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ÍMPETU E INSTINTO por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

El plan está sobre la mesa y antes de la siguiente exploración a territorio de titanes, tendrás una conversación con Rico. 

- ¡Hola! – Exclamó la sargento Hange, ingresando en la sala. Cargaba con un par de pesado libros y una gran rollo de papel, pero suspiró de alegría – Discutiremos sobre la próxima misión de la Legión – Dejó los textos sobre el escritorio y se volvió para mirarlos a todos con un dedo alzado – La captura de un titán.

 

Rico no se movió, mantuvo su postura detrás del pupitre pero pasó inconscientemente una mano por la comisura de sus labios. Sin embargo, el resto de su escuadrón y el escuadrón completo de Hange se exaltaron. Desvió su vista hacia un lado y se sorprendió un poco del hecho de que el capitán Levi la mirara con atención.

 

Había olvidado por completo que debía fingir sorpresa o al menos poner seriedad en el asunto, así que irguió la espalda y puso mayor interés, arrugando entre sus dedos el pedazo de papel en el que había escrito las palabras “Tejado. Esta noche”.

 

La sargento Hange les dio la espalda mientras desenrollaba aquel gran pergamino que resultó ser un mapa muy bien dibujado. Luego lo mostró a todos extendiendo sus manos; era tan grande que resbaló hasta el suelo de piedra.

 

Petra estaba tan impresionada como Rico, pero lo demostró más; se inclinó hacia el frente desde su asiento y alzó su trasero para tener mejor visión. Ambas pudieron ver que se trataba de una ilustración real del exterior, porque hasta arriba estaba representada la muralla María mientras que abajo se extendía terreno libre, casas abandonadas, árboles y, básicamente, campo abierto.

 

La voz de la sargento la sacó de su ensimismamiento, pero ¿Cómo les serviría el equipo de maniobras tridimensional?

 

-Mañana al amanecer partiremos a Shiganshina y saldremos a través de la muralla María al medio día. Justo ahora el comandante está obteniendo los requerimientos finales que den el visto bueno a la expedición número 34 – Se dio media vuelta y acomodó el mapa sobre el escritorio. Entonces el capitán Levi se adelantó y todos lo tomaron como una señal.

 

Rico se puso en pie para ver mejor y se colocó a un lado de la sargento. Se llevó una breve mirada de ella, pero eso fue todo.

 

-Viajaremos hacia la última base – Señaló un punto en el ilustrativo mapa – Fue destruida en la última excursión pero eso nos da un punto estratégico. Tengo que estudiar el área para conocer el punto exacto en que colocaremos la nueva arma de la Legión – Hange soltó un suspiro tranquilizador, retrocediendo un par de pasos.

 

Rico entendía que a pesar de ya haber estudiado el área, Hange necesitaba volver a hacerlo. Y se debía que el espacio debía adecuarse al arma, no al revés. Además, al parecer, Hange acaba de recibir las medidas finales del producto, porque en el mapa había marcado posibles zonas adecuadas; la mayoría en el interior del bosque.

 

-Eso será todo – Continuó Hange, colocando ambas manos en su cintura – Cuando pueda establecer el plan definitivo, saldremos de nueva cuenta. Para ello, el escuadrón de Levi será el encargado de atraer al titán adecuado mientras el escuadrón de Mike se encarga de los demás y mi escuadrón manejará el arma, inmovilizando al titán. El resto de la Legión ayudará a transportarlo hasta la muralla María.

 

- ¿Por qué el escuadrón del sargento Mike no está aquí? – Preguntó Rico.

 

-Porque – Señaló Auruo del otro lado del escritorio – Son solo músculo y no cerebro.

 

-Algunos si lo tienen – Intervino Keiji – Pero prefieren no usarlo – Algunos rieron y la sargento Hange sonrió. Las únicas personas que se mantuvieron serias fueron Rico, Nifa y el capitán Levi.

 

-Es suficiente – Suspiró Hange – No podemos burlarnos de ellos, son una parte fundamental del cuerpo de exploración – Hizo un ademán con la mano derecha, como si recalcara algo obvio – El escuadrón del sargento Mike se encarga del trabajo duro, no trabajan como nosotros; ellos abrirán nuestro camino y nos darán paso para que podamos atraer al titán a la trampa; eso no requiere planes previos, solo preparativos.

