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Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo. por HikSon

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Notas del capitulo:

Los periódicos se llenas de artículos que describen la desaparición de una niña.

Jano vivió toda su infancia como un ladrón en un barrio pobre de la ciudad de Quitrino, la ciudad natal de mamá Sandra y Simona, su día a día consistía en ir de aquí a allá y probar suerte, había días en los que lograba tomar billeteras o bolsas sin que nadie se diera cuenta, así como comida o algo que pareciera valioso, pero la mayoría de las veces, su aspecto andrajoso alertaba a las personas y terminaban por descubrirlo cuando él entraba en acción, así que recibir verdaderas palizas no era algo desconocido para él.

(Universo 2, E10, 41 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Una tarde de la primavera de sus 16 años, vio a una niña de unos 12 años vagar por aquellas calles tan peligrosas, ella llevaba un vestido de un bonito color rosa pálido, su piel era blanca, impecable, sin ninguna quemadura del Sol, su pelo era largo, negro y quebrado, y tenía unos enormes ojos dorados que parecían emitir luz propia con la luz del atardecer. Jano no pudo evitar mirarla con extrañeza y preguntarse qué hacía una niña tan… decente… bonita… caminando sola por las calles con sujetos como él por ahí.

Entonces una idea peligrosa pasó por su cabeza, pensó que seguro esa niña era amada, y que seguro sus padres no dudarían en cambiar un poco del dinero que gastaban en vestidos bonitos para su preciosa hija a cambio de ella, secuestrar a una niña no era algo que normalmente él haría, pero ese día decidió dejarse llevar por sus impulsos, caminó hacia la niña, la llevó con engaños por calles aún más peligrosas y terminó por encerrarla en la pequeña habitación que él consideraba su hogar.

Jano despertó temprano al día siguiente, estaba acostado en el suelo de un cuarto de un hotel abandonado, bueno, casi, ahí solo iban matones, ladrones o tipos peligrosos, pero como Jano era conocido por todos, nadie le hacía nada ahí, tampoco era como que le brindaran su ayuda y protección, simplemente no se metían con él, era como el hermanito menor de todos, un hermanito problemático que dejaban que hiciera lo que quisiera siempre y cuando afrontara él solo las consecuencias.

Una vez Jano terminó de despertarse, giró su cuerpo para quedar boca arriba y mirar el techo, «Ah~… he secuestrado a una niña», pensó. Se levantó del suelo y caminó hacia la venta para mirar a través de ella, «¿Y ahora qué se supone que debo hacer?».

Pasó una semana desde entonces, Jano llegó a su hogar con una bolsa que contenía seis sándwiches robados y un periódico, tiró el periódico en frente de la pequeña de vestido rosado, luego se sentó frente a ella y le tendió la bolsa con los sándwiches.

Ella la tomó y sacó un sándwich a la vez que miraba las imágenes del periódico—. ¡Hay una foto mía en el periódico…! —Se lo tendió a Jano y señaló su foto—. ¿Qué dice ahí?

—«Sin rastros aún de Rosalie Aboulker, se especula que esto podría tratarse de un asesinato en lugar de un secuestro» —leyó e hizo una mueca—, ¿qué razón tendría yo para matarte?

Ella se cruzó de brazos y frunció el ceño—. Ellos no saben nada, usted solo me está ayudando a ocultarme de mi familia.

—Sí, como resultado de un secuestro.

—¿Entonces por qué aún no pide dinero para mi rescate?

Jano desvió la mirada y se hizo esa misma pregunta—… No lo sé, pero tengo la corazonada de que no lo debo hacer. Pero si lo que yo hago es extraño, tú lo eres aún más, de verdad no lo puedo entender, ¿por qué confías tanto en mí, un completo desconocido?

Ella se encogió de hombros—. El miedo que le tengo a usted no se compara con el que le tengo a mi familia, desde que me trajo aquí solo ha sido bueno conmigo, me trae de comer todos los días, se duerme en el suelo para que yo pueda usar tu sillón, no me mira con desprecio, no me grita ni me pega, se podría decir que confío en usted… porque mi instinto me dice que no tiene ganas de maltratarme, además —se levantó el vestido para dejar al descubierto sus piernas—, ¿ve todas estas heridas? Fueron hechas por miembros de la segunda rama de los Aboulker, es gracioso, en el periódico parece que están preocupados por mí, pero corro más peligro estando con ellos.

—¿Tu familia tiene ramas?

—¿La suya no? —preguntó ladeando la cabeza.

—Mi familia solo soy yo.

