En el santuario, justo en la época donde todo se gozaba con tranquilidad, paz, armonía a su alrededor.
Justo el momento donde la tierna infancia se va, para dar paso a la edad de las dudas, pensamientos confusos, búsqueda de respuestas y descubrimiento.
Es eso lo que están experimentando los jóvenes aspirantes, que ya son mayores para ser considerados por completó niños, pero no tanto para ya ser adultos.
Aún conservan inocencia, pena, y dudas que es más fácil tratara de buscar una respuesta en sus semejantes que las figuras de autoridad.
Y este es el caso de uno de aquellos que ya pertenecen a la orden dorada, pero aún tiene cierto grado de confusión, no por su rango ahora, si no por una situación que vio y lo ha dejado pensativo por mucho tiempo.
Estar tanto tiempo callado, es bastante anormal en él.
Necesitaba pensar con seriedad este asuntó, pues… Algo extraño había sentido y no sabía por que al ver esa escena, solo se vino una persona a su mente.
¿Significaría que le gustaría hacerlo con él?
Pero… Aun se pregunta.
-¿Qué significa eso?-
Las dudas que emergen del peli celeste, se plantan en su cabeza, haciéndole dar muchas vueltas al asunto.
Incluso poniéndolo algo rojo y nervioso, sin mucha explicación.
Le había parecido interesante, pero el significado.
¿Cuál era?
Apreciando un poco de la calma, que le brinda al estar alejado de su amigo Death Mask, no es que lo deteste, si no que a veces es molesto y ruidoso para pensar.
Además, no puede darle una respuesta sincera sin burlarse.
Y ¿Qué sabría él?
Ante los ojos de Afrodita tampoco tendría experiencia alguna, solo en bromas estúpidas es lo que podría decirle todo lo necesario.
Se siente solo para este momento, con sus pensamientos haciéndolo cuestionarse si lo que aprecio es algo que pudiera hacer, y si esa persona lo tomaría bien.
No podría quedarse mucho tiempo en aquel pequeño barranco, que si bien, para los más pequeños que no controlan su cosmos por completó podría ser peligroso, para los de su edad, ya es algo normal venir ahí.
Sentarse en la orilla dejar sus pies colgando, con una vista deslumbrante del santuario y donde el solo se oculta sin impedimento alguno.
Con un hermoso bosque a su espada… Un lugar perfecto para pensar en lo que sea sin ser interrumpido o eso creyó.
Hundido en sus pensamientos, no nota el cosmos familiar que se acerca a hacia donde está.
Cuando lo supo, ya estaba detrás hablándole con su típica voz aburrida.
-Afrodita, es hora de la cena-
-Si… Gracias Shura…- Contesta apenas, sin prestar mayor atención para seguir pensando, sin siquiera ver a su amigo.
-¿Qué tienes?- Sereno en su aspecto, mirando detenidamente lo que alcanza a ver del peli celeste en esa posición.
-Nada, solo estoy pensando- Responde con su suave y en ocasiones chillona voz… Sin mucha expresión esta vez.
Algo que no tomara desapercibido el peliverde oscuro a su lado.
-¿Qué es lo que te preocupa?- De inmediato el joven capricornio se siente a lado del pequeño portador de piscis, queriendo descubrir que es lo que le atormenta.
-¿Por qué crees que tendría algo?- Confuso y queriendo sonar lo más casual posible, mirando al recién llegado con una sonrisa de lado.
-Usualmente tienes mucho tema de conversación, contigo no existe la necesidad de estar hablando, solo debo escuchar- Su seriedad se puede denotar como un alivio, un estado constante que le agrada demasiado. –Es raro tener que estar haciéndote peguntas, presiento que algo te paso- Atento ante el rostro pálido y ligeramente sonrojado por traer esos recuerdos.
-Me conoces demasiado bien- Sentencio desganado Piscis, pero su sonrisa se mantiene, dejando escapar un suspiro.
-Hemos estado juntos, desde que tengo memoria. Conozco bien los comportamientos tuyos y de Death Mask- Habla serio capricornio, cruzado de brazos, admirando ahora el horizonte.
-Da algo de miedo ¿No?- Responde con una risita burlesca.
-Sí, puede que si…- Ladea su cabeza, pensando en ese hecho –Ustedes conocen mucho de mí y tampoco me gusta- Podría decir esto, pero la verdad, le agrada que le presten sus amigos esa atención, aunque no lo demuestre.
-A mí sí, eso significa que les importo- Asiente tranquilo ante sus palaras, y lanza un suspiro, algo sonrojado –Lo que pasa… Es que hoy al medio día…-
Shura atento a lo que Afrodita le contara, es el motivo por el que esta tan tranquilo, pensativo, calmado, algo muy fuera de sí en este hermoso casi adolecente.
-Fui a la costa un momento, para recoger algunas conchitas de mar y caracoles…- Desvía la mirada, un poco avergonzado, pero sabe disimilar muy bien –No preguntes porque-
-No iba a hacerlo- Apenas si reacciona ante esto, que en si no aporta mucho a su historia, pero, algo dentro del peliverde le da curiosidad…
-Bueno… No me interrumpas- Y allí comienza su actitud de pequeño divo.
-No lo hice- Su respuesta en automático, pero más alegre en cuestión total, Afrodita se está comportando como normalmente lo hace… Si le ayuda a olvidar lo que atormenta su corazón, está bien.
-Bien… ¿Por dónde iba?- Se pregunta para sí mismo, para de nuevo reaccionar antes de que capricornio le responda -¡¡¡A SÍ!!!- Sonríe hacia el peliverde –Estaba ocupándome de mis cosas, cuando a lo lejos vi a Saga y Aioros, pensaba acercarme a ellos, pero…Por alguna razón… El ambiente entre ambos se sentía raro- Cruzado de brazos, entrecerrando sus ojos.
-¿Raros?- Mas pendiente de lo que fuera a decir… Podría tratarse en ese caso de alguna amenaza.
-Sí, sus caras estaban rojas, no se acercaban mucho el uno al otro, y sonreían de una forma nerviosa, como avergonzados- Suspira, y de igual forma su rostro se pone rojo al pensarlo de nuevo –Pero… De repente, en esa caminata que parecían tener, Saga tropezó y se llevó a Aioros con él a la arena y… Estando en el suelo… Aioros se acercó más a Saga y… Le dio un beso… Y bueno…-
Le pareció raro que por eso Piscis este de esta forma.
¿Qué tenía de malo un beso?
Sabían bien lo que es… O al menos eso pensaba Shura.
-¿Por qué eso te preocupa tanto?- Su tono de voz suena más interesado ahora a esa respuesta.
Por alguna razón, se siente nervioso por el hecho que un tema algo privado le cause tanto impacto al peli celeste.
-Es que… Cuando lo vi… Yo…- Baja la mirada todo nervioso y sin tener ganas de continuar, pero… Está en confianza de hacerlo –Yo… Quería… Hacerlo también-
-¡¡¡¿CON ELLOS?!!!- Esto sorprendió tanto a Capricornio, que casi se tambaleo en la orilla.
Por alguna razón siente un cierto dolor en su pecho, combinado con una molestia que no sabía por qué.
-¡¡¡CLARO QUE NO!!!- Rápidamente se defiende de esa estupidez por parte del Capricornio -¡¡¡CON OTRA PERSONA!!!-
-¿Con quién?- En ese caso, la curiosidad se implanta en la mente del peliverde, quería descubrir quien es el afortunado que recibirá los labios de Afrodita, aunque su cara este demuestra su verdadero interés.
-Pues…- Sus pupilas miran varias veces para otro lado, intentando no conectar con los jades del Español –Con alguien… ¿Qué no puedo?-
-Entones hazlo- No sería egoísta, apoyará a su amigo en todo momento… Pero, fingirá que está bien.
-¿Enserio?- La gran sorpresa que Piscis se ha llevado por esa respuesta tan seca.
Sin duda sabe que algo le pasa al capricornio, igualmente Afrodita conoce a su amigo, y está enojado sin duda.
-¿Por qué no?- Cierra sus ojos, suspirando, pensando en que ya era suficiente conversación por hoy, tampoco deseaba saber quién es el que algún día tenga ese beso, que ahora le gustaría poseer.
Por mucho que Shura se repitiera que no era correcto enamorarse de uno de sus mejores amigos, su corazón se lo negaba cada día y al ver a Afrodita ese sentimiento no se alejaba, al contrario.
Ahora duele.
-Muy bien…- Su voz apenas su salió como un susurró, cuando tomo el valor necesario y acercándose al Español, para aprovechar que este tiene los ojos cerrados.
Apenas fue un roce de labios, donde piscis se aventuró en hacerlo, un pequeño beso con el decimo guardián del santuario.
