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Un Camino Construido Sobre Ruinas Perdidas En El Tiempo. por HikSon

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Notas del capitulo:

La muerte original de Massiel ocurre mucho antes de que Lucy naciera, y ella, sin saber de que Massiel alguna vez existió, se enfrenta la situación que la obligó a usar su poder por primera vez.

—Espera, derrumbaste el piso, ¿tienes súper fuerza como Bastián? —te preguntarás.

Uy, no. Aquel poder, en palabras sencillas, es algo así como una barrera invisible que, no solo me protege de ataques, sino también los regresa, pienso en él como un espejo, porque cuando usé mi poder en Tahiel… bueno, ya lo escribiré más adelante, ahora estamos con Massiel Original.

Massiel Original despertó su poder y rodeó su puño con aquella barrera inconscientemente, y entonces, cuando golpeó el suelo, la barrera protegió su puño de salir lastimado, y… uhm… pongámoslo así, actúa igual que el poder de Camila, pero al revés. Me explico, Camila puede hacer que cierta cosa sea atraída por otra, aquella barrera no atrae, sino que repele. Massiel Original estaba enfocando su atención en el suelo, así que cuando su puño entró en contacto con éste, el suelo salió expulsado, eso hubiera pasado aún si él solo hubiera colocado suavemente su mano en suelo.

Por los siguientes meses, Griselda y Santiago se dedicaron a atrapar a Massiel Original cada vez que escapaba de su habitación, muchas veces lo dejaban inconsciente a golpes, pero pronto dejó de funcionar, así que recurrieron a utilizar una máquina de esas que dan descargas eléctricas, y cuando eso también se volvió inútil, tuvieron que recurrir a sedantes. Pero entonces llegó un día, en el que Massiel Original por fin pudo controlar aquel poder y logró utilizarlo sin necesidad de estar al borde de la muerte por inanición, sus padres no pudieron hacerlo dormir para encerrarlo de nuevo en su habitación, que por cierto hacían cada vez más y más impenetrable, y entonces por fin pudo escapar.

(Universo 2, E1, 61 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Massiel Original huyó de la mansión y se dirigió a toda velocidad hacia el mercado en busca de César, tenía tantas ganas de verlo, quería decirle que ya tenía la fuerza para oponerse a sus padres y hacerles frentes, incluso de pelear con ellos y la policía comprada por ellos, y no salir lastimado. Llegó por el área en la que se estacionaban los camiones de carga y comenzó a gritar el nombre de su hermano de corazón. ¿Cuántos años habían pasado desde que lo vio por última vez? ¿Se encontraba bien? ¿Qué tan alto se habría vuelto?

Habían pasado 5 años desde el día que Massiel Original y su César enterraron a su mamá Sandra, podrá parecerte mucho o poco tiempo, pero César siempre creyó en las palabras de Massiel Original y esperó por él, así que cuando escuchó que llamaban su nombre y vio a Massiel Original a lo lejos, dejó lo que estaba haciendo y corrió a abrazarlo para darle la bienvenida, porque estaba seguro de que, a partir de ese momento, nada ni nadie los podría separar de nuevo.

(Universo 2, E1, 63 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Pero sí hubo algo… la muerte. Massiel Original era alguien con muchísimo odio dentro, era alguien muy agresivo y peleaba con todos, claro, había excepciones como César y el supervisor, y, bueno, en algo teníamos que parecernos, a Massiel Original le daba miedo Yanis, así que tampoco se metía con él, pero con todos los demás, incluso con Camila, tuvo peleas desde verbales hasta físicas, algunas pequeñas, algunas muy graves.

Y peleando con desconocidos en las calles, conoció a personas peligrosas que lo alabaron por lo bien que usaba sus puