Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

YERRO por Doki Amare Pecccavi

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Cap. 6: Sólo mío

 

Bastó sólo una patada de Tevas en las patas traseras del caballo de Yves terminara tumbado en el suelo, el corcel real relinchaba, pero estaba tan bien entrenado para no salir huyendo, esos animales reales estaban educados para las batalles de guerra, jamás abandonaban.  

 

Tevas por su parte, bajó del caballo, no dio oportunidad a Yves de incorporarse, desenvainó su espada y apuntó directo al cuello del monarca, Yves por su parte tuvo que arrastrarse un poco para apartarse de una piedra en la que había golpeado su espalda, lentamente pudo sentarse, sin temer ser asesinado en ese momento.

 

— ¿Qué es lo que pretendes? — Tevas y sus ojos azules, clavados con frialdad en los del príncipe, su espada brillosa no se despegaba de la piel blanca de Yves. — Se que lo tuyo siempre son las dobles intenciones, dime qué es lo que pretendes con Juliel… antes de que te mate.

 

—  No pretendo hacer nada.

 

 —  No te creo.

 

 — “Tevas sin Apellido”, me importa muy poco que puedas o no creerme. — Las palabras, ese estúpido tono de voz, era despectivo, como si pudiera darse aquellos lujos, una sonrisa irónica en un rostro infantil, mejillas rojas por el esfuerzo y el cabello revuelto pero hermoso. Toda aquella maldita imagen hacía enfurecer a Tevas y no dudó en clavar la punta de su espada en aquella garganta libertina.

 

 —  Cuidado de cómo te expresas, Emile no está para cuidarte.

 

— ¡Tevas, déjale! —  La voz de Juliel hizo que Tevas dejara esa postura, Yves aprovechó inmediatamente para rodar por el suelo lo suficiente como para poder ponerse de pie, completamente sucio, príncipe sin orgullo, se encaminó a su caballo.

 

 —  Juliel… —  Dijo Tevas, Juliel caminaba hacia él. Fue consciente de los movimientos de Yves, pero…, no iba a matar al príncipe frente a su amigo.  — ¿Qué es lo que has hecho? Lo estás dejando escapar.

 

 — ¿Qué es lo que tú estás haciendo? Sales de mi casa sin darme ninguna explicación y amenazas a su majestad, el príncipe, sabiendo que esto te puede costar la vida. — Juliel dirigió una falsa mirada de respeto a Yves e hizo una ligera inclinación, lo suficientemente débil, como para dar a entender la falta de propiedad de su acto, no era respeto lo que sentía en ese momento por Yves. — Majestad, lamento la actitud de mi amigo. ¿Podrá usted ser tan bondadoso y ser condescendiente por esta ocasión?

 

— Juliel… — Yves mordió su labio al notar la forma en la que era observado, Juliel esta siendo muy severo, había un ligero ardor en su garganta y nada tenía que ver la herida en su cuello. — No creas en nada de lo que Tevas te dirá.

 

El rubio finalizó el encuentro, Tevas desvió su atención a Juliel, después de que el Jean-Yves subió a su caballo y terminó por retirarse de ese lugar. 

 

.*.

 

 —  Su majestad, el rey le espera con los invitados en el comedor, todos están impacientes, será mejor que se arregle y baje lo antes posible — Yves miró de forma despectiva a su nueva mucama.

 

 — ¿Me estas ordenando?

 

 —  No, no, su majestad, yo su humilde sirvienta jamás podría — Interrumpió de pronto a la joven.

 

  — ¿Quién te crees para hablarme de esa forma?

 

 – Disculpe si le he ofendido… yo sólo trataba de…

 

 —  No voy a bajar — Sin decir más Yves se recostó en su cama y cubrió su cuerpo con las sábanas de seda, al instante sus ojos se cerraron; la humedad de su cabello comenzaba a mojar sus almohadones, había tomado un baño para limpiar la herida de su cuello en cuanto había entrado al palacio, y ahora intentaba descansar, pero la impertinencia de esa mucama, no podía soportarla. La chica aún permanecía de pie junto a su cama, pensando que todo era una broma — No sé qué excusa inventes, pero estoy muy cansado, no tengo ganas de bajar.

 

 —  Pero su majestad…

 

 —  Lárgate, ¡Es una orden!  —  Las lágrimas se acumularon en los ojos de la muchacha, no sabía ciertamente que pasaría con ella, la impotencia le hizo sollozar aún más, odio al rey por ser inhumano, pero más lo era el príncipe que siempre metía en problemas a los pobres, al príncipe de apariencia infantil que ponía en peligro la vida de todo aquel que se le acercaba.

