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Mi primo y yo por shiki1221

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Cap 7: Motivos al descubierto

La respuesta parecía sencilla en un principio. Sólo debía decir sus motivos. Se había inventado la excusa perfecta para ello, mas sus dudas venían a causa del propio carácter de su tío. Si Sasuke sabía algo acerca de sus sentimientos por Menma y respondía que sólo iba por el jutsu, le metería su katana por donde no le daba el sol por querer verle la cara de tonto, en el mejor de los casos. Si su familiar no tenía idea de su verdadero sentir por su primo, ser honesto sólo lo expondría. Guardó silencio aun debatiéndose entre sus opciones. Decirle o no la verdad. A él le gustaba ser virgen por detrás y prefería perderla con la persona que amaba y no con algún instrumento filoso al alcance de su tío. También le preocupaba lo que pudiera decir o pensar su tío Naruto. El rubio ya conocía de antemano sus intenciones, por lo cual si intentaba mentir era probable que pensara en el asunto dejándolo al descubierto con su familiar sanguíneo.

―¿Y bien? ―interrogó Sasuke de manera impaciente―. Contesta, Charasuke ―ordenó de manera seria sin perderlo de vista en ningún momento.

―Ya, tío me atrapaste ―comentó el Uchiha más joven sonriendo de manera boba mientras sostenía una rosa, salida de la nada, en su mano como sucedía típicamente―. Tenías razón, me gusta Menma ―bromeó mientras se encogía de hombros con fingido desinterés―. Lo incestuoso viene en la sangre después de todo. Como dicen por ahí, de tal palo, tal astilla ―siguió lanzando malos chistes intentando cortar la tensión del momento.

El omega lo observó largamente con seriedad. Juzgándolo en silencio. No entendía qué le veían todos a esa mala imitación suya. Por lo menos, cuando Itachi era elogiado, era por ser un genio y Sasuke respetaba eso. En cambio, Charasuke era un ser promedio sin ningún talento tan destacable como Itachi o Shisui y no había alguna razón válida para que tuviera ese lugar privilegiado ante los ojos de los demás. No obstante, lo tenía. Sólo ser hijo de Itachi y parecerse a él conseguía toda la atención que quisiera. Gozaba de los beneficios acarreados por su nombre y su rostro. No conocía lo que era el verdadero esfuerzo, a diferencia de Menma, quien pese a todo el tiempo invertido en destacar terminaba de segundón al lado del otro. No podía evitar revivir su propia niñez al ver a su pequeño hijo siendo desplazado con tal facilidad.

Sasuke había salido de su casa en busca de su hermano mayor. Él siempre intentaba entrenar juntos, pero a último momento algo o alguien, ―más específicamente su primo Shisui―, se llevaba a Itachi lejos de él. Veía al otro omega salir con todo su armamento ninja preparado y no lo veía regresar hasta muy tarde en la noche. Por eso, aquel día tomó la resolución de ir personalmente a verlo practicar con sus kunais y shurikens. Aprovecharía para pedirle que también le enseñara a manejar correctamente sus armas ninjas. Así su primo ya no tendría excusa para hacerlo quedar en la casa. Siempre se llevaba a Itachi al bosque y a él no le dejaba por ser “inexperto”. Le demostraría que estaba a la altura para salir junto con ellos y así evitaría que siguiera alejándolo del mayor. Llegó al bosque y se mantuvo oculto detrás de los árboles admirando la destreza de su hermano. ¡Incluso había acertado al blanco que colocó en su punto ciego! Sin dudas Itachi era la persona que más admiraba en el mundo.

―Sasuke ―llamó el mayor al darse cuenta de su presencia―. Sal de ahí ―pidió haciendo un ademán con la mano.

El omega más joven corrió hacia él recibiendo un suave golpe en la frente con los dedos de su hermano. Puso un puchero ofendido por recibir ese trato, a lo que Itachi sólo respondió con una sonrisa. Era su oportunidad de mostrarle sus habilidades. Por lo cual, sin esperar a nada ni pedir permiso, copió los saltos y acrobacias de su hermano mayor. Para desgracia suya, terminó pisando mal en medio del salto y se había lastimado el tobillo. Con un largo suspiro, el de cabellera más larga cargó al menor en su espalda. Sabía lo imprudente e impulsivo que podía ser en ocasiones. No era lo que planeaba precisamente, pero Sasuke sonrió por ser llevado así. Estaba cerca de su querido hermano mayor y eso era lo que contaba. Empero, su felicidad fue momentánea, ya que se toparon en el camino con su padre. Pronto fueron guiados al dojo familiar para hablar con ellos dos. La inexpresividad en el rostro del alfa, le hacía difícil saber que estaba pensando en esos momentos.

―Felicidades por entrar a anbu, Itachi ―habló Fugaku cruzando los brazos a la altura del pecho―. Tendrás tu primera misión mañana y creo que sería buena idea de que yo personalmente te acompañe ―explicó ignorando por completo la expresión de pesar de su segundo hijo.

