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ÍMPETU E INSTINTO por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

En este capítulo llegan visitantes inesperados. 

Perspectiva de Rico.

 

Antes de que T/N pudiera ponerse en pie, ella lo hizo.

 

-Yo abriré – Dijo, dándose media vuelta y caminando hacia el vestíbulo principal.

 

T/N se extrañó ante aquella iniciativa, pero dejó que lo hiciera. Igualmente se puso en pie y Rico pudo escuchar que comenzaba a recoger los platos sucios.

 

La aldaba de acero no volvió a sonar, pero Rico sabía que había personas del otro lado de la puerta porque pudo oler más de un aroma, de carácter dulce.

 

Omegas.

 

Lo sabía. Sabía que en cuanto los pobladores cercanos y vecinos se enteraran de que su prima había vuelto a casa después de tres años, aparecerían en la puerta reclamando su atención. Pero Rico también sabía que no solo tenían intención de saludar. Esto se trataba de una presentación oficial, un paso previo al cortejo.

 

Ella y T/N habían hecho sus vidas apartadas de las costumbres del pueblo. No se preocuparon por encontrar pareja o procrear descendientes, al menos no hasta ahora. Sin embargo, eso no quería decir que el resto del mundo no estuviera preocupado por hacerlo cuanto antes.

 

Y su prima, T/N Brzenska, era una pretendiente más que lucrativa. Tenía dinero, propiedades y un apellido, sin mencionar que era un alfa apuesto y caballeroso con entrenamiento militar.

 

Rico sentía lástima por todas aquellas y aquellos omegas que no podían tenerla.  

 

Se acercó a la gran puerta frente a ella, tomó de la pesada perilla y tiró. Y lo que vio fue una señora con un vestido hogareño acompañado de tres omegas, dos hembras y un macho, el más pequeño, todos de pie sobre el pórtico. Hace un momento, la mujer estaba sonriendo, pero ahora al verla directamente a la cara, su sonrisa se suprimió lentamente.

 

Debió ser solo su presencia, pero también el hecho de que el aroma de Rico se mezclaba con el olor de un alfa.

 

-Eres una omega muy bonita – Susurró la mujer, claramente afectada – Nosotros…nosotros venimos a saludar a la dueña de esta magnífica mansión…escuchamos que fue ayer cuando un elegante carruaje la dejó aquí – Musitó – ¿Disculpa? – Rico parpadeó, confundida por tanta palabrería - ¿Quién eres tú?

 

-Soy Rico Brzenska, la hija del hermano menor del antiguo señor Brzenska – La mujer soltó una exclamación de alivio y de sorpresa. Luego sonrió y río un poco. Rico creyó haber escuchado las palabras “un familiar” apenas audible.

 

Por supuesto, no era extraño que un alfa envolviera con su olor a un familiar omega. Aunque podría prestarse a confusiones.

 

-En ese caso, estos son mis críos – Señaló hacia los omegas que estaban tras sus espaldas, volviéndose un poco y acomodando su sombrero de tela – Amelie, Zoila y Olav en ese orden de nacimiento.  

 

Rico los miró con detenimiento. Todos ellos se habían vestido con los mejores ropajes que encontraron en sus armarios; vestidos, abrigos, sombreros y zapatos de taco, excepto el varón, quien llevaba puesto pantalón. Aunque Rico no podía decir que estas personas tenían dinero, claramente se habían esforzado. Además, todas ellas cargaban bolsas con alimentos.

 

De pronto, el olor a pan recién orneado llegó a sus narices, sosegando un poco su instinto posesivo omega, y es que, estos últimos días se había dado cuenta de cuánto había necesitado y anhelado la presencia de un alfa a su lado, para proteger y velar por ella. Su propio padre jamás fue muy dominante, la dejaba hacer lo que ella quisiera y si tenía que advertirle de algo, lo hacía con cariño, como si de una flor de pétalos frágiles se tratara, mientras que T/N había sido la primer alfa que la había llamado tonta, la única que le había llamado la atención por su imprudencia, la primera que había usado su voz alfa con ella…No sabía cuánto le había hecho falta eso en su vida, porque la hacía sentir en control y en equilibrio con su propia omega y al mismo tiempo, tenía el sentimiento de que por fin podía descansar y quitarse algún peso de los hombros.

 

La simple idea de que otro omega viniera a intentar arrebatarle esa paz, la amenazaba.

 

T/N estaba en lo cierto. Los omegas no son como los alfas y los alfas no son como los omegas. Pretender que podría ser tan dominante como un alfa había sido una estupidez. Pero su padre jamás le dijo que estaba en los incorrecto al pensar así. Murió y la dejó creer muchas cosas.

 

De pronto, las dos omegas detrás de su madre soltaron exclamaciones de admiración y el tercer omega se puso tan rojo como un tomate maduro. Rico se volvió justo a tiempo para ver a T/N detrás de ella, con una cálida sonrisa de bienvenida en su rostro.

 

-Veo que vienen preparados – Dijo - ¿Por qué no los dejas pasar, Rico? – No fue una pregunta, fue una petición. Rico se hizo a un lado, soltando su mano de la puerta y tomó proximidad al alfa.

 

-Desde la cocina pude oler tu disgusto – Susurró T/N cerca de su oído para que solo ella lo oyera, pero Rico no se apenó por ello. Vieron a los cuatro omegas ingresar en el vestíbulo principal, la madre omega con una mirada puesta en cada rincón de la estancia.

 

-Señora, escuché que usted es un soldado del ejército y que viaja del otro lado de la muralla María, peleando contra esos enormes titanes que amenazan nuestra existencia – Dijo una de las omegas, risueña, y Rico supo se trataba de Amelie, la mayor. Se paró delante de T/N con una sonrisa de lado a lado y las manos unidas sobre su regazo. La omega podía ser más alta que Rico, pero ni siquiera llegaba a los hombros de T/N, así que la alfa tuvo que inclinar el cuello para poder mirarla a los ojos.

 

-Pues quien te contó eso no se equivocaba – Concordó T/N apartando la mirada y abriendo el camino hacia el interior de la mansión. Sus dos hermanos omegas quedaron fascinados con esa información, pero no dijeron nada, especialmente el varón, quien cargaba con las bolsas del pan.

 

La madre se adelantó y tomó la delantera en el camino. Rico aprovechó eso para tomar del brazo de T/N y detenerla.

 

- ¿Por qué les sigues el juego? – La cuestionó, molesta.

 

-Rico, ellos son vecinos y tenemos que ser amables. Además, trajeron pan – Se justificó, un poco severa debido al impulsivo comportamiento de su prima.

 

- ¡Son niñas tontas que solo buscan que las cortejes! -Exclamó con voz baja, insistente. Pero T/N le mostró una sonrisa de lado.

 

-Lo dices como si no lo hubiera notado – Rico parpadeó, confundida – Descuida, no me uniría a ningún omega que te desagrade, si eso es lo que te preocupa.

 

- ¡No es lo que me preocupa! -Apretó los puños, las lágrimas comenzando a amenazar con salir. Desvió la mirada del alfa, avergonzada. T/N hizo un gesto con los labios.

 

-Tampoco serán los primeros omegas que he rechazado.

 

Y eso fue todo. Esas palabras lograron calmarla. T/N lo supo, se volvió y siguió al resto de los omegas por el pasillo, que ya se habían perdido segundos atrás. Pero Rico aún podía escuchar las voces y las tontas preguntas que esperaban, T/N respondiera, como: ¿Puede decirme usted cómo es que son esos titanes? O ¿Es cierto que devoran a las personas?, Debe ser aterrador.

 

Rico bufó, fastidiada. Pero de vuelta, T/N solo río, con voz grave.

 

 


 

 

T/N se puso unos pantalones ligeros, unas botas de campo, una camisa delgada y un sombrero de campo. Rico la imitó un poco, pero sus pantalones eran cortos y llevaba zapatos en lugar de botas.

 

Ambas estaban en el campo, T/N con la mirada fija en la manada de patos que habitaban cerca de un riachuelo que bajaba hasta las faldas de la colina. A unos metros del riachuelo había un humedal poco profundo rodeado de Juncos.

 

El sol de medio día era abrazador pero una brisa de aire llegaba desde el norte, alborotando sus cabellos de tanto en tanto. T/N tuvo que sujetar su sombrero en más de una ocasión, debido a la fuerza de la ventisca.

 

-No sabía que teníamos patos – Comentó Rico, tras sus espaldas.

 

-Yo tampoco.

 

-Es curioso como los invitados lo notaron – T/N decidió ignorar el comentario. El verde pasto bajo sus pies y los juncos alrededor de los humedales danzaron un poco, acarreados por el viento.

 

-Se ofrecieron a preparar la cena, al menos debemos llevar la carne – Dijo con modestia.

 

-Bien – Respondió con resignación – Pero tendremos que ensuciarnos.

 

A varios metros detrás estaba su casa, justo en las faldas de la colina en dirección al oeste. Los invitados habían decidido salir y contemplar la actividad. Era normal que sintieran curiosidad, pero ya no podía ignorar del todo los comentarios de tipo: “Los soldados siempre son los más apuestos”.

 

Así que se ofreció a traer uno de los patos del campo a pesar de que los jóvenes omegas ostentaron ser buenos cazadores. Sin mencionar que su nariz no estaba muy acostumbrada a recibir tantos acosadores aromas a la vez y la habían estado abrumando. A veces se olvidaba que, en los pueblos y ciudades, las personas rara vez usaban supresores de olor, salvo en situaciones especiales.

 

Rico, por su parte, la acompañó sin que ella se lo pidiera, así que había dejado sus anteojos sobre una cajonera en uno de los saloncillos de la mansión. Al parecer, había previsto que nos tomaría algo de tiempo realizar la tarea.

 

Personalmente, T/N jamás había cazado en su vida, salvo titanes, y dudaba que Rico lo hubiera hecho igualmente, quien aún no ha visto un titan con sus propios ojos. Sus padres siempre se preocuparon en brindarles más que nada educación. Puesto que, si tenían dinero, podían comprar la carne que necesitaban de los cazadores locales.

 

-Comencemos, entonces.

 

T/N se adelantó y como supuso, la bandada de patos retrocedió conjuntamente. Muchos de ellos ni siquiera la miraron, así que dedujo que se debía a su amenazadora presencia.  

 

-Tu esencia les abruma demasiado. Saben que eres una amenaza – Le dijo Rico, sin haberse movido ni un palmo.

 

-Si, eso debe ser – Concordó – Pero dudo que sea una tarea muy difícil.

 

Y, por supuesto, se equivocó.

 

T/N se dio cuenta de que no era lo suficientemente rápida para moverse ágilmente en distancias cortas puesto que los patos no corrían en una sola dirección, sino que tendían a girar en círculos y volver sobre sus pasos, tratando de evitarla a toda costa.

 

Los patos graznaron sin cesar y algunos abrieron sus alas al saltar presurosamente, lejos del alfa.

 

Rico intentó tomar con sus manos un par de ellos, pero igualmente fracasó en el último segundo. Parecía impresionada de no haberlo logrado, así que dejó que T/N se encargara, sobre todo porque parecía que las aves se estaban burlando de ella.

 

Pero soltó una carcajada cuando vio que T/N había caído sobre su trasero al resbalar cuando piso sobre un reducido lodazal. Sin embargo, a T/N no le preocupó eso al principio, porque sujetaba del cuello a un robusto pato macho que comenzó a patalear y a graznar con fuerza.

 

Lo había logrado.

 

El resto del grupo de aves se alejó cuando T/N rompió el cuello del animal y se puso en pie. También había perdido el sombrero de paja. En alguna oportunidad, el viento se lo llevó.

