Después de cenar caminaron calle abajo. Era relajante escuchar como Sam le contaba sobre su infancia y como había empezado su carrera haciendo reparaciones en el barco de su padre, que seguía anclado en el muelle. No era muy grande, pero a Bucky le gusto. Estaba bien conservado, y al parecer tenía un profundo valor sentimental para el moreno
Estaban riendo en la cabina del barco mientras se contaban aventuras laborales, cuando se escuchó un ruido en el muelle
- ¿Sam? – dijo la voz de una mujer – ¿eres tú?
- Hola Sarah – dijo este asomándose sonriendo
- ¡Idiota! – siseo la morena – me diste un susto de muerte
- Perdón – dijo Sam
- Baja de ahí ahora y mueve tu horrendo trasero a la casa en este momento – dijo la mujer muy molesta –. Debiste avisar que vendrías así te guardaba algo de comer
- No estoy solo – dijo Sam
- ¿Qué tal? – dijo Bucky asomándose
- Hola – dijo la chica
- No te preocupes – dijo Sam –, solo vinimos a cenar donde Clint
- Ok – dijo Sarah – usen condón y limpien cuando terminen. Que se diviertan – grito mientras se alejaba
- ¡Hermana! – exclamo el hombre completamente avergonzado
- Eso te pasa por asustarme – volvió a gritar desde más lejos mientras Bucky reía a carcajada
- Deja de burlarte – dijo Sam mirándolo
- Es que es gracioso ver a un hombre como tú siendo regañado como si fueras un niño de cinco años – dijo Bucky en medio de la carcajada. Sam solo sonrió mirándolo
Se sentaron en la parte de adelante del barco y siguieron hablando. Contándose cosas de sus vidas, sus sueños, sus aspiraciones. Ya en la madrugada, y sin hacer ruido subieron a la habitación de Sam y este le dio algo más cómodo para dormir y le preparo la cama
- ¿Cómo es que un hombre como tú permite que su hermana y sus sobrinos vivan en una casa tan humilde? – pregunto Bucky mirando a su alrededor – por favor no me malinterpretes. Es lindo aquí, y se notan que tienen una buena relación, pero…
- Tranquilo, te entiendo. Siempre he querido comprarles una casa o un departamento en Nueva York – dijo Sam acomodando la cama – para tenerlos más cerca, y conservar esta casa para las vacaciones, pero ya viste como es. Trató de darles todo lo que puedo materialmente dentro de lo que me permite, pero ella es feliz aquí. Así
- Y si ella es feliz, tú eres feliz – dijo Bucky suavemente
- Exacto – dijo Sam
Realmente Sam era un hombre fascinante pensaba Bucky mientras se lavaba las manos en el baño. El omega que lograra llegar a su corazón sería muy afortunado. No pudo evitar lanzar un suspiro mientras su ánimo se volvió sombrío mientras se acarició su brazo de vibranio. No era justo. Él solo quería amar y ser amado ¿Por qué debía ser el omega fenómeno? Ese que nunca estaría a la altura de un alfa como Sam
Rato después el moreno lo llevo a una de las recamaras y le dio una piyama, le enseño donde estaba todo mientras acomodaba la cama tratando de hacer el menor ruido posible
- Bueno – dijo Sam – te dejo descansar.
- ¿Cuál es tu habitación? – pregunto Bucky intrigado y Sam levanto una ceja con picardía – por si necesito algo, tarado
- Me lo dices por SMS y vendré ayudarte – dijo el moreno sonriendo – dormiré en la sala
- ¿En la sala? – preguntó el periodista sorprendido
- Esta es mi recamara cuando vengo a Luciana – dijo Sam
- Perdón – dijo Bucky apenado –. De verdad lo siento. quédate aquí. Yo dormiré en la sala o buscare un hotel, no se…
- ¿quieres que Sarah me mate? Gracias amigo. Sabía que te caía mal pero no que tanto – dijo Sam abriendo los ojos descomunalmente y Bucky sonrió – tú te quedas aquí y está fuera de discusión
- Entonces quédate aquí también – dijo Bucky – compartamos la cama
- ¿Lo dices en serio? – preguntó Sam sorprendido – ¿no te incomoda? Estaré bien en la sala
- Sam… estuviste en mi celo y te comportaste… – dijo Bucky encogiendo los hombros y cerrando los ojos – sé que estoy seguro contigo
- Gracias – dijo Sam suavemente
- Voy a… cambiarme – dijo Bucky nervioso y entra al baño lo más deprisa que pudo
- Bucky – dijo Sam sonriendo tranquilamente –, ya estás en piyama
- Cierto – dijo este mirándose a sí mismo – pero necesito… ya vengo – y corrió hacia el baño
Sam miro la cama y respiro hondo mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Por supuesto que no iría más allá de donde Bucky se lo permitiese, pero el solo hecho de poder volver a esta en la misma que ese hermoso omega lo hacía sentir extraño, y hasta especial. Mientras tanto el audaz reportero se veía en el espejo del baño presa de unos nervios incontrolables. Hacía mucho se había puesto una coraza impenetrable a su corazón, le había echado llave y había tirado la llave por un acantilado durante una tormenta.