Sasuke se mantuvo en silencio, pero pensaba en su primer día en la academia ninja. Quería mencionarlo, pero la expresión de seriedad de su padre lo intimidaba. No estaba seguro de si su padre lo recordaba o no. Además, al oír acerca de la misión de su hermano, ―a pesar de su corta edad―, entendía que era más importante que él. Los cazadores especiales anbu estaban a la orden directa del Hokage. Era un privilegio y un honor digno de alabanza. Y aun con todo el razonamiento que intentaba ponerle con la guía de su madre, seguía sintiéndose desplazado. A menudo era ella quien le explicaba lo importante que eran las misiones de Itachi y la razón por la que su padre les daba prioridad. Siempre le pedían ser compresivo. No obstante, le era difícil llevarlo a cabo. Se imaginaba al día siguiente siendo el único niño que no sería acompañado por su padre.

―Creo que mañana es la ceremonia de ingreso de Sasuke ―comentó Itachi observándolo de reojo con una sonrisa cariñosa―. Es tradición que asistan los padres ―le recordó a su padre de manera tranquila.

―¡Tonterías! ―dijo el mayor mientras rodaba los ojos con claro fastidio―. Sólo es una tonta tradición sin importancia, pero en cambio tu primer misión como anbu es mucho más relevante ―aseguró poniendo énfasis en la última frase.

Cuando Itachi hizo el favor de recordar el día tan importante que se avecinaba, su hermano menor dibujó una sonrisa agradecida por el gesto. El primogénito era muy consciente de la emoción que le generaba a Sasuke comenzar su camino como ninja. Varias veces le había hablado sobre lo que haría y lo que imaginaba que sucedería. Hasta hablaba sobre misiones hipotéticas y le hacía “gráficos” de ello, pues Sasuke se tomaba muy en serio sus planes a futuro. Itachi guardó cada uno de ellos por la ternura que le generaban esos dibujos de ellos dos venciendo ninjas malvados. Aunque le preocupaba un poco que en ocasiones aparecía Shisui tirado en el suelo con color rojo a su alrededor. Su hermanito aseguraba que su primo sólo estaba herido en esos dibujos, pero las “x” en los ojos le hacían imaginar que estaba muerto. ¡Tonterías! Su tierno, dulce y puro hermanito jamás dibujaría misiones en las que ellos triunfaban y Shisui moría.

―Entonces me ausentaré e iré a acompañar a Sasuke a la academia ―declaró con firmeza viendo de manera retadora a su padre. No iba a permitir que hicieran sentir mal a su hermano.

―¡No puedes hacer eso! ―gritó el alfa con furia casi en un rugido animal.

―No dejaré que mi hermanito vaya solo ―insistió manteniéndose sentado de manera erguida sin amedrentarse en lo más mínimo por aquellos gritos.

―Está bien, está bien ―aceptó finalmente Fugaku y a regañadientes. No podía permitir que su hijo fallara en su misión para enaltecer el nombre del clan Uchiha y acercarse al Hokage.

Sasuke se sintió un poco feliz al saber que sería acompañado por su padre, pero le sentaba mal saber que sólo lo hizo por las palabras de Itachi. No era algo que hiciera por voluntad propia. Lo estaban amenazando. Y como siempre la palabra de su hijo favorito era prioridad. Dolía bastante darse cuenta que si dependiera sólo de Fugaku, probablemente no le prestaría la más mínima atención. Quizás por eso su madre y hermano lo mimaban tanto. Todo el afecto negado por el alfa era sobre compensado con creces por los otros dos omegas. Sin embargo, no era suficiente. Él quería que su padre lo reconociera como su hijo y se refiriera a él con orgullo. Esa noche pasó la cena con normalidad y al día siguiente se levantó temprano y se arregló lo más presentable posible.

―Vámonos ―ordenó su padre secamente mientras se dirigía hacia la puerta.

―¡Suerte en tu primer día, cariño! ―alentó su madre dándole un pequeño beso en la frente sonriéndole con aquel cariño con el que siempre lo miraba.

―Gracias, mamá ―dijo Sasuke antes de darle un corto beso en la mejilla y correr para alcanzar a su padre.

Comenzaron a caminar rumbo a la academia encontrándose por el camino con sus demás familiares. Sus tíos mencionaban lo rápido que su hermano consiguió graduarse de la academia. Además también dijeron que Itachi despertó el sharingan a edad muy temprana. Siguieron hablando un poco más de su velocidad aprendiendo jutsus y demás. Más y más halagos oía acerca del primogénito de Fugaku, pero todos terminaban con la misma frase “espero que seas como tu hermano”. Su padre repetía una y otra vez que debía alcanzar, como mínimo, los estándares que dejó Itachi. Aun con la molestia por las constantes comparativas, se propuso lograrlo para que su padre lo felicitara. Pronto se toparon con el cuarto Hokage, quien acompañaba a su propio hijo.

―Buenos días, Yondaime ―saludó Uchiha con un leve movimiento de cabeza―. Veo que Naruto ya está en edad para entrar a la academia.

―Buenos días, Fugaku ―correspondió Namikaze al saludo antes de posar sus ojos azules en el niño al lado de Fugaku―. Hola, Sasuke-kun ―saludó con una sonrisa―. No te veía desde que eras apenas un bebé.

