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Mi primo y yo por shiki1221

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Cap 5: Conspiraciones al descubierto

Charasuke comenzaba a comprender que los motivos por los cuales su tío Sasuke tenía resentimiento contra su padre omega probablemente se debía a esa falta de apoyo. Debía reconocer que de haber estado en su lugar también se habría sentido traicionado. Si se enteraba de que alguien estaba matando miembros del clan Uchiha sin que nadie se diera cuenta él… No, mejor no se ponía a juzgar sabiendo lo que sabía. Él era cobarde y débil. Lo tenía asumido y jamás podría oponerse a ciertas personas. Sus padres incluidos. Después de todo su vínculo afectivo con ellos le impedía atacarlos o ser el causante de cualquier ofensa contra ellos. Así que tomó aire y respiró profundamente tranquilizándose antes de hacer la pregunta que estaba molestándolo. Era muy obvia y probablemente sus padres ya la habían oído directamente de sus pensamientos, pero quería ponerla en palabras.

―¿Por qué mentiste? ―preguntó el menor mirando a su padre omega―. Si habían asesinado a uno de los nuestros, ¿no era menester informarle al líder? ¿Mi abuelito no se enteró de lo que estaban haciendo los altos mandos a sus espaldas?

―Mi padre tenía sospechas de que eran los propios shinobis de Konoha quienes habían estado suscitando esos ataques misteriosos ―explicó Itachi viendo con seriedad a su hijo―, pero no teníamos pruebas de quienes eran los responsables.

―¿Y por qué no investigaron? ―interrogó el menor―. ¿Qué estaban haciendo tío Madara y tío Izuna mientras todo eso sucedía? ¿Fue por eso que tío Sasuke dejó la aldea?

―Sí ―asintió Itachi con pesar al recordar aquel incidente―. Mi hermano nunca olvidó ese incidente y yo no me di cuenta de eso ni de cómo su rencor hacia los altos mandos iba creciendo ―confesó el omega bajando un poco la mirada al sentirse golpeado por los sentimientos de impotencia

―Finalmente fue persuadido por Orochimaru para unirse a él. Su objetivo era dar un golpe de estado a gran escala y hacerse con el poder ―completó Shisui al darse cuenta de que su pareja estaba teniendo dificultades para continuar el relato―. De esa manera pretendía limpiar a todos los corruptos y traidores que estaban en los altos mandos.

―Y si sabías que mi tío no mentía, ¿por qué no fuiste tras él? ―cuestionó Charasuke con suavidad. Su tono de voz era calmo para no hacer sentir presionado a sus padres a contarle algo tan complicado.

―Verás, tu padre y yo nos involucramos mucho en aquel asunto ―mencionó antes de retomar su relato.

Tras aquella cena familiar algo tensa en la que su hermanito menor había hablado demás, su padre se había vuelto más irascible. Era más notoria su falta de paciencia ante los desacatos de los aldeanos. No era extraño que varios se quisieran pasar de listos, quebrantaran la ley o causaran disturbios en áreas públicas, teniendo ellos por deber pedirles que cesaran el escándalo o serían arrestados. Sin embargo, cuando cumplían con su rutina eran abucheados y acusados de cometer abuso de poder. Daba igual si los dueños de los locales eran quienes llamaban para poner orden a los agitadores, tras detenerlos, eran las mismas personas que pidieron su ayuda quienes expresaban arrepentirse. No eran inusuales las frases del estilo “no debí llamar a la policía”, “de saber que serían así de abusivos, los habría dejado como estaban”, “típico de los Uchiha, creerse con el derecho de aplastar a los civiles a los que deberían proteger”. Más y más frecuentes eran las quejas hacia los Uchiha y a medida que el descontento de los aldeanos crecía, también lo hacia la ira de los Uchiha.

―Hokage-sama ―llamó Itachi apareciendo en la oficina del mencionado tras haber concertado una cita privada con el susodicho.

―Hola, Itachi-kun ―saludó Minato con su típica amabilidad dejando de lado los documentos pendientes para poder prestarle toda su atención―. Dime, que es eso que te ha estado molestando. Debe ser algo urgente para pedirme una reunión en privado.

―Lo es ―confirmó el omega mientras alzaba la mirada para hablar con la cabeza en alto―. Como sabe, desde hace meses ha habido ciertos roces entre los aldeanos y la policía militar.

―Es una situación que ha aumentado de manera preocupante ―concordó el rubio soltando un suspiro.

―Tengo información acerca de un asunto extremadamente delicado y creo que debo hacérselo saber ―habló Itachi mientras inhalaba profundamente para decir lo siguiente―. Creo que se avecina una guerra civil.

―Esas son palabras mayores, Itachi-kun ―advirtió Namikaze viéndolo seriamente para dejarle claro que no aceptaría que se hiciera una broma de un asunto tan peligroso―. Espero tengas pruebas para tales afirmaciones.

―Allí radica el problema, Hokage-sama ―confesó el omega sintiéndose cada vez más avergonzado por hacerle perder el tiempo al líder de la aldea―. Mi hermano afirma haber visto como unos anbus ejecutaban a un Uchiha. Yo investigué el área, pero parecía haber sido limpiada. No había rastros de sangre ni ninguna marca de algo que no pudiese ser tomado como producto de un entrenamiento fallido.

