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Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo. por HikSon

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Notas del capitulo:

Y así es como algo que desde el principio se veía que terminaría mal, terminó peor.

(Universo 3, E10, 69 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Robin era un hombre con una gran habilidad para leer a las personas, luego de un año viviendo en la mansión azul, pudo darse cuenta de lo mucho que Casper odiaba usar su poder y que por ello solo lo utilizaba cuando Tahiel se lo ordenada, fue así que adivinó que a las únicas personas a las que Casper les leía la menta dentro de la mansión azul, eran a Yannel y a Yanis, porque Tahiel seguía sin confiar en Yannel.

¿No te ha pasado que no importa qué, hay personas que simplemente no te agradan? Algo así le pasaba a Tahiel con Yannel, y no había nadie en REVENISH que no lo supiera, pero como a Tahiel le agradaba mucho Yanis, toleraba a Yannel, y eso era algo que le molestaba un poco a Casper. Verás, Casper apreciaba muchísimo a Tahiel, lo veía como su hermano menor y hacía de todo para que Tahiel estuviera feliz, es por eso que no le gustaba que Tahiel se forzara a sí mismo a convivir con alguien que le desagradaba, aún si, de hecho, a Casper le agradaba Yannel.

Siendo consciente de esto, Robin decidió aprovecharse de ello, sabía bien que Casper no leería su mente porque era alguien que prefería confiar en sus compañeros, y él era su compañero desde que se unió a REVENISH, así que a menos que actuara muy sospechoso, Casper nunca descubriría las intenciones de Robin de hacerle daño a Yannel, así que le dijo a Casper que él quería idear un plan para sacar a Yannel de REVENISH, lo convenció de que eso era lo mejor para Tahiel, y finalmente consiguió que Casper le contara lo que había averiguado leyendo las mentes de Yannel y Yanis.

Una noche, Robin vio a Yannel caminar sola hacia la cocina, así que fue por Casper y lo persuadió para que fingiera tener una «conversación secreta» que ambos habían practicado días atrás, y así, cuando Yannel regresó de la cocina y caminó cerca del estudio en el que Casper solía pasar su tiempo libre leyendo, escuchó las voces de ellos dos, podían apreciarse claramente debido a que dejaron la puerta abierta.

—Entonces, ¿aún no se lo dices a Tahiel? —preguntó Casper.

—No, planeo reservarme esta información por un rato más.

—¿Y no puedes adelantarme, aunque sea un poco?

Robin rio—. Estoy seguro de que a la primera irás y se lo contarás a Tahiel. Estamos hablando de información sobre el sujeto que puede conceder deseos, si es cierta, entonces bien pudo ir y pedirle que Yannel se enamore de mí. Igual no es como que Tahiel estuviera muy interesado en ese sujeto, la que lo estaba buscando era la antigua líder, no creo que Tahiel se enfade si soy yo quien obtiene el deseo.

—¿Y cuándo planeas ir a comprobar tu información?

—Pronto.

Yannel recordó el motivo por el que se había unido a REVENISH luego de escucharlos, ella quería vengar a Timoteo, quería matar a Yanis, quería deshacerse de la cadena que se lo impedía, quería encontrar a quien pudiera ayudarla, y Robin tenía información de la persona que podía hacerlo. Pese a que ella había comenzado a cuestionarse las razones que llevaron a Yanis a matar a Timoteo, pese a que había aceptado que ya no lo odiaba, saber que estaba en sus posibilidades cumplir esa venganza que deseó por tantos años, la cegó de nuevo.

Robin intentó una vez más acercarse a Yannel, y a diferencia de en todos sus intentos anteriores, no recibió un trato indiferente, ella incluso lo dejó entrar a su habitación y trató hábilmente de sacarle el tema de su interés, y él lo sabía, que el evidente coqueteo por parte de ella era para sacarle información, pero él le dejó claro que no daría ni una pisca de esa información gratis, y le insinuó que solo abriría la boca completamente si ella abría de igual forma las piernas.

—Pero no lo harás —aseguró Robin para provocarla—. Sabes que Casper te ha estado leyendo la mente por orden de Tahiel, ¿no? Bueno, me he vuelvo un buen amigo de Casper y él me contó algunas cosas interesantes. El deseo que quieres pedir tiene que ver con ese Timoteo en el que tanto piensas, ¿cierto?

Ella dio un respingo.

Y él sonrió—. No sé quién sea Timoteo, pero no creo que te importe tanto —, su sonrisa se ensanchó cuando vio los ojos de Yannel llenarse de desdén—, ¿o me equivoco? No sé cuál sea con exactitud tu deseo, pero dudo mucho que valga tanto como para que aceptes acostarte conmigo. —Se levantó de la orilla de la cama de Yannel—. No nos hagamos perder el tiempo, ambos sabemos que a menos que yo desee que lo hagas, tú nunca te atreverías a meterte conmigo.

