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Siempre ambos por yaoiana

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Notas del capitulo:

Hola a todos y todas, espero que estén muy bien y que les siga agradando la historia.  Espero que las sorpresas que habrán de aquí en adelante sean de su agrado.

 

Mil gracias a akron y kela1982 por sus mensajes, sus opiniones son muy valiosas.  

 

Cuando terminen de leer, por favor revisar las notas finales.  Un abrazo para todos y para todas, sin más, a leer¡¡

Capítulo 6: Dúo

 

Sonrió levemente ante lo dicho por Inuyasha, aquello era común en los dos, ambos eran protectores y arrasarían con quién dañará a su familia.

Terminaron de comer y permanecieron bajo la sombra del árbol; notaba que a él menor le pesaban los párpados así que acomodó su estola y lo invitó a acomodarse en ella.

 

−      Descansa, protegeré tu sueño.

 

−      Solo será un rato - bostezando.

 

−      Cuando lleguemos al palacio, haré que te revisen.

 

−      No es necesario, me siento bien.

 

−      Me preocupa que estés tan agotado.

 

−      Estoy bien - mencionó pero vio la sería mirada de su hermano- ¿si me inspeccionan quedas tranquilo y no vuelves a molestarme?

 

−      Dalo por hecho.

 

−      Bien - refunfuñando- ahora sí quiero dormir.

 

Vio cómo su hanyou se acomodaba y se quedaba dormido. Aquello le preocupaba porque ni Rin estuvo así y esperaba a dos híbridas. No quería que el embarazo de su hermano fuera riesgoso.

Le acarició el cabello y el rostro; notó como suspiraba y de sus labios salía un nombre.

 

−       Ka...gome…

 

Algo dentro de sí se oprimió con vehemencia. Su yoki interior se revolvía incómodo; tal vez su esencia era bastante egoísta y no consideraba que Inuyasha pensara en alguien más.

Era una situación bastante compleja, ¿Cómo podía obligar al lado humano de su hermano qué olvidará a esa mujer?, ¿Podría el mismo olvidar a Rin?; no había forma de que eso sucediera, sin embargo, debían buscar la forma de dejar a esas mujeres como un bonito recuerdo, y ellos dos, estrechar aquel vínculo que empezaban a compartir, de tal forma que no añoraran su pasado.

Después de un sueño reparador por parte de Inuyasha, retomaron nuevamente el viaje en la puesta de sol. Observaba como el menor divisaba las tierras, intentando memorizar los límites.

 

−      Durante el tiempo que te fuiste, logré apropiarme de las tierras de Kirinmaru - comentó espontáneamente.

 

−      ¿Son muy extensas?

 

−      No tanto como las nuestras, pero son significativas.

 

−      Aún me siento raro cuando nos mencionas juntos en una oración- sonrojado.

 

−      Sé qué aún no te haces a la idea de que eres mi pareja, pero poco a poco lo irás asimilando.

 

−      Supongo… - algo incómodo- ¿Cómo harás para gobernar tantas tierras?

 

−      Te necesito para eso - expresaba mientras cruzaba una nube-  yo estaré vigilando y tú controlando desde el castillo.

 

−      ¿Cómo? - preguntó curioso ante tal responsabilidad.

 

−      Cómo estás en embarazo, no voy a arriesgarte a que visites las tierras, por eso harás seguimiento de la vigilancia, manejaras los pelotones, las alianzas estratégicas y para eso tendrás informantes.

 

−      Sesshoumaru… creo que es demasiado…  no sé si pueda - algo nervioso.

 

−      Sé que puedes y solo confío en ti para esta tarea, a veces el poder puede enceguecer y surgen las traiciones, no quiero llevarme sorpresas.

 

−      Eres muy precavido.

 

−      ¿ Está mal?

 

−      No, creo que es algo bueno, así tenemos idea de qué esperar- comentó el híbrido.

 

−      Entre los dos construiremos el plan.  Aplicarás todo lo que has aprendido en las batallas, solo que estratégicamente…. además…

 

−      ¿Además? - lo alentó a continuar.

