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Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo. por HikSon

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Notas del capitulo:

¿De qué trató la conversación que Massiel escuchó a escondidas que lo hizo irse a la cama sorprendido de haber visto a Yanis actuar tímidamente?

Yo lo desconocía completamente, pero parece que, en realidad, Jano sentía un poco de temor cuando se enfrentaba a mí. Cuando comenzamos los entrenamientos con ropa-armadura cubriéndome, múltiples veces salí volando por los aires al ser alcanzado por alguno de los rayos que hacía llover Jano, sin embargo, siempre me levantaba de inmediato hasta estar lo suficientemente cerca de él como para tratar de soltarle un golpe, aunque como te imaginarás, Jano me aplicaba alguna llave y me ponía contra el suelo.

Siendo tan bueno en combate cuerpo a cuerpo, así como en combate a larga distancia, ¿por qué un sujeto tan asombroso como Jano tendría miedo de un niño como yo? Mientras él me veía cuando entrenábamos, recordó a todos los tipos que apreció, y a todos los tipos a los que odió, era consciente de que todos ellos son pedacitos que ahora lo conforman, y yo, su discípulo, igual me convertiría en una parte de él.

Durante muchos años, su solo nombre ha causado miedo en las personas, y les brinda protección a otras, hay demasiadas expectativas con las que debe cargar, y éstas siguen creciendo con los años, pero al recibirlas por tanto tiempo, su cuerpo comenzó a volverse pesado, aunque, en palabras de él, esa pesadez es la que te mantiene firme cuando temes cubrirte del fuego, te ata al suelo y no te deja escapar.

Paso a paso, con discreción, yo iba mejorándome a mí mismo. Caí un montón de veces, pero siempre regresaba con una nueva capa cubriéndome, más gruesa que la anterior. Fue conmigo, que Jano pensó por primera vez que perdería contra alguien, pero, cuando se preguntaba qué pasaría si le quitaban su título de invencible, se llenó de temor y éste lo hizo aferrarse de nuevo a la pesadez de las expectativas con las que carga.

Yo lo había notado, así como yo iba haciéndome más fuerte, sentí cómo Jano también lo hacía, yo solía pensar que no era que se hiciera más fuerte, sino que iba mostrándome de poco a poco su fuerza, pero ahora sé que él se obligó a hacerse mejor para no ser derrotado por mí. Eso me hace sentir conmovido de alguna forma, y también me hace admirarlo más, es decir, realmente es un monstruo, actualmente tiene 50 años y sigue siendo la persona más peligrosa en el campo de batalla, es increíble que pueda seguir peleando de forma tan bestial.

No hace mucho, me confesó sentir nostalgia al percatarse de que los que peleaban a su lado fueron desapareciendo, primero uno, luego otro… dijo que lo único que le queda es un cuerpo envejecido y un montón de pesadas expectativas, y él sabe que dichas expectativas no son creadas para maldecirlo, pero hay noches en las que se siente inmovilizado por éstas.

Vale, hermosas reflexiones, lo sé, pero hay que seguir con la historia.

(Universo 2, E10, 71 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

En el otoño de mis 23 años, Sasha y Alan regresaron a casa del supervisor luego de haber salido por 2 meses a realizar investigaciones sobre el paradero de REVENISH, desde que la mansión Cannatela fue destruida y por ende ellos tuvieron que irse de ahí, REVENISH se había mantenido inactivo por un buen rato y ya nadie había escuchado nada de ellos.

—Nada, parece como si se los hubiera tragado la tierra —dijo Sasha luego de que todos nos reuniéramos en la sala para escuchar lo que habían averiguado.

—Muchos piensan que los miembros de REVENISH murieron el día en que la mansión azul fue destruida —explicó Alan—, hubo algunos que se adjudicaron esa hazaña, pero de los que supimos y fuimos a comprobar, ninguno de ellos lo hizo.

—Poco a poco, aquellos que utilizaban el nombre de REVENISH para hacer vandalismo, están cayendo —continuó mi primo—, no tienen a nadie que los respalde, porque saben que, si algo les pasa, REVENISH no va a aparecer.

—Bien podríamos dejar esto por la paz y olvidarnos de Tahiel —dijo mamá Sandra.