―Saludos, Yondaime ―dijo casi en un murmullo el joven moreno evitando mirarlo de frente. Estaba más entretenido mirando al otro rubio corriendo alrededor suyo, observándolo de arriba abajo sin ninguna discreción―. ¿Qué está haciendo su hijo? ―preguntó incómodo por ese escrutinio recibido.

No entendía la razón de llamarle tanto la atención a ese chico. ¿Qué buscaba de él? Lo miraba de una manera en la que nunca nadie lo vio. Era como si intentara memorizar cada centímetro de él y eso era precisamente lo que lo ponía nervioso. No estaba acostumbrado a ser el centro de atención. Por lo general, lo miraban casi de reojo, mencionaban a Itachi y rápidamente se olvidaban de él. Dejaban de verlo y de hablar de él y pasaba automáticamente a ser “el hermanito de Itachi”. Conocía de vista a aquel rubio por ser el hijo del líder de la aldea, pero nunca se había dado la oportunidad de verlo de cerca.

―¡Naruto! ―llamó el Hokage a su hijo en un tono de regaño por la mala educación mostrada con el otro niño.

―Sólo lo estaba revisando. Mamá dijo que era una niña ―señaló Naruto con una mirada entre sorprendida y extrañada―. Pero es un niño, aunque es bonito ttebayo ―concluyó con sinceridad luego de haberle revoloteado un rato.

―Discúlpame, Fugaku ―habló el líder de la aldea algo apenado por el comportamiento de su hijo―. Es que la primera vez que Kushina vio a Sasuke pensó que era una niña y creo que se lo comentó a nuestro hijo ―explicó intentando justificar aquel comentario de Naruto.

―No se disculpe, Hokage-sama ―respondió Fugaku alzando la mano quitándole importancia al problema―. Mi hijo es un omega, es normal que sea “bonito” ―dijo tranquilizando al otro.

Sasuke al oír el tono en el cual su padre mencionaba “bonito” lo sentía despectivo y en cierto modo le dolía. Era como si le estuviera diciendo algo de manera indirecta. Aunque no lo entendiera del todo. En cambio, cuando veía aquellos ojos azules tan sinceros e inocentes, sentía que sus palabras no iban con alguna mala intención. Sólo era un cumplido hacia su apariencia. Le resultaba incomprensible el motivo para no sentirse bien con las palabras de su padre, pero sí con las del niño raro. Lo vio sonriéndole con aquellos blancos dientes a la vista y no pudo evitar sonrojarse un poco. El otro niño tampoco le parecía feo, pero no pensaba mencionarlo. Primero debía ponerlo en su lugar por no darse cuenta de que se trataba de un niño. Era obvio, ¿no? Bastaba con verle la cara para notarlo. Por el momento se comportaría para que su padre no lo regañe, pero ya buscaría a solas a ese Dobe.

―También te gustaba tío Naruto ―comentó Charasuke sonriendo burlón ante aquel recuerdo.

―¡Sabía que también sentiste algo por mí ttebayo! ―exclamó el Hokage abrazando a su pareja con mucho cariño―. Fue amor a primera vista de parte de ambos ―aseguró haciendo sonrojar a su esposo.

―Calla, Dobe ―ordenó el omega mientras lo apartaba de su cuerpo. No era nada de esas cursilerías.

“Yo no sabía lo que era el amor, sólo me pareció lindo y amable el estúpido rubio delante de mí”.

―Sería más romántico sin el insulto, pero te perdono ttebayo ―comentó Uzumaki sonriendo eufórico.

Bendita sea Ino y su metida de pata. De saber que este jutsu sería tan beneficioso para oír los pensamientos secretos de mi Teme los habría mandado a hacerlo con una orden del Hokage. Después de todo, ahora yo tengo el poder absoluto”.

―Les arrancaría cada uno de sus rubios y teñidos cabellos si intentaran hacerme algo ―advirtió Sasuke tras llegarle aquel pensamiento de parte de su pareja.

Vaya corrupto el que nos gobierna. Aprovechándose de este jutsu para saber las perversiones que tío Sasuke oculta de él. ¿Qué sigue? ¿Pedirle a los Hyuga que le den imágenes de sus líneas de chakra? Aunque sería un nuevo nivel de desnudez”.

―Prefiero sentir como su chakra se mezcla con el mío ―aclaró el rubio mirando al menor de los Uchiha presentes―. Es orgásmico sentir como su energía vital recorre todo mi cuerpo. Es… es… éxtasis puro ―afirmó con una cara de completa perversión.

―No le digas eso a este boca floja o toda la aldea se enterara de tus fetiches ―advirtió el omega viéndolo de mala manera―. Y si eso sucede mi chakra te recorrerá todo el cuerpo por medio de un rico chidori ―aseguró con su cara de maniático.

No quisiera que nadie supiera que me siento de la misma manera. El chakra del Dobe es cálido y amable e invade mi cuerpo con lentitud llenándome del sentimiento de saber amado por él”.

