuke ―confesó abrazándole con todas sus fuerzas a su cuerpo―. No quería causar todos estos problemas. Lo siento, lo siento ―repitió varias veces.

―Yo también lo siento ―se disculpó el mayor con sinceridad mientras le daba algunas palmadas en la espalda―. Tú tenías tus propios problemas y yo no debí hacerte cargar con los míos también. Te fallé como tío al desquitar mis frustraciones contigo y herirte con mis comentarios y actitud ―se disculpó sintiendo como su ropa se humedecía por el llanto ajeno.

El sigma sólo seguía diciendo palabras ininteligibles producto de su descontrolado llanto, pero Sasuke dedujo que posiblemente seguía pidiendo perdón. Lo mantuvo abrazado a él hasta que comenzó a sentir que el cuerpo del otro comenzaba a ser más pesado. Se estaba quedando dormido o se estaba desmayando. Su pulso parecía más relajado, así que quiso suponer que se trataba de lo primero. Su aroma parecía haber surtido efecto en el menor.

―Tal vez sí se nos perdió uno ―murmuró Sasuke viendo a su sobrino prácticamente inconsciente, pero aun aferrado a su ropa.

―¡Aww qué lindo, mis dos fetos juntos! ―exclamó Itachi recién llegando junto a Shisui.

En cuanto los ojos de los recién llegados distinguieron mejor a su hijo corrieron directamente hacia él a revisarle las heridas. Se le veía bastante mal a simple vista. Mínimo querían un doctor que asegurara que no tenía heridas de gravedad. Distinguieron que a varios metros de donde estaban ellos, estaba Izuna sentado sobre la espalda de Fugaku, a quien había envuelto con hilos ninjas hasta dejarlo amarrado como un cerdo. A juzgar por su sonrisa juguetona, estaba dispuesto a exhibirlo en aquella postura tan humillante.

―¿Cómo pudieron encargarse de tantos Uchihas en tan poco tiempo? ―preguntó Sasuke a su hermano mayor.

―No hizo falta hacerlo ―habló Madara caminando hacia donde parecían estarse aglomerando sus hermanos y sobrinos―. Sólo tuve que recordarles porque yo soy el fundador de esta aldea ―explicó con calma.

Y no mentía. En cuanto se hartó de seguir esperando su hermano Izuna salió a buscar a Fugaku y tras los minutos que acordaron le serían concedidos para divertirse con su hermano menor, Madara decidió poner fin a la disputa delante suyo. Estuvo un rato entretenido viendo lo habilidosos que eran sus sobrinos para dar tanta pelea a pesar de las diferencias numéricas. Aunque juzgaba que aun les quedaba bastante por recorrer, pero por mucho que estuviera entreteniéndose, era momento de poner un alto a todos. Invocando su susanno los hizo detenerse a todos abruptamente. Para muchos de ellos era la primera vez que lo veían usar dicha técnica. Quedaron admirados de lo imponente que se veía con aquel enorme esqueleto cubriendo por completo su cuerpo. Lanzó el reto al aire de que quien quisiera seguir esa lucha, intentara golpearlo. Eso junto a su mirada de “te atreves y te mando a visitar a tus ancestros”, fue más que suficiente para que todos se detuvieran.

―Veo que te divertiste asustando mocosos, Mada-nii ―dijo Izuna alegremente.

―Tú igual ―comentó al ver el estado de su hermano menor―. ¿Confesó?

―El haberse deshecho de niños, sí. Yo creo que es hora de volver y poner todo en orden ―sugirió el omega de larga cabellera.

―Yo opino lo mismo ―afirmó Madara antes de mirar a su hermano alfa―. Desde este momento retomo mi puesto como líder del clan Uchiha y dependerá de mí juzgarte a ti y al mocoso. Y créeme que cada quien tendrá el castigo acorde a su delito ―afirmó el mayor mientras veía a Fugaku con un gesto severo.

 

CONTINUARÁ…

 


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