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Slave por YunaYami

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_¡Exijo hablar con el rey!

El hombre, junto a su hijo que sangraba profusamente por la nariz, avanzó hacia Nía que estaba sentada en las escaleras hacia el trono.

_¿Para que si se puede saber?

_¡Ese salvaje! - gritó, señalando a Karam. - Ha golpeado a mi hijo sin motivo alguno.

_¡No es cierto! - estalló Karam. - Hizo caer a Navi y quiso quitarle sus monedas. Le golpeó el muy cabrón de mierda. ¡Si no quisiera sacar a mi amigo de allí le habría dado hasta que no pudiera levantarse!

_¿¡Cómo te atrev...?!

_¡Silencio!

Aquella voz los hizo callarse en apenas unos segundos. El rey había hecho su aparición en el lugar a través de una puerta trasera al fondo de la estancia. Llevaba un abrigo de pelo negro casi hasta el suelo y unos pantalones ajustados de cuero del mismo color que el abrigo. Sus pies descalzos subieron hasta el trono sin dilación alguna mientras Nía se colocaba a su lado. Estaba enfadado. Muy enfadado y, por sus ojeras y la ligera palidez, Karam supo que aún seguía enfermo. Aquel hombre no sabía que acababa de hacer.

_Mi señor,exijo...

_¿Exigir? ¿Tu? - siseó, clavando una fiera mirada en el noble que retrocedió un par de pasos. - No tienes derecho a exigir nada bajo este techo, y menos a mi.

_Pero, señor...

_Cállate.

El rey recorrió las caras de los presentes hasta llegar a Navi y le indicó con la mano que se acercara a él. El muchacho tenía los ojos húmedos de las lágrimas y los labios todavía le temblaban. Bhaskar lo tomó suavemente de las manos, preguntándole por lo que había pasado. Él relató todo desde el principio, desde que habían salido a comprar dulces con el dinero que Yamir le había dado, pasando por la tienda de telas y todo lo que habían hecho hasta llegar a aquella calle.

_ Iba a disculparme por chocar con él, pero...me llamó ladrón. Y me levantó por la camisa. Yo no quería faltarle al respeto, sé que es un noble y entonces él me abofeteó. Luego, Karam...-hizo una breve pausa para tomar aire antes de continuar. - Fue a por él y le golpeó hasta dejarle en el suelo. Salimos huyendo y sus amigos nos atraparon. Uno de ellos me pasó una daga por el cuello y...

Las lágrimas comenzaron a aflorar de sus ojos mientras Bhaskar apretaba sus manos con suavidad para infundirle valor.

_Nos llevaron hasta el Lord y le explicaron lo que había pasado, él dijo que debían inventarse algo para que nos castigaran ejemplarmente porque solo éramos unos simples esclavos. Y... y... perdí las monedas que me dio. - susurró con disgusto.- Puedo... Quiero ir a buscarlas. Por favor.

Bhaskar deslizó las yemas por su mejilla ligeramente hinchada y comprobó el rasguño de su cuello, antes de inclinarse y decirle algo a su hermana que se apresuró a salir de la sala. A los pocos minutos, alguien irrumpió en la habitación. Yamir corrió a reunirse con Navi y tomarlo entre sus brazos mientras esté lloraba y le pedía disculpas por haber perdido su dinero.

_¿Y bien? - preguntó Bhaskar al recién llegado. - ¿Qué quieres que hagamos con ellos?

_Ejecútalos.-gruñó el hombre, intentando consolar a un lloroso Navi. - Y que sufran.

_Lo haría gustoso sin embargo, sabes bien que no puedo.

_Entonces encierralos en los calabozos una buena temporada. Pero, antes...

Se adelantó hacia los hombres y enganchó al hijo del noble del cabello, haciendo que su cuerpo terminara postrado en el suelo.

_Pídele disculpas, perro.

Colocó el pie sobre su espalda, haciéndole pegar la cara al suelo.

_¡Ya, perro!

_Lo... siento...

_¡Más fuerte!

_¡Lo siento mucho!

_Bien. - dijo antes de soltarle una soberana patada que lo hizo terminar a los pies de su padre. - Ahora vas tú.

El muchacho de la daga intentó salir de la sala a todo correr. Apoyó la mano sobre la puerta para empujar y un cuchillo se la atravesó, haciéndole quedarse clavado a la madera entre gritos de dolor. Yamir guardó la otra daga en la funda de su cadera y se aproximó al hombre mayor.