«Bien puedo ir y pedirle que Yannel se enamore de mí», recordó Yannel haber escuchado a Robin decirle a Casper, entonces pensó que ella debía gustarle mucho a Robin, lo suficiente como para que de entre todas las cosas que él pudiera pedir, deseara tenerla a ella, así que, si ella no aceptaba acostarse con Robin, él igual podría conseguirlo pidiéndolo como deseo, y si ella terminaría acostándose con él aún si se negaba en ese momento, Yannel pensó que tal vez su mejor opción era darle lo que quería.

Todo fue tan rápido y Yannel tomó aquella decisión bajo presión, ni siquiera se paró a pensar que Robin pudo haber mentido y en realidad nunca tuvo información sobre la persona con el poder de conceder deseos. Mientras tanto, por petición de Robin, Casper esperó a que pasaran 15 minutos luego de ver a Robin y a Yannel entrar a la habitación de ella, y entonces fue a buscar a Yanis sin siquiera saber para qué, solo se limitó a obedecer a Robin porque creía que lo que él estaba haciendo era al final por el bien de Tahiel.

—Hey, Yanis —lo llamó Casper mientras tocaba su puerta.

—¿Qué quieres? —preguntó tan pronto se asomó.

—Hace un rato Yannel me dijo que me pasara por su habitación porque tenía algo que decirme a solas, pero vi que Robin entró a ella y no ha salido en un buen rato, tengo cosas qué hacer y ya no puedo seguir esperando, entonces, ¿tú sabes qué quería decirme…? —Se hizo a un lado cuando Yanis salió corriendo hacia la habitación de Yannel y se marchó de ahí porque Robin le había dicho que lo que sea que tuviera planeado, se lo dejara a él.

A ver, estamos hablando de Yanis, ya te he escrito lo suficiente de él en modo celoso como para que te des una idea de lo que es capaz, es decir, estando celoso de Sasha sin llegar a verlo besarse si quiera con Yannel, casi mató a varias personas para deshacerse de su ira, ahora, imagínate cómo se puso cuando abrió la puerta de la habitación de Yannel, puerta que ni siquiera tenía seguro, y vio a esos dos completamente desnudos mientras Robin la penetraba.

Cuando Robin vio la puerta abrirse, de inmediato sacó su miembro de entre las piernas de Yannel, tomó su ropa y comenzó a vestirse, le dio un vistazo a Yanis, quien tenía sus ojos fijos en Yannel, y luego miró a Yannel, quien también se encontraba viendo a Yanis, completamente petrificada, con una expresión llena de vergüenza y arrepentimiento. «Ahora solo tengo que decir que lo que hice fue para que estos dos pelearan, y entonces Yanis odiara tanto a Yannel que dejara de importarle si ella se iba», pensó Robin viendo que había conseguido su objetivo, la había destruido, a Yannel, orillándola a herir a quien más quería en el mundo, a Yanis.

Apenas iba a agacharse para tomar sus zapatos para ponérselos cuando Robin sintió un terrible escalofrío, Yannel, quien también había comenzado a vestirse sin mirar a Yanis a los ojos, lo sintió igual, ambos miraron en dirección a Yanis y lo vieron desprendiendo esporas rojas de su cuerpo, las mismas que Yannel vio la noche en que Timoteo murió, aquellas esporas se dirigieron a toda velocidad hacia Robin y alcanzaron a pintarle dos arañas rojas en la espalda antes de que él se teletransportara a su habitación, en donde terminó de ponerse sus zapatos y luego se asomó al pasillo, viendo que aquellas esporas rojas se esparcían por toda la mansión azul, así que teletransportó a todos fuera de la mansión menos a Yannel y a Yanis.

—¿Qué está pasando, Robin? —preguntó Tahiel—. ¿Qué era ese humo rojo?

—Así que también lo viste —respondió nervioso—, creo que ese humo fue lo que mató a todos los de la ciudad natal del Dios del Karma.

Tahiel se estremeció de miedo—. ¡Todos revísense! ¡Vean si no tienen alguna marca en su cuerpo! Y tú Robin, más vale que mamá, Miri o Vane no tengan una marca, de otro modo te mataré.

—S-sí…

Ellos se encontraban a una distancia considerable de la mansión, y desde ahí, pudieron apreciar las esporas rojas de Yanis salir desde las ventanas, Yanis de verdad estaba furioso, y Yannel sintió miedo de él una vez más, por lo que corrió hacia las escaleras para huir de las esporas rojas, pero uno de sus pies no pisó correctamente un escalón y rodó escaleras abajo, se torció un brazo y su cien chocó con el filo de uno de los escalones, se hizo una herida horrible que no dejaba de sangrar.