 

.*.

 

 —  Te lo advertí — La respiración de Tevas era irregular, a veces en pausa y otras sus bufidos hacían que Juliel se deshiciese en nervios — te dije que lo mejor sería seguir con la amistad del hijo del ministro, que rechazaras la ayuda del que te acerco a Yves

 

 —  Es que tú no entiendes — Juliel cubrió su rostro entre sus piernas, y apretó sus puños a tal punto que sus nudillos perdieron color — Todo fue un fracaso, nunca tuve una amistad con el hijo del ministro, y la persona que me pondría en contacto con el príncipe nunca existió.

 

 — ¿De que estas hablando? — Cuestionó Tevas.

 

 —  Siempre fue el Yves, cometí un error, primero lo confundí con Emile Ugoryo, y después, al saber que vivía en el palacio, pensé que era el hijo de algún sirviente — El gesto de asombro en Tevas le hizo querer excusarse — Tú viste que tipo de ropa usa, además, no creí que el príncipe pudiese pasearse por el reino sin guardas, y sin que nadie le hiciera reverencias.

 

  —  En verdad eres estúpido Juliel — Tevas se levantó sin mirarlo, Juliel no hizo el intentó por detenerlo, ya le había explicado como habían ocurrido las cosas, si Tevas seguía molesto o mejor era dejarlo sólo algunos días.

 

.*.

 

Yves, escuchó fuera de la habitación el sollozo de su mucama, enojado se destapó, sentado al borde de la cama, sus puños se cerraban y su dulce rostro mostraba un gesto de ira.

 

—  "El idiota lo pondrá en mi contra, maldito Tevas que puedes estar con Juliel”— Sus pensamientos no era siquiera murmullos, sus ideas ocultas siempre de otros, estaba decidido, no dejaría que alguien como Tevas fuese capaz de alejarlo de Juliel. — Si no te largas a llorar a otro lado, pediré a los guardias que te lleven al calabozo.

 

La mucama titubeante se alejó, secando sus mejillas bañadas en lágrimas y ante la mirada disimulada de otros sirvientes se adentró al salón en donde el rey con sus invitados disfrutaba de alimentos que ella con todo el trabajo de su vida no podría pagar.

 

— Majestad, el príncipe me ha comunicado que no es su deseo en este momento hacer presencia.

 

— ¿No ha querido bajar? —  Cuestionó el rey, hablando en voz alta exponía a vergüenza a la sirvienta ante sus invitados.

 

 —  Su majestad… él dijo que se sentía algo indispuesto

 

 — ¿Indispuesto? eso no me importa, yo necesito que estuviera presente en esta cena —, espectáculos como aquel siempre eran bien vistos porque además de restregar su poder en la cara de los sirvientes, el rey tenía esa extraña costumbre de sacar sus mejores reservas de vino para brindar por sus sabías decisiones.

 

 —  Yo…

 

 — Todos son unos inútiles… —  Sin ningún remordimiento abofeteo a chica. —  Tienes hasta el amanecer para largarte del reino.

 

 —  Pero no tengo a donde ir…

 

 —  No mi importa, si para antes de que salga el sol no te has marchado, pasaras el resto de tus días como esclava — Una sonrisa cruel en los labios del rey — En este lugar la gente inútil sale sobrando, tú eres una persona inútil.

 

.*.

 

Tal vez tres o cuatro días, no lo supo con seguridad, sin embargo, después del encuentro de Tevas con Yves las cosas empezaron a cambiar. En primer lugar, las visitas de Tevas se hicieron menos frecuentes, tanto su madre como Brigitte preguntaban día y noche el motivo por el cual se perdía en el horizonte su mirada, pero Juliel poco podría decir, su silencio era la seguridad para ellas, así que simplemente se dedicó a alejarlas un poco más cada vez.

 

— Tal vez no me amas realmente. — Había alcanzado a decir su prometida, desvió su mirada de los animales que ella alimentaba y la miró fijamente.

 

— Brigitte, ¿De qué hablas? — Se levantó del barril en el que había estado sentado y caminó hasta la chica.

 

— Hablo de que estoy segura de que no estas enamorada de mí, no lo estás a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros. — Era tímida, pero a Juliel le conocía de hacía tanto tiempo, que sólo con él podía expresarse de aquella forma, sin tartamudear dos frases. — Ese debe de ser el motivo por el que no confías en mí, no me cuentas nada y pareces cada vez más acongojado.

