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Más que una mascota por DenisseZepol

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Los pensamientos de ChanYeol se alejaron del peligro que estaba fuera de la puerta de su búnker y se dirigieron hacia el pequeño hombre que estaba saltando de un pie a otro detrás de él mientras marcaba el código para abrir el pasaje secreto de huída. 


 


Baek era un enigma para él. Parecía tener miedo de su propia sombra. Y por lo que ChanYeol tenía entendido sobre su pasado, tenía derecho a tenerlo. Por otra parte, la preocupación de Baek por él parecía genuina. Simplemente no conseguía averiguar si esa preocupación era a causa de su posición de maestro o si verdaderamente era por cuidar de él. No podría decir exactamente que estuviera decepcionado si Baek quisiera cuidar de él. 


 


Era una buena cualidad en una mascota. 


 


Sencillamente no tenía la certeza de qué hacer exactamente con Baek. Habían pasado algunos años desde que había sido dueño de su propia mascota. Y Baek no encajaba en el papel típico de una mascota. Había algo sobre él, algo especial, así como Kris había insinuado. Y ChanYeol estaba más intrigado cuánto más tiempo pasaba con el hombre. 


 


—Podemos salir por aquí, Baek. — ChanYeol apuntó a la pared que empezó a abrirse después de que marcó el código de seguridad—. Sostente. Tenemos que ir más rápido. Una vez que la puerta se cierra, un temporizador se iniciará. Tenemos cinco minutos para llegar al otro lado del túnel de huida antes de que explote. 


 


Baek palideció. —¿Explosión, Amo? 


 


ChanYeol sonrió. —Amo mi búnker pero maldita sea si voy a dejar que alguien me lo quite y se divierta. Este lugar está preparado para explotar hasta el cielo. — ChanYeol había vivido muchos años en la Tierra. Después de algunos siglos de jugar, finalmente se había tomado en serio su vida. Pasó el siguiente par de siglos acumulando riquezas y usándolas para construir bunkers en todo el mundo. Era un hecho bien conocido que los Dom no podían manejar la luz solar. Por ese motivo muchos cazadores perseguían a su clase durante el día. Y, por causa de eso, ChanYeol había creado agujeros y túneles de huída entre sus propiedades. 


 


Era en realidad propietario de todas las casas de la manzana y de algunas pocas de la siguiente. Esta ruta de escape en particular le llevaba hasta una casa al final de la manzana. Desde allí, podría pasar por otros túneles que conducían a más bunkers y rutas de escape. La mayoría le llamarían paranoico, pero ChanYeol estaba preparado para lo peor y eso estaba salvando su culo ahora. 


 


Cerrando la puerta secreta detrás de él, agarró la mano de Baek y lo llevó hasta el final de las escaleras. Estaba oscuro, pero no se atrevía a encender una antorcha. No ahora, por lo menos. Tal vez cuando llegara más lejos, lo haría. 


 


—Sólo quédate detrás de mí, Baek 


 


—Sí, Amo. —La voz de Baek estaba llena de miedo, pero no había nada que ChanYeol pudiese hacer sobre eso ahora. Tenían que llegar lo más lejos que pudieran, y después ChanYeol tenía que descubrir por qué diablos habían venido tras ellos. Se movió tan rápido como pudo en la oscuridad, moviéndose alrededor de la madera y escombros mientras se abría camino para la nueva casa. Se calmó cuando llegó a las escaleras. 


 


—Quédate aquí 


 


—¿D- Dónde va, Amo? —preguntó Baek vacilante. 


 


—Voy a asegurarme de que nadie esté esperando por nosotros — ChanYeol respondió mientras empujaba lentamente la puerta, abriéndola. Miró alrededor y vio que nadie estaba al acecho—. Vamos. 


 


Baek rápidamente subió los escalones hasta llegar a la habitación, mirando alrededor cuando ChanYeol cerró la puerta. No estaban aquí. Pero estaban muy cerca. Pero necesitaba su arma favorita si iba a luchar. Nunca estaba de más tener un arma adicional. 


 


Una vez que recuperó lo que había venido a buscar, ChanYeol agarró a Baek y volvió hacia los túneles. Viajaron durante algún tiempo a través del sinuoso laberinto, parando de vez en cuando para oír, pero solo había silencio. Llegaron finalmente a una casa que tenía en el otro lado de la ciudad. Estaba lo suficientemente lejos para que fuera algo segura, así que salieron. 


 


—Tengo una moto en el garaje de esta casa. Cuando entremos, quiero que mantengas tu cabeza baja. —No era el mejor medio de transporte, pero era el único que tenía en este momento. Los dejaba vulnerables, pero hasta llegar a su próximo búnker a dos manzanas de distancia, no tenía otra opción. Sabía que los cazadores no pararían hasta que consiguieran lo que habían venido a buscar. 


 


ChanYeol tenía el presentimiento de que su objetivo era capturar a Baek. —¿Una moto, Amo? —preguntó Baek


 


—¿Por qué pareces tan sorprendido? Ya fuiste en una.


 


—Realmente no me gustan, Amo 


 


Perfecto. Era el peor momento para descubrirlo. Esperaba que Baek no entrara en pánico y cayera. No sería agradable pasar por todo esto sólo para perderlo en un accidente de moto. 


 


—Sólo agárrate fuerte y trata de mantenerte quieto. — ChanYeol comprobó la habitación, y luego hizo un gesto a Baek para se uniera a él. Cogió las llaves de la moto de un gancho y entró en el garaje. Baek se quedó sin aliento cuando vio la moto de ChanYeol. 


 


—Nunca vi una moto así antes, Amo. 


 


ChanYeol sonrió. —Es una belleza. —Y con certeza esperaba que no se cayera de ella. El modelo de ruedas gemelas X350 era una moto rara y cara. De hecho sólo había cuatro y ChanYeol era propietario de dos. La otra estaba guardada donde iban. 


 


Montó en la moto. —Sube detrás. 


 


Después de tres intentos Baek estaba sentado y agarrado a ChanYeol para salvar su vida. ChanYeol cogió sus manos. —Debes agarrarte a mi cintura, no a mi cuello. —El hombre pequeño lo estaba ahogando. Sabía que tenía miedo y era la única razón por la que le estaba estrangulando. 


 


—Lo siento, Amo —dijo Baek, liberando rápidamente el cuello de ChanYeol y deslizando las manos en torno a su cintura. 


 


—Agárrate —dijo ChanYeol al mismo tiempo que apuntaba con el mando a distancia y esperaba que la puerta se abriera para salir. Una vez que lo hizo, condujo hasta la calle y cerró el garaje. No tenía sentido dejar entrar a nadie, si podía evitarlo. Satisfecho, arrancó, dirigiéndose directo a la autopista. Prefería las carreteras, pero los cazadores estarían esperando ese movimiento de novato. ChanYeol estaba lejos de ser un novato. Sabía que el mejor lugar para esconderse era a la vista de todos. 


 


ChanYeol podía sentir los brazos de Baek apretar alrededor suyo cuando entró en la autopista. Extendió una mano y le acarició el brazo. Estaba feliz por tener los enlaces de comunicación de los casos cuando escuchó su llanto. 


 


—Está todo bien 


 


—Sí, Amo. 


 


—Estás seguro, Baek. Voy en moto desde que se inventaron. —Muchas personas no podían decir eso, pero ChanYeol podía. Había estado fascinado por los vehículos de dos ruedas desde el momento en que vio la primera en una feria de Nueva Inglaterra, en 1869. Había sido una moto de vapor, construida por Sylvester H. Roper. 


 


ChanYeol se había enganchado a primera vista. Había comprado más tarde una Reitwagen. Era esencialmente una bicicleta motorizada inventada por los alemanes Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach en Bad Cannstatt en 1885. Después de eso, se había enamorado de todo lo relacionado con las motos. ChanYeol tenía diferentes modelos escondidos en todo el mundo. 


 


—Es tan rápida, Amo —Baek susurró en el micrófono—. ¿Y si falla o si un choche se para enfrente nuestro? 


 


—No hay muchas posibilidades de eso, Baek. 


 


—Sí, Amo. 


 


ChanYeol suspiró. Algunas personas amaban las motos, y otras absolutamente las odiaban. Esperaba que Baek fuera de la primera categoría, pero después de todos los sustos que el hombre tuvo en su vida, no podía decir que lo culpara por temer lo desconocido. 


 


—Estará todo bien, Baek. Lo prometo. —Apenas las palabras salieron de su boca, cuando escuchó un grito de Baek. Un coche había golpeado su rueda trasera. La moto se desvió, y por un momento, ChanYeol temió que no fuera capaz de mantener su promesa. Felizmente, fue capaz de enderezar la moto y evitar que cayeran. 


 


Miró por encima de su hombro cuando aceleró. Un sedán de cuatro puertas con cristales negros les seguía de cerca e imitaba sus movimientos. Cada vez que ChanYeol cambiaba de carril, el sedán también lo hacía. Sabía que era un hecho que el golpe a su rueda trasera no había sido un accidente. Estaban definitivamente detrás de él y de Baek. 


 


—Agárrate —advirtió ChanYeol. Sintió los brazos de Baek apretarse alrededor de él y el casco en su cabeza clavarse en medio de su espalda. Cuando un camión de carga intentó pasarlos, ChanYeol dirigió la moto hacia la derecha, delante del camión. 


