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A(R)MOUR (Traducción del fanfic de Sinnatious) por XIVA

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Notas del capitulo:

Y bien chicos aqui nos aproximamos al final de esta historia... Este Hiroki debe ser el mas sufrido de todos... Pero se que hay fanfics mucho mas crueles con esta pobre alma. Veamos a ver que le depara en su destino.

Capítulo 13




Hiroki lucho para retomar la compostura. “¿¡Qué rayos estás haciendo aquí?!” Por un horrible momento, él pensó que tal vez algo le había pasado a Nowaki. Un accidente, o una terrible enfermedad. ¿Qué otra posible razón podría tener este niño para buscarlo?

El muchacho en cuestión se agito incontrolablemente. “¡Ah! Es el Dem- ¡Kamijou-sensei! ¿Que- que está haciendo- ¡Estoy aquí para ver a Usagi-san!”

¿…Usagi? Ese viejo, estúpido apodo que no había escuchado desde la secundaria, y solo de los labios del condenado de Takahiro.

Takahashi.

Misaki Takahashi.

Hiroki se inclinó contra el marco de la puerta y empezó a reírse.

“¿Esta es una broma, cierto?” se atraganto. “Alguna fuerza cósmica está haciendo de mi vida una tragicomedia.”

“Ah… ¿Kamijou-sensei?” Misaki se aventuró nervioso.

El apenas había notado el apellido cuando Nowaki se lo menciono. Es el tercer apellido más común en Japón, después de todo, justo después de Tanaka o Suzuki. ‘Misaki’ sobresalía más por ser más típicamente un nombre de chica, así que nunca había pensado de más sobre eso.

El hermanito de Takahiro. Él había sido un tonto.

El arrastro una mano sobre su rostro. “Y estas de vuelta para ver a Akihiko. ¿Las cosas no están funcionando con Nowaki?” Se lo merecen.

“Nowa- ¿¡Como sabes sobre eso?!” Misaki tartamudeo.

“¿Misaki?” Akihiko había bajado las escaleras ante la conmoción, con una toalla colgada en sus hombros, y ahora estaba estático y con los ojos bien abiertos en el vestíbulo.

“¡Ah! Usagi-san…” Misaki lo paso de largo para entrar al pent-house. “¡L- Lo siento! No sabía a donde más ir…”

“¿Estas herido? ¿Él te hizo algo? Lo matare.” Akihiko cambio de estar aturdido a prometer maldad inminente en un parpadeo.

“¡No! No estoy- Lo siento. Nos… peleamos, y yo tenía que irme, y yo… ya se había hecho tarde, y yo necesitaba ir a algún lugar, y yo lo siento, no quiero ser una carga, pero-”

“Shhhh, cálmate,” Akihiko lo consoló, atrapando el rostro de Misaki entre sus manos, sus pulgares acariciando sus mejillas. “Tú no eres una carga. Estoy feliz que estés aquí en vez de afuera en la calle tan tarde en la noche. Ven aquí, siéntate.”

Hiroki los observo con ojos caídos. Vio la gentil atención de Akihiko, las caricias cuidadosas, y la aparente inclinación para pasar por alto las transgresiones de su antiguo compañero de casa. A pesar del hecho de que apenas unas semanas atrás Aikawa le había susurrado a Hiroki sobre el bloqueo de escritor y la tragedia silenciosa. A pesar de la memoria de su amigo apareciéndose en el sofá de su oficina, preguntándole como alguien podría desenamorarse.

Esa clase de devoción sacrificada que solo había visto una vez antes. Él lo había visto en forma de años de silenciosa espera por un amor no correspondido. En como su mejor amigo preguntaba por el enamoramiento de Takahiro quien sería después su novia y luego su prometida, ofreciendo sus felicitaciones en cada hito de su relación incluso si eso le partía el corazón en dos.

Hiroki silenciosamente se puso su chaqueta y salió por la puerta.

El sonido gentil del cierre detrás de él amortiguo sus voces en un murmullo indescifrable. Hiroki se alejó, presionando el botón del elevador con una leve sonrisa que permanecía dolorosamente en sus labios.

Eso, parecía ser, que era el fin de eso.


……………….