 

— No se trata de eso, que te amo es un hecho, no dudes nunca de eso.

 

— Pero... — Sus labios rojos fueron silenciados por un beso robado, Juliel la adoraba tanto, sobreprotegía tal vez a esa chica, porque la conocía desde que eran niños y así habían crecido, con la clara idea de que uno estaría al lado del otro durante toda su vida. ¿Es eso lo que podía llamarse amor? Por supuesto, así lo pensaba y por eso, intentaba dejar a esa chica fuera de todos sus embrollos.

 

Un beso era todo lo que ella necesitaba para estar segura de los sentimientos de Juliel, completamente sonroja abrazó el cuello del moreno para enterrar el rostro en su pecho, él le rodeó de la cintura y permanecieron en silencio por algunos momentos, hasta que unas pisadas a lo lejos alertaron a Juliel, se separó un poco de la chica para encontrarse con la figura del príncipe, vestido en harapos. ¿Qué hacía él ahí? Después de lo ocurrido y con todos aquellos mal entendidos ¿Cómo se atrevía a regresar a su casa?

 

— ¡Hola Juliel, he vuelto! — Observó al rubio acercarse hacia ellos, por puro instinto escondió a Brigitte detrás de él.

 

— Brigitte, regresa a mi casa, ve con mi madre y no salgan, por favor. — Ella se mostró tan extrañada con aquella situación, por el comportamiento de Juliel. Ese que se acercaba era aún un niño, o por lo menos así lo pensaba ella. Sonrió y salió detrás de Juliel para recibirlo.

 

— ¿Tienes un amigo nuevo? — Preguntó con una sonrisa, Juliel iba a apartarla, pero ella se deshizo del agarre para adelantar su paso hasta Yves. — Buena tarde, mucho gusto, mi nombre es Brigitte ¿vienes a ver a Juliel?

 

La verde mirada de Yves era tan intensa, paro enseguida el saludo de Brigitte mientras se acercaba, con la vista había sido juzgada sin notarlo, se preguntaba Yves de quién podría tratarse, una quimera ofrecida, tal vez, su ceño se había fruncido levemente porque había alcanzado a notar su cercanía ¿Eran acaso celos? Por supuesto, porque en todos los encuentros con Juliel había sido él el centro de atención y ahora protegía a esa chica con su propio cuerpo.

 

— Perdonen mis modales, he venido sin avisar. — Yves hizo una simpática reverencia en la que su cabello rubio se acomodo hacia adelante, cubriendo de forma tierna su rostro, hasta que volvió a arreglarlo con un movimiento de su mano, las mejillas las llevaba sonrojas por el caminar bajo el sol, era un chiquillo lindo con ropas viejas, pero un chiquillo lindo, al fin, había logrado pensar Brigitte sobre ese jovencito. — Pero es que es algo urgente que tengo que hablar con Yves, así que… ¿Sería una molestia si pudiésemos hablar a solas?

 

— Brigitte, sé que prometí pasar el día contigo pero ¿Será posible que mañana sea? — Juliel había intervenido nuevamente, por supuesto que la prioridad era su prometida, pero alejar a Yves de “su territorio” era algo que tenía que hacer sí o sí. No quería que en algún momento llegara su madre o Tevas y las cosas se complicarían aún más.

 

— Oh, sí… claro, no hay problema. — Susurró un poco decepcionada. Dejó sobre el barril en el que Juliel había estado sentado, la canasta con alimento para las aves y después sonrío a su prometido de forma amarga. — Mañana no podré realmente, pero… puedes ir por mi otro día, madre se alegrará de saludarte.

 

La despedida entre ambos había sido un poco abrupta, Yves creyó entender que deshacerse de ella había sido algo favorable para Juliel e incluso pensó que acababa de hacerle un favor. El rubio observó a la chica alejarse por el sendero y estando a punto de dirigirse hacia el interior de la casa de Juliel, éste le tomó del hombro para impedir que siguiera con su camino.

 

— Vamos a otro lado, esta es la última vez que quiero que estés en este lugar, no vengas a buscarme a mi casa nunca más, sabes que me traerás problemas.

 

— ¿Estás molesto conmigo? — Preguntó curioso, había mucha dulzura en el tono de su voz, tanta que a Juliel le pareció extremadamente incomoda la forma en la que Yves le consideraba.