Cuando Yanis por fin la alcanzó, ella seguía arrastrándose con dificultad hacia la puerta principal de la mansión, dejando un camino de sangre a su paso, pero entonces él se colocó enfrente de ella para cerrarle paso—. Se terminó, deja de huir.

Yannel miró con temor los zapatos cafés que tenía frente a ella—. Por favor… perdón.

Él soltó una pequeña risa mientras se ponía de cuclillas, tomó el mentón de Yannel para levantar su cara y hacer que ella lo mirara a los ojos—. ¿Perdón? ¡Tú eres la única a la que jamás perdonaré! ¿¡Cómo pudiste escoger a otro luego de ilusionarme!? ¿¡En serio nunca tuve oportunidad!? ¿¡Solo vives para detestarme!?

—Te equivocas… tenía miedo, siempre tuve miedo, pensé que tenía que detener este sentimiento a toda costa, porque si continuaba odiándote, mi corazón seguiría siendo de él, eso es el correcto, es lo que me enseñaron mis padres… pero ya no te odio.

—Tú me dijiste que me seguirías para siempre, aún sin la cadena. Pensé que me amabas —balbuceó mientras sus ojos se humedecían. La levantó hasta hacerla ponerse sobre sus rodillas y luego la abrazó, pegando su cabeza en el pecho de ella.

—Y lo hago —susurró mientras sus ojos liberaban las lágrimas que estaba reteniendo. Levantó sus brazos y con ellos abrazó a Yanis con toda la fuerza que su ya débil cuerpo le permitió—. No hay nadie… en todo el mundo, que haya amado más que a ti.

Yanis sintió los brazos de Yannel soltando su espalda poco a poco, hasta que terminaron por caer, el dolor en su cuello causado por las cuatro lunas menguantes desapareció y al instante él sintió un dolor incluso mayor triturando su pecho, ella había muerto, en sus brazos, tan rápida y repentinamente que él no tuvo tiempo de, al menos, intentar impedirlo, y se sintió tan miserable, justo cuando acababa de escuchar a Yannel decirle que lo amaba, la perdió antes de si quiera poder disfrutarlo.

Tahiel y los demás lo vieron marcharse sin plantearse detenerlo, porque en el estado en el que Yanis se encontraba, sabían que, si lo intentaban, él los mataría sin dudarlo. Yanis caminó sin descanso hasta su ciudad natal con Yannel en sus brazos, no quedaba nada de lo que él recordaba, solo eran escombros, una ciudad fantasma con un viento frío que golpeaba su cuerpo con fuerza. Cerca de lo que quedaba de la mansión en la que él alguna vez vivió, había tres cruces, pertenecían a sus padres y a su hermano.

Dejó un momento el cadáver de Yannel en el suelo y excavó un hoyo al lado de la tumba de Timoteo con ayuda de una piedra, luego de varias horas terminó de hacerlo y le echó un último vistazo a su amada, había perdido por completo el color, y su cuerpo desprendía un repugnante olor a podrido, su aspecto no provocaba más que nauseas, pero él la tomó con toda la delicadeza posible, como si fuera los más valioso y hermoso del mundo, y con el mismo trato, la depositó en el hoyo que acababa de hacer, para luego comenzar a cubrirla de tierra. Antes de irse, buscó algunas flores y las puso sobre las cuatro tumbas, se despidió de sus padres, y le pidió a Timoteo que tratara mejor a Yannel o se las vería con él en el infierno.

(Universo 2, E10, 70 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Un poco más de un año después, yo cumplí 22 años, habían pasado 4 años desde la batalla contra REVENISH, yo me había vuelto bastante bueno en combate cuerpo a cuerpo, pero seguía lejos de vencer a Jano, pero ¿sabes? Cuando me enfrentaba a él, peleábamos y yo perdía, sin embargo, jamás me cansaba de intentarlo, más bien, me sentía ligero mentalmente, y no era como que me resignara porque sabía que jamás podría vencerlo.

Es que, yo era consciente de que, en experiencia, me llevaba mucha ventaja, aunque fuera solo por la diferencia de edad, y comprendo que incluso ahora, no sé cómo acortar esa distancia. No sé cómo explicártelo, pero para mí, estar relajado y divertirse pese a haber perdido, me parece una ofensa hacia tu oponente, es decir, te sientes realizado porque lo elevas y veneras, es como si ni siquiera lo consideraras humano. Es algo que siempre he pensado, pero ¿por qué con Jano era diferente? No lo sé. Al enfrentarme a otros, por mucha diferencia que haya, por ejemplo, con el fortachón de Bastián, entiendo hasta cierto punto su forma de pensar, pero con Jano… era todo blanco. Mientras peleaba con él, estaba en un espacio blanco y era cómodo.