Pareció que en un parpadeo Hiroki se encontraba en la universidad. Sus pies habían operado en automático, arrastrándolo a lo largo del camino familiar mientras su cerebro le daba vueltas una y otra vez al último sorpresivo giro en la tragicomedia de su vida amorosa. Grandes franjas del edificio se mantenían oscuras y silenciosas. Los laboratorios de computación y la biblioteca aun estarían abiertos, y la facultad de ciencias aun daba clases nocturnas hasta tarde, pero el ala artística de Mitsuhashi estaba casi completamente desierta. Sus pasos hacían eco en el pasillo solitario.

El casi tempranamente se había dado vuelta frente a la puerta. Con seguridad venir a la oficina había sido una terrible idea. Este era su espacio compartido con Miyagi, lo cual no ayudaba mucho a su estado mental actual. Pero por ahora estaba vacía y silenciosa llena de libros, y el no podía pensar en un mejor lugar para ir. El obtendría las llaves de su nuevo apartamento en cuestión de días, y él podría quedarse en un hotel de negocio o algo así mientras tanto, pero solo por esta noche… el necesitaba ir a algún lugar privado y familiar. Y la oficina era el último lugar familiar que le quedaba.

Se permitió entrar, su mano aferrándose al interruptor de luz. Encendió la cafetera y dejo que el silencioso burbujeo de el percolador humedeciera el silencio agobiante. Él se sentó en su silla y recostó su frente contra la lisa madera del escritorio.

Desde el principio el sabía que este día llegaría. No había sido nada más que un sueño temporal, un deseo cumplido brevemente. Una trampa de su propia fabricación. Él se había preparado mentalmente para las consecuencias.

¿Pero había sido el hermanito de Takahiro? ¿Era el mismo mocoso por el que Nowaki le abandono?

Era demasiado para soportarlo.

El silencio se rompió con el sonido del ringtone de su celular. Hiroki no se movió hasta que se detuvo, luego suspiro y rebusco en su chaqueta para sacarlo. Tenía suerte de que incluso lo hubiera llevado con el – él había dejado el pent-house con nada más que lo que tenía a su alcance. Su billetera y su teléfono y poco más.

Su ceño se frunció cuando registro en la pantalla. ¿Dieciséis llamadas perdidas? ¿Trece mensajes? ¿Qué tan distraído había estado caminando allí? Las calles no estaban tan ruidosas como para no haberlo escuchado.

Antes de que pudiera hacer clic, una rápida serie de golpes resonaron contra la puerta.

¿Miyagi? Pero él se había ido antes que Hiroki ese día, hacia otra cita clandestina con su mocoso, y el simplemente habría entrado de cualquier forma. Era demasiado tarde para que cualquier estudiante estuviera allí, el horario de oficina había terminado hace tiempo. ¿Tal vez era el conserje?

El reviso otra vez a su teléfono, asaltado por la inquietud.

“¿…Hiro-san? ¿Estas allí?”

Antes de que pudiera encontrar su voz – o que se hubiera decidido a contestar – la puerta se abrió y allí él estaba.

Nowaki.

Habían pasado alrededor de cuatro meses desde la última vez que lo vio. En alguna parte de su cabeza él se había vuelto transparente, irreal, como un espectro que solo acechaba sus recuerdos. El shock de verlo ahí en persona, viéndose igual que aquel día en que él le había entregado su llave… era como si estuviera soñando, y de repente se había despertado en una nítida, realidad hiper detallada.

Él tuvo problemas para encontrar su voz. “…Tu… Que estas…”

“Lo siento, Hiro-san,” Nowaki murmuro. “No – No sabía a donde más ir.”

Que gracioso, el acababa de escuchar esas palabras en alguna parte. “¿Así que viniste aquí?”

Nowaki se encogió de hombros y desvió la mirada. “Supongo que… Yo quería verte.” Se movió nerviosamente por un momento. “Ya no estabas en el viejo apartamento, y no estabas contestando tu teléfono, así que…”

“Me mude,” Hiroki le respondió mordaz. “Y que mal por ti, porque yo no quiero verte.” El empezó a sacarlo a empujones. Que se fuera a algún lado, el no sabía, solo a alguna parte.

“¡Espera, Hiro-san!” Nowaki le tomo del brazo, llevándolo de vuelta a la habitación.

“¡Suéltame!” Hiroki se liberó fuertemente, tropezándose contra el sofá. “¿De cualquier forma, para que estas aquí? ¿Tuviste una pelea con tu precioso Misaki y pensaste que irías a ver a tu ex?”

Nowaki abrió sus ojos. “¿Como sabes sobre eso?”

Él no era tan patético como para soltarle todo a su ex novio sobre el asunto. Para admitir que él había sido en efecto abandonado dos veces – incluso si no hubiera sido nada más que un romance ocasional con Akihiko – porque había sido en ambas ocasiones el mismo maldito Takahashi el que diera el golpe que su orgullo no podía soportar. “Lo adivine,” le dijo con desdén.

Se quedaron así por medio minuto, atrapados en un impasse incomodo – Nowaki bloqueando la puerta, y Hiroki sin querer acercársele.

“¿…Estas bien, Hiro-san?” Nowaki eventualmente le pregunto. “No te ves bien.”

Él se dio vuelta, haciendo un ademan para buscar algo en su escritorio, solo buscando algo más a que mirar. “He estado ocupado, es todo.”

“¿A dónde te mudaste?”

“¡No es tu asunto!”

Sus oídos registraron el leve pitido de unos botones un momento después. “¿…Usami-san?”

Se dio la vuelta, quitándole el teléfono del agarre de Nowaki. “¡Dame eso! ¿Qué eres, un loco acosador?” Estaba abierto en los mensajes – muchos eran del mismo Nowaki aparentemente, pero los que estaban arriba eran los de Akihiko, preguntándole a donde se había ido y cuando volvería a casa.

Los ojos de Nowaki se oscurecieron. “¿Porque te estas quedando con el?”

“¿Estas celoso?” Le pregunto incrédulamente. Nowaki le desvió la mirada, sin responder a la pregunta. “No tienes por qué ponerte celoso. Me abandonaste ¿Lo recuerdas?”

“Yo solo… No me lo imagine, es todo. Que tu podrías… con él. No tan pronto, al menos.”

“Que, ¿Estabas esperando que permaneciera solo por siempre?” Técnicamente él estaba soltero ahora, pero Nowaki no necesitaba saber eso. “¿Pensaste que tan solo podrías volver si las cosas no te funcionaran y con disculparte yo hubiera vuelto contigo?”

Nowaki permaneció en silencio.

Hiroki se congelo, viéndolo fijamente. “…Vas en serio.” Una risa burbujeo de su garganta con un sabor amargo. “Debe ser agradable, pensar que puedes volver cuando cometes un error. Cambiar tus sentimientos tan fácilmente.” Se cruzo de brazos. “Que conveniente.”

“Tú nunca dejaste de importarme, Hiro-san,” Nowaki murmuro.

“Pero él te importo más.” Era una lucha no echarle toda la culpa al mocoso de Takahashi. Hiroki siempre había resentido de esos exes que se encolerizaban contra el intruso en vez de guardar su ira para aquel que los había traicionado directamente. El ahora descubría que tan particularmente poderoso era ese impulso. El respiro hondo, y contuvo a la fuerza el temblor de rabia que subía por su espalda. “Todo lo que necesitaba era saber que yo era la persona que más te importaba.”

“Hiro-san…”

“No,” Hiroki le grito. “Dejemos una cosa en claro – No soy tu amante de repuesto. Te di una oportunidad tras otra – y tú me las tiraste de vuelta a mi cara. No importa cuánto te amaba, no soy tan estúpido de repetir ese error. Yo tengo mi orgullo.”

Su orgullo era todo lo que le quedaba.

Nowaki se vio afligido. “Hiro-san, eso no era lo que yo -”

“Nadie tiene esa intención, idiota, pero a eso se reduce si tan solo tuvieras las agallas de admitirlo. ¿Por qué más estarías aquí?” El lanzo un suspiro, y deslizo una mano por su cabello. Él estaba cansado. El apenas tenía la energía suficiente para seguir enfadado. “Aunque no entiendo. ¿Qué causo problemas en el paraíso?”

Mirando a sus pies, Nowaki confeso, “Es mi culpa, en verdad. Tsumori-senpai estaba tonteando, y ha habido muchas emergencias últimamente, y.…” Su voz sin esperanza se apagaba.

Hiroki podía adivinar el resto. Salir con un médico residente… era duro. Las noches solitarias cuando Nowaki tenía que trabajar hasta tarde, se perdía los aniversarios y los cumpleaños, los días en ese tiempo cuando no se podían ver a menudo… el menor rastro de inseguridad lo podía volver insoportable. Incluso ahora, mirando atrás, el escasamente creía que había valido la pena.