―Entonces, ¿cómo estás tan seguro de lo que me estás diciendo? ―interrogó el blondo con un tono de voz monótono muy atípico a su timbre usual.

―Porque mi hermano menor me lo dijo ―aseguró con entereza―. Él no es ningún mentiroso y si afirma haber visto lo que describió, yo le creo e investigaré con o sin ayuda de usted o mi padre.

Itachi mantenía la cabeza levantada mirando fijamente al mayor. El Hokage sabía de ciertos decesos algo… incoherentes. Eran algo repentinas o tenían causas de muerte desconocidas. Sucedía curiosamente entre los Uchiha. Algo no concordaba, pero Fugaku aseguraba tener todo bajo control y que pronto se hallaría al responsable. Viniendo de alguien como él debería ser signo de que pronto se haría justicia como correspondía, pero se sentía más como una amenaza. Como si estuviera augurando de manera inconsciente las consecuencias que enfrentaría el pobre desgraciado detrás de aquel asunto. Repentinamente un objeto fue lanzado hacia el rostro de Itachi, el cual atrapó sin dificultad entre sus dedos. Pronto lo reconoció como una rosa roja. Observó el lugar del que provino el “ataque” y en la ventana se encontraba sentado su primo.

―¡Shisui! ―gritó Itachi sorprendido―. ¿Qué haces aquí? ¿Y puedes dejar de darme rosas? Me fastidias ―aseguró con el ceño fruncido.

―¿Y los dangos? ―cuestionó su familiar con una sonrisa divertida en los labios.

―Los dangos son inocentes, pero no creas que te haré caso por darme comida. No soy tan fácil ―aseguró el omega mirándolo un poco sonrojado.

―No entiendo qué sucede aquí ―admitió Minato viendo a ambos menores.

―Vine para ayudar a convencerlo de investigar el asesinato que presenció Sasuke-kun ―comentó el alfa Uchiha con seriedad.

―¡¿Cómo sabes de eso?! ―exclamó sorprendido Itachi, puesto que ese comentario se dio durante la cena familiar y había dejado claro a su hermanito que no lo repitiera―. ¿Me acosas?

―¡No! ―negó Shisui de inmediato moviendo la cabeza en forma negativa―. Tu padre nos lo ha contado en una reunión. Aparentemente él está convencido de que Konoha tiene algo contra los Uchiha, por eso te seguí para apoyarte en convencer al Hokage de buscar una solución sin derramamiento de sangre.

Minato vio a ambos jóvenes alternadamente suponiendo que no se quedarían quietos si no ofrecía una solución. Entre la historia relatada por Itachi y la afirmación de Shisui sobre el malestar entre los Uchiha, podía hacerse a la idea de que las cosas se estaban poniendo tensas a sus espaldas. Sin embargo, no podría llegar al fondo del asunto él solo. Necesitaba de ayuda de personas poderosas y de confianza. Por lo cual pidió a ambos Uchiha una nueva reunión en la que estarían quienes podrían ayudar en lo necesario para cortar el problema de raíz. Por su lado, Itachi estaba sorprendido de ver a Shisui allí. Especialmente porque esa reunión era un secreto que ni a su padre le había comentado. ¿Cómo había hecho su primo para darse cuenta de sus intenciones al reunirse con el Hokage?

―Acosador ―dijo Charasuke cortando el relato―. ¿No deberían haberte denunciado con las autoridades?

―Yo era el futuro yerno del líder de la policía militar, yo soy la ley ―bromeó Shisui con una pequeña sonrisa.

―Acosa menores ―murmuró Itachi viéndolo reprobatoriamente.

―Estaba seduciéndote ―reclamó el alfa defendiéndose de aquellas acusaciones.

―Me tenías cansado con aquellas rositas tuyas ―confesó el omega de larga cabellera viendo involuntariamente a su hijo, quien tenía la misma costumbre de su padre de regalar rosas todo el tiempo.

―Ni que se lo hubiera heredado ―se defendió el alfa viendo a donde se desviaba la mirada de su pareja.

―A mí me gustan ―dijo Charasuke encogiéndose de hombros.

“¿Cómo no te van a gustar si vienen en tus genes? No existirías sin ellas y sin los dangos”.

Oh genial. Ahora resulta que soy producto de mezclar rosas, dangos y mucha leche”.

―¡Charasuke! ―rugió su padre avergonzado por aquel pensamiento tan descaderado del menor.

―¿Y bien? ―preguntó el menor rápidamente viendo a sus padres para retomar el relato y cambiar de tema―. ¿Quiénes eran los que podían ayudar a detener ese conflicto?

―¿Tú quién crees? ―cuestionó Itachi con una pequeña sonrisa.

Tal y como había acordado Minato con los dos Uchiha, se organizó una reunión secreta a espaldas de todos. Shisui e Itachi utilizaron genjutsus para eliminar todo rastro de la memoria de sus familiares acerca de su ausencia de aquella noche. Llegaron a un sitio a las afueras de la aldea y vieron a Minato esperándolos en la entrada de una especie de cueva. Les hizo una seña para que se dieran prisa a entrar. Una vez que ellos ingresaron, el rubio hizo un jutsu de barrera en la entrada evitando cualquier posible espía que pudiera haber seguido a los menores. Con todo asegurado avanzaron en el interior de la cueva y llegaron a donde se encontraban los demás invitados a la reunión. Entre ellos se encontraban el primer y tercer Hokage junto a los hermanos Uchiha; Madara e Izuna. Todos aguardaban con seriedad en completo silencio. Uno que fue roto por la voz del blondo.