Lo miró sorprendida—. Bueno… mi familia tiene muchos miembros, así que nos separan en tres ramas, la rama principal son los dueños de todo, son personas muy importantes, así que yo jamás los vi, porque soy demasiado poca cosa, luego está la rama secundaria, su trabajo es seguir las órdenes de la rama principal y darle órdenes a la rama terciaria, yo soy de la rama terciaria, por eso es que tengo tantos golpes, porque de eso va nuestra vida, trabajar sin descanso y ser golpeados o asesinados si cometemos algún error, y también, las mujeres, nos llevan a algún lugar para que seamos prostitutas, no estoy segura de qué es eso, entiendo que tenemos que dejar que hombres desconocidos nos toquen, pero me dijeron que me iba a divertir —, frunció el ceño—, pero no me imagino cómo puede ser divertido.

—¿Entonces a ti también te iban a prostituir? —preguntó asombrado.

Asintió—. Sí… pero ya no. —Señaló sus ojos—. A la rama secundaria le gustan mucho los ojos dorados, creo que todos los de la rama principal tienen los ojos de este color, y por eso la secundaria también los quiere, por eso, en vez de convertirme en prostituta, decidieron que mejor me iba a convertir en la esposa de alguien de la segunda rama, para que pueda hacer bebé con mis ojos, pero no quiero, mis papás siempre me están diciendo que es un gran honor, que tengo mucha suerte y debo estar feliz, hacen me sienta culpable por no querer casarme con alguien de la rama secundaria, pero yo… creo que prefiero morir a casarme con uno de ellos, yo, creo que los odio.

Ella llevaba ropa limpia y bonita, pero debajo de ella había un cuerpo demasiado delgado, incluso más que el de Jano, e igual de golpeado que el de él, ella odiaba a la rama secundaria de su familia, y él odiaba su vida en general, eran un poco parecidos, quizás por eso a Jano le pareció que Rosalie era sorprendente, porque a diferencia de él, ella sí había hecho algo para escapar de lo que odiaba, así que decidió que aquella niña merecía ser recompensada y ser tratada con gentileza, al menos por él.

—Iré a conseguir la comida de mañana —, estiró su mano para acariciar la cabeza de Rosalie y luego se puso de pie—, ¿hay algo que quieras?

Rosalie levantó su sándwich—. Estoy bastante bien con esto. Aunque… siempre he querido probar el pastel.

Jano miró al techo—. Uhm… en realidad el pastel no es comida, y es bastante difícil de conseguir, pero quizás… sí, tal vez pueda robarme algunas rebanadas.

—¿¡En serio puede conseguir pastel!? —preguntó emocionada.

—Sí —aseguró levantando su pulgar.

—En ese caso, ¿puede traer para una semana entera?

Jano entornó los ojos—. Eso es mucho… bien. —Dio un suspiro y luego sonrió—. Robaré tantas rebanadas como pueda. —Se dirigió hacia la puerta—. Bueno, me voy.

—¡Que le vaya bien! —Esperó a que Jano cerrara la puerta para retacarse uno de los sándwiches en la boca y luego caminó hasta el sillón y se tiró sobre él—. Dijo que su familia es solo él… yo prefiero no tener familia a tener la que tengo, pero… una familia de uno suena muy solitario, me pregunto si él aceptaría ser una familia de dos conmigo.

En realidad, Rosalie no tenía muchas expectativas, ella era bastante consciente de su situación, sabía que Jano podía ser atrapado por la policía… o bien ser asesinarla por él, pero, aun así, le hacía ilusión que él estuviera dispuesto a tomarse la molestia de conseguirle pastel, y, además, ella notó que Jano incluso había conseguido un par de platos de plástico, quizás podrían utilizarlos cuando fueran a comerse el pastel, y esa sería la primera vez que Rosalie comería en un plato.

Era extraño, pero cuando Rosalie despertó a la mañana siguiente, se sintió feliz de seguir viva, estaba deseando con todas sus fuerzas a que Jano apareciera por la puerta con una montaña de pastel, ya que, si no había llegado a dormir, pensó que debía ser porque había logrado conseguir un montón y tuvo problemas para transportarlo. Sin embargo, cuando él llegó con solo una rebanada de pastel y algunos raspones en la cara, además de una rodilla sangrante, el pastel ya no le importó tanto.

Jano dejó la rebanada de pastel en una pequeña mesa y fue hacia el baño, Rosalie lo siguió en silencio y se quedó de pie viendo cómo él se curaba las heridas, y notó lo acostumbrado que él estaba a hacerlo.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Jano—. El pastel está allá afuera.

