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Punto y Aparte por Mascayeta

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Rose observó a su madre discutir con Hugo, el menor había regresado el fin de semana, pero como Hermione estaba en un asunto del Ministerio y llegó para despedirse antes de marchar a Hogwarts; sin embargo, al  encontrarla solamente a ella, su enojo hizo que la situación le favoreciera a la pelirroja porque pudo esconder el costoso regalo que el chico con ayuda de Ron había comprado para la castaña.

Sin ser notada se aproximó a sus familiares para escuchar como su hermano trataba de convencer a la ministra de que sí había estado en la casa, la cachetada de correctivo junto con la frase de regaño le causó satisfacción porque al fin podría desplazar al menor y ser la única preferida.

—No mientas Hugo Weasley, sé que no fuiste a la casa —el pelirrojo suspiró derrotado, acomodó las mangas de su camisa permitiendo ver el reloj que la castaña guardó en su habitación como dádiva de navidad para que cayera en cuenta que estaba actuando de manera equivocada.

—Tiene razón Ministra Granger, pero —concluyó llevándose la mano con la prenda a la frente para hacer más evidente el regalo—, es difícil cuando la tengo a usted como ejemplo.

Hermione lo observó confundida tanto por reconocer el presente que dejó en la alcoba de su hijo, como por las palabras del muchacho.

—¿No comprende lo que digo? —pronunció tratando de no perder la compostura como le enseñó Narcisa en las conversaciones que mantuvieron de etiqueta antes de la cena de Año Nuevo con los sangre pura—, es bueno crecer y saber que lo que considerabas un secreto único con tu madre es una falacia, Rose me dijo que ella también tenía el mismo hechizo en su habitación.

Hermione llevó su mano a la boca para ahogar la exclamación de desesperanza y el verse atrapada en lo que consideraba un pacto de complicidad con sus descendientes.

El chico hizo una reverencia pidiéndole permiso para retirarse en el momento que sus amigos le llamaron para ingresar al Gran Comedor, Granger lo vio alejarse y aunque le costara reconocerlo, la advertencia de Ron de no conocer a sus hijos y que debía tratarlos a cada uno de acuerdo con sus capacidades resonó en su mente.

Los pasos de McGonagall junto a una joven pelinegra y a Longbottom, le obligaron a retomar su postura y seguir con el objeto de su presencia en Hogwarts, un anunció que pudo dar tan pronto como la Directora le cedió la palabra antes de empezar el almuerzo de bienvenida.

En el Gran Salón el anuncio confundió a los estudiantes que no comprendían muy bien la razón de que profesor Carlisle fuera relevado de su cargo, el mago no llegaba a los sesenta años y se distinguía por el buen juicio y lo animado de sus sesiones, así que con desconfianza aplaudieron a la recién llegada, en lo que escuchaban como esa era la primera de muchas acciones que el Ministerio tomaría para mejorar la calidad educativa de la institución.

Nadie daba crédito a las palabras que Granger pronunciaba demeritando los años de trabajo de McGonagall, los más sorprendidos eran quienes combatieron en la segunda guerra mágica con ella, fue como repetir la escena de Umbridge en su quinto año de estudios.

Al cederle la palabra a la profesora Augurey Rowle esta se presentó deseándoles a todos un buen banquete, la clase de pociones continuaría con lineamientos similares a la de su antecesor, agradeció la bienvenida y procedió a sentarse. Finalizado el almuerzo Scorpius esperó al profesor Carlisle para desearle suerte en su próximo proyecto, el hombre bufó con tristeza, no tenía ningún plan porque no fue notificado con anterioridad. Malfoy le pidió tener paciencia, normalmente cuando cosas así suceden es porque siempre hay otras oportunidades, el mayor le abrazó dándole las gracias por permitir enseñarle, y ya que no era su docente podía decirle sin problema que siempre fue su preferido.

El chico correspondió declarando la igualdad en la preferencia, para verlo partir sin pena ni gloria del lugar, las palabras de Minerva avisando que tal vez ese era el primero de los cambios que se avecinaban generó el temor de que la próxima en ser removida de su cargo fuera la directora, algo que por lo visto ella también presentía.

Desde ese día las situaciones donde los supervisores del Ministerio aparecían se volvieron más frecuentes, el profesor más molesto por eso era Neville, tan pronto como llegaban finalizaba la sesión o la convertía en una salida de campo delegando la recolección de plantas en lugares donde el supervisor difícilmente podría seguirlo a él o a los estudiantes al mismo tiempo.

La que parecía no inmutarse por nada era la nueva maestra cuya clase se desarrollaba sin la vigilancia de los delegados, cuando le preguntaron la razón de esto, fue Rose la que contestó alabando el buen juicio de su madre en cuanto a la escogencia de la tutora, además de que Rowle debía dar un informe semanal de sus actividades.