 

Rico asintió porque la sargento se había dirigido a ella. Miró nuevamente el mapa, sin notar que Hange se había dado cuenta del pedazo de papel que encerraba sus dedos.

 

Continuaron hablando, haciendo preguntas sobre todo. En algún momento, a Rico le molestó mantener el puño cerrado, así que se guardó la nota en el pequeño bolsillo de su camisa al altura de su cintura.

 

Debieron pasar dos horas cuando se les dio permiso de asistir a la cena. Rico ayudó a enrollar el mapa y cuando se dio media vuelta para salir, Hange le devolvió una mirada nerviosa con las palmas abiertas delante de su pecho.

 

Rico la ignoró y salió.  

 


 

Durante la cena Rico se había asegurado de que T/N recibiera su nota. Cuando la tomó de la mano, la alfa pareció no percatarse de sus intenciones, pero Rico apenas se sorprendió de que el papel hubiera desaparecido de su mano en cuanto dejaron de tocarse.

 

Luego se dirigió a su mesa y cenó junto a sus compañeros de escuadrón.

 

Se quedó en la mesa aun cuando Petra ya se había ido a dormir y T/N había desaparecido. Pero el capitán seguía allí, bebiendo su acostumbrado té con un rostro de facciones finas sin expresión aparente, aunque Rico sabía que esa era su parte favorita del día.

 

El capitán estaba sentada en su silla con un brazo sobre el respaldo. El pie izquierdo descansaba sobre travesaño de la silla de madera y sostenía su taza de esa manera peculiar cuando la sargento Hange apareció detrás de él. En las manos tenía una tablilla de papeles.

 

- ¿Levi? – Lo llamó con timidez. Rico se sorprendió de ese comportamiento. El capitán dejó de beber, pero mantuvo la taza en sus labios. No dijo nada aunque Hange ya había llamado su atención - ¿Puedes revisar esto ahora?

 

El capitán depositó su taza lentamente sobre la mesa ante la mirada atenta de Rico, Auruo y Erd.

 

-Déjenos – Les ordeno sin mirar a nadie en particular. Rico fue la primera en ponerse en pie con las manos sobre la mesa.

 

Perfecto, pensó. Ahora podía ir al tejado sin que nadie sospechara de su salida como la última vez.

 

Hange tomó su lugar cuando lo abandonó y caminó hacia uno de los pasillos exteriores del último piso. Miró a ambos lados del corredor antes de saltar hacia la ventana, agarrarse del muro de piedra y escalar al exterior. No fue dificil, la luz de la luna ayudó a su vista. Además, las estrellas brillaban sobre la cúpula, iluminando el castillo y brindándole una vista espectacular.

 

Desde el tejado, Rico pudo oír algunas voces de soldados que aún estaban afuera, haciendo sus tareas. Las antorchas de las caballerizas estaban encendidas y algunos soldados caminaban por el campo y el bosque cargando con alguna. Pero Rico dejó de mirar abajo y miró por el tejado.

 

T/N estaba sentada en el borde del techo de la parte Oeste, junto a la torre sur. Había doblado una de sus rodillas y su brazo descansaba sobre ésta cómodamente. Rico caminó lentamente, sin hacer demasiado ruido.

 

- ¿Querías hablar de algo? – Le preguntó sin darse la vuelta, con voz grave pero amena. Rico se detuvo detrás ella, decepcionada de sí misma. Habría jurado que fue muy silenciosa.

 

Luego tomó asiento a su lado y T/N le extendió un plato pequeño de cerámica. Rico lo miró y descubrió que se trataba de una rebanada de pastel de crema blanca.

 

-Nanaba no creía que fueras tan celosa de los postres – Rico le devolvió una mirada de vergüenza. Tomó el plato, agradecida.

 

- ¿Ella te dijo…?

 

-Ella galantea cuando está ebria o…molesta, en cualquier caso, no lo hizo en serio – Rico tomó la cuchara de plata y descubrió que se sintió decepcionada.

