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Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo. por HikSon

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Notas del capitulo:

Justo el día en que la batalla contra REVENISH se lleva a cabo, Sasha desaparece, ¿a dónde habrá ido?

(Universo 2, E10, 66 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

¿Sabes? Aquellas entusiastas conversaciones de amores no correspondidos entre Yanis y Camila no duraron para siempre, de pronto, dejaron de ir en ambos lado y de nuevo volvió a ser solo Camila la que abría la boca, ¿por qué? ¿Las inseguridades de Yanis se habían ido? ¿Algo pasó con Yannel que apaciguara sus celos? ¿O Yanis entendió que no debía tenerle celos a Sasha? Pero, ¿por qué? Cuando Camila le preguntó el motivo de su repentina tranquilidad, él solo se limitó a decir: «Ya me dejó de importar ese imbécil de mierda».

El ambiente comenzó a tener un olor a conflicto no mucho tiempo después y el supervisor dijo que ya venía siendo hora de plantarle cara al secuestrador de su esposa. Caras nuevas comenzaron a llegar y muchas casas de campaña fueron instaladas alrededor de la casa del supervisor, yo era consciente de que ya no tenía tiempo de seguir dudando, ni ninguno de mis amigos… sin embargo, fue por aquellos días, que Sasha comenzó a comportarse de forma extraña, se apartó por completo de todos y dio inicio a un par de caminatas al día, se iba solo a quién sabe dónde, también aumentaron las veces en que lo veíamos fumar, y lucía ansioso todo el tiempo.

«Quizás él no quiere participar en la batalla después de todo», recuerdo que llegué a pensar en eso vagamente un par de veces, pero cuando comenzaba a meditarlo bien, me daba cuenta de que era imposible, la persona con más apego al supervisor luego de su propio hijo probablemente era él, le estaba muy agradecido por darle un lugar al cual pertenecer sin hacerlo sentir asfixiado, e incluso, cuando personas contratadas por mi tíos y la vieja Ruth vinieron a la ciudad para buscarlo, el supervisor se aseguró de que no lo encontraran, por eso y muchas cosas más, el supervisor se convirtió en la imagen paternal que Sasha realmente necesitaba, por lo que me parecía imposible la idea de que le diera la espalada y huyera de la batalla contra Tahiel.

Pero entonces «¿Qué demonios tiene Sasha?», me pregunté. Y seguro tú también en este momento.

La respuesta no apareció pronto y el temible día que todos estábamos esperando llegó. Yannel apareció corriendo para darnos aviso de que había visto a Tahiel junto con otro hombre provocando estragos en el pueblo, la llama de la ira del supervisor se encendió y nos reunió a todos para darnos unas cuentas indicaciones mientras que mandaba a otros a comprobar si Tahiel seguía cerca, cuando éstos últimos regresaron con una negativa, nos dispusimos entonces a tomar nuestras armas y dirigirnos hacia la base de nuestro enemigo en la ciudad de Dynami.

—Hey… ¿dónde está Sasha? —preguntó Alan luego de haber caminado ya un tramo considerable fuera de nuestro pueblo.

Yo miré a todas las direcciones posibles para buscarlo, tú y otros lo hicieron también, pero no había rastro de él por ninguna parte. Sasha era una pieza clave para la batalla, pues con su poder podría informarle al supervisor los movimientos que realizarían los enemigos, sin él era como lanzarnos a ciegas, sin embargo, el supervisor no se detuvo y nos dirigió hacia delante sin una pisca de duda, ya había esperado demasiados años para ese día, no lo retrasaría por un fallo en el plan.

—Massiel —me llamó César.

—¿Qué pasa?

—Hace un tiempo te lo dije, «juro que te protegeré». No fueron palabras al aire —aseguró y una enorme determinación hizo brillar sus ojos—, quizás lo hayas olvidado, pero en 3 días será tu cumpleaños, por fin tendrás 18 y te unirás al club de «Los mayores de edad», cuando salgamos de ésta, te llevaré al bar que suele frecuentar el supervisor y te invitaré tu primer trago. Celebraremos ese día en grande, solo tú y yo, así que no dejaré que le ocurra nada a mi hermano. —Me sonrió—. Mi hermano para toda la vida.

Le devolví la sonrisa—. Eso si es que mamá Sandra no nos mata por haberla desobedecido.

—Supongo que hay que ir pensando en nuestra disculpa —dijo soltando una pequeña risa nerviosa.

—Yo también voy a protegerte, Massiel —me dijo el pequeño Eider.

Le palmeé la cabeza y sonreí—. El supervisor me ha contado de lo bueno que eres ahora controlando tu poder, pero antes de protegerme, prométeme, y tú también César, prométanme que no morirán.

—Dije que te invitaré tu primer trago, no pienso morir antes de eso —aseguró César lleno de confianza.

—Yo tampoco pienso morir —agregó Eider.