Algo así como si fuera semen. ¡Mierda! Acabo de imaginarlo y no se ve bien. No te rías, no te rías. Eres un Uchiha y no haces caras tontas. No importa que lo cálido que le llena el cuerpo suene a que el chakra es el nombre en clave para el pene de tío Naruto. Joder, cada vez suena peor. Esto le cambia por completo el significado a esa frase que usan al pelear: Dame tu chakra”.

―¡Mocoso insolente! ―gruñó Sasuke desenfundando a su confiable kusanagi la cual hizo abrir los ojos a Charasuke―. Empieza a rezarle a Dios.

Papi Itachi soy yo de nuevo”.

―¿Por qué Itachi? ―preguntó el otro Uchiha extrañado por la opción―. Al que le dicen Dios shinobi es a Hashirama. ¿No aprendiste nada en la academia? ―interrogó el moreno con fastidio.

―Ambos sabemos que mi papi podría vencer al viejo Hashirama ―comentó encogiéndose de hombros.

“¿Y si más personas piensan como Charasuke? Entonces cada vez que grité en el campo de batalla que sentía el chakra de Sasuke, lo habrán entendido como que quería su pene. ¿Cuántos malentendidos habré generado? Para lo único que quiero su miembro es para usarlo de bolita antiestrés”.

―¿Bolita? ―preguntó Charasuke entre risas mientras iba caminando disimuladamente hacia la puerta listo para huir en caso de ser necesario―. ¿Así? ¿En diminutivo? ―cuestionó desviando la atención de su tío.

―Baja esa katana, Teme ―pidió Uzumaki también retrocediendo preventivamente―. Recuerda lo que hablamos acerca de que la violencia no es la solución para nuestros problemas.

Sí, porque luego terminas convertido en un vengador con ansias de poder. Vaya que tío Sasuke es muy impulsivo pese a lo viejo que está. Ahora veo porque mi papi siempre tuvo que cuidarlo y protegerlo hasta de sí mismo. De andar solo, habría terminado bajo tierra”. Pensó Charasuke provocando accidentalmente que la atención volviera a centrarse en él.

―¡Tu padre nunca me apoyó! ―gritó el omega usando la katana para apuntar a su sobrino y dejarle implícito que si le daba la espalda no saldría de una pieza―. Él nunca creyó en mí, me hizo ver como un mentiroso y un idiota delante de nuestro padre y familia ―dijo crujiendo los dientes al recordar lo que había sucedido tiempo atrás.

Sasuke había tomado la costumbre de entrenar en solitario después de clases para alcanzar los estándares de su exigente padre. Siempre felicitaba únicamente a Itachi o decía frases como “ese es mi hijo”. En cambio, si él obtenía buenas calificaciones o lograba un jutsu complicado como el katon, sólo obtenía un “eso ya lo hizo Itachi antes” o “eso es lo mínimo que se espera de un Uchiha”. Le hubiera gustado recibir felicitaciones genuinas a sus logros, sin tener que oír algo referente a su hermano; “Él lo hizo antes”, “Lo hizo mejor”, “Es lo mínimo que se esperaba del hermanito menor de Itachi”. Su madre varias veces le había sugerido tomarse descansos, pero si lo hacía su padre lo trataría de haragán e inútil. Así que se preparaba para ser el mejor shinobi de su generación para ser reconocido. Se le había hecho costumbre volver bastante tarde y varias veces llegó tarde a cenar ocasionado que su mamá se enojara con él. Así que por ese día decidió volver temprano, antes de que llegara el atardecer.

―¡Ahh! ―Se escuchó un fuerte grito proveniente de los árboles cercanos a donde estaba entrenando.

El joven omega tenía varios kunais y shurikens dispersos tras haber estado practicando su técnica en uno de los campos de entrenamiento ninjas. En la aldea habían varios y eran comunes de ser usados por cualquiera. Incluso su hermano mayor y su primo hacían eso, pero ellos nunca lo invitaban a él porque era muy “pequeño” según ellos. Siempre lo dejaban atrás en casa esperando. En el mejor de los casos Itachi le hacía promesas sobre entrenar juntos en otra ocasión, pero de nada servía eso porque cuando Shisui se lo llevaba, siempre volvía tan tarde que no se veían. Así que había tomado la resolución de practicar solo y lejos de todos. Lo que ahora sonaba bastante mal. ¿Y si ese grito era por el ataque de algún ninja enemigo infiltrado en la aldea? Él estaba solo con pocas armas y dudaba poder hacerle frente a un ninja experimentado, pero ¿y si lo hacía? ¿Y si vencía él solo a un ninja con un ataque sorpresa? “Seguro entonces mi padre reconocerá mis habilidades como hace con Itachi”. Pensó el azabache antes de acercarse al sitio de donde provenía el sonido. Al llegar a donde se encontraban los ninjas, oyó un grito ahogado y vio desde su escondite entre los arbustos a un pequeño grupos de anbus ejecutando a un Uchiha.

―¡¿Qué demonios?! ―gritó el menor sorprendido sin entender por qué razón los ninjas al servicio del Hokage ejecutaron a un miembro de su clan.

―¡Atrapen a ese niño! ―ordenó uno de los enmascarados señalando donde estaba Sasuke―. ¡Danzou-sama dijo que no dejemos ningún testigo! ―les recordó a sus subordinados.