Yo negué con la cabeza—. No puedo estar tranquilo hasta no saber qué pasó con Eider.

—Yo tampoco descansaré hasta no hablar con Miriam —agregó el supervisor.

Esa noche, estuvimos conversando hasta que se hizo tarde, y el supervisor insistió en que mamá Sandra y yo pasáramos la noche ahí, al final aceptamos la oferta, mamá se quedó en la habitación de Camila, y yo en la de Sasha y Yanis, lamentablemente en la misma cama que mi primo, puesto que no había suficientes cobijas como para que yo durmiera en el suelo o en el sillón de la sala. Al llegar la madrugada me levanté para ir al baño, y en mi camino de regreso, escuché levemente las voces de Yanis y Camila afuera de la casa, así que me asomé sigilosamente por la ventana y entonces los vi, sentados en el pasto, uno al lado del otro mirando hacia el cielo.

—Soy patético, ¿no lo crees? —soltó Yanis entre un suspiro—. Dependí tanto de la existencia de Yannel, que ahora que ya no está más aquí, vivo una vida sin sentido.

—Tienes razón, eres patético —, hizo una media sonrisa y se encogió de hombros—, pero, así es como es un ser humano.

Yanis sonrió, aunque a Camila le dio la impresión de que él parecía querer llorar—. Eres honesta y directa, de alguna forma haces que me vea aún más miserable.

—… Yo quiero hacerte muy feliz… Yanis, te amo.

Él y yo abrimos los ojos sorprendidos.

—Hey, ¿qué expresión es esa? —Camila rio levemente.

Yanis desvió la mirada—… No sería extraño que algún día vayas a conocer a alguien que conozca todas tus manías, que acabe conociendo todo de ti, que te acepte y te ame. Sería tan romántico, ¿no lo crees? Y cuando llegue ese momento, vas a olvidar que me dijiste «Te amo», de la misma forma que has olvidado que amaste a Massiel hace tiempo. Así que, no me trates como a un idiota.

Camila lo miró en silencio unos segundos y luego suspiró—. En verdad el destino es un imbécil, no da felicidad equivalente para nadie, pero pienso que ser feliz o infeliz depende de cada persona. Sufriste dolores en verdad terribles, y sabes lo que es tener resentimiento, pero perdón, yo estoy muy agradecida, porque todo eso te trajo a mí. Dime, ¿estás insatisfecho con este destino? ¿No te basto yo? —preguntó tomándolo de la mano.

Yanis bajó la mirada, sonrojado.

Y yo me asusté un poco al verlo actuar así de tímido, ese no era el Yanis que yo conocía.

Camila notó la vergüenza de Yanis y reprimió una sonrisa—. ¡Voy a hacerte muy feliz y haré que digas que me amas también!

Recordando todo lo sucedido con Yannel, Yanis se preguntó si estaba bien que él fuera feliz, pero en ese momento solo pudo sostener con más fuerza la mano de Camila—. No sé qué hacer contigo. —Sonrió levemente, y luego volvió a mirar al cielo sin soltar la mano de ella.

Yo regresé a mi habitación con un montón de sentimientos encontrados, escuché lo suficiente como para saber que acababa de presenciar el momento en que Camila se percató de que estaba enamorada de Yanis, cosa que yo ya me venía imaginando desde siempre, se declaró y él no la rechazó… y no solo eso, descubrí también que, en algún momento, sin que yo fuera consciente de ello, Camila sintió por mí algo más allá de la amistad. Ahora entendía por qué Yanis me había preguntado si hubo un tiempo en el que yo consideré a Camila como una opción amorosa cuando él recién regresó.

De todas formas, no tenía caso darle vueltas al asunto, temía liberar aquellos sentimientos que sellé para conservar mi amistad con ella, que supongo que para entonces ya habían desaparecido, pero por si las dudas, traté de no meterme con ellos, porque si existían todavía, solo me causaría dolor, puesto que ahora era certero que Camila y Yanis terminarían juntos.

A la mañana siguiente, me desperté al sentir algo cayendo sobre mi cara, cuando me lo quité de encima, noté que era un pantalón y enseguida un suéter negro voló hacia mi cabeza. Miré hacia el origen de esa lluvia de ropa y vi a mi primo sacando desesperadamente ropa de su armario.