Y aun así… le irritaba eso. Una parte descortés de él quería jactarse con un ‘Te lo dije’, regodeándose en el conocimiento de que había sido tomado como algo seguro en vano, pero una parte mucho más grande de él estaba indignada de que los siete años que estuvieron juntos serian dejados de lado por algo que ni siquiera había durado 6 meses completos. “Idiota.” Le dio un golpe en la cabeza con un diario.

Nowaki parpadeo con sorpresa. “¿Hiro-san…?”

El hizo una mueca irritada, recogiendo su chaqueta y deslizando sus brazos dentro de las mangas. “Tú no eres de los que se rinde fácilmente.”

Dentro del consiguiente silencio, él pudo casi escuchar los engranes moviéndose en la cabeza de Nowaki mientras procesaba eso. Sus ojos lentamente se aclararon, seguida de la más breve de las sonrisas en su rostro.

“Gracias Hiro-san. Eres tan amable.”

“Ya lárgate de aquí. Me voy,” Hiroki resoplo en respuesta.

Nowaki se retiró lentamente dando una venia con su cabeza. Luego ya estaba corriendo a través del pasillo. Hiroki podía adivinar a donde se dirigía.

Idiota.

Hiroki cerro con llave la oficina detrás de él. Él había repensado pasar la noche allí – el encontraría un hotel de negocios para pasar la noche. Después de todo, si Nowaki pensó en buscarlo allí…

El solo quería un lugar donde hacerse un ovillo a solas con una brazada de libros y lamerse las heridas en privado. ¿Era mucho pedir?



…………………..


Resulto que fue mucho a pedir.

“Llegas tarde,” Miyagi lo saludo con una sonrisa tan pronto como Hiroki puso un pie en la oficina a la siguiente mañana.

“Lo sé,” le gruño. “Lo siento. Inconvenientes con las líneas de tren.” Teniendo que detenerse en un almacén por departamentos para encontrar una camisa nueva tampoco había ayudado en nada.

“Bueno, tu clase no empieza sino hasta dentro de una hora así que supongo que está bien,” Miyagi recalco, su tono de voz destilaba una antinatural alegría. “Aunque la cosa más extraña sucedió esta mañana, cuando llegue ya había alguien esperando por ti.”

Hiroki se congelo.

No pudo haber sido Nowaki otra vez, no después de lo de la noche pasada. Eso solo dejaba a…

“¿Se llama Usami?” Miyagi continuo animadamente. “Quería saber en dónde estabas.”

La mirada de Hiroki se clavó en la puerta. Sus manos se aferraron al espaldar de su silla, atrapado en el incomodo limbo entre quedarse a pelear o salir corriendo.

Debió haberse notado, ya que Miyagi añadió, “No te preocupes, el ya no está afuera.”

Hiroki parpadeo. “¿Lo ahuyentaste?”

Miyagi apago su cigarrillo, despidiendo hilillos de humo enroscándose hacia el techo. “Considerando como tus amantes siguen apareciendo aquí cada vez que las cosas no salen bien, ¿Puedo preguntar que sucedió?”

“Nosotros no-” Hiroki se cortó a mitad de camino. “No éramos eso.”

No exactamente. Había sido algo casual, después de todo. ‘Amigos con Beneficios’.

“¿En serio?” Miyagi puso un rostro pensativo, su mirada habitando distantemente en el sofá. “Eso es raro. Él se veía casi frenético.”

¿Akihiko? ¿Frenético? El Profesor como acostumbraba exageraba las cosas. “Él es solo un idiota. Yo le envié un mensaje donde le decía que no volvería en la noche.” La verdad es que, justo después había apagado el teléfono. Palmeo el dispositivo rectangular dentro de su bolsillo, pero no la saco de allí.

Una mariposa moribunda de esperanza revoloteo débilmente en su estómago. El la aplasto contra el suelo, pulverizando sus finas alas.

Él no podía dares el lujo de tener esperanza. Él no se atrevía. No después de ser decepcionado vez tras vez tras vez otra vez. No solo por Akihiko. Por todos.

“Si tú lo dices. Solo fue la impresión que tengo de ti, es todo,” Miyagi recalco.

“Nunca fue mutuo. No en la forma que importaba.” Hiroki no pudo detener la amargura escurrirse en su voz. “Y aparte ya no es asunto suyo, Profesor.”

Pero sus palabras ya no tenían ese acostumbrado filo, y Miyagi debió haberlo notado porque en vez de retirarse el gentilmente presiono, “Tal vez no, pero un simpatizante oído ¿Podría ayudar? Mantener todo embotellado en el interior no es saludable.”