“¿Danzou? ¿El consejero del tercer Hokage?”. Pensó el menor mientras corría para salvar su vida. No había tiempo de quedarse a pensar o luchar para exigir respuestas a esos shinobis. Aun con la edad que tenía no era tan tonto como para no entender que él sería eliminado si lograban darle alcance. Era necesario perderlos, regresar donde su familia y contarles lo sucedido. Ellos sabrían qué hacer al respecto, sólo debía enfocarse en sobrevivir por el momento. Comenzó a correr, pero no consiguió dar ni siquiera diez pasos antes de ser capturado. Uno de esos anbus lo sujetó por el cuello de su ropa y lo alzó en el aire. Lo cargaron hasta donde se encontraba el cadáver de aquel miembro de su clan. No lo conocía personalmente como para afirmar que tenían algún tipo de lazo, pero sí lo había visto un par de veces dentro del escuadrón de su padre. Probablemente era su subordinado. ¡Con mayor razón debería contarle lo visto! Claro, si lograba sobrevivir.

―¿Qué hacemos con él? ―preguntó el que lo mantenía sujeto.

―Asesinarlo por supuesto ―respondió el que parecía ser el líder entre ellos―, pero debemos hacerlo de manera que se sepa que es una advertencia y a la vez un accidente ―explicó mientras meditaba cómo hacer eso.

Con un ninja era fácil disimular un asesinato, pues siempre se podía culpar a un ninja enemigo no identificado. Una batalla que salió mal por culpa de un Uchiha presumido excesivamente confiado en su sharingan. No obstante, un niño era diferente. Eso sin dudas haría que las llamas de la ira entre los Uchiha ardieran clamando venganza, pero debían ser inteligentes. De hacerlo demasiado obvio, Sandaime y Yondaime investigarían a fondo y los resultados podrían ser peligrosos. Debían conseguir que la investigación se cerrara de manera rápida e insatisfactoria para que el odio creciera. Sasuke no entendía nada de lo que estaban hablando ni las razones de ellos. ¿Por qué asesinaron a un Uchiha como si nada? ¿Por qué querían exterminarlo a él también? Si estuvieran ejecutando un ninja traidor no tendrían por qué esconderlo o “eliminar testigos”. No era difícil saber que algo estaba terriblemente mal. Repentinamente cayó al suelo. Tras el golpe de su retaguardia contra el suelo se volteó viendo al anbu muerto detrás suyo. Allí estaba un hombre de larga cabellera oscura y ojos amarillos.

―¡Orochimaru-sama! ―gritó uno de los anbus sorprendido mientras se colocaba en posición de combate―. ¡¿Qué se supone que está haciendo?!

―Elimino a los testigos de mi huida ―comentó relamiéndose los labios antes de hacer unas posturas de manos que paralizaron a los anbus dejándolos a merced de sus serpientes―. Buen provecho, pequeñas. Coman bien que nos espera un largo viaje.

Sasuke se tapó los ojos con sus manos completamente aterrado de ver a enormes serpientes devorando a los anbus. Aquellos shinobis estaban bajo el mando directo del Hokage, se suponía que ellos eran muy fuertes. ¡Incluso habían asesinado a un Uchiha! Y ahora los veía siendo devorados con facilidad por las serpientes del sannin. O mejor dicho oía, pues se negaba a ver a detalle lo que estaba sucediendo. Sólo se quedó allí quieto pensando en su familia y en lo que pensarían cuando no llegara a comer. ¿Qué dirían cuando supieran que lo devoró una serpiente? ¿Sabrían algo de que sucedió o lo creerían desaparecido? Los gritos y el sonido de huesos quebrándose inundaban sus oídos. Las lágrimas se agolpaban en sus ojos, pero hacía lo posible por no llorar de miedo ni gritar. Sorprendentemente, no sintió nada. ¿Estaría muerto? Abrió los ojos lentamente notando que ni siquiera quedaban rastros de sangre en el suelo, sólo estaba aquel sannin parado delante suyo.

―Un polluelo Uchiha ―comentó Orochimaru con aquel tono de voz tan característico suyo viendo al menor sujetar un kunai antes de adoptar una postura defensiva―. Tranquilo, pequeño no tengo interés en matarte.

―Asesinaste a todos esos anbus sin piedad ―señaló Sasuke sin fiarse de él. Qué asesinara a unos anbus no le aseguraba que fuera para salvarlo a él. Bien podría ser su siguiente víctima.

―Ellos están al servicio de Danzou ―respondió con simplicidad el otro encogiéndose de hombros―. Ese sujeto desea hacerse con el control de la aldea de Konoha y no le importa sacrificar a los suyos para serlo, pero yo no soy como sus peones, así que me largo.

―¡Eres un traidor por abandonar Konoha! ―exclamó Uchiha atacándolo con su kunai―. Si fuera verdad lo que dices, mi padre o el Hokage lo juzgarían y quitarían de su puesto ―explicó el azabache.