 

−      Creo que tus nuevas habilidades sobre medicina son más útiles, debo admitir que en nuestras tierras no tenemos seres con tantas de esas habilidades.

 

−      Me parece prudente, un ejército es fuerte si tiene expertos en artes curativas.  Hablando de eso, mientras estuve en la aldea, acompañé a Kohaku a varias cacerías, me enseñó a fabricar y neutralizar varios venenos contra los youkai, podríamos utilizar esa ventaja.

 

Al escuchar la respuesta de Inuyasha, sintió un jolgorio incesante.  Saber que no debía hacerlo todo solo, traía una calma y serenidad implacable… ¿acaso esto era la verdadera camaradería?, si era así, quería experimentarla por toda su existencia.

Se destransformó y eso hizo que Inuyasha cayera sorprendido, no obstante, lo cargó en el aire al estilo princesa.

 

−      ¡ ¿ Pero qué demonios te pas mmmmm - no terminó la pregunta porque Sesshoumaru se comía su boca a besos.  Aquella intensidad y pasión, comenzaba a desbordarlo; se sostuvo del cuello del mayor para no caer y correspondió con deseo.

 

−      Estás loco… - comentó jadeante el menor- ¿por qué acabas de hacer eso?

 

−      Porque tenía deseos de besarte - respondió con firmeza.

 

Sintió los labios de su otouto sobre los suyos, lo tomó de la cintura para que no cayera y correspondió con libido.  Inuyasha lo intoxicaba, su yoki interior se descontrolaba y lo dominaba con fiereza.

Se besaron por varios minutos volando en el firmamento, la noche se hacía presente y el cuarto de luna creciente era la única luz.

 

−      Inuyasha… - lo llamó con voz cargada de deseo.

 

−      ¿ Mhgm?, ¿ quieres de nuevo? - preguntó sorprendido ante el deseo incontenible de su hermano.

 

−      Por más que intento reprimirme, nunca es suficiente cuando se trata de ti - pronunció mientras lamía el cuello de Inuyasha.

 

−      Ahh… - jadeante- vamos a ese claro de allá - señalando.

 

Lentamente descendieron hasta el claro señalado por el menor. Un tanto impaciente, colocó su estola recostando sobre esta a su hermano, el cual no apartaba la mirada.

Sin más, tomó apasionadamente los labios ajenos, continuando con el beso, le era imposible contenerse más.

 

−      Mmm... Se... Sesshoumaru espera no puedo... respirar

 

−      Respira por la nariz- continuó robando el aliento a su hermano, el cual, poco a poco se acostumbró a la intensidad, pasando sus brazos por el cuello de su compañero.

 

Con sus manos recorrió el torso de Inuyasha, era tan terso y  al mover su mano más abajo, sintió el pequeño bulto en su vientre. Aquella caricia, lo llenó de regocijo y emoción, el hecho de saber que su cachorro crecía ahí... y recordar cómo fue procreado, le encendió. Poco a poco se acomodó entre sus piernas y comenzó a restregar su hombría despierta contra la del menor, el cual, no dejaba de emitir pequeños gemidos y sollozos, tratando de callar su voz.

 

−      Aquí nadie nos escucha, deja salir tu voz- le susurró

 

−      Ni loco, es  vergonzoso- pronunció apenado mientras ladeaba su cabeza.

 

Sonrió leve ante la respuesta de su hanyou, tan tímido e inocente a pesar de tantos años de existencia. Sin cavilar más,  bajó el pantalón de ambos dejando al descubierto sus miembros erectos, los cuales, tomó y empezó a masturbar.

Sus cuerpos se estremecieron, sus respiraciones se agitaron mientras el viento soplaba provocando que su piel se erizara.  El inmenso placer los estaba hostigando en un júbilo incesante.

 

−      Mmmm... ya...ya hazlo… - jadeó el menor sonrojado mientras miraba deseoso y avergonzado a Sesshoumaru.