―Ya llegaron los invitados de honor ―anunció Namikaze llegando donde ellos.

―Ahórrate tus juegos y dinos de una vez para que se nos ha mandado llamar con tanto secretismo ―ordenó Madara viéndolo de mala manera.

―Tranquilo, viejo amigo ―pidió el alfa Senju sonriéndole amablemente―. Estoy seguro de que hay una razón de mucho peso para solicitarnos a todos nosotros.

―Itachi-kun me pidió que los llamara a ustedes también por ser el líder del clan Uchiha y su mano derecha ―contestó el cuarto Hokage al mayor de los hermanos Uchiha―. Es un conflicto que concierne a los Uchiha y a los líderes de Konoha, por eso los llamé, Hashirama-sama, Hiruzen-sama ―comentó mirando a cada uno de los mencionados al nombrarlos.

―El actual líder del clan Uchiha es mi hermano Fugaku ―les recordó Madara cruzado de brazos con fastidio―. Izuna y yo nos retiramos de los asuntos de la aldea hace muchos años. Sólo queremos vivir de manera pacífica sin que nos molesten ―explicó soltando un suspiro de cansancio.

El alfa de cabello castaño miró con algo de pena a su viejo amigo. Desde hacía tanto tiempo que deseaba hablar con él y teniéndolo en frente no era capaz de llamarlo para conversar. Había muchas cosas que deseaba hablar con él, pero no era el momento. Recompuso una expresión de seriedad para ver a los menores allí presentes. El tercer Hokage también se sentía algo preocupado por dicha reunión y esperaba que el asunto fuera realmente preocupante. Él aún tenía que seguir con las búsquedas de su antiguo alumno. Orochimaru había escapado y debía ser encontrado cuanto antes. Los experimentos y torturas realizadas dentro de la aldea a sus espaldas eran imperdonables. Y nadie estaría tranquilo hasta tenerlo apresado y lejos de cualquier ninja con kekkei genkai.

―Mi hermano Sasuke dijo que vio unos anbus asesinando a un Uchiha ―habló Itachi yendo directo al punto para no hacerles perder el tiempo―. Según lo que me dijo, parece que Danzou planea matar a los Uchiha y mi padre está muy molesto por los incidentes en los que sus hombres desaparecen o son encontrados muertos sin rastros de un culpable.

―¡¿Cómo?! ―exclamó Izuna alzando la voz con molestia―. Él lidera la policía militar. Si algo extraño sucede, debe ordenar que se investigue. ¡¿Qué demonios está haciendo nuestro estúpido hermano menor?!

―Me temo que el actual líder está considerando tomar medidas algo más radicales para solucionar el problema ―respondió Shisui interviniendo con su típica tranquilidad―. Como soy su futuro yerno me ha compartido algunos de sus planes a futuro. Entre los cuales se encontraba tomar el control de Konoha para detener el descontento de los miembros del clan Uchiha ―explicó el alfa Uchiha suspirando al entender un poco su situación―. El clan está cansado de los malos tratos de parte de los aldeanos y exigen respuestas inmediatas. Además con las desapariciones se cree que sólo anbus perfectamente entrenados podrían cometer algo así de manera tan eficiente.

―Entonces nos llamaron porque temen que él actúe de manera imprudente, ¿cierto? ―preguntó Madara cerrando los ojos para meditar al respecto―. Si ya estaba pensando en algo así de arriesgado, comentarle cualquier sospecha sería como una chispa cerca de combustible. Todo estallaría en poco tiempo.

―No me sorprendería si se trata de anbus de raíz ―comentó el tercer Hokage con cansancio―. Hace poco hemos descubierto que Orochimaru ha estado experimentando a nuestras espaldas con las barreras de sangre de distintos clanes.

―¿Y eso que tiene que ver con lo que sucede actualmente? ―interrogó Hashirama viendo a su antiguo alumno.

―No es un trabajo que Orochimaru pueda realizar completamente solo ―suspiró Hiruzen―. Ninjas experimentados con barreras de sangre siendo derrotados, transportados y ocultados dentro de la aldea ¿sin que nadie los viese? ―preguntó de manera retórica―. Además Orochimaru era un ninja activo. Teniendo misiones que conllevaban semanas o días lejos de la aldea necesitaría quien cuide de sus prisioneros o de lo contrario morirían antes de su regreso y sus retorcidos experimentos quedarían estropeados.

―Ya veo, tiene sentido ―concluyó Hashirama meditando al respecto―, pero ahora es un ninja renegado debió haber cortado todo lazo con Danzou.

―O eso quiere hacernos creer ―comentó Madara mirando con seriedad a los Hokages―. ¿Y si fingieron romper todo tipo de trato, pero los Uchiha desaparecidos son obra de Danzou para entregarle muestras para experimentar?