―¿Eso les enseñan en la academia? ―interrogó el mayor con una pequeña risa condescendiente mientras evitaba el ataque―. Niño, algún día entenderás que en esta aldea todos son enemigos. Los de arriba oprimen y sacrifican a los de abajo ―dijo mientras con su dedo señalaba el cadáver del Uchiha que era envuelto por una de sus serpientes―. Esto seguirá, yo que tú cuidaría mis espaldas. El clan Uchiha está en la mira de Danzou y de otros altos mandos. Sería una pena que se perdieran tan poderosos ojos ―explicó antes de desaparecer delante de los ojos del menor.

Sasuke no entendía gran parte de lo dicho por el sannin. Tampoco alcanzaba a comprender la razón de dejarlo con vida. Observó a detalle a su alrededor y ya no había nada que pudiera usar como prueba para contárselo a su padre. No había cadáveres siquiera y el sannin afirmó ser un traidor, así que tampoco tenía un testigo de lo que casi sucede allí. Sólo le quedaba recurrir a alguien que confiara en su palabra sin dudar. Alguien que lo apoyara cuando nadie más lo haría. Corrió de regreso al barrio Uchiha en busca de su hermano mayor. Itachi siempre había sido alguien que lo escuchaba y apoyaba en todo lo que necesitara, él mismo se lo aseguró varias veces. Era el momento de que le demostrara ese apoyo que siempre ofreció. Lo encontró caminando por la calle así que se le acercó lo más rápido que pudo para explicarle lo sucedido.

―¡Nii-san! ―llamó Sasuke corriendo hacia él, viéndose muy agitado y nervioso.

―¿Qué sucede, Sasuke? ―interrogó el mayor preocupado por él mientras le sujetaba los hombros.

―Hubo un asesinato, un traidor, casi me matan, Orochimaru ―dijo palabras sueltas incomprensibles para el mayor y más por la manera tan forzada en la que respiraba.

―Cálmate y explícame todo con tranquilidad ―pidió sujetando los hombros del menor.

―Ven, entonces ―ordenó Sasuke sujetando la muñeca de su hermano mayor para guiarlo a donde había sucedido todo.

El omega más joven confiaba en llegar lo suficientemente rápido para mostrarle algunas pruebas a su hermano. Creía ciegamente en la fuerza de su hermano, así que aun si hubieran más anbus Itachi se podría deshacer de ellos. Aunque fuera un poco de sangre, algunas marcas de la pelea en los alrededores, lo que fuera que indicara sus palabras eran ciertas. Según sabía, su hermano incluso rastreaba traidores, ladrones, entre otras cosas. Él de seguro encontraría pruebas que mostrar a su padre para hacerle entender que no mentía ni exageraba en sus palabras. Aunque fuera un niño, Sasuke entendía que su palabra, al ser muy joven, no sería tomada en cuenta. Incluso para cosas triviales como su ceremonia de ingreso a la academia ninja por poco fue ignorada de no ser por su hermano mayor. Sin dudas, si era el mayor quien hablaba lo escucharían. Sin embargo, lo vio demasiado distraído. Sabía que su hermano solía guardar silencio, pero era tan prolongado. Temió que eso fuera una señal de su falta de interés, ya que ni siquiera notaba que llegaron al lugar.

―¡Itachi! ¡Itachi-nii! ―llamó el menor sacándolo de sus pensamientos.

―¿Qué sucede? ―preguntó mirando a su alrededor dándose cuenta que estaba en el campo de entrenamiento.

―Aquí es donde sucedió todo ―señaló el pequeño moreno mostrando el lugar―. Aquí había unos anbus que asesinaron a uno de los hombres de papá y… y… luego intentaron matarme a mí, pero Orochimaru me salvó antes de huir ―explicó de manera más ordenada que la anterior.

―No veo nada inusual que no sucede en un entrenamiento normal ―afirmó Itachi tras un vistazo rápido al área.

Sasuke se decepcionó un poco de haber oído aquella afirmación de parte del otro omega. Le había tenido mucha fe a las habilidades de su hermano mayor, pero tal vez ni él podía rastrear ese sitio. No había nada con que comprobar su historia.

―¡Pero sucedió aquí! ―gritó el menor desesperado buscando por todos lados algo para contradecir a su hermano mayor―. ¡Hay que avisarles a todos! ¡Corren peligro! ―exclamó el moreno al borde de las lágrimas.

―Lo siento, Sasuke ―se disculpó Itachi acercándose al menor para apoyar sus manos en los hombros del otro―. No hay pruebas de nada raro aquí. Así que por favor evita mencionar esto a nadie ―pidió el de larga cabellera preocupado de que por error lo comentara a alguna persona equivocada.

―¡Danzou quiere matarnos! ¡Él mandó asesinar a ese Uchiha! ¡Nuestro clan corre peligro! ―repitió entre gritos histéricos sujetando la ropa de su hermano mayor mientras lo sacudía con todas sus fuerzas―. ¡Créeme, nii-san! ¡No miento! ―sollozó con fuerzas.

―Por favor olvida todo lo que dices que sucedió aquí ―Volvió a pedir Itachi al menor.

―Pero… ―insistió el menor negándose a dejar el tema.