_Que sea la última vez que alguno de tus animales toca a cualquier esclavo. Como yo me entere, su majestad no va a poder evitar que los despelleje y los cuelgue de banderín en la plaza de la ciudad. Ahora, fuera si no quieres que esto llegue a oídos de mi padre.

Él asintió, levantó a su hijo y, tras liberar al chico de la puerta, los cuatro salieron del salón. Karam estaba alucinando. ¿Acaso los soldados no estaban por debajo de los nobles? Le preguntaría luego a Navi.

_En cuanto a ti,Karam...

La voz del rey se elevó, sacando al muchacho de sus pensamientos.

_No tienes derecho a golpear a un noble, aunque en este caso haya sido merecido. Eres un esclavo, recuérdalo la próxima vez.

_¿Y qué iba a hacer? ¿Dejar que le golpeara?

_No he dicho que lo hayas hecho mal, solo que no tienes derecho a ello. En cuanto a tu castigo...

Se levantó del trono, ordenándole que le siguiera y cruzaron la puerta del fondo. Parecía un pasadizo secreto, uno que llevaba directamente a las dependencias del rey. Bhaskar eligió un cinturón de piel marrón y se sentó al borde de la cama.

_Sácate los pantalones.

Karam no daba crédito. ¿Iba a darle unos azotes como a un niño? El muchacho se adelantó, colocándose sobre sus piernas mientras Bhaskar le indicaba que contara hasta cincuenta antes de propinarle el primer golpe con el cinturón en sus desnudas nalgas.

_Treinta y cinco... -susurró el muchacho, cerrando los ojos y esperó un golpe, uno que no se produjo.

Alzó la cabeza a tiempo de ver al rey desplomarse sobre la cama. Se incorporó de inmediato para comprobar su fiebre y, apenas rozó la piel de su frente, tuvo que retirar la mano. ¡Un humano no podía quemar, por todos los dioses! ¿Qué diablos era él? Quizá debía llamar a alguien, como a la princesa. Pero no tenía tiempo, lo primordial era bajar la temperatura. Se las ingenió para levantarlo de la cama y arrastrarlo hasta la bañera llena de agua donde ligeros pétalos de rosa flotaban en la superficie. Por la temperatura, el chico deducía que iba a bañarse antes del incidente en la sala del trono.
Pasó una pierna por el borde la bañera y tiró de él para meterlo, pero su peso le hizo resbalar y ambos cayeron en el interior. Karam rompió la superficie del agua, boqueando por aire e incorporó a Bhaskar, acomodándolo contra su pecho. No iba a repetir aquello nunca jamás. Ahogarse en medio metro de agua no era su muerte soñada. Tomó agua con una de las manos, echándosela por el cabello y el rostro.

Ignoraba cuánto tiempo pasó en aquella bañera, solo que, cuando Nía entró en el cuarto y lo ayudó a sacar a su hermano y tenderle en la cama, el agua estaba totalmente helada y las yemas de sus dedos arrugadas por completo.  Mientras caminaba por los pasillos hacia el harén se preguntó si habría algún libro sobre medicina abajo. Pero ¿que enfermedad podría provocar una fiebre tan intensa como aquella?

*****
Cuando llegó al dormitorio, Navi ya estaba durmiendo, enrollado en una manta. Karam se acomodó a su lado tras cambiarse de ropa por un conjunto seco y suspiró, pegando la frente a la suya. Él abrió lentamente los ojos ante su gesto y le sonrió ligeramente antes de volver a dormirse. Debía reconocer que no esperaba que alguien de aquel lugar pudiera llegar a gustarle sin embargo, Navi... Él era muy especial. Cuando era pequeño no tenía muchos amigos y ese número se redujo abruptamente durante la adolescencia hasta que el número bajó a cero. Quería a Navi. Mucho.
No pudo evitar pensar todo lo que Navi le gustaba como persona. No le importaba cual era el cargo que ocuparan,era amable y bueno con todos. Para nada le extrañaba que casi todo el castillo estuviera encantado con él.

Pensando en aquellas cosas se quedó dormido, hasta que los rayos de sol le dieron de lleno en la cara a la mañana siguiente. Se incorporó, frotándose los ojos y se fijó en los pies enfundados en unas botas negras. Subió por las piernas hasta llegar al torso semi desnudo y sus ojos se clavaron luego en aquellos  dorados.

_Buenos días.

_Buenos días.-respondió él, sin comprender muy bien que pintaba Bhaskar allí a aquella hora de la mañana.

_Majestad.

_¿Qué?

_Dirígete a mi con el término "majestad" . También me valen "mi señor", "mi rey" o "alteza".