―¿No era Danzou quien propuso a Orochimaru como cuarto Hokage? ―cuestionó Izuna haciendo memoria―. Es un poco sospechoso como casualmente tras perder dicho puesto, se descubrieran sus experimentos y Orochimaru huyera de la aldea ―aseguró frunciendo el ceño al percibir que las cosas estaban bastante turbias―. No me gusta cómo huele esto.

―Tendremos que investigar esto a fondo ―aseguró el cuarto Hokage con decisión―. Pero para no alertar a quienes están involucrados tendremos que actuar como si no supiéramos nada y recolectar toda la información hasta establecer una trampa de la cual no puedan escapar ―afirmó recibiendo un asentimiento por parte de los demás.

Todos encontraron lógico aquel plan y estuvieron de acuerdo en no dejar que otros supieran de aquello. Cualquier persona podría desatar un conflicto si se filtraba información delicada. Sólo debían aguardar a que Danzou y los suyos se confiaran y bajaran la guardia y conseguirían ponerle fin a todo. Decirlo fue mucho más sencillo que hacerlo, pues les tomó años conseguir pistas más concluyentes. Los incidentes disminuían o aumentaban por temporadas. En ocasiones eran algo evidentes haciendo que el clan Uchiha comenzara a reunirse planeando un golpe contra Konoha. Sin embargo, seguían sin conseguir algo tangible, sólo poseían algunos rastros escasos, pues las zonas eran limpiadas meticulosamente, dejando que encontraran sólo lo que los perpetradores deseaban que vieran. Y en medio de aquella estresante investigación en la que se vieron involucrados Itachi y Shisui, el menor de los Uchiha había abandonado la aldea para unirse a Orochimaru en sus planes.

―Y por culpa de esa investigación un zorro malvado me robó a mi bebé ―comentó Itachi con molestia recordando aquel suceso―. Yo debería haber ido a salvar mi hermanito y darle el amor maternal que le faltó.

―Ya hablamos de esto ―comentó Shisui apoyando su mano en el hombro de su pareja―. No te robaron nada ―le recordó el alfa soltando un suspiro―. Ya te pareces a Naruto-kun cuando dice que le robamos a nuestro hijo.

Aunque mi parecido con el tío Sasuke me genera dudas incluso a mí”.

―¡Yo te hice en mi vientre! ―exclamó el omega viendo de manera reprobatoria a su hijo―. Yo fui un hijo perfecto, un novio ejemplar, un ninja excepcional y un hermano atento, era obvio que el destino me premio dándome una réplica de mi hermanito en versión hijo.

Ya veo de donde heredó la modestia nuestro hijo”. Pensó Shisui al oír aquel pensamiento de parte de su pareja.

―Eso es envidia ―se quejó Itachi viendo mal a su alfa mientras se acercaba a su hijo y lo abrazaba contra su pecho―. Es mi preciada creación, salió justo como quería gracias a que hice caso a cuando mi útero me hablaba.

Técnicamente salí primero de los huevos de mi padre. Sin él tampoco creo que existiría por mucho que ese útero quisiera hacer mitosis”.

―¡Chara! ―exclamó el alfa viendo a su hijo con un evidente sonrojo por semejante descaro con su progenitor―. Podrías ser un poco más recatado.

―Lo soy al hablar, el pensamiento es libre ―afirmó encogiéndose de hombros―. Además no pensé nada que no sea cierto, ¿o sí? ―interrogó preocupado―. Si tú no pusiste de tu parte para hacerme eso podría significar que mi papi recurrió a algún experimento loco de Orochimaru para clonar a mi tío Sasuke usando a mi papi como gestante. ¡Oh por Dios! Puedo ser un clon ―gritó abriendo los ojos en grande hasta que recibió un pequeño golpe en la cabeza de parte de Itachi.

―No eres un clon, tonto herma… digo, hijo ―corrigió antes de terminar la frase.

―Por poco me dices hermano ―acusó Charasuke viendo al omega con un puchero―. Aumentan mis sospechas de que soy un clon ―afirmó con los ojos entrecerrados.

―Sólo fue un accidente al hablar ―se defendió el mayor mientras lo miraba ofendido por la acusación―. Además yo jamás prestaría mi cuerpo para los experimentos raros de ese pedófilo.

―Los accidentes no existen ―contraatacó el menor de los azabaches viéndolo desafiante.

“Además eso de que no presta su cuerpo sólo es dependiendo de a quien, porque esos aplausos me dicen que experimentar en la cama sí que les gusta”.

―No grito tu apodo nomás por no desgastarlo ―advirtió Shisui tomando aire profundamente―, pero ¡¿podrías hacer el favor de modular un poco tus pecaminosos pensamientos?!

“Cuando ustedes modulen sus gritos en la noche”. Pensó el caprichoso joven.

“Es igual de terco que Sasuke. Ese es otro que jamás pudo aceptar que realmente le creí e intenté demostrar que siempre tuvo razón, estúpido hermano menor”.

―¿Y por qué no te creía? ―interrogó Charasuke viendo a su padre omega con curiosidad―. Si ustedes estaban investigando y hasta sacaron a los culpables a la luz, ¿verdad?

―Lo hicimos, hijo ―confirmó Shisui con una sonrisa algo triste.