“No es gran cosa,” el insistió. Ante la mirada de Miyagi, se enfureció, pero admitió con indiferencia forzada, “Si debes saberlo, me dejaron. Eso es todo.”

“¿Otra vez?” Ante la mirada rabiosa de Hiroki, Miyagi se avergonzó. “Ah, cierto, eso fue insensible. ¿Pero no habías dicho que no estaban involucrados?”

“Él no lo estaba. Yo, por otra parte, aparentemente no puedo evitarlo.” Hiroki se hundió en su silla y enterró su cabeza entre sus manos, deseando que el pudiera irse a algún lugar y embriagarse en vez de lidiar con el trabajo y Miyagi. Excepto que, con sus antecedentes, eso solo podía resultar en volver a casa con algún sórdido acosador y brindarle otro paquete de arrepentimientos.

“Entonces ¿Exactamente qué fue lo que paso? ¿Se pelearon?” Miyagi le pregunto, poniendo frente a él una taza de humeante café. Hiroki lo miro con desconfianza, pero eventualmente lo acepto asintiendo brevemente agradeciéndole.

“No. Nada de eso.”

“Entonces?”

“Aparentemente todos los hombres con los que me involucro tienen un tipo,” fue la irónica respuesta de Hiroki. “Y en el caso de Akihiko y Nowaki, ese tipo es muy específico.” Ante la inexpresividad de Miyagi, el añadió, “El ex de Akihiko vino anoche. Resulta que él y Nowaki tuvieron una pelea.”

El ceño de Miyagi se frunció mientras procesaba eso, entonces su rostro se comprimió. “Era-”

“Cierto.” No era la historia completa, pero era lo suficientemente malo sin necesidad de enlodar el nombre de Takahiro.

“¿No lo sabias?”

“Debería haberlo sabido.” Una cansada mano se froto contra su frente. “Soy un maldito tonto.”

“Eso es…” Decía mucho cuando un profesor de literatura se quedaba falto de palabras. “…desafortunado.”

“No sabes siquiera lo peor de todo eso,” Hiroki murmuro por lo bajo.

“¿Entonces es eso? ¿Solo te estas rindiendo? ¿Ni siquiera le vas a contar a tu amigo como te sientes?”

“No tiene caso Profesor.” Su mente recordó el rostro preocupado de Akihiko y su toque gentil, guiando a Misaki Takahashi a el sofá como si estuviera manejando una joya delicada. Incluso si Nowaki empezaba a comportarse como es debido y el y Misaki arreglaban las cosas, ahora que Hiroki había visto esa mirada… “No estoy tan desesperado ni soy tan dependiente que estaría dispuesto a ser la segunda opción de alguien.”

“Tú no eres una segunda opción.”

Por un largo momento Hiroki observo, intentando reconciliar esa voz con el rostro de Miyagi. Pero los labios de Miyagi no se habían movido, y su expresión había cambiado a una de culpa avergonzada, y Akihiko se levantaba de detrás del sofá como una forma de zombi de cabello blanco pesadillesco.

Hiroki se devolvió hacia Miyagi, la propia imagen de una cobra a punto de escupir veneno. “Tú-”

“En realidad, técnicamente no estaba entrometiéndome,” Miyagi protesto antes de que el pudiera dejar salir alguna palabra. “Solo sucedió en un afortunado momento oportuno. ¡Y yo no mentí! ¡Ni una sola vez!”

“No es su culpa,” Akihiko dijo. “Estaba revisando los estantes y se me cayó un libro allí. Tu llegaste cuando estaba recogiéndolo y yo simplemente elegí quedarme ahí.”

“Bueno, con interés de ser sincero, yo tal vez le señale que se quedara allí abajo,” admitió Miyagi. “Pero en mi defensa, ¿Quién podría desaprovechar una oportunidad como esa?” Frunció los labios. “… Está bien, tal vez estaba entrometiéndome después de todo.”

“Hiroki,” Akihiko dijo, y de repente estaba justo allí, sujetando su muñeca, sus manos como el hielo y su aliento cálido contra su rostro y demasiado cerca. “Creo que debemos hablar.”

Notas finales:

Oh oh... Y ahora quien va ayudar a Hiroki??? Esto esta tomando un cauce ¿inesperado' nadie lo podria inuir??... Pero bueno Hiroki esta que se muere asi que por fin conoceremos el descenlace de esta linda pero sufrida historia... Nos leemos en el siguiente episodio


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