Ambos me sonrieron, lucían tan seguros que me contagiaron su seguridad y valentía, las dudas tomaron vuelo y dejaron plantadas en mí semillas de valentía y coraje, justo lo que necesitaba para continuar caminando hacia la batalla y mirar al frente sin vacilar, los tenía a ellos, te tenía a ti, tenía al supervisor, tenía la ropa-armadura de Alan, los tenía a todos, estaba seguro que ganaríamos sin importar cuán fuerte fuera Tahiel, estaba tan seguro de eso que hasta podía ver y sentir la victoria.

Llegamos al atardecer a la ciudad  Dynami en la que se hallaban nuestros enemigos, era una ciudad pobre donde no vivía prácticamente nadie, y las pocas personas que pude visualizar estaban tan delgadas y acabadas que me costaba trabajo creer que siguieran respirando. Y justo en medio de pequeñas casitas que parecían a punto de derrumbarse, una gigantesca mansión azul oscuro de 5 pisos nos decía: «Vengan aquí».

Nuestro ejército de 200 personas aproximadamente, se plantó frente a la mansión, recuerdo que miré impresionado el gran tamaño de ella, era incluso más grande que la mansión de los Eisenhide, y recordé la famosa matanza de la familia Cannatela que se había llevado a cabo ahí hacía casi dos décadas.

—¿Por qué no empezamos fuerte? —sugirió el supervisor— ¡Mireya, destruye la mansión!

Mireya era un mujer de unos 30 y algo, era una de las pocas personas que tenía un poder además de mis amigos. Ella dio un paso al frente y su cuerpo comenzó a crecer de tamaño hasta quedar a una altura mucho mayor del de la mansión, su trabajo era simple, solo debía caminar hasta la mansión y aplastarla, pero luego de dar un par de pasos hacia ella, un grito desgarrador de dolor salió de ella.

Todos comenzamos a exaltarnos y miramos a la gigantesca mujer, esperando averiguar el porqué de sus gritos. Era su pierna, tenía una herida de un metro y medio de largo, era como un rasguño, uno profundo que no dejaba de sangrar, pero lo que realmente nos impactó, fue ver el estado de la piel alrededor de la herida, se había puesto totalmente oscura y comenzó a expulsar un olor a podrido, y para empeorar la situación, aquella mancha oscura se expandía realmente rápido. Entonces la vimos, una chica en sus 20’s al lado de la pierna herida de Mireya, de ojos azules, pelo negro, tez blanca, y con ropas oscuras, era seguro que ella había sido la responsable.

Pasó menos de medio minuto cuando la señorita Mireya no pudo más con el dolor y comenzó a tambalearse. O caía encima de la mansión, o caía encima de nosotros. Mireya estaba comenzado a perder la consciencia y decidió dejarse caer sobre la mansión, pero cuando todo parecía indicar que así pasaría, un hombre delgado y pequeño, de ojos verdes, pelo negro y corto, y con una chamarra de cuero roja, súper llamativa, pegó un brinco y se elevó hasta quedar a la altura de Mireya, para luego soltarle una patada en la cara que la hizo caer hacia nosotros.

Todos corrimos desesperados, éramos muchos, nos estorbábamos unos a los otros, unos corrían hacia una dirección y otros hacia otras, al final casi la tercera parte de nuestros aliados murieron aplastados por Mireya. Era increíble, habían pasado apenas 2 minutos, y una chica de más o menos mi edad, y un hombre de unos 30 años, habían reducido nuestro ejército de 200 a 140 aproximadamente.

Las cosas estaban pasando demasiado rápido como para que pudiéramos reaccionar correctamente, muchos estaban en total pánico y no sabían si continuar ahí o huir. Tú y yo nos salvamos de ser aplastados por mera suerte, nos reunimos con César y Eider, y miramos al supervisor, esperando indicaciones suyas. Entonces nos dimos cuenta de algo, el cielo sobre nosotros se había llenado de nubes grises que parecían desesperadas por soltar gotas de lluvia.

Miré hacia el cielo y las vi, aquellas decenas de cientos de miles de gotas aproximándose hacia nosotros a toda velocidad, también vi el instante en que estás se congelaron y se convirtieron en agujas de hielo, y a una fracción de segundo de ser perforado por ellas, sentí una ventisca de aire provenir de César y mandarlas a volar, César reaccionó muy rápido, pero no logró salvar a todos, solo a los que estaban cerca de él. Fue lo mismo con Camila, ella se percató de las agujas unos segundos antes y trató de cambiar su dirección haciendo que fueran atraídas hacia el hombre de chaqueta roja que había pateado a Mireya, pero eran muchas agujas y no podía controlar la dirección de todas, solo pudo salvar a nuestros amigos y algunos más que tenía cerca.

En cuanto a los 80 aliados que se hallaban lejos de ellos, las agujas iban a tal velocidad que atravesaron sus cuerpos de manera tan fácil como un cuchillo caliente cortaría la mantequilla, incluso aquellos que llevaban ropa-armadura, las agujas los perforaron en el cráneo, cuello y hombros, matándolos casi instantáneamente.