Ellos dos habían logrado la meta propuesta, pero el precio les parecía un poco alto. El alfa Uchiha sabía del estrés y ansiedad de Itachi por encontrar pronto al culpable. Durante todos esos años estuvo al pendiente de que nadie asesinara a su hermano menor. Hubo anbus que quisieron eliminarlo por órdenes de Danzou para no dejar ningún cabo suelto. Sasuke era un testigo clave y aunque “nadie” le creyera, el líder de raíz era meticuloso y se negaba a dejarlo libre. Fueron varias las ocasiones en las que Itachi se enfrentó a asesinos que iban tras su hermano menor, pero para mantener las apariencias, jamás se lo hicieron saber. El propio Shisui solía estar en guarda y fungir como guardaespaldas cuando Itachi salía a alguna misión fuera de la aldea. Jamás lo hicieron con intención de que el menor les diera ningún tipo de gratificación, por tanto, callaron. No le contaron acerca de las largas horas que pasaron durante años velando por él al mismo tiempo que investigaban a Danzou. Ambos adultos en ocasiones se culpaban por inmiscuirse tanto en la investigación. Si no hubieran invertido tanto tiempo en ello, quizás habrían evitado que Orochimaru se le acercara.

―El problema es que para que ese plan funcionara, tuvimos que fingir que no le creíamos e incluso que lo considerábamos un traidor ―explicó Itachi nuevamente con una mirada de tristeza―. Dijimos muchas cosas de las que no estoy orgulloso, sin importar la razón por las cuales las dijimos ―confesó sin ningún orgullo al respecto.

Una noche prácticamente de la nada, el miembro más joven del clan Uchiha desapareció de la aldea. Sabían que se marchó por cuenta propia gracias a su compañera de equipo Haruno Sakura. Ella había logrado hablar con él antes de ser noqueada y abandonada en una banca, donde pasó toda la noche. Nada más despertarse alertó de la desaparición de Sasuke y las intenciones de éste de reunirse con el sannin desertor. El cuarto Hokage tomó la disposición de enviar a un equipo a recuperarlo. El escuadrón estuvo liderado por Nara Shikamaru e integrado por Inuzuka Kiba, Akimichi Chouji, Hyuga Neji y su propio hijo, Uzumaki Naruto. Confiaba en ellos para traer de regreso al menor sano y salvo. Pues no dudaba en que nada haría más feliz a Danzou que tener una excusa para deshacerse de él. Si lo eliminaban de manera arbitraria, podría desatar la ira de los Uchiha, si no lo hacía, los aldeanos y los altos mandos se irían contra él por blando. Era una situación un tanto delicada.

―¡Hokage-sama! ―gritó Itachi ingresando a su oficina sin ninguna consideración―. ¡Permítame ir en busca de mi hermano menor! ―exigió intentando que sonara como una petición, mas sonaba a todo menos a eso.

―Lo siento, Itachi-kun, pero esa es una petición que no podré cumplir ―negó el rubio moviendo la cabeza.

―¿Por qué? ―demandó saber el omega azotando el escritorio con sus manos abiertas―. Es mi hermanito, debo ir por él. Además Danzou querrá matarlo. Sería una oportunidad perfecta para eliminar a un testigo clave.

―Es por eso es que debes mantenerte alejado ―soltó Namikaze con un tono de voz serio y firme―. Tras años de planeación meticulosa, parece que tanto los Uchiha como Danzou están listos para hacer sus respectivos movimientos. Sólo están esperando el momento más adecuado ―explicó el blondo apoyando los codos en el escritorio para apoyar su barbilla en sus propias manos―. Están a la espera del movimiento de “su enemigo”. ¿Sabes lo que eso significa?

―No me interesa lo que eso significa, debo salvar a mi hermano ―repitió Itachi perdiendo la paciencia.

―Significa ―remarcó la palabra el Hokage sin prestarle atención al reclamo anterior―. Qué ambos bandos necesitaran un agente doble. Alguien a quien usar para que espíe al otro. Lo más probable es que tu padre o Danzou contacten contigo por ser el nexo entre Konoha y el clan Uchiha. No puedes mostrarles tu debilidad o la utilizaran en tu contra, Itachi-kun ―explicó Minato con preocupación.

―Pero es mi hermanito… ―murmuró con la voz ahogada por la rabia y la impotencia de no protegerlo.

―Lo sé, pequeño ―suspiró el mayor mientras lo abrazaba dándole consuelo―. Sé que te estoy pidiendo algo muy duro, pero por favor. Aguanta un poco ―dijo acariciando su cabello de manera fraternal―. Estamos cerca de demostrar que tu hermano siempre dijo la verdad. Debemos hacerlo para que así cuando mi hijo lo traiga de regreso podamos recibirlo con los brazos abiertos, ¿sí? ―interrogó el hombre de ojos claros con una sonrisa conciliadora.