 

— ¿Cómo podría estar molesto con su majestad? — Respondió cortante, empezó a caminar a paso rápido y era obvio que el rubio difícilmente podría darle alcance caminando, así que al lado de Juliel trotó casi rogando que el moreno se detuviera.

 

Caminaron hasta la parte boscosa, en los terrenos abandonados a las afueras de la ciudad, tal vez el inicio de la zona oscura del reino.

 

— Habías dicho que seriamos amigos, pero ahora no dejas de hablar de mi título, no creí que fueses ese tipo de persona. ¿Y te impresiona aún que haya cayado quién era? — Yves paró en seco casado de caminar detrás de Juliel, eso rompía completamente el protocolo real y aún así, el moreno se mostraba orgulloso. — Y ahora he venido a explicarte por qué tú no has vuelto a buscarme, quería terminar con todo este malentendido y ayudarte en lo que sea que necesites de mí, pero… te comportas como si te hubiese hecho la mayor de las ofensas. Sé que tú tienes un plan entre manos, lo sé porque Tevas no es una persona de confiar, pero ¿A caso yo estoy preguntando una y otra vez tus secretos? Yo confío en ti ciegamente, sin necesidad de preguntarte nada.

 

Yves sobreactuaba sus sentimientos, Juliel podía notarlo, pero ¿A caso no estaba diciendo un poco de verdad? Además… a pesar de todo, continuaba necesitando un enlace directo al reino y al ministro.

 

Su silencio había sido suficiente, Yves frunció el ceño de una y no pudiendo soportar más aquella situación bufó en respuesta e inició su andar de vuelta al bosque. Justo en donde había dejado su caballo.

 

Juliel el vio alejarse y tras dar un profundo suspiró, emprendió su caminar hacia el rubio.

 

 —  Espera Yves — El príncipe se veía herido, el moreno le dio alcance, y con ligereza poso su mano sobre su hombro — Sí estoy molesto porque no me has dicho quien eras, desde el inicio. Pero entiendo también tu postura.

 

Yves viró enseguida su cuerpo, el esfuerzo había valido completamente la pena.

 

— ¿Me perdonas entonces? —  Sin pensarlo, se abrazó a Juliel, un contacto cálido libre de maldad, Yves se estremeció en el momento en el que Juliel correspondió el abrazo, pero es que Juliel, le veía sí, un poco como un niño.

 

— No es que tenga algo que perdonar, ha sido una advertencia. — ¿Un plebeyo advirtiendo al príncipe? El rubio rompió el contacto al instante.

 

— Juliel ¿Quién era la mujer de hace un momento? — Preguntó curioso, enseguida Juliel se mostró un poco incomodo.

 

— Tal vez después te hable de ella. — Y sería todo lo que diría.

 

— ¿Pero es algo de ti? ¿Una amiga?

 

— No importa, anda, vamos… había algo que querías hablar conmigo ¿No?

 

Juliel se apartó sólo un poco de Yves, sin embargo, el rubio sin posibilidades de controlar sus emisiones, estaba tan interesado en Juliel que se volvía un bobo ante su presencia y mucho más si éste actuaba de forma misteriosa intentando ocultar la identidad de alguien como esa mujer.

 

— Esto es lo que quería tratar contigo. — En un movimiento rápido, los labios de Yves y Juliel quedaron unidos, el primero cerró los ojos, disfrutó la tibieza del contacto, pero apenas pudo reaccionar Juliel, se separó enseguida separando al rubio de su cuerpo, había sido un movimiento brusco, lleno de verdadero desagrado.

 

— ¡¿Qué se supone que haces?! — Limpió sus labios con el borde de su camisa y se paró de forma intimidante ante el príncipe. — ¿Qué tengo que hacer para dejarte claro que no estoy interesado en ese tipo de relaciones? Mierda Yves…

 

 —  Yo…

 

 —  Habla de una buena vez, dime ¿Por qué diablos lo haces? —  No supo en realidad que le molesto, que le besara por tercera vez, o el hecho de que por un momento le pareció tierna la imagen de Yves a punto de echarse a llorar.

 

—  Yo… — Yves quiso correr, pero las piernas no le respondían.

 

 

(º·. ¸ (¨*·. ¸ ¸. ·*¨) ¸. ·º)
«. ·°·~*~' Me gustas'~*~·°·. »
(¸. ·º (¸. ·¨* *¨·. ¸) º·. ¸)

 

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·. ¸¸. °¤|

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).