—No te esfuerzas en nada —me dijo Jano entre un suspiro luego de mandarme a volar—, eso es porque te asusta que tu potencial te decepcione. Pero puedes decepcionarte, Massiel. Si descubres tu potencial, sabrás qué es lo que debes hacer. Si te comprendes a ti mismo, poco a poco verás qué es lo que debes hacer, y entonces, tus preocupaciones desaparecerán. Eso te lo aseguro.

Me puse de pie y escupí la sangre que se había acumulado en mi boca.

Jano caminó hacia mí—. Bien, escúchame atentamente, Massiel. Cuando ataques a un enemigo, siempre ten en mente esto: Luego de que lances un ataque, incluso si no lo quiebra completamente, si tan solo se agita un poco, se esforzará de más en un contraataque, estará un poco menos consciente de tus movimientos, y podrás regresársela, un ataque tuyo con tu adversario en ese estado puede ser decisivo. Vale, empecemos de nuevo.

Ambos nos pusimos en posición de guardia.

Más o menos por esa época, Jano y yo descubrimos a un hombre que parecía espiarnos, cuando lo encaramos, trató de intimidarnos diciendo que era un miembro de REVENISH, lo que sí funcionó en mí, pero en cuanto a Jano, fue un asunto diferente.

—Massiel, mátalo —me pidió.

Tragué saliva y lo miré asustado—. ¿Q-qué?

Estiró su mano para darme una navaja—. Este hombre es un enemigo, si no lo matas aquí, lo matarás en el campo de batalla, el hecho de que tienes que matarlo no va a cambiar, pero ahora representa un peligro, sabe que estoy entrenando a un niño, si Tahiel lo llega a saber, no se quedará quieto, y la mejor forma de cerrarle la boca es acabando con su vida. Así que toma esa navaja y clávala en su cuello, es fácil, lo tengo inmovilizado.

Sudor frío recorrió la frente del hombre—. ¡No, por favor no me maten! ¡Mentí sobre trabajar para REVENISH! ¡Era mentira! ¡Por favor, déjenme ir!

—No podemos arriesgarnos, mátalo, Massiel.

Matar a alguien… es algo que sabía que tendría que hacer tarde o temprano, aunque traté de evitarlo lo más que pude. Miré los ojos llenos de temor de aquel hombre, y miré la navaja en mis manos temblorosas, creo que tanto él como yo nos encontrábamos empapados en sudor, ambos teníamos miedo, ambos queríamos salir de esa situación.

—¿Qué esperas, Massiel? —preguntó Jano.

—… Tengo miedo…

—¿Te da miedo matarlo? Por supuesto que da miedo, es normal. La forma de calmar ese miedo es con… el sentido del deber y la pertenencia, ¿cómo crees que los soldados cargan a través del campo de batalla? Ellos siempre están expuestos a explosivos y balas volando hacia ellos, si no matan, los matan a ellos, e incluso si no matan, igual los mataran. No lo olvides, al matar a los enemigos, estarás salvando a tus aliados.

Asentí con la cabeza, luego volví a ver la navaja en mi mano, ésta ya no temblaba tanto. Di un largo respiro y miré al hombre directamente a los ojos—. Lo siento, tengo que hacerlo.

—¡No, por favor! ¡Detente! ¡No lo hagas! ¡Detente! ¡¡Detente!!

Esa noche maté a una persona por primera vez, incluso después de haberme lavado las manos en el río, no dejaba de sentir la repugnante sensación del cálido líquido rojo cubriéndolas, ni podía sacarme de la cabeza los gritos de aquel hombre haciendo eco en mi corazón temeroso. Cuando regresé de limpiarme la sangre, Jano se había deshecho del cuerpo quemándolo con un par de rayos, luego ambos prendimos una fogata y empezamos a azar algunos pescados que atrapamos esa mañana.

—Jano, ¿cuándo fue la primera vez que mataste a alguien?

Él me miró en silencio por unos agobiantes y largos segundos, y tras dar un suspiró, se decidió a contestarme—. Yo vivía en un barrio pobre, ver personas morir era algo normal para mí, tanto que… dejé de sentir… algo, cuando veía a alguien agonizando. Yo entendía que matar era algo malo, y no quería ser encarcelado, así que traté de evitar hacerlo, más que darme miedo, me parecía problemático. Pero luego conocí a cierta persona, por primera vez cuidé y vi por alguien además de mí, se volvió más importante para mí que yo mismo, y es por eso que cuando tuve de frente a una de las personas que más la habían lastimado, la furia que sentí fue lo suficientemente fuerte como para que yo matara a alguien por primera vez.

Notas finales:

Nos despedimos de Yannel en este capítulo, ¿alguien esperaba ese final para ella?

Gracias por leer.


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