El joven omega podía comprender lo importante de su papel en esos momentos. En lo que reunían pruebas se había estado haciendo de una posición de importante ganándose la confianza de todos los sospechosos dentro de la esfera de poder de Konoha al mismo tiempo que fingía filtrar información de la aldea para su padre. Le había tomado mucho tiempo construir una buena imagen ante ambos bandos sin hacer sospechar al otro de una traición. Su lealtad estaba únicamente dirigida a sus propios intereses de proteger a Sasuke. Lo demás sinceramente lo tenía si cuidado. Cierto, le preocupaba una guerra civil, pero posicionarse de un lado o el otro no le era complicado cuando no pensaba en cómo afectaría su elección a su hermano. Soltó un largo suspiro al darse cuenta de cómo era tan voluble cuando se involucraba al menor. Debía tener la cabeza fría y pensar en el plan. Estaban muy cerca de ponerle fin a todo y no podía permitirse fallar y echar a perder todos los esfuerzos realizados hasta el momento.

―No es que no me interese un buen entramado político, con espionaje, traiciones y juegos mentales, pero… ―habló Charasuke viendo a sus padres seriamente―. ¿Cuándo empezaron a quererse? ―cuestionó viéndolos con los ojos entrecerrados denotando una gran sospecha hacia ellos―. ¿O acaso he vivido una mentira? ¿Acaso todo este tiempo han estado teniendo un matrimonio de fantasía y me tuvieron sólo por compromiso?

―Chara ―llamó Shisui con suavidad intentando detenerlo. Sabía que su hijo era imparable cuando empezaba a hablar.

―¡¿Acaso te aprovechaste de mi pobre papi sólo por ser omega?! ―exclamó particularmente molesto mientras le apuntaba con el dedo índice.

―¡Chara! ―Esta vez lo llamó Itachi tratando de no perder la paciencia.

―Papi ―dijo el menor mientras iba a su habitación y volvió rápidamente con un dinosaurio verde de peluche que colocó enfrente de Itachi―. Usa el dinosaurio para señalar donde te tocó el alfa devora niños cada vez que te daba dangos ―pidió mientras miraba mal a Shisui―. Aun no es tarde para ir a terapia, seguro él provocó la esquizofrenia.

―¡Charasuke! ―gritaron sus padres cansados de que los ignorara. Aunque notaron algo raro en su hijo y eran sus mejillas sonrosadas y respiración agitada.

―Está en celo ―confirmó Itachi para su pareja luego de medirle la temperatura a su hijo apoyando su mano en la frente del menor―. Tranquilo, hijo. Estoy bien ―afirmó mientras lo atraía hacia su pecho con un abrazo dejando salir sus feromonas para calmar a su hijo.

―¿Y cuándo comenzó a gustarte papá entonces? ―preguntó Charasuke con los ojos cerrados sintiéndose más relajado―. Hasta ahora sólo has hablado de todo lo referente a tío Sasuke ―le recordó casi arrastrando las palabras.

―Bueno verás… ―dijo antes de retomar su relato.

Desde que Sasuke había abandonado la aldea, Itachi estaba muy deprimido. No tenía ánimos de comer y cada día luchaba contra el deseo de salir corriendo de Konoha y destripar a Orochimaru. Sabía de los atroces experimentos que aquel sannin gustaba realizar. ¿Y si le hacía algo a su hermanito? No había nada que lo aterrara más que saber que llegó tarde para evitar que intercambiaran de cuerpos. Se negaba a permitir que aquello sucediera. Para empeorar las cosas, el cuarto Hokage insistía en dejarle esa tarea a su propio hijo, Naruto. El mismo chico que había fallado la primera oportunidad que se le había otorgado y que en tres años no había tenido ningún progreso relevante. Moría de ganas de ir personalmente a solucionarlo todo. Se quedó recostado en su cama reflexionado acerca de eso antes de arrojar un kunai hacia el techo.

―¡Muéstrate! ―ordenó sabiendo que no estaba solo en su habitación.

―Soy yo ―dijo Shisui saltando desde el techo para caer frente a la cama de su primo recibiendo otros tres kunais en su dirección―. Soy el Shisui real ―avisó tras esquivar los ataques.

―Lo sé, por eso arrojé los kunais ―comentó el omega viéndolo de mala manera.

―Qué grosero ―se quejó Shisui arrojándole una rosa roja a la cara.

―¿Y lo dice el psicópata que estaba parado de cabeza en el techo de mi habitación? ―interrogó el joven de larga cabellera mirándolo mal.

―Venía a invitarte de paseo ―respondió el alfa de manera animada.

―No tengo ganas ―contestó Itachi de mala gana dejándose caer en la cama con el rostro enterrado en la almohada.

Shisui sabía bien que su primo se encontraba muy deprimido desde hacía tiempo. Las cosas en su hogar no estaban para nada bien. Fugaku no sólo quería arremeter contra la aldea sino que también se mostró muy dispuesto a asesinar a Sasuke. En sus palabras, “sólo la sangre lava la sangre”. Mikoto por supuesto no estaba de acuerdo con que uno de sus retoños fuese ejecutado, pero tampoco podía protegerlo. Su palabra no tenía valor alguno para los altos mandos de la aldea y su marido ignoraba sus sentimientos y hacia primar la necesidad de proteger la imagen del clan Uchiha. En medio de aquel caos Itachi debía fingir estar de acuerdo con la ejecución de su hermano a la vez que hacía y decía cosas de las que no se sentía orgulloso. Cada quien tenía su infierno personal. Por eso Shisui quería que su primo compartiera el suyo y le dejara ayudarlo con esa carga.

―¡Bien! ―exclamó el alfa alzando a Itachi en sus brazos antes de comenzar a correr.

―¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¿A dónde me llevas? ―demandó saber pensando seriamente en incrustar un kunai en el cuello de su primo.

―Sólo confía en mí ―pidió el mayor mientras aceleraba el paso hasta llegar a su destino.

Al principio Itachi no reconoció el lugar y mucho menos el motivo de llevarlo allí. Era un arroyo sin mucha gracia en una zona bastante poco agraciada. Si estaba buscando el premio al romanticismo estaba fallando miserablemente. El omega no se había olvidado del compromiso entre ellos y tampoco esa “amenaza” del alfa acerca de conquistarlo, pero… además de los dangos y las rosas no hacía nada. Muy estratégico y conquistador para invadir naciones ajenas, pero con los omegas era un asco. Luego de varios minutos observando el lugar se dio cuenta que ese sitio era donde llevaron a cabo una de sus primeras misiones juntos. Había sido la vez en la cual su sharingan había despertado y subido de nivel inclusive. Se sentía orgulloso de su mejoría y en especial de haber derrotado a enemigos formidables ellos dos solos. El lugar no había cambiado mucho, así que no comprendía las intenciones del otro.

―¿Reconoces este lugar? ―preguntó Shisui viéndolo con una de esa sonrisas presumidas por las cuales Itachi ansiaba golpearlo.

―Sí, tuvimos una misión aquí hace mucho tiempo ―respondió el omega sin entender a donde quería llegar―. ¿Y eso qué tiene de especial? Estoy demasiado ocupado como para perder el tiempo aquí sin hacer nada.

―Oh cierto estabas muy ocupado en tu cuarto hundiéndote en la tristeza y ahogándote en tus penas. Lamento tanto haberte estropeado la agenda de esta noche ―comentó lleno de sarcasmo mientras esquivaba una pequeña roca que el menor le arrojó a la cabeza―.Te traje porque lo estabas olvidando.

―¿Qué estaba olvidando? ―preguntó Itachi meditando si era mejor activar el sharingan para golpear su cabeza de una buena vez.

―Qué eres una persona excepcional ―dijo Shisui con una gran sonrisa―. Aquí es donde activaste tu sharingan e hiciste aquella mortal danza con la que te deshiciste de los objetivos y donde te torciste el tobillo y tuve que cargarte en mi espalda de regreso ―agregó con una media sonrisa.

―¿Me trajiste para burlarte porque me torcí el tobillo? ―cuestionó avergonzado de haber sido llevado como un niño en aquella ocasión.

―Sólo quiero que recuerdes que cuando te concentras puedes hacer cosas increíbles ―explicó el alfa acercándose a su primo para despeinarlo cariñosamente―. Sé que has estado dudando de ti mismo, pero estamos cerca de solucionarlo todo y me gustaría que te animaras un poco. Todo saldrá bien, confía en mí ―pidió acariciando la mejilla del otro.

Itachi lo miró algo sonrojado por aquello. Había intentado convencerse que esos ocho años de seguir rastros, capturar subordinados de Orochimaru y mantener la paz entre el clan y la aldea servían de algo. No obstante, fueron muchos años y no había conseguido proteger a su hermanito. Una parte de él dudaba de estar haciendo algo relevante. A menudo se cuestionaba, ¿sirvo para este trabajo? ¿Tengo las habilidades necesarias? ¿No es momento de rendirse? Sin embargo, Shisui siempre le daba ánimos y lo ayudaba a no enloquecer. Y pensando en él… No se había olvidado el compromiso entre ellos, pero el otro parecía que sí. No había hecho nada por conquistarlo como dijo. Lo seguía tratando como a su mejor amigo y colaboraba con él apoyándolo en todo lo que se proponía. ¿Y su estrategia de conquista? ¿Ya se estaba rindiendo con eso? Frunció el ceño y le sujetó con fuerza del cuello de la ropa.

―¡¿Y lo nuestro?! ―preguntó con enojo palpable dejando desconcertado al otro.

―¿Nuestro compromiso? ―Quiso confirmar el alfa sin entender realmente a qué quería llegar mencionándolo.

―Sí ―asintió Itachi activando momentáneamente el sharingan―. Dijiste que yo te gustaba y que ibas a conquistarme, pero no has hecho nada en todos estos años y te he visto muy amistoso con Izumi ―agregó con los ojos entrecerrados.

―¿Estás celoso? ―preguntó parpadeando repetidas veces intentando entender qué le molestaba.

―¡No! ―negó avergonzado sin saber cómo manejar esas emociones―. Es sólo que me molesta que seas mentiroso. Dijiste que yo te gustaba, pero no me has besado, tocado o intentado marcarme durante mi celo. ¿O acaso ya no te gustó ahora que no tengo doce años? ―interrogó mirándolo de manera acusatoria.

―Itachi ―llamó su primo con seriedad sujetándolo por los hombros―. No mentí cuando dije que me gustabas, sólo que estabas pasando por muy malos momentos. ¿Qué se suponía que hiciera? ―preguntó rodando los ojos antes de soltar uno de sus comentarios descarados rara vez vistos por alguien que no fuera Itachi―. ¿Querías que dijera algo como “oye, Itachi sé que estás triste, pero te la puedo meter tan profundo que cuando te la saque sentirás que Sasuke volvió a dejar la aldea”? ―cuestionó de manera sarcástica.