 


Las ruedas del camión chirriaron cuando el conductor pisó el freno. ChanYeol apenas consiguió dirigir la moto fuera del camino cuando el camión se desvió, la parte trasera derrapando. Oyó el sonido de metal contra metal cuando el sedán golpeó al camión. ChanYeol no paró para ver si aún les perseguían. Se dirigió a la salida más próxima y cogió la rampa a casi un centenar de kilómetros por hora, rezando para que la luz del final fuera verde. Afortunadamente, lo era. 


 


Rápidamente llegó al final de la rampa, se giró y condujo bajo el puente hacia el otro lado, girando en la dirección en la que vinieron. Entró en la vía, yendo hacia la escena del accidente lo más rápido que pudo con todos los conductores mirando y parando sus coches. Sus perseguidores nunca saldrían de este caos. ChanYeol pudo ver a cuatro hombres que estaban en el sedán discutiendo con el conductor del camión. Cuando uno de ellos miró en su dirección, ChanYeol sonrió y los esquivó. Sí, era malvado. Y luego aceleró y salió del lugar. 


 


Podía ver luces rojas y azules parpadeando en la distancia, sirenas estridentes, y sabía que los cazadores estarían ocupados por un largo tiempo. Eso les daría tiempo suficiente para huir. Asumiendo que no hubiera otros cazadores además de estos. 


 


ChanYeol no se consolaba con ese pensamiento. Sabía que quién los envió no pararía hasta que tuvieran a Baek y él estuviera muerto. Eso sólo lo hizo estar más decidido a descubrir quién estaba detrás de todo esto. 


 


Conduciría por la autovía hasta llegar a la salida que le llevaría a otro de sus escondites. No era muy especial a causa del barrio y raramente lo usaba. Esperaba que eso fuera a su favor. 


 


Cuando salieron de la autovía, el paseo a la casa segura fue relativamente corto. El barrio estaba lleno de vagabundos, prostitutas, miembros de pandillas y lo más bajo de la sociedad. 


 


En algunos aspectos lo hacían el barrio perfecto para esconderse. En otros, odiaba cada segundo que tendría que pasar en él. Si tenía que alimentarse, sus opciones eran limitadas y, normalmente, asaltaba drogadictos. 


 


El barrio no era así cuando compró la casa de seguridad. Había sido un barrio agradable, bien cuidado, influyente. Lento pero seguro, la zona se había degradado. Ahora que lo necesitaba como refugio, estaba contento de no haber vendido el lugar. Eso era lo único a favor del vecindario. 


 


Después de varios edificios, ChanYeol empujó la moto hasta un portón de metal oxidado. Pulsó un botón de su moto y la puerta se abrió lentamente. Entró y después de pulsar el botón nuevamente, esperó que la puerta se cerrase. Cuando estuvo seguro, se dirigió hacia el frente hasta llegar a una gran puerta de servicio industrial. 


 


Bajó de la moto y caminó hasta la puerta. Con un toque de sus dedos abrió el panel secreto construido en la pared, pulsó el código de seguridad y la puerta se abrió. ChanYeol subió de nuevo en su moto y la dirigió a través de la puerta hacia el al almacén abandonado. Bajó de la moto y extendió la mano hacia Baek. Ojos verdes lechosos lo miraron por un momento, y entonces cogió la mano de ChanYeol 


 


—¿Qué lugar es éste, Amo? 


 


—Es una casa segura, Baek. 


 


Baek hizo una mueca cuando miró alrededor. —No me parece muy segura. 


 


ChanYeol rió, divirtiéndose con el disgusto en la voz de Baek. —No, no lo es. Pero eso es lo que lo hace tan perfecta. A nadie se le ocurriría buscar aquí. Para todo el mundo esto es apenas un almacén abandonado. 


 


—¿Cuánto tiempo nos quedaremos aquí? —preguntó Baek, rígido en medio de la habitación. Estaba tan quieto que parecía una estatua. Sus ojos siguieron mirando alrededor como si estuviera esperando que algo saliera de debajo de una de las cajas y lo atacara. ChanYeol admitía que el lugar era un basurero, pero estaba seguro de que el muchacho no sería atacado. 


 


—Puedes sentarte. 


 


—¿Amo? —La vacilación y súplica fue muy clara en la voz del muchacho. El hombre no quería tocar nada en el almacén. ChanYeol sonrió para sus adentros mientras señalaba hacia su cama. 


 


—Siéntate ahí. 


 


Baek caminó cautelosamente por la habitación mientras ChanYeol arrancaba el generador y tecleaba el código de la sala de control. Iban a estar aquí un día o dos, y quería asegurarse de que el lugar estaba más protegido que una fortaleza antes de irse a dormir. 


 


Cuando se aseguró de que las persianas metálicas estuvieran cerradas y la alarma del perímetro estuviera encendida, miró a Baek y su sed comenzó a arañar su garganta. Tal vez el sueño pudiera esperar.


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