Había pasado un mes desde el cumpleaños de Shun... aquel día especial en el que Hyoga había pedido su mano en matrimonio, y aquel momento estaba en boca de toda la universidad desde que se supo. A los padres del menor les costó un poco asimilar la declaración, pero ya que Hyoga había hablado con su familia varias veces finalmente dándoles el visto bueno, les concedieron su bendición, pero el único que aún no estaba muy convencido era Ikki, quería mucho a su hermano y solo deseaba su felicidad, pero si esta estaba al lado del rubio no se lo iba a negar. Más adelante gracias a unas amigas del rubio, asistieron al cumpleaños de su amigo y presenciaron la declaración ya no podían guardar el secreto de la emoción y prácticamente lo habían gritado a los cuatro vientos, casi toda la universidad se enteró del acontecimiento, al grado de que ya estaba en boca de todos, pero había excepciones, de entre ellas y la más obvia era Camus.
El peliazul tenía tiempo sin convivir con el rubio y ese detalle lo comenzaba a desesperar, pues su plan estaba marchando bien, pero de la nada era como si hubiera regresado hasta 0. Un día se fue a la biblioteca para calificar exámenes, necesitaba algo con que distraerse.
Dentro de esta un par de alumnas ingresaban y murmuraban algo que el simple ruido irritaba a Camus, como buen maestro el mayor las mando a callar con tono estricto, provocando que ambas se encogieron de hombros y seguidamente le ofrecieran una disculpa, antes de que ambas se retiraran las interrogó sobre de qué se trataba el chisme del que tanto murmuraban, una de ellas le dijo una verdad que no le iba a caer en gracia: la alumna le contó que Hyoga le pidió matrimonio a Shun en su cumpleaños. Fue en ese instante que en la mirada de Camus había fuego, por lo que ambas desaparecieron en el momento, a Camus le hervía la sangre de coraje, golpeó la mesa donde estaba sentado apretando los puños después- maldita sea... maldito mocoso -se expresaba con odio hacia Shun queriéndolo quitar de en medio- Camus se conocía bastante bien y el sabía que no era violento, sabía que era frío o incluso sádico, pero no le gustaba ensuciarse las manos para obtener algún desquite, por lo que tenía que haber un cambio radical de planes, si no lo hacía perdería su oportunidad para tener a Hyoga.
Unos días después Hyoga y Shun estaban sentados en una jardinera un poco retirada de los salones, ambos se brindaban cariño por medio de besos y miradas dulces, pero hubo un momento en el que aquel rato tuvo que detenerse un segundo ya que el rubio hizo algo que al menor lo tomó por sorpresa en ese instante- Hyoga.. espera.. aún faltan unos meses para nuestro día -decia Shun tratando de contenerlo- lo sé mi conejito.. pero cada vez puedo esperar menos.. estoy como loco -dijo el rubio en tono juguetón, deseaba que el peliverde cediera a adelantar la "noche de bodas" pero como Shun no se dejaba termino accediendo a seguir esperando, le obsequió una sonrisa comprensiva.. aunque por dentro estaba frustrado-
-Tras concluir la rutinaria asistencia al colegio Hyoga se encargo de dejar a Shun en su casa y el rubio retirarse a la suya, después de la cena tuvo bastantes ganas de salir a caminar, en ese instante lo necesitaba. En un rato se le pasó la frustración de lo ocurrido en la tarde con su prometido, pero con lo que no contaba era que mientras caminaba sin rumbo en específico se topo en el camino a Camus- que tenemos aquí.. porque caminas solo a esta hora.. y sin tu novio? -le preguntó en tono lo más normal que podía, aunque por dentro el simple hecho de mencionarlo le enojaba- nada, solamente quise salir a caminar por mi cuenta, no salí con él porque no lo invité -respondió un tanto tajante- veo en tu cara que más que caminar tu necesitas hablar con alguien.. si quieres ese alguien puedo ser yo. Que te parece venir a mi casa un rato, así conocerás donde vivo y puedes platicar con confianza conmigo -aunque el ofrecimiento aparentemente era de buena fe, a Hyoga no le agradaba mucho como sonaban esas palabras o que clase de intenciones ocultas había en ellas, pero reconoció que la única persona con la que disponía tan tarde era su profesor, por lo que; con algo de desconfianza, accedió a la invitación-
El recorrido no fue largo, llegaron muy pronto a casa de su superior, y aún cuando Hyoga en ese instante no dijo nada simplemente mencionó "que amplio lugar" seguía recorriendo dicho espacio con la mirada sin prestar tanta atención, Camus sintió que ya tenía de nuevo un punto a su favor al conseguir que Hyoga lo acompañara, de ahí ya tenía avance de que el peliazul llevara a cabo su plan, uno que al rubio no le iba a gustar... O tal vez sí?