Habían pasado 5 minutos desde el inicio de la guerra y nuestro número se redujo de nuevo, quedábamos 60 personas y no habíamos podido ni siquiera de dar un paso hacia ellos además de Mireya. Vi hacia los enemigos, otros dos hombres se habían parado junto a los dos primero, uno de ellos era más o menos de la edad del tipo de la chaqueta roja, pero éste era un rubio de ojos azules que traía una playera negra y un pantalón de pijama gris, creo que él estaba por irse a dormir. Y el otro hombre era uno mucho más viejo… bueno, no tanto, de unos 50 y algo, pero estaba lleno de canas y eso lo hacía parecer aún más viejo, y sus ojos era de un tono medio entre el azul y el gris.

Ellos probablemente habían sido los causantes de la lluvia de agujas, sabíamos que uno de los aliado de Tahiel podía controlar el agua, probablemente también podía controlar el estado físico de este elemento, así que estaba casi seguro de que el Tipo Agua era uno de esos dos. Entonces uno podía hacer aparecer lluvia y el Tipo Agua la congelaba. El supervisor debía saber quién de los dos era, después de todo, había sido el Tipo Agua quien lo derrotó cuando la señorita Miriam fue secuestrada.

—E-esto es una locura  —se escuchó la voz de alguien.

—¡Todos vamos a morir! —dijo otro.

—¡Huyamos! —los incitó otro.

Y así, 40 personas completamente aterrorizadas corrieron con la esperanza de que sus vidas no fueran arrebatadas. Las nubes se fueron casi en un instante y dejaron que los rayos del Sol que ya comenzaba a ocultarse se asomaran. Entonces apareció un enemigo más, un chico de pelo negro, atado en una coleta, de ojos de igual color y con un anillo barato en el meñique de su mano derecha.

La sombra de aquel chico aumentó de tamaño y comenzó a moverse, se partió y cada parte de su sombra tomó forma de bestias gigantes, parecidas a un perro, esas sombras corrieron a cazar las sombras de aquellos aliados nuestros que estaban huyendo y de nuevo charcos de sangre fueron formados cuando los cuerpos de nuestros aliados terminaron de mismo modo que sus sombras al ser atacadas por las bestias de sombra.

Habían pasado menos de 10 minutos y nuestro ejército de 200 personas se redujo a 20 por solo 5 enemigos.

—Q-qué —Camila dio unos pasos hacia los enemigos y tomó aire para gritar—… ¿¡qué mierda crees que estás haciendo, Frank!?

El chico del anillo barato la miró sorprendido y luego de unos segundos pudo reconocerla—. ¿Camila…? ¿Qué haces aquí?

—¿Es una conocida tuya? —le preguntó el rubio que usaba pijama.

—Sí… así que yo me encargo de ella. —Comenzó a caminar hacia un lado sin dejar de mirar a Camila—. ¿Qué te parece si tenemos un conmovedor reencuentro de este lado?

Ella no dijo nada, solo caminó hacia la misma dirección que él en completo silencio, yo traté de detenerla, pero el supervisor me detuvo.

—Ella lo llamó Frank, creo que él es su amigo de la infancia —me explicó.

El supervisor dio un vistazo rápido a nuestro alrededor y recordó las palabras que una vez le había dicho Yanis, «…no importa cuántos sean, sin siquiera matar a los aliados de Tahiel, sin siquiera servir como escudo humano, ellos morirán, ¿no es ese el tipo de batalla que será esta?».

—¡Hey! —exclamó el rubio viendo hacia nosotros—. ¿¡Por cuánto tiempo seguirás fingiendo ser su aliado!? ¡Date prisa y entra a la mansión!

¿Qué…? ¿Había un traidor? ¿Había un traidor entre nosotros? ¿Quién era? ¿Yo lo conocía…? ¿Era amigo mío? Volteé hacia todas la direcciones para buscar a alguien que actuara sospechoso, entonces escuché un ruido a nuestras espaldas y vi a Sasha acercándose… «Mierda… ¿Sasha nos traicionó?», pensé.

 

Notas finales:

Jajaja, chicos, durante esta semana me encargué de editar los últimos capítulos de esta historia y me mamé, estaba revisando el capítulo 79, es el penúltimo capítulo, y los ojos se me pusieron llorosos jajajaja. Soy una culera con mis personajes, me odio por hacerlos sufrir tan cabrón.

¿Y saben por quién lloré? ¡Por Tahiel! Ese "villano" que se llevó a la esposa del supervisor y mi protagonista odia, ese tipo. Es curioso porque él no es el único personaje que sufre y tampoco es el que más lo hace, tampoco es como que sea mi personaje favorito o lo ame más que a otros, pero la forma en que escribí la escena final del capítulo 79 me hizo llorar a mí misma jajaja. Chales, es que... igual y sí me pasé de lanza con él, destrocé su corazón y ni siquiera le dieron la otra mala noticia, y cuando pienso en el momento en que se entere de ello... verga, soy una desgraciada.

Gracias por leer.


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