—Lo estoy esperando, quiero comer el pastel con usted.

Él soltó un suspiro—. ¿Acaso no viste que solo pude conseguir una rebanada? Además, es muy dulce para mí, cómelo tú sola.

—Bueno… gracias por traerme pastel.

Esa fue la primera vez que Rosalie dijo «gracias», y también fue la primera vez que alguien le decía «gracias» a Jano. Afuera de ese cuarto de hotel, todos los veían como un criminal y una víctima, pero dentro, su situación era borrosa, tenían conversaciones casuales e ignoraban la realidad, y también, evitaban ver lo que había dentro del corazón del otro.

Cuando Jano salió del baño luego de que terminó de curarse, vio la sonrisa tan alegre de Rosalie que no paraba de decir lo delicioso que estaba el pastel, y pensó que, días atrás, él de hecho ya no tenía ninguna razón por la cual seguir viviendo, pero eso había cambiado, mientras veía a la pequeña devorar lentamente su pastel, pensó que debía seguir viviendo por el bienestar de esa niña, por todo el tiempo que ella necesitara.

—¿Sabe? Siempre me llama “Hey”, “Tú”, “Niña” —le comentó Rosalie a Jano una noche antes de irse a dormir.

—¿En serio? No me había dado cuenta —aseguró y le dio un vistazo a Rosalie—, ¿te molesta?, ¿quieres que te llame por tu nombre?

—En realidad… quiero que usted me dé un nombre.

—¿Eh?

Ella se enderezó para sentarse en el sillón y le sonrió—. Quiero dejar de lado el nombre que esas personas me dieron y a partir de ahora vivir con el nombre que usted me dé.

Jano hizo una mueca—. Yo… no soy bueno para poner nombres…

—¡Está bien! Que usted me dé uno es lo importante.

—… Un nombre —, miró al techo en busca de ideas—… uhm… ah… se me acaba de ocurrir uno.

—¿Cuál? —preguntó inclinándose hacia delante—. ¿Cuál? ¿Qué nombre es?

—Bueno… Felicia… para que puedas lograr vivir feliz —, desvió la mirada, avergonzado—… o algo así. Lo siento, el nombre recién es… te dije que soy malo poniendo nombres…

Ella se acercó a él y entonces se lanzó para abrazarlo—. Es un nombre precioso— aseguró, haciendo que Jano se sonrojara—. A partir de ahora soy Felicia —dijo mientras se separaba de él para dedicarle una enorme sonrisa—. ¡Llámeme así!

Jano también sonrió—. De acuerdo, Felicia.

—¡Bien! A todo esto, ¿cómo se llama usted?

—… Jano…

—Oh, es lindo, ¡me gusta!

Más días pacíficos continuaron por un tiempo para ellos dos, llenos de conversaciones banales en las que nunca tocaban demasiado el pasado del otro, pero lo suficientemente importantes como para conocer sus principales gustos y disgustos, y así poder acoplarse entre ellos para sentirse más cómodos, por ejemplo, a Rosalie le gustaba mucho que Jano le palmeara la cabeza acompañado de frases como: «Muy bien», «Buena niña» o «Eres asombrosa», así que Jano comenzó a hacer a cada oportunidad que tenía.

Ambos lo sabían, que su relación no era normal y que podría terminar en cualquier momento si eran descubiertos, pero si había momentos, por más pequeños que fueran, de felicidad en esa decadente habitación, ambos quisieron aferrarse a ellos.  «Solo tengo a Jano», luego de un tiempo, Felicia llegó a pensar aquello con bastante frecuencia, y es que, si ella salía de esa habitación, encontraría muchas personas afuera que podrían compadecerse de ella y ayudarle, pero… Jano, su secuestrador, fue la primera persona que extendió su mano hacia ella.

Él era la persona más importante de su vida, y para protegerlo de la policía, ella debía quedarse para siempre en esa habitación, sin tener la oportunidad de ver a alguien distinto de Jano, pero ¿de verdad lo estaba protegiendo así? ¿De verdad era lo mejor para ambos? ¿Quedarse así para siempre les garantizaría la felicidad? Felicia pensó que, si le hacía esas preguntas a Jano, él le diría que ella estaba pensando demasiado y que no se preocupara por el futuro, así que se guardó esas preguntas y decidió encontrar las respuestas por ella misma.

Notas finales:

Todo esto de las ramas de la familia Aboulker a la pertenecen mamá Sandra y Simona, tendrá su relevancia en otra historia, en especial la parte de la prostitución de las niñas de la rama terciaria.

Gracias por leer.


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