 

-Entiendo – Y se llevó la primera cucharada a los labios – Mañana partiremos a Shiganshina – Agregó entre dientes.

 

-Lo sé.

 

- ¿Qué tan lejos vas a estar? – T/N por fin apartó la mirada de las estrellas.

 

-No muy lejos – Le aseguró – Pero no te alejes de tu escuadrón. Específicamente, no le alejes de Levi – T/N la miró y su mirada se tornó un poco profunda.

 

No lo llama capitán…Por supuesto, no lo considera su superior.

 

Rico masticaba lentamente cuando la alfa se inclinó ligeramente sin abandonar su postura relajada y la omega se concentró en sus ojos.

 

- Entiendo, trataré de no alejarme – Le aseguró en un susurro nada firme.

 

-Escúchame – La hizo callar – Mañana, cuando salgamos por la puerta de la muralla no tomarás riesgos innecesarios – Rico bajó su postre y apoyó los brazos en sus piernas – No salvarás a nadie, solo harás tu trabajo.

 

Rico miró el entrecejo fruncido de la alfa y asintió.

 

-Puedo hacer eso – T/N miró nuevamente las estrellas.

 

-No, Rico. Así es cómo va a ser – La omega se estremeció porque una descarga de autoridad atravesó su cuerpo. T/N…acababa de usar su voz alfa con ella. Su corazón palpitó con fuerza, así que hizo a un lado el plato, dejándolo sobre el frío tejado.

 

-No confiaste en mí – Le susurró mirando sus propias manos. Ahora estaba atada y las cadenas eran muy pesadas.

 

-Los omegas son más susceptibles a las emociones – Se excusó sin ninguna emoción en la voz – Cuando te acostumbres a ver morir a las personas, te liberaré.

 

Rico suspiró. Su trabajo no era salvar a los demás, lo sabía. Aunque no entendía del todo que su alfa pensó que arriesgaría su propia vida para salvar otra. Rico prometió estar a su lado, lo hizo.

 

¿Por qué T/N no le cree?

 

-Me asignaron en la misma la habitación que Nifa – Cambió de tema. T/N guardó silencio unos segundos.

 

-Eso si es interesante – Comentó. Rico alzó la mirada y observó la estrellas también.

 

-Es más interesante la conversación que tuve con ella anoche. Ella cree que podrá obligarte a mantener alguna clase de unión con ella.

 

-No sé de qué hablas – Dijo y la omega supo que se molestó, aunque fue sutil. La observó un segundo antes de objetar.

 

-Tú sabes de que hablo. No sé qué tan buena o qué tanta influencia tenga, pero ella planea indagar…– Obtuvo la mirada que esperaba de T/N.

 

-Déjame a mí eso – Aseveró pero Rico no se sintió convencida. T/N dejó de mirarla y se concentró de nuevo en la bóveda celeste.

 

-Pero…

 

-Ella se equivocará mucho antes, ya lo verás, y entonces haré algo – Rico miró el perfil tranquilo de la alfa y dedujo que su celo no estaba nada cerca.

 

Eso la tranquilizó, por ahora, aunque le pareció extraño que no la dejara terminar sus últimas frases. Aun así, eso le dijo que, en efecto, sabía de lo que hablaba.

 

- ¿Cómo qué? – Pero T/N no respondió. Se quedaron en silencio mucho tiempo y Rico retomó su postre.

 

Cuando lo terminó, le comentó algo más.

 

-Me han llamado caprichosa – T/N sonrió – Dos veces – Agregó, molesta.

 

T/N se puso en pie, pero antes de hacerlo depositó un beso en la frente de Rico, sujetando su cabeza con ambas manos y aplastando su cabello contra sus mejillas.

 

-Ve a dormir – Le dijo, acariciando su cabeza. Rico se quedó dónde estaba un momento más mientras la alfa caminaba por el tejado y desaparecía.

 

Resopló.

 

-No soy una caprichosa – Susurró para sí misma.

 

Hange, apoyada sobre el alfeizar de la ventana justo debajo del tejado y quien había escuchado gran parte de la conversación con la mirada fija en el bosque, se quedó incluso más tiempo que Rico Brzenska, pensando.


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