 

−      Debo contenerme… - gruñó- no puedo tomarte tan fuerte como deseo-. Comenzó a prepararlo con sus dedos, a la vez, que masturbaba su miembro, provocando que los pies de Inuyasha se contrajeran por el placer.

 

−      Mmng...- gimió Inuyasha y se aferró a la espalda del mayor, buscando un contacto más cercano - hazlo ya, estoy listo...

 

El hecho de que le susurrara al oído, le erizó el cuerpo por completo.  Sin soportarlo más y tras retirar sus dedos, lo penetró con lentitud. Cuando el pene se acopló por completo, ambos gimieron al unísono; uno al sentirse completo y lleno, mientras que el otro al sentir como era succionado por la  enorme calidez.

El placer los invadió y simplemente se dejaron llevar, teniendo como testigos a la sonriente luna, la cual, iluminaba cálidamente sus cuerpos. La tenue luz dejó que los amantes se admiraran y pudiesen grabar en sus memorias la hermosa vista que su pasión ofreció. Movió sus caderas, siendo cuidadoso de no lastimar a su cachorro con las embestidas, sin embargo, sentía que su hermano estaba demasiado ansioso.

El mayor ignoraba que a Inuyasha, aunque le avergonzaba admitirlo, le encantaba ese lado salvaje, le gustaba que lo poseyera, lo hiciera suyo y lo penetrara con tanta vitalidad, demostrando que solo se pertenecían uno al otro por más extraño que eso pareciera. Se preguntaba si esa misma intensidad, desenfreno  y lujuria la tenía con Rin… era algo que le revolvía las entrañas.

Antes de llegar al clímax, se miraron fijamente, notando cierta calidez y sentimiento que jamás habían sentido con sus ex cónyuges, aunque las amaban, este momento era diferente. Sin más unieron apasionadamente sus bocas, dejando que sus lenguas profanaran la cavidad ajena sin detenerse hasta que sus cuerpos llegaron a la cúspide.

Se miraban fijamente mientras recuperaban su ritmo cardíaco. Quitó unos mechones de la frente de su hanyou y escuchó sonidos similares a ronroneos. Las largas y platinada pestañas se abrían y cerraban con parsimonia.

 

−      ¿Tienes sueño?

 

−      Si… estoy cansado - bostezando.

 

−      Entremos al claro, nos limpiamos y velo por tu sueño.

 

−      Tienes que llevarme, no tengo fuerzas ni para mover un dedo.

 

Asintió y cargó al menor, realmente le preocupaba en demasía ese cansancio. Se metieron en el claro y se acicalaron; el mayor no perdió oportunidad y daba lamidas en el cuello de Inuyasha, absorto con el sabor del sudor entremezclado con el olor de su hanyou y el agua.

−      Se...sshoumaru, desgraciado, no tengo ánimos para una segunda ronda - gruñó entre queja y excitación.

 

−      Nunca dije que lo haría, lamer y degustar es una característica que tenemos los cánidos - aclaró el mayor.

 

−      Más… más te vale que no sea uno de tus trucos sucios - mencionó jadeante al sentir aquella lengua cálida, húmeda y áspera sobre su cuello.

 

Se besaron y abrazaron mientras seguían en el agua, no obstante, cuando sintió que Inuyasha temblaba, lo sacó del manantial.  Se secaron, vistieron y luego en su estola se acostaron.  Para su sorpresa, el menor se acomodó sobre su pecho y se quedó dormido; en aquella quietud, acariciaba algunos cabellos de su hanyou mientras miraba a la luna.  El destino había dado un giro sumamente drástico, jamás había contemplado la idea de tener algo más cercano con Inuyasha, aún compartiendo todas las vivencias con Naraku, la amistad con Rin y la protección de sus hijas.  Pero en ese recuento, se dio cuenta que había tenido una revelación y es que toda su vida, sin ser consciente, giraba alrededor de Inuyasha.