―Tampoco tienes que ser tan descarado, pero ya tengo veinte años, no seré joven eternamente y tal vez ya te cansaste de mí ―confesó con dificultad.

―Oye, yo te amo y quiero verte feliz ―aseguró el alfa sujetándole suavemente el mentón para hacer que lo mirara a los ojos―. Si tu felicidad es demostrar que tu hermanito merece el indulto por lo que hizo, te ayudaré a cumplirlo cueste lo que me cueste ―prometió antes de soltar un pequeño suspiro―. Mañana tenderemos la trampa a Danzou. Si todo sale bien al fin lo atraparemos con las manos en la masa, pero si algo me sucede, quiero que recuerdes que mis sentimientos por ti son reales ―afirmó sin despegar sus ojos del otro.

Itachi en ese momento lo sujetó por la nuca y lo atrajo hacia él para robarle un beso en los labios. Se maldijo por estúpido y lento. Estaba tan metido en aquella investigación que no se había dado cuenta que su estúpido primo había conseguido enamorarlo. Se le hacía tan natural tenerlo a su alrededor que realmente era como una parte de su propio ser. Siempre estaban juntos hablando del futuro, planes y su sentir. Incluso cuando no los decían en palabras, su primo podía reconocer lo que necesitaba y se lo daba sin pedírselo. Ya no podía imaginarse una vida separado de Shisui. No creía que existiera otra persona en la cual pudiera depositar toda su confianza como lo hacía en aquel alfa. Se prometió a sí mismo que se enfocaría en construir una relación romántica con ese idiota en cuanto recuperara a Sasuke.

―¿Cuál plan? ―preguntó Charasuke, ya que su padre omega dejó el relato hasta allí por la vergüenza.

―Uno bastante simple, pero arriesgado ―respondió Shisui con una mirada nostálgica dirigida a su pareja al pensar en aquel primer beso entre ellos―. Yo me reuní a solas con Danzou en busca de que revelara sus planes. Sólo que no contaba con que quisiera quitarme mis ojos y más perturbador aun, que tuviera insertados en su brazo varios mangekyo sharingan ―explicó el alfa con algunos escalofríos por lo asqueroso que resultaba eso.

―Resulta que Orochimaru estuvo experimentado mucho para Danzou ―agregó Itachi con seriedad―. Esa serpiente fue quien le dio esos ojos y por eso la urgencia de Danzou de eliminarlo y así enterrar su secreto ―comentó acariciando el cabello de su hijo―. ¿Estás más calmado?

―Sí, lo estoy ―afirmó Charasuke con una sonrisa mientras se levantaba del sofá―. Gracias por contarme eso ―dijo a sus padres antes de recordar para qué estaba allí. Levantó el dedo índice y corazón y tocó la frente de su padre omega―. Kai ―dijo liberando el jutsu―. Ino dice que no podemos deshacer este jutsu cuando está sobre nosotros mismos, pero puedes copiar lo que hice y liberar a papá ―explicó antes de darse media vuelta e irse rumbo a la puerta―. ¡Iré a visitar a tío Sasuke para avisarle como deshacer el jutsu! ―gritó saliendo de su casa.

―¡Charasuke no te olvides de…! ―gritó Itachi intentando hacer regresar a su hijo.

―Ya se ha ido ―señaló Shisui mientras lo abrazaba aun siendo lo más obvio.

―Lo sé, pero está en su época de celo ―suspiró el omega dejándose abrazar―. Necesita sus supresores y no es conveniente que ande solo cuando le llegué la parte dura. Tú sabes cómo se pone cuando está en auge ―le recordó con mucha preocupación.

―Tranquilo, Itachi ―pidió el mayor mientras depositaba un suave beso sobre sus labios―. Nuestro hijo siempre ha sido muy responsable en cuanto a su celo ―le recordó con mucha confianza―. Él seguramente se llevó sus supresores como siempre hace.

―Sí, tienes razón ―concedió el de la larga cabellera azabache sonriendo de regreso a su esposo―. Además va a ir donde mi hermano. Nada malo puede sucederle en casa de su querido tío Sasuke.

Sin embargo, habían sobreestimado la mente de Charasuke. Haberse enterado de tantos secretos y la parte negativa de la unión de sus padres, lo habían afectado más de lo que dejó ver. Siempre había creído que sus padres lo amaban por lo que era. Ahora veía que en el fondo anhelaban un niño normal. Alguien que no se pareciera a ellos. Él también lo había deseado durante muchos años, pero creyó que podía aceptarse así mismo tal y como le aceptaba su familia. Su ilusión se vio quebrada al saber que no cumplía sus expectativas. Y si las cumplía podía terminar como su padre omega siendo unido a alguien sólo por los beneficios a futuro que podría traerle al clan Uchiha. Sin embargo, viendo el lado positivo ahora entendía mejor algunas cosas respecto a la actitud de sus padres con él.

“Ahora también entiendo porque me dijeron que nunca le confiese a nadie que no soy un alfa. Las cosas han sido bastante tranquilas mientras creen que soy uno. Bueno, ahora toca ir con tío Sasuke y explicarle cómo deshacer el jutsu de Ino”.

 

CONTINUARÁ….

 


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