Sabía que lo que fueran que tuvieran en ese momento no duraría mucho, pero disfrutaría lo que la vida le ofrecía mientras pudiese. Ya después lloraría como colegiala cuando Sam se diese cuenta de lo inútil y lisiado que era, y lo echara a un lado como una cosa inservible
Cuando salió del baño vio al dueño de casa parado frente a la ventana mirando las estrellas. Se veía tan relajado, que hasta le daban ganas de correr y abrazarse a él de tal manera que nunca nadie lo pudiese alejar del moreno
- ¿estás listo? – pregunto Sam tomándolo por sorpresa ¿Cuándo se había girado?
- Si – dijo Bucky sonrojado – gracias por la piyama
- Te queda perfecta – dijo Sam – ¿quieres hablar un rato? ¿o tienes sueño?
- La verdad es que... no duermo mucho que digamos – dijo Bucky un poco apenado
- ¿Por qué? – pregunto Sam realmente interesado
- Pesadillas – dijo Bucky –, con mi accidente
- Lo siento – dijo Sam apenado
- Olvídalo – dijo el reportero restándole importancia – aprendes a sobrevivir.
- Eso significa que es tu turno – dijo Sam y el otro lo miro genuinamente intrigado – de preguntar
- ¿el juego sigue? – pregunto Bucky intrigado
- ¿ya obtuviste lo que querías de mí y ya no me quieres conocer? – pregunto el Sam de forma dramática haciendo reír al omega – que bonito te ves sonriendo
- Pregunta – dijo Bucky
- ¿Le darías una oportunidad al amor? – pregunto Sam después de pensarlo un momento
- ¿Realmente crees que alguien me pueda amar? – dijo distraídamente acariciándose el brazo
- ¿Y por qué no? – pregunto Sam mientras lo veía meterse en la cama
- Los alfas no ven a los omegas defectuosos – dijo Bucky – los fenómenos
- No vuelvas a decir que eres defectuoso o un fenómeno – pidió Sam seriamente –. No cuando habemos quienes te vemos como lo más perfecto de la tierra
- ¿Te estas burlando de mí? – dijo Bucky algo molesto
- Es como realmente te veo – dijo Sam –. Bucky enserio, me tienes deslumbrado. Eres… todo lo que un omega debe de ser. Eres fuerte pero delicado, eres valiente pero te sonrojas fácilmente. Eres audaz. No temes decir lo que piensas y lo que sientes, y haces que el mundo te escuche. Eres… – miro en todas direcciones buscando las palabras correctas – es que… las palabras se acaban y no puedo alcanzar a describir lo perfecto que eres ante mis ojos – Bucky se sonrojo –. Aún no llego a entender cómo es que… ¿ves a lo que me refiero?
- Mi turno – dijo el otro – ¿cuantos omegas has traído aquí? Y no se te ocurra decir que ha ninguno, porque no te voy a creer
- Entonces ¿Por qué preguntas si no me vas a creer? – dijo Sam
- ¿Cuantos? – dijo Bucky
- Eres el primero, y algo… muy dentro mío… me dice que serás el ultimo – dijo Sam y algo en su tono, su mirada, la manera que en la que lo dijo hizo que Bucky le creyera, tal como un sacerdote cree en su Dios
- Tu turno – dijo este tímidamente
- ¿Te puedo robar un beso, por favor? – dijo Sam y las mejillas del omega se encendieron al rojo vivo mientras esos labios se acercaban a los suyos para atraparlos en el beso más dulce que alguna vez hubiesen dado unos y recibido otros