 

El odio hacia su padre por haberlo procreado, la sed de venganza por la pérdida de Colmillo de Acero, el recorrido por volverse más fuerte por la pérdida de su brazo… luchar contra Naraku que se había burlado de él, pero que había sido consecuencia del amor de Inuyasha con esa sacerdotisa;  el asesinato de  Rin por parte de uno de los conocidos de Inuyasha y el encuentro con Kohaku que era hermano de la exterminadora que acompañaba a su hermano.  El nacimiento de sus hijas en la aldea en la cual Inuyasha vivía, la separación de ellas y la vivencia de Towa en la otra época… todo, absolutamente todo lo que había acontecido en su vida, era consecuencia de la existencia de Inuyasha.

 

Aquella certeza desató en su interior una fuerza y ansiedad extraña.  Su yoki había revelado que su vínculo demoníaco estaba atado al de Inuyasha. Respiró abatido e intentó calmarse ante la abrumante sensación; luego de hacerlo, intentó pensar en Rin, en sus ojos, su cabello, su aura, su cuerpo, sin embargo, una punzada dolorosa de su yoki lo había lastimado. Su demonio interior combatía con ferocidad ante cualquier idea impuesta de una pareja que no fuera el hanyou y eso lo doblegó. 

−       Sesshoumaru - escuchó la voz de Inuyasha y luego como aquella mano se posaba en su rostro- también debes descansar idiota, te ves cansado - murmuró suavemente.

La sensación vilipendia se desarmó ante el toque y la voz del híbrido.  Su yoki se había serenado y había tomado nuevamente el control de sí mismo. Su hermano tenía los ojos cerrados por el cansancio y lo agradecía, porque en aquel momento se sentía débil al reconocer que Inuyasha era su todo.

 

***

 

−      Amo bonito, qué bueno que regresó - pronunció lloriqueando Jaken.

 

−      De lame botas como siempre - comentó Inuyasha al ver al verde demonio.

 

−      ¿Qué dijiste, mitad bestia?- le respondió Jaken.

 

Inuyasha iba a responder el insulto, pero el aura de Sesshoumaru se tornó pesada y con sus ojos rojos y dientes afilados miraba a Jaken. Vio al renacuajo verde, ahora de un color amarillo pálido, estaba asustado y con razón… Sesshoumaru se veía intimidante.

 

−      No vuelvas a hablarle así- gruñó.

 

−      Sesshoumaru, mírame - pronunció Inuyasha mientras le tomaba el mentón al mayor - él no hizo nada malo, no tienes porqué enojarte.

 

−      Lo… lo lamento amo- se excusó con sinceridad Jaken- no volverá a pasar.

 

−      Ya dije que no pasa nada renacuajo.

 

−      Inuyasha, debes entender que ahora eres mi compañero, el que te irrespete es como si lo hiciera conmigo - comentó regresando a la normalidad.

 

−      ¿ Qué?, eso ni de chiste, no pienso aguantarme a este renacuajo besándome los pies como a ti - expresó irritado- mira Jaken, sé que no nos llevamos muy bien y Sesshoumaru es un loco que si se molesta puede matarte, así que vamos a llegar a un acuerdo.  Mientras estemos rodeados de youkais, fingiremos, respeto y todas esas tonterías, ¿de acuerdo?

 

−      Si… Inuyasha - dijo con pesadez.

 

−      Bien, ¿y tú?- mirando a Sesshoumaru- ¿estás loco o qué?, no puedes andar por ahí gruñendo y estilando ese yoki tan pesado a cualquier persona que me diga algo.

 

−      Eres mi esposo y te haré respetar, eso no está en discusión.

 

Observó cómo su hanyou se sonrojaba y ladeaba el rostro.  Luego apretó su tabique con los dedos y respiró profundamente… al parecer, aún sacaba de casillas a su tonto hermano menor.

 

−      Intento comprender, pero tampoco debes responder así a todo lo que me digan, sabes que por ser un hanyou, aún muchos youkais me ven como lo peor, sé lidiar con eso, toda la vida lo he hecho, así que confía en mi fuerza.

