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The othat got away por SelPattz

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Abbadon había completado la misión exitosamente pues Alexander Pierce nunca representó un peligro directo a su persona, el beta idiota nunca notó los grandes cambios que el líder supremo había estado realizando paulatinamente, así que para cuando Zola reveló a Rogers la existencia de HYDRA en las entrañas de S.H.I.E.L.D. ninguno de ellos corría peligro, todos los que murieron o fueron encarcelados eran quienes apoyaban a Pierce y la verdadera manada del pulpo y el cráneo se encontraba a salvo en Suiza.

Han pasado un par de días desde aquella purga, Rogers regresó a New York y Sharon se encuentra en camino a la base donde su esposo la espera. Ella sabe que debe contarle la verdad al albino pues él notará al cambio, ya debe estarlo sintiendo a la distancia y eso le preocupa pues por mucho que su omega interno anhele a su destinado no puede pagarle a Abbadon de esa manera, mucho menos cuando él renunció al suyo.

*********

La pareja no había tenido tiempo de hablar, Abbadon estaba siempre ocupado, últimamente el único tiempo que compartían era en las reuniones del consejo de HYDRA donde debía lidiar con la insoportable Elisa Synclair, esa omega la detestaba y no le respetaba como omega líder y si no la había matado hasta ahora era por el inmenso cariño que le profesa a Abbadon, a eso debe agregar las miradas inquisitivas de Heike Zemo quien le analizaba a detalle, lo que significa que su esposo está al tanto de todo.

Sharon ya no puede más con ese maldito lazo tenso, los dulces sueños se convierten en pesadillas, necesita deshacerse del dolor y por eso es que no ha dudado ni un instante en presentarse a medianoche en el despacho de su esposo.

-Adelante- dijo el rubio cuando ella tocó suavemente con los nudillos

-¿Estás ocupado alfa?- cuestionó cerrando con seguro

-… No realmente ¿Qué sucede?- murmuró dejando los documentos de lado

La omega caminó decidida hasta su esposo y se sentó a horcajadas, cruzó los brazos tras su nuca y besó sus labios suavemente delineándolos con la punta de la lengua en busca de tentarle.

-Tu celo aun no llega- declaró el alfa separándose levemente

-No, sólo quiero estar con mi alfa- murmuró de nuevo contra sus labios

-“¡No es nuestro alfa!”- exclamó su parte animal removiéndose molesto

Abbadon la tomó de la cintura para separarla de su cuerpo, la miró a los ojos buscando lo que causaba molestia en el lado animal de la rubia…

-Tu omega me está rechazando, ¿Conociste a tu alfa, cierto?- murmuró llevando una mano hasta su mejilla

-Sí…- susurró tragando el nudo que se formaba en su garganta

-¿Por qué no lo dijiste?- cuestionó con voz calma mientras retraía sus feromonas para no incomodarla

-No sabía cómo hacerlo- confesó mientras sus ojos se anegaban en lágrimas

-Querida, debiste pasarla mal estos días, soy un idiota por no notarlo- susurró Abbadon molesto consigo mismo

-Ambos estuvimos ocupados…

-No es pretexto, es mi deber cuidarte. Vamos por un té y hablemos de esto- sugirió soltándola pero ella se aferró a él de nuevo

-No hay nada de qué hablar- murmuró la ojiazul a su oído

-Sharon…

-No soy un animal. Soy más que mis instintos y quiero estar contigo- declaró aun en contra de las protestas de su lado animal

-Sharon, no puedo permitirlo- dijo el más alto con un suspiro cansino

-¿Por qué? Tú lo hiciste- siseó separándose para mirarle a los ojos

-No voy a obligarte a estar conmigo por compromiso…

-¡Esto es lo que quiero!- gruñó tomando su rostro- Quiero un alfa que esté conmigo porque así lo quiere, un hombre fuerte y decidido que me eligió a mí…

 -Y que no te busque sólo por instinto- terminó el rubio mientras limpiaba las lágrimas de su esposa

Sharon asintió y entonces besó de nuevo al albino sin recibir ninguna resistencia esta vez, Abbadon casi la besaba con furia, ambos podían sentir a la parte animal del otro rechazándolos, era doloroso pero ambos lo ignoraron, su deseo por demostrarse superiores a sus instintos eran mayores. Ambos gruñían fieros mientras se arrancaban la ropa mutuamente, el rubio se levantó colocándola en el escritorio haciendo que todos los papeles volaran a su alrededor.

-Eres mía, mi omega- gruñó el de ojos escarlata mientras le arrancaba las bragas y entraba en ella de una sola estocada aunque la declaración parecía más un recordatorio para sí mismo y su parte animal.

-¡Ah Abbadon!... alfa…- gimoteo con fuerza al sentir como iniciaba aquel vaivén de caderas de forma ruda

Sus feromonas revolotearon en una mezcla extraña y en extremo confusa pues sus aromas eran excitantes haciendo que se dejaran llevar, combinando perfectamente con el morboso sonido de sus pieles chocando, sin embargo cualquiera que pasará por la zona notaría aquel deje amargo que irritaba las fosas nasales y hasta un poco de nauseas.

En aquella habitación no hay rastro alguno de cariño, no hay lujuria que lo compense, ni siquiera hay deseo mutuo, es simple y llano enojo, frustración que buscaba una salida.


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