―No hay rastros ni nada que compruebe lo que dijiste ―aseguró el omega mayor mientras empujaba suavemente a su hermano en dirección a su hogar―. Mejor volvamos a casa, se nos hace tarde para cenar y mamá se enojará ―avisó manteniéndose alerta mientras miraba de reojo hacia atrás.

Sasuke guardó silencio sabiendo inútil seguir intentando hacer que le creyera. Así que se dejó guiar por el mayor y juntos caminaron hacia su hogar sin haber dicho ni una sola palabra en el transcurso. Llegaron a tiempo para la cena y fueron recibidos por su madre con un suave beso en la mejilla para cada uno. Se lavaron las manos y se sentaron a la mesa junto al resto de su familia. Todo iba tranquilamente hasta que Sasuke rompió el silencio. Él no podía permitir que el tiempo siguiese pasando. Cada segundo podría acercarlos más a la destrucción augurada por el sannin de las serpientes. Si él podía evitar la muerte de sus seres queridos, haría cuanto tuviera a su alcance. Aun si todo su aporte se redujera a pedirle a su padre estar alerta.

―¡Papá! ―llamó el miembro más joven de la familia captando la indiferente mirada del mayor―. Nuestro clan corre peligro. Hoy unos anbus mataron a uno de tus hombres por órdenes de Danzou y…

―¿De qué estás hablando? ―preguntó el adulto visiblemente enojado mientras golpeaba la mesa con la palma de su mano abierta.

―Es lo que sucedió hoy, papá ―aseguró Sasuke mientras lo miraba fijamente intentando demostrar que no mentía―. Itachi te lo puede confirmar.

―¿Es eso cierto? ―interrogó el alfa viendo con seriedad a su primogénito.

―Son imaginaciones de Sasuke ―respondió el aludido mientras comía fingiendo tranquilidad―. Hoy estuvimos jugando a los ninjas y quise probar un genjutsu que aprendí con Shisui. Creo que fue demasiado fuerte y ahora Sasuke cree que lo que vio fue de verdad ―explicó cerrando los ojos para degustar la comida de su madre.

―No me gusta que practiques tus técnicas con tu hermano ―aportó Mikoto llamando la atención a su hijo con su tono de seriedad―. Mira como el pobre ahora tiene miedo y se confunde. Sólo espero que no tenga pesadillas.

―Lo siento ―se disculpó Itachi soltando un suspiro leve.

―No te disculpes, hijo ―declaró Fugaku tras oír aquella explicación―. Es bueno que tu hermano comience a practicar como reconocer genjutsus tan obvios. ¿Unos anbus comunes derrotando a un Uchiha? Vaya fantasías tontas en las que cree ―bromeó el castaño riéndose a carcajadas.

La vista de Sasuke se tornó borrosa por las lágrimas retenidas en sus ojos. Como todo buen Uchiha debía mantener controlados sus sentimientos y no dejarse superar por los mismos. Sin embargo, sentía vergüenza, enojo y sobre todo decepción. Su hermano. Su propio hermano al cual admiraba y quería más que a nadie lo estaba haciendo ver como a un simple mentiroso. No esperaba cosa semejante de él. Después de todo, Itachi lo crio, lo apoyó cuando se ingresó de la academia, lo ayudaba a entrenar, ―cuando su primo no andaba rondándolo para estropear sus promesas―, siempre le dijo que lo cuidaba y juraba protegerlo aun si él algún día llegaba a odiarlo. En cuanto terminó su cena se fue a su habitación y abrazó su almohada llorando de frustración y miedo. No quería admitirlo, pero temía por la seguridad de su clan. Debía encontrar una manera de protegerlos y la única conclusión lógica a la que llegó es que debía hacerse fuerte. Si obtenía poder, podría evitar una tragedia. Y lo conseguiría de la manera que fuera, sin importar el costo.

―Eso explica lo de irse con un pervertido con fetiche de serpientes ―susurró Charasuke al recibir aquel recuerdo de manera inconsciente.

“Se tomó muy en serio eso de obtener poder. Mira que estar dispuesto a entregarle su cuerpo a ese depravado cuando al único al que puede hacerle esos ofrecimientos es a mí. Si quería poder yo puedo darle con el chakra de mi bijuu y hacemos un equipo ninja si hace falta”.

―Usuratonkachi ―dijo Sasuke por lo bajo en tono de advertencia―. Ya habíamos acordado tener sólo un hijo, no volveré a pasar por un embarazo sólo porque quieres un equipo Uchiha-Uzumaki.

“Sería el equipo más poderoso de la aldea. Con lo bien que nos salió Menma y el Teme se niega a seguir teniendo hijos. Es una pena y yo que quería uno parecido a él, algo así como Chara, pero Itachi nos ganó o nos lo robó”.

―¿Algún día superaras ese trauma con mi sobrino? ―interrogó Sasuke con fastidio por lo repetitiva que resultaba esa insistencia sobre el robo de un hijo que jamás tuvieron.

Además, ¿para qué querría a alguien como Charasuke? Es consentido, mimado, mujeriego, interesado en la atención, manipulador, chantajista, infantil y un payaso que no hace otra cosa que decir chistes malos. Es una suerte que sea hijo de Itachi, sólo alguien como él podría tolerarlo”.