 

−      Bien - fue lo único que dijo ante las palabras de su hermano, que le habían hecho reflexionar. Nunca defendió a Inuyasha de esos tratos, él siempre estuvo solo y luchando contra ese desprecio, incluso, contra el desprecio que antes solía inspirarle.  Tampoco podía llegar de buenas a primeras y autoproclamarse su héroe… realmente Inuyasha era un ser con mucha determinación y fortaleza y por eso su yoki se había rendido ante él.

 

−      De acuerdo, ahora, terminemos de llegar, tengo demasiada hambre - sobando su vientre.

 

−      ¡ Jaken! - llamó Sesshoumaru.

 

−      ¿Si, amo?

 

−      Llama a Chiyako, necesito su presencia.

 

−      De inmediato, amo.

 

 

Observaba con detenimiento a Inuyasha, tal vez por el embarazo disfrutaba de la comida como si fuera un manjar. Llevaba un plato de desayuno mientras que el hanyou ajustaba tres.

 

−      Mikado, trae otro plato de frutas y de carne, está muy bueno - comentó el menor ilusionado por comer más.

 

−      Veo que viene con mucho apetito, señor Inuyasha- dijo sonriente la mucama.

 

−      No tienes idea, además, debo comer ahora por dos.

 

La mujer no pareció entender, pero aun así fue a la cocina para servir a su señor.  En el gran comedor, se encontraban solos, un silencio algo incómodo se tornaba y fue roto por el menor.

 

−      Cuando estuve en la aldea… - guardó silencio al pensar que lo que estaba por decir podría molestar a Sesshoumaru.

 

−      Continúa- lo invitó.

 

−      Mhm… ¿Recuerdas a Koga?, ¿el lobo? -  indagó.

 

−      Lo recuerdo.

 

−      Me visitó, junto con su esposa e hijo, podríamos aliarnos con ellos.

 

−      ¿ Lo ves pertinente? - preguntó curioso.

 

−      Lo creo, es mejor tener aliados que combatan a nuestro lado, además, no creo que a los otros daiyokai restantes les agrade la idea de que te quedes con todas las tierras.

 

−      Nos quedemos, tuyas y mías - puntualizó-  ahora somos uno ante las demás criaturas.

 

−      De acuerdo… - sonrojado-  ¿te parece la idea?

 

−      La creo pertinente.

 

−      Disculpen interrumpir, amos - dijo Jaken con un sin sabor en la boca al nombrar amo a Inuyasha- pero Chiyako ha llegado.

 

−      Bien, hazla pasar a mi despacho, vamos Inuyasha.

 

−      Pero… Mikado aún no ha llegado con los platos - expresó con lástima.

 

−      Cuando te revisen bajas a comer de nuevo - gruñó algo molesto ante la actitud de Inuyasha.  Para él era prioridad saber sobre su salud y el cachorro que esperaban.

 

Lo escuchó balbucear algunos improperios y sonrió mirando su espalda. Realmente el menor era alguien difícil y testarudo, pero en el fondo aquella actitud comenzaba a gustarle en demasía.

Cuando estuvieron en el despacho, Jaken tocó la puerta y tras él, ingresó la youkai solicitada.  Su hermano abrió de par en par sus ojos, sorprendido.

 

−      Sesshoumaru - dijo mientras le agarraba del pecho sorprendido-  dime que no es cierto…

 

−      Formula bien la pregunta, Inuyasha - comentó mientras con suavidad retiraba las manos del menor de su ropa.

 

−      ¿Estoy alucinando o en verdad hay dos Jaken?

 

−      Me llamo Chiyako, pequeño impertinente - mencionó la demonia verde y luego le pegó con el bastón a Inuyasha en la cabeza.

 

−      ¡Auch! - se quejó- ¿Qué te pasa anciana loca?, ¿Y tú no me vas a defender? - mirando a Sesshoumaru.

 

−      En primer lugar, tú fuiste el grosero, no voy a defenderte por eso. Ella es Chiyako, hermana de Jaken y una gran médica y curandera de bestias y demonios, será quién te revise.

 

−      Así qué, ¿ este es su compañero, lord Sesshoumaru?

 

−      En efecto, también el otro sucesor de mi padre.