Con el que había formado una amistad muy fuerte e irrompible, que se había vuelvo algo mayor.
Un sentimiento que no era similar para con el cuarto caballero dorado y mejor amigo de ambos.
No se sabe cuándo iniciaron estos pensamientos, esas acciones, el hecho de que sus corazones laten desesperadamente, al estar cerca el uno con el otro.
Esos pequeños celos que se presentan al ser más cercanos con otros de sus compañeros, las ganas de solo tener la atención de la persona que les interesa.
Ambos creyendo que no sería bueno, que el otro lo supiera, sentirían que rompería su amistad.
Pero ahora, ¿Cómo sería su relación?
Las mejillas de Afrodita arden cual color de sus rosas, admirando el rostro similar de Shura, sin poder decir o hacer nada, solo quedándose estático.
-Si no te gusto solo dímelo- Suspira, cabizbaja, sintiendo incluso que las lágrimas comienzan a brotar de sus celeste ojos.
Cometió un erro, uno terrible en donde por su imprudencia e impulso, perderá a un amigo… Uno sumamente valioso y nada podrá repararlo.
-O bueno… Solo…- Sus labios haciendo un ligero puchero, levantándose de aquel asiento terregoso, pero frunciendo el ceño –Me voy… No le digas a nadie de esto, lo negare- No planea que los demás recuerden ese rechazo sufrido, seria demasiado para su orgullo.
-Espera- Saliendo rápidamente de su confusión, para sujetar la mano de piscis, no dejaría que se vaya y con una idea errónea.
-Si me vas a decir que, esto estuvo mal, por ser amigos… Ahórratelo- No dejara ver sus lágrimas, pero su voz está quebrada –Si, me gustas, pero… Ya se acabó, si no te gusto no te voy a rogar- Cruzo sus brazos, arrebatando su mano del agarre de capricornio.
-A mi también me gustas- Confeso, sonrojado el décimo guardián, levantándose de aquél acantilado, para acercarse al piscis.
-¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡¿DE VERDAD?!!!- Sonríe por inercia, pero sin poder creérselo.
No necesita palabras solo asiente.
Para de un solo movimiento, tomar las mejillas del peli celeste y acercarlo a sus labios de nuevo.
No podía resistirte a otro beso, ahora dado de él hacia el decimosegundo guardián.
Algo así, como tomar lo que le han robado y de paso disfrutar de unos delicados labios, que no creyó poder tocar con los propios.
Sus sentimientos son cálidos, inocentes aun, apenas están experimentando lo que es el primer amor…
Uno que puede ser el más valioso, dulce, pero a la vez, desastroso, crudo y experimentas tantas cosas que te pueden confundir y doler.
Pero… No por ello significa que aquello no dure, mientras entre ambos se comprendan, escuchen, anhelen, deseen, amen y respeten… Toda relación puede triunfar, si existe amor de por medio por ambas partes.
-Aaaaaaaa… Que lindos- Una voz algo melosa y fingida se puede escuchar.
Asustando a ambos caballeros demostrándose un tierno amor.
-Por fin se animaron a decirse lo que sienten y no solo dar lástimas- Las palabras acidas, pero en cierta forma bien intencionadas del caballero de cáncer.
-Death… ¿Qué hace aquí?- El sonrojado rostro de Shura, ahora sosteniendo la mano de Afrodita.
-Ya se hacía tarde y no llegaban, me mandaron a buscarlos, pero mira con lo que me encuentro- Sonríe ampliamente, más que nada para avergonzar a sus mejores amigos.
-Bueno… Vamos ahora…-
-Facilidades a los novios- Lanzo aquella burla, para avergonzarlos mas y acto seguido sale corriendo –¡¡¡ESPEREN A QUE TODO SE ENTEREN COMO LOS ENCONTRÉ, TAL VEZ HASTA AGREGUE ALGO DE MÁS!!!-
-¡¡¡¿QUÉ?!!!-
-¡¡¡NO TE ATREVAS A DECIR ESO DEATH MASK DE CÁNCER!!!-
Y por lo cual, ambos caballeros dorados, salen corriendo directamente en contra del cuarto guardián, para evitar que diga algo que en si es cierto, pero que no lo adorne con sus tonterías.
No es que no quieran que lo demás se enteren, pero tampoco desean que piensen que estaban haciendo otras cosas, que podrían ser indecorosas
Solo fue un beso…
El primero de muchos.