Uy, sí cómo si lidiar con un terrorista hubiera sido tan fácil. Criar a alguien malagradecido, traicionero, caprichoso y sumamente estúpido. ¿Cómo iba a salvar al clan destruyendo a los cinco Kages, tío Sasuke? Además de que su ridículo plan terminó con la vida de aldeanos y de algunos Uchiha. Por supuesto que no soy hijo de alguien que el abuelito Fugaku considera defectuoso”.

―No quise asesinar a los Kages, sólo fue un rumor de aldeanos ociosos ―se defendió con fastidio negando ese torpe rumor tan arraigado en todos―. Mis planes era mucho más inteligentes de lo que un mocoso como tú y esa gentuza podría entender.

Si había algo que detestaba de los aldeanos de Konoha era su manera de tergiversar todos los sucesos relativos a quienes no eran de su agrado. Su plan de salvar a su clan y hacerse Hokage fue retorcido y convertido en múltiples historias, cada una más desacertada que la anterior. Además también le ponía de malhumor la hipocresía expresada por cada uno de ellos. Cuando niños solían hacer sentir mal a Naruto con sus comentarios haciéndolo de menos por no estar a la altura de Minato, pero ahora lo reverenciaban e insistían en que siempre tuvieron fe en él. ¡Tonterías! El otro que también le sacaba canas verdes era el propio Uzumaki por no mostrar rencor hacia ellos o al menos llamarles la atención. Sólo veía a su alfa reaccionando cuando alguien se metía con él o su hijo Menma. Aunque en ocasiones sobre reaccionaba bastante en lo referido a su astuto sobrino, el cual estaba desviando su atención…

Maldito mocoso. Nos está distrayendo de la pregunta original. Siempre igual de manipulador”.

El omega Uchiha nuevamente se sintió molesto, pero consigo mismo. Todos y sin excepción, afirmaban que su sobrino era demasiado torpe e ingenuo como para manipular a alguien. No obstante, eso mismo sucedía con Shisui. Ese era otro de quien jamás sospechaban nada. Siempre con esa sonrisa tranquila y cara de inocente, de quien no rompe un plato, pero siempre estuvo seguro que manipulaba a su hermano mayor para alejarlo de él. Con o sin genjutsu, su primo era una amenaza, siempre lo fue y siempre lo sería. No dudaba que le hizo a Itachi un hijo idéntico a él para alejarlos a un más. “Ese bastardo me replicó para mantener a Itachi aún más lejos de mí. ¡Claro! Tiene sentido, ¿para qué acercarse a mí de nuevo si tiene su propio mini Sasuke? Y para peor, el clon les salió igual de peligroso”. Pensó Sasuke frunciendo el ceño. Ni siquiera él podía escapar a esas trampas puestas por el otro. Le tomaba tiempo darse cuenta de las cosa a las que cedía, pero al menos lo hacía. A diferencia de personas bastantes torpes como sus compañeros de equipo. Naruto y Sakura jamás notaron como los engatusaba el menor para obtener dulces y juguetes de ellos.

―Yo no hice nada ya respondí tu pregunta, tú la mía, creo que es hora de irme ―dijo Charasuke dispuesto a huir de allí antes de que metiera la pata o terminara con un chidori atravesado.

Mejor me largo a buscar a Menma antes de que tío Sasuke me mate. No entiendo cuál es su problema conmigo y mis padres. Ellos se pasaron todo el tiempo protegiéndolo y consintiéndolo y el muy mal agradecido se pone a jugar al revolucionario con el pedófilo de las serpientes. Según él para salvarlos, pero le salió increíblemente mal ese tonto plan. ¡Ay, pobre tío Naruto! ¿Y si llegó tarde? ¿Y si tío Sasuke ya estaba estrenado por la serpiente? Iugh, me da escalofríos pensar en lo profunda que le habrá llegado aquella lengua”.

El menor no logró llegar hasta la puerta debido a que unos kunais se clavaron peligrosamente cerca de su rostro. No pudo evitar rememorar que al entrar en su propia casa por poco termina atravesado por un cuchillo de cocina lanzado por su propio padre omega. Comenzaba a pensar que se trataba de alguna costumbre familiar eso de arrojar objetos punzocortantes a sus familiares. Se preguntaba si en algún momento él terminaría arrojándoles cosas a sus familiares. Al paso que iba probablemente necesitaría hacerlo para sobrevivir, porque no era agradable estar esquivando ese tipo de cosas. Vaya familiares trastornados y fetichistas que tenía. Naruto se apresuró a sujetar a Charasuke para atraerlo hacia su pecho por si su esposo intentaba ejecutar al menor. No podía permitir que en un ataque de ira terminara haciendo algo de lo que se arrepentiría.

―¡Tú no sabes lo que es sentirte desesperado y sin salida! ―exclamó Sasuke caminando lentamente hacia el otro con una expresión en el rostro que hasta a Uzumaki le dio mala espina―. Todos me llamaron mentiroso y me despreciaron, no sabes nada ―sentenció mientras recordaba aquellos días en los cuales tomó aquella precipitada resolución.

 

CONTINUARÁ…

 


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