El joven hizo una mueca antes de negar con la cabeza.

_Antes me corto la lengua.

Bhaskar soltó una carcajada que le puso todos los pelos del cuerpo de punta a Karam.

_Veremos que se puede hacer con esa lengua afilada tuya. Pero, primero, desayunarás conmigo.

_No, gracias. Prefiero...

_Lo que tu prefieras me es indiferente. - gruñó él. - Calla y obedece. Taru.

El joven entró con una gran sonrisa en la sala con un montón de ropa bien doblada en las manos al oír su nombre. De nuevo el rey le dejaba solo con aquel retorcido.

_Vaya, volvemos a vernos... Estás durando más de lo previsto.

_Sí, qué lástima ¿verdad?

Taru se puso pálido en cuanto le oyó hablar en su idioma con total fluidez.

_¿Cómo...? - pudo pronunciar sin salir de su asombro.

_Siempre he hablado el idioma. Pero bueno, supongo que no te lo esperabas de una zorra barata.

Recordó cada una de las palabras y expresiones ofensivas que él le había dicho antes de dar un mordisco al aire, que lo hizo retroceder.

_Sé vestirme solo. Si no quieres que esta zorra te parta los dientes,ya puedes estar saliendo por la puerta.

Él no dudo ni un segundo en marcharse. Fue entonces cuando Karam empezó a desdoblar la ropa. Lo primero era una chaqueta de anchas mangas de un color oscuro, probablemente un azul, y un pantalón del mismo tono. También había una camisa de color blanco de generoso escote y abierta por los laterales unos cuantos centímetros. Se desató el cabello, dejando que su melena cayera en cascada y se peinó un poco con los dedos para después salir en busca del imbécil del rey.

_¿Qué le has hecho a Taru? Ha salido corriendo como alma que lleva el diablo.

Él se limitó a encogerse de hombros antes de que Bhaskar le ordenara que lo siguiera. Había estado con Navi por alguno de aquellos pasillos antes, aunque no habían llegado tan lejos. El rey empujó una puerta y lo ordenó pasar al  interior. Su mirada se dirigió automáticamente a la enorme cúpula de cristal sobre sus cabezas y luego descendió hasta posarse en aquel lugar. Todo estaba lleno de plantas;con flores, sin flores... Muchas Karam solo las había visto en los libros o ni siquiera allí.
En medio de aquel vergel había una fuente de mármol blanco y a su lado, una mesa con cuatro sillas. Dos de ellas ya estaban ocupadas. Nía se guardó el bollo tras la  espalda mientras seguía masticando el trozo que se había llevado a la boca. Bhaskar le indicó a Karam que se sentara y él hizo lo propio frente a su hermana.

_Iba a decirte buenos días pero, creo que si me respondes, terminaré lleno de migas.-comentó él,colocando un par de bollos en el plato de Karam y sirviéndole también un poco de leche tibia , mientras Nía, intentaba no atragantarse entre risas. - Famélica.

_Perdón, perdón. Es que has tardado más de lo acostumbrado.

_Fui a por Karam, como puedes ver.

_¿Y qué tal te encuentras? De la fiebre de...

_Nía, silencio. Las paredes tienen oídos y los esclavos... - dijo, clavando la mirada en los ojos grises de Karam. -... saben muchos idiomas.

Su expresión de horror le resultó muy dulce. Así iría comprendiendo que para dársela a él todavía tenía que crecer un poquito más.

*****

El joven suspiró y se dirigió al harén, arrastrando los pies. Maldito Bhaskar... Cada vez aquel hombre le caía peor. Aunque le hubiera dejado probar aquellos bollos de miel y frambuesa.
Oyó ruido en la sala y empujó suavemente la puerta. Lo que no se esperaba era encontrar aquella batalla campal entre dos chicas. Se daban puñetazos y se tiraban del cabello,incluso había un pendiente tirado en el suelo con gotas de sangre a su alrededor. El chico dio un par de pasos para detenerlas, pero otra mujer se lo impidió y negó con la cabeza.

_Que lo solucionen solas.

Karam localizó a Navi, sentado en un cojín, leyendo y se apresuró a reunirse con él, colocando los dedos alrededor de los bollitos glaseados que había ocultado en su servilleta para él.

_Buenos días,Navi.

_Buenos días, Karam.-respondió él con una sonrisa.

Mientras compartían los pequeños bollos en aquella esquina, Karam le preguntó si se encontraba bien. Él asintió. El día anterior, al salir de la sala, Yamir había insistido en llevarle a ver al médico. Tanto él como el bebé estaban en perfectas condiciones.