Los murmullos aceptando la lógica del razonamiento calmó un poco la curiosidad, el único que siguió pareciéndole extraño fue a Scorpius, para él esa bruja le daba la sensación de conocerla de alguna parte, no negaba que era excelente en didáctica, pero la insistencia con la cual lo buscaba particularmente a él, la propuesta de darle clases avanzadas con la excusa de que estaba por encima de sus compañeros y arbitrariamente haber extendido sus horarios con tutorías privadas y en estas siempre hablar de las Artes Oscuras, realmente lo sacaban de quicio.

Sin embargo, ese era el menor de sus problemas. Desde que regresaron de vacaciones Albus trataba de hablar de lo sucedido el día que Rose le dio la bebida de la desesperación, sabía que debían aclararlo, ya que desde entonces su sentimientos por Potter parecían haber despertado un deseo que antes no conocía, su cuerpo y su mente respondían a la sola idea de un nuevo beso, de una caricia e incluso debía reconocer que varias noches su mano tuvo que saciar la necesidad que lentamente se estaba forjando de compartir algo más que un simple beso con el ojiverde.

Cerró los libros para encontrarse con un papel doblado a la mitad que decía el lugar donde debía ir después de la cena, era claro que Albus se había cansado de tanto rodeo, arrugó la nota y se la metió al bolsillo, en la puerta del salón se escuchaban Snyde y Murk discutiendo por el próximo partido de Quidditch, los de Gryffindor eran los rivales y la chillona voz de Wood junto con las burlas de Rose se elevaban sobre los demás comentarios.

La pelirroja alcanzó a ver a Malfoy y notar la expresión de alegría en su primo, odiaba como Albus lo observaba, en Navidad hicieron las “paces” porque sus padres los obligaron, pero ese mes en el colegio Potter la evadía y cada vez que se le acercaba respondía con frases cortantes o la ignoraba como en ese instante donde embelesado seguía los movimientos del soberbio ojigris.

Rose dio un paso al frente con dirección a los Slytherin, agarró la cabeza de Asp y sin darle tiempo de retirarse lo besó haciendo que todos se callaran. Una vez pudo quitársela de encima la chica sonrió inocentemente para abrazarlo, las burlas y vítores se entremezclaron terminando en el momento que Scorpius dio un paso fuera del salón donde pudo observar la escena con dolor.

La macabra sonrisa que hizo el rubio congeló a Albus separándose de su prima. Malfoy metió la mano en su bolsillo para después extendérsela al que le había citado quien sintió el arrugado papel con lo que supuso era su nota.

—Era de esperar que dos sangre-sucia se unieran, y de ahí me surge la pregunta de cómo un Potter pudo pertenecer a la noble casa de Slytherin y no al estercolero de Gryffindor.

—¡No se atrevan! —la orden fue dada por Snyde que apuntó a los amigos de Rose que ya tenían las varitas listas para atacar.

—Son tres contra diez, ¿acaso no ves la diferencia imbécil? —habló Salma dispuesta a arremeter de primeras.

De repente vieron a Wood llevarse las manos a la cabeza seguida por otros de los miembros del grupo, el desgarrador grito de los que parecían ser torturados desestabilizó las fuerzas, hasta que Albus intervino.

Los ojos grises se posaron en los verdes para mostrarle lo que pudo haber pasado entre ellos.

—Lástima que tu ya elegiste y eso jamás podrá suceder —declaró sin mostrar ninguna emoción, luego se giró para agacharse al lado de Wood—. La próxima vez recuerda que el número no tiene nada que ver con las capacidades, y si no lo entiendes pregunta a la parejita que fue lo que ocurrió.

Snyde le siguió de inmediato, Murk por su parte esperó que Rose se apartara de Potter para mirarlo con un poco de tristeza.

—La acabas de joder hermano, y el verdadero problema es que estas matando el amor que él te tiene.

—Tu… ¿Scorpius te ha dicho algo? —el chico negó con la cabeza, respondiéndole que cualquiera con dos dedos de frente hubiese visto que la relación entre ellos iba más allá de una simple amistad—. Ayúdame Zachary, por favor.

—Mi lealtad está con el Rey, si no quieres perderlo con Rick te aconsejo que comiences por detener a Granger.

Tan pronto como Murk se marchó, el pelinegro tomó la mano de Rose para meterla a la fuerza en el salón de pociones. La Gryffindor escuchó cada uno de los reclamos de Potter sin poder encontrar una sola respuesta hiriente que frenara la rabia que parecía desbordarlo.

—¡Maldita sea, respóndeme!

—Estoy enamorada de ti Albus ¿es tan difícil creerlo?

Granger salió corriendo al recapacitar sobre lo que había dicho, se encerró en el baño de preceptos para llorar sin ser molestada, un llanto que se convirtió en risas al darse cuenta que siempre estuvo celosa de Scorpius, porque, aunque no lo confesará, Albus amaba a su amigo, y ella no podía permitir que ese rubio se quedara con lo que por derecho era suyo, lo dicho en esa aula muy a su pesar era cierto, Rose Granger-Weasley se había enamorado de su primo Albus Severus Potter.

 

 


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