—¿Qué demonios haces? —le pregunté.

—Tuve un sueño premonitorio.

—¿Un sueño? ¿Viste algo malo?

Él se detuvo y permaneció en silencio unos segundos—. Te conté una vez, que había tenido una visión en la que el esposo de Romina le pegaba, ¿cierto…? Esta vez la vi… siendo matada a golpes por él.

—… ¿Irás por ella?

—Estoy buscando zapatos cómodos con los que pueda correr luego de... ni siquiera sé cómo voy a hacer para traerla conmigo.

—Si tanto la quieres, no te preocupes por pedir permiso —opinó Yanis, sentándose en la orilla de su cama luego de quitarse de encima las cobijas y una capa de ropa de mi primo—. Róbatela.

Mi primo abrió la boca para decir algo, pero al final agachó la cabeza y su mirada se tornó vacilante.

—Vamos —le dije—, yo te acompaño.

Yanis levantó los brazos para estirarse y soltó un bostezo—. Yo también.

Sasha y yo lo miramos con sorpresa.

—Siempre estuve celoso de Sasha, no sabía que él ya estaba enamorado de una mujer diferente a Yannel… hago esto como una especie de compensación. Además, sé perfectamente lo que es ver morir a quien amas, te aconsejo que, si puedes, te evites ese dolor.

Mi primo sonrió agradecido—. Gracias.

Luego de perder un «piedra, papel o tijera» con esos dos, me vi en la obligación de entrar a hurtadillas a la habitación perteneciente al supervisor y Alan para tomar una de las llaves de los camiones de carga. Luego de ir a donde estaban los camiones y probar la llave con unos cuantos, dimos con el camión al que le pertenecían las llaves que tomé y nos dirigimos hacia la mansión Hagelyn en la ciudad Mellón.

—Bien, llegamos, ¿y ahora qué? —le pregunté a mi primo tras estacionar el camión afuera de la mansión.

—Vayan ustedes dos por la señorita —dijo Yanis—. Yo me quedaré aquí, tan pronto los vea salir, arrancaré para irnos.

—¿Y por qué tú te quedas en el camión? Si yo manejo mejor que tú —cuestioné mientras enfatizaba con mis manos que yo me hallaba en el asiento del conductor en ese momento.

—Porque es menos probable que ustedes salgan lastimados. Los dos tienen semillas de mi poder, Sasha la tiene bajo la piel, por lo que no se ven las frutas, pero ahí están, y Massiel tiene una semilla inactiva en el dorso de su palma, si activo su semilla… en realidad nunca lo he hecho antes, así que no estoy seguro.

—Entonces si la activas y me crecen frutas, activarás las de buena suerte para que salgamos de esto de la mejor manera. —Me rasqué la cabeza, «O bien podría activar las de mala suerte y… no, Massiel, confía en Yanis… al menos un poco», pensé con nerviosismo.

—Bueno, activaré tu semilla.

Asentí.

Y un segundo después, todo mi cuerpo se tiñó de plumas blancas y negras.

—… Wow, realmente eres un princesito puro, casi no veo ninguna pluma negra.

Hice una mueca—… Parezco una puta gallina…

Mi primo y Yanis habían tratado de aguantarse la risa, pero luego de que yo soltara ese comentario, no pudieron evitar explotar en carcajadas y bufarse de mí. Luego de un rato me calmaron diciendo que, ya que mi piel es súper pálida, casi no se notaban las plumas de lejos, aun así, hice que mi primo me cambiara su sudadera por mi suéter, pues ésta cubría un poco más mi piel, además de que con la capucha puesta también cubría un poco las plumas del cuello para arriba.

Hicimos lo que dijo Yanis, él se quedó en el camión y mi primo y yo fuimos por Romina. Mi primo estuvo en esa mansión por varios años cuidando de su pequeña prometida, exploró cada rincón del patio con ella, por eso sabía que había una entrada secreta igual a la que yo hice cuando era niño para salir a trabajar por mi juguete. Demoramos un poco en entrar por ella, ya que esa entrada secreta no estaba diseñada para cuerpos tan grandes como el de dos hombres adultos, pero bueno, ya estábamos adentro, lo difícil ahora era llegar a Romina.