 

-La próxima vez podríamos intentar con algunos pavos – Comentó Rico, mirando la presa, flácida sobre su mano izquierda.

 

-Nosotros tenemos pavos en casa – La dulce voz las sorprendió a ambas. Se giraron hacia el delgado omega que traía consigo un par de vasos de cristal rellenos. Esa era la primera vez que lo escuchaban hablar – Mi padre los cría y los vende a buen precio – Añadió, extendiendo sus manos.

 

- ¿Por qué tu padre no vino, en todo caso? – Lo cuestionó Rico, con dureza.

 

-Él…mi madre no lo consideró adecuado – Dudó.

 

Antes de que Rico lo acribillara con más preguntas, T/N se adelantó y tomó uno de los vasos, teniendo cuidado de no tocar su piel en absoluto. Les había traído jugo de calabaza.

 

-Solo es demasiado desconfiada – Lo consoló y él sonrió en respuesta, suavizando sus finas facciones. Tenía ojos verdes y cabello oscuro – Eres muy atento, gracias – Casi podía escuchar a Rico refunfuñar tras sus espaldas, aunque ella no pronunció palabra alguna.

 

El omega se ruborizó y por un momento se olvidó de que cargaba con otro recipiente.

 

Era cierto que la persona encargada de encontrarle pareja a su crío omega era el padre o la madre omega, así que no era de extrañar que el padre alfa no se hubiera presentado. No obstante, la decisión final, por supuesto, era tomada por el alfa de la familia.

 

Al menos eso dictaba la tradición.

 

Rico se adelantó y le arrebató el vaso a Olav. Seguramente pensaba que era bastante torpe.

 

-Tenemos el pato – Dijo, mirando fijamente al varón, cuyos rayos de sol le daban de lleno en el rostro – ¿Necesitan algo más?

 

-No, pero podrían ayudarnos a hacer la salsa – Sonrió y T/N creyó que era un linda sonrisa.

 

Rico no se negó a hacerlo, lo que sorprendió a su prima. Al contrario, tuvo cierta inclinación ante la idea puesto que asintió, totalmente determinada.

 

Volvieron a la casa caminando a paso lento, aunque Rico se aseguró de colocarse entre T/N y Olav. La alfa aún no podía comprender porque Rico actuaba de esa manera a pesar de que le había contado sus intenciones de rechazar a los tres omegas al final del día.   

 

Bebieron todo el contenido de los vasos y Olav se ofreció a llevarlos con él.

 

Al final de la bajada fueron recibidos por las hermanas de Olav. Ambas jóvenes omegas alzaron sus manos y saludaron desde lejos con ánimo. Pero al acercarse lo suficiente, T/N notó que una de ellas, la mayor, tenía en su posesión al menos un par de cartas.

 

Se inclinó hacia la alfa y estiró sus manos. T/N no se dio cuenta de que se había detenido, estupefacta.

 

-Mientras estaban en la cima de la colina llegó correspondencia – Dijo con entera amabilidad – Espero que no le importe que la hayamos recibido por usted, aunque…– Se detuvo un segundo, alzando la mirada – El cartero mencionó que tenía ordenes de no entregar una de las cartas a usted en persona.

 

T/N tomó las cartas con la mano libre y las guardó en el bolsillo trasero de su pantalón, con una mirada prudente. Amelia se quedó con las manos extendidas en el aire. Por su parte, Rico le quitó la presa de la otra mano y T/N no se molestó en mirarla de vuelta. Acto seguido, T/N se marchó, dejando confundidos a más de un omega.

 

Tampoco vio la ojeada analítica de Rico, que la siguió hasta que se perdió en el interior de la vivienda.

Notas finales:

Esta historia también la pueden encontrar publicada en Archive of Our Own, mi nombre de usuario es SuperMimodAttack (sé que es sencillo, pero no se me ocurre aún otro) 

 

Subo los capítulos simultaneamente, pero lo normal es que los publique primero en esta plataforma, solo por unos minutos. 


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