 

−      Es un hanyou fuerte, tiene buenos genes- mencionaba la anciana e iba toqueteando al menor- y veo que lo ha comprobado, está en cinta.

 

−      ¿Qué?- gritó Jaken y luego cayó al suelo desmayado.

 

−      Aish, luego lo atiendo, es un dramático- se quejó la mujer.

 

−      ¡Ja! Empiezas a agradarme, vieja.

 

−      Recuéstate, empezaré a revisarte.

 

Su híbrido lo miró con duda, pero le devolvió una mirada de seguridad. Vio cómo se recostaba aún dubitativo, pero se quedó a su lado. La demonia utilizó su larga cabellera blanca y como si está tuviese vida, las hebras se filtraban en la piel de Inuyasha, como si fuera apicultura.

 

−      Ambos se encuentran en un óptimo estado, lord Sesshoumaru.

 

−      ¿Entonces por qué se mantiene tan exhausto? - preguntó preocupado.

 

−      Entre más fuerte es el cachorro, más exige fuerza yoki y nutrientes. Estoy casi segura que al ser tan pequeño y demandante, es porque esperan un demonio completo- enfatizó-

 

−      Un… demonio completo- susurró Inuyasha más para él mismo, mientras se tocaba el vientre.

 

−      La criatura consumirá mucha energía, por eso ambos deben tener en cuenta estas dos épocas, la luna llena y la luna nueva. En la primera, el cachorro puede hacer que pierdas el control sobre tu demonio y en luna nueva, te puede arrebatar mucha energía, incluso, poner en riesgo tu vida.

 

−      Entiendo- dijo escuetamente el menor.

 

−      ¿En cuánto tiempo nacerá? - preguntó el mayor peliplata.

 

−      El cachorro tiene aproximadamente unos tres meses y medio. La señora Irasue lo tuvo a usted, a los 7 meses, alteza.

 

−      Entiendo, no falta mucho.

 

−      Recuerden que el cachorro al nacer, necesita muchos cuidados y es muy dependiente a su madre, que el señor Inuyasha se encuentre con bienestar debe ser también una prioridad.

 

−      Estará bien custodiado.

 

−      ¿Cómo que custodiado?, no te atrevas a tratarme como un prisionero, imbécil- gruñó indignado.

 

−      Me refiero a que te protegeré y estaré todo momento contigo.

 

−      Jeje, veo que ambos se llevan muy bien - dijo la anciana riendo- esperen - comentó la mujer- percibo algo.

 

Miró a su hermano y este correspondió la mirada, aquello los había preocupado.   Inuyasha algo alterado, sin ser muy consciente, le agarró la mano en busca de fortaleza, hecho que no rechazó y le devolvió el apretón.

 

−      ¿Pasa algo malo? - indagó el lord de las tierras.

 

−      Es solo que, percibo algo más, otra fuerza yoki.

 

−      ¿Eso es malo? - preguntó esta vez Inuyasha

 

−      No es algo malo, pero sí será complejo para los dos - sonriendo.

 

−      Ay ya dígalo anciana- desesperado- me va a matar de la duda.

 

−      Mocoso insolente - le dijo la mujer mientras le pellizcaba la mejilla y se echaba a reír- al parecer, no es solo un heredero el que esperan, sino dos.

 

−      Dos… - susurraron ambos y cada uno se quedó en silencio, sumido en sus propios pensamientos.  Sin embargo, fue Inuyasha quien agarró de la solapa de la ropa a Sesshoumaru.

 

−      Esto es tu culpa desgraciado, ¿qué tienes en la verga que siempre empacas de a dos? - exteriorizaba Inuyasha con molestia.

 

El mayor notaba como Chiyako se alejaba y se reía ante las actitudes de Inuyasha.  También estaba sorprendido, jamás pensó que con su hermano menor, iba a revivir el linaje inuyoukai…

 

Notas finales:

El personaje de Chiyako, fue inspirado en la abuela de Shampo llamada Cologne , por eso su personalidad será similar.  Espero que les haya agradado la sorpresa de que Jaken tenga una hermana. 

 


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