Rodeamos la mansión hasta estar debajo de la ventana de la habitación de Romina, obviamente teniendo cuidado de que no fuéramos vistos por nadie, Sasha trató de escalar hacia la ventana, pero incluso con mi ayuda no pudo llegar demasiado lejos, sin embargo, no podíamos irnos habiendo llegado hasta ahí, así que me ofrecí como mensajero, debía escalar la pared, calmar a Romina y que no pensara que yo era un ladrón y decirle que bajara al patio sola para hablar con Sasha. La primera parte fue fácil, la fachada de la mansión tenía bastantes detalles esculpidos en los que me pude agarrar para escalar la pared, y en poco tiempo llegué a la ventana, la abrí y entré a la habitación.

«Está vacía», pensé y miré la habitación, de verdad era la habitación de una princesa, pensé que seguro así luciría la de mi hermano Román, aunque claro, no tan femenina. Caminé hacia el armario y abrí las puertas para analizarlo como un escondite, temía que alguien que no fuera Romina entrara y todo se echara a perder, y justo cuando estaba pensando en eso, la puerta de la habitación se abrió y fui visto por una sirvienta.

—¿Q-quién es usted? —preguntó la sirvienta, y luego de examinarme de pies a cabeza, cerró la puerta y se acercó a mí con pasos firmes—. ¿Usted es el señor Sasha?

—Uhm… no… pero vengo de parte suya.

—Oh~ —, sonrió coquetamente y se acercó aún más a mí—… ¿puedo saber tu nombre?

—A-ah… este… primero, ¿podrías llamar a la señorita Romina?

—Ahorita está con sus padres, sabes que ella solo viene de visita los fines de semana, ¿no? Por eso se la pasa hablando con ellos todo el día, así que no tengas prisa y hablemos un rato más, ¿bien? —Pasó su dedo índice por mi mejilla y cuello—. Que tatuajes más peculiares, me gustan.

La puerta volvió a abrirse y una joven de cabellos rubios y ojos verdes apareció—… Dominica, no puedes traer a tus conquistas aquí.

La sirvienta chasqueó la lengua—. No es eso, en realidad él vino a verte a ti.

—¿A mí? —Me echó un vistazo—. No creo conocerte.

—Yo solo soy un mensajero de Sasha —expliqué nervioso.

—Yo quiero un mensajero como tú —dijo La sirvienta mientras acariciaba mi espalda bajando peligrosamente su mano hasta que me aparté.

—Contrólate Dominica —replicó la señorita, luego volteó a verme a mí—. Creí haberle dejado claro a Sasha que no quería que volviera a buscarme.

—No a menos que él viniera con intenciones de llevarte con él —contesté.

Ella me miró con sorpresa—… No, tampoco basta con eso, yo necesito que él me ame, ¿acaso lo hace?

—¿No sería mejor que eso se lo preguntaras a él?

—¿Está aquí?

—Está justo allá afuera. —Señalé la ventana.

Romina se acercó a ella y le dio un vistazo al otro lado, pero tan pronto vio los cabellos negros de mi primo, dio dos pasos hacia atrás y volvió a mirarme—. No puedo ir…

—¿Prefieres seguir viviendo una vida en la que puedes morir a golpes en cualquier momento?

—… Créeme, no es eso —afirmó con la mirada pegada al suelo.

—¿Qué es lo que te impide irte entonces?

—… Creo que perdí la confianza de estar con Sasha. Incluso si él me amara, no siento que él merezca a una desgracia de mujer como yo, con un cuerpo lleno de hematomas y… con una criatura dentro de mí.

«Ah, está embarazada», pensé con sorpresa, pero aún con eso, no creí que eso cambiara las cosas—… ¿Crees que Sasha es el tipo de bastardo que te daría la espalda por algo como eso?

Ella apretó los labios y me miró preocupada.

—Él no se va a ir a menos que te vea y hables con él, eso es todo, ya cumplí con mi trabajo.

Crucé la ventana y descendí, le conté a Sasha lo que hablé con Romina y ambos nos sentamos en el pasto esperando verla llegar, luego de unos minutos, vimos a Romina caminar hacia donde estábamos nosotros.

Notas finales:

Gracias por leer.


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