_Ayer no te lo dije pero, gracias.

_¿Gracias? No, Navi. No tienes porqué dármelas.

_Pero quiero hacerlo. - insistió él, tomándolo de las manos. - Yo no hubiera sabido siquiera que hacer y...tampoco sabía que hablabas nuestro idioma.

_Verás, yo... Es que...

_No te preocupes. Siempre supe que había algo raro. Aprendías demasiado rápido. - susurró él, entre risas.-No soy tan buen profesor.

Un grito hizo que Karam volviera la cabeza hacia la ya casi olvidada pelea. Una de las mujeres había conseguido tumbar a su rival y le gritaba toda clase de improperios.

_¿Qué les pasa a estas dos?

_El rey ha concedido una orden de restauración.

Según le explicó Navi, una orden de restauración consistía en un documento real en el que, a un esclavo, se le concedía de nuevo el estatus social que tenía anteriormente. Si no lo había, sería integrado en la sociedad como un ciudadano del pueblo llano. Era el propio amo del esclavo quien debía presentar la orden al rey y él se encargaría de decidir si era concedida o no. Hasta aquel momento no había denegado ninguna.

_Laysa se convertirá en la esposa de Lord Nirek el mes que viene y se la llevará de aquí. Pero Inder pasará a formar parte del servicio de este palacio. Está enfadada también porque es la que lleva más tiempo y creo que le gusta el noble. De todas formas, no es la antigüedad ni nada parecido lo que dicta un corazón ¿no crees?

_Supongo que no. - se detuvo un instante antes de hacer la pregunta que llevaba desde el día anterior deseando hacer. - ¿Y Yamir? ¿También es de familia noble?

Navi asintió. Yamir era el primogénito de una de las doce familias nobles más importantes, directamente debajo en la línea de poder del rey y la princesa. Sin embargo, él había decidido llevar su vida por otro camino integrándose al ejército. Sin ayudas y sin aprovecharse de su amistad con el rey, había trabajado duro y demostrado que lo valía hasta alcanzar el lugar en el que estaba ahora.

_Cuando cumpla seis meses de embarazo, Yamir tiene un permiso e irá a ver a su familia. Les hablará de mi y de nuestro bebé. Después, presentará la orden de restauración. - suspiró, deslizando los dedos por su abdomen. - No quiero que mi bebé sea un avaanchhit.

_Un avaanchhit ¿qué es eso?

_ Si yo no recupero el estatus antes del nacimiento del bebé, si sigo siendo un esclavo,bueno, entonces él también lo será. Un avaanchhit no entra dentro de la orden de restauración, es imposible que sea otra cosa más que un esclavo.

Una lágrima rodó por las mejillas del muchacho y Karam lo tomó de la mano, para tranquilizarle. Debía reconocer que no sabía demasiado sobre  la personalidad de Yamir pero, podía ver lo mucho que lo quería y dudaba que dejara que su hijo fuera un esclavo eterno.

_Estoy seguro de que todo irá bien.

Tras decir aquello, un hombre hizo su aparición en la sala. Por las finas ropas que llevaba y por la reacción de ambas mujeres, supo quien era. Lord Nirek ayudo a las más joven a levantarse del suelo y comprobó la herida de su oreja mientras ella rompía a llorar entre sus brazos. Probablemente se hubiera aguantado para no darle el gusto a su contrincante.
Increpó muy enfadado a la otra mujer,Inder, que lloraba pero de rabia y le espetó algunas cosas que no parecieron gustar demasiado al noble. Se adelantó hacia ella y abrió su collar metálico con una pequeña llave que llevaba colgada del cuello. Sus sollozos fueron aún más sonoros ante aquel gesto. ¿La había liberado? Karam volvió la cabeza hacia Navi a tiempo de verle llevar los dedos a su collar plateado. Entonces, supo que no era nada bueno.
Ella le suplicó, incluso la otra mujer le pidió que no hiciera aquello. Sin embargo, él no parecía querer escuchar a ninguna de las dos. Tomó a su futura esposa de la cintura y salió con ella de la sala, antes de que los guardias se llevaran, casi en volandas, a la otra mujer.Todo el mundo parecía estar estupefacto y horrorizado ante lo que acababa de pasar.
Antes de que le preguntara, Navi comenzó a explicarle lo que significaba la liberación sin orden de por medio. Aquella mujer regresaría al mercado, como quien devuelve un objeto con un desperfecto. Sólo los dioses sabrían cuál terminaba siendo su destino.

 


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