Tony suspiró de nueva cuenta mirando a la nada, el día que conoció a aquel rubio su vida dio un vuelco de 180°. El hombre desapareció después de la breve charla, reactivó la baliza de emergencia de su armadura y le pidió informó todo lo necesario de aquella casa de seguridad para que se mantuviera cómodo mientras le encontraban. Apenas dos horas después de ese momento Steve llegó con todo un equipo de rescate de S.H.I.E.L.D.
Ha pasado una semana y el castaño siente como su omega interior se consume poco a poco, no puede evitar el dolor cuando Steve intenta abrazarle o besarle para darle consuelo porque su estúpido instinto ya no quiere reconocerlo como su alfa a pesar de la marca en su glándula.
-¿Tiny?- Steve entró despacio llevando una charola con café y un sándwich
-Hola beloved- murmuró el genio con una sonrisa que no llegó a sus ojos
-Pensé que tendrías hambre- dijo el alfa colocando el almuerzo en la mesita de noche y tomando asiento junto a su esposo
-En realidad no, pero gracias- Tony jugaba inquieto con sus manos y no se atrevía a mirar al mayor
-Necesitas comer algo cariño, tan sólo un poco- pidió con una suave súplica
-… lo intentaré- prometió el omega conteniendo un nuevo suspiro
-Es lo único que pido, rollito- Steve acarició su mejilla con cariño en un gesto que para ellos era tan cotidiano pero Tony se quedó congelado al contacto.
El castaño tragó saliva y contuvo el aire intentando contener la reacción violenta, forzó una sonrisa y cerró los ojos luchando por mantener su aroma a raya.
-¿Qué fue lo que te hicieron mi amor?- cuestionó con voz rota mientras alejaba la mano del rostro de su amado
-No lo que estás creyendo- contestó Tony aun sin mirarle
-“¿Cómo se atreve si quiera a pensarlo? ¡Él jamás nos dañará!”- siseó su lado animal furioso ante la idea de que alguien creyera que su destinado le había abusado
-Sólo… Tony, sólo quiero saber cómo ayudarte- declaró Rogers
-Quédate, no te alejes de mi sin importar lo que pase y por favor no me dejes- pidió el castaño conteniendo un sollozo
-Jamás lo haría mi amor- el rubio tomó sus manos haciendo que su esposo levantara la mirada y sus ojos conectaron
-¿Lo prometes?
-Te lo juro por mi vida. Eres lo más importante que tengo y no podría vivir sin ti- dijo con total seguridad- dijo con total seguridad
El omega interior de Tony dudaba, se retorcía suplicando por otro alfa, aferrándose a lo que aquellos fugaces recuerdos de otra vida le hacían sentir, pero él es un Stark, un hombre de ciencia y no un simple animal así que creyó en lo que aquella mirada tan clara como el agua dulce le decía, se aferró al amor sincero que Steve le demostraba a cada instante, todos los días.
-Te amo- susurró soltando sus manos para poder abrazar al mayor con todas sus fuerzas
Steve suspiró casi con alivio antes de envolverle en sus brazos y desplegó suavemente sus feromonas, no estaba seguro de lo que había sucedido pero podía sentir el rechazo constante del omega en su marido, él se ocuparía se volver a ganarse su confianza así le costara toda la vida o se dejaría de llamar Steve Rogers.
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El proceso para que Tony volviera a acercarse a su alfa fue lento pero poco a poco comenzaba a aceptar el contacto físico del ojiazul, su omega interno aún se tornaba molesto en ocasiones, sobre todo por las madrugadas cuando despertaba de alguna “pesadilla”. Esos sueños no eran más que recuerdos, recuerdos que demostraban que las leyendas eran reales, los destinados si sueñan con vestigios de su vida anterior al conocer a su pareja.
Últimamente recordaba mucho un embarazo y su lado animal no podía evitar anhelar eso haciendo que Tony dudara, después de todo el nunca había deseado tan fervientemente tener cachorros, para él el cariño del pequeño alfa que le ayudó en Tennessee era suficiente y su omega interior había estado de acuerdo… hasta ahora.
-“¡Un cachorro! Un pequeño pedacito de nuestro alfa”- canturreaba en su interior
-Tal vez…- murmuró el moreno sopesando la idea de tener un bebé con Steve, tal vez así se terminaría este suplicio
-“¡No! ¡Es un intruso! No es nuestro alfa…”- siseó el omega furioso
-¡Llevas su marca, carajo!- gruñó molesto con su lado animal
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-¿Es realmente necesario?- cuestionó Steve mirando a Fury
-No confío en nadie más Capitán- declaró el alfa moreno mirándole a los ojos
-Es… yo…- Steve suspiró pesado
-Sé que no quieres dejar sólo a tu esposo, pero no re lo estaría pidiendo si no fuera realmente necesario- dijo Nick con una expresión que intentaba ser empática
-Sólo dos semanas, después regreso a New York sin importar lo que pase- negocio cruzando los brazos sobre el pecho
-Hecho Capitán
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-Rogers estará en DC- declaró Helmut entrando al despacho de su líder
-Carajo…- gruñó Abbadon reclinándose en su asiento
-Esto no puede ser una coincidencia, Fury debe sospechar algo- el sokoviano dejó la carpeta en el escritorio y miró a su amigo mientras maquinaba la estrategia a seguir en su mente
El rubio sin decir nada más soltó un largo suspiro antes de sacar su móvil y mandar un corto texto.
-Tendremos que adelantar todo, contacta con Brock y dile que debe estar listo esta misma semana- ordenó poniéndose de pie
-¿Enviaras a alguien a vigilar a tu padre?- cuestionó el castaño con un deje de burla, sólo él podría hacer ese tipo de comentarios sin ganarse una golpiza
-No, Fury lo hará…
Un suave toquido llamó su atención y en seguida Sharon ingresó al despacho
-Ya estoy aquí- dijo acercándose al escritorio
-Dijiste que Fury te pidió asistir a DC
-Así es, debo vigilar a un objetivo prioritario pero aun no me dan más informes- contestó la rubia
-Tiene bola- dijo Helmut conteniendo la risa- mira que asignarle vigilancia a Rogers incluso antes de que aceptara la misión
-Fury sospecha de Pierce…- murmuró Sharon y sus feromonas se mostraron molestas
-Irás a vigilarlo y te asegurarás que no intervenga con la misión de Brock, y sobretodo no debe enterarse sobre Barnes- ordenó el rubio mientras tomaba la mano de su omega
-Asignaré a una escolta…- murmuró Zemo sabiendo y la rutina que debía establecerse siempre con la omega líder
-No, se trata del Capitán América y seguramente terminará notándolo- Sharon interrumpió al sokoviano
-Tiene razón Helmut, debe ir sola- accedió Abbadon con molestia
-Seré cuidadosa alfa, lo prometo- la rubia sonrió mientras sus feromonas intentaban relajar a su líder
-Sé que lo serás, confío en ti Sharon- el de ojos rojos dejó escapar una sonrisa leve mientras en su interior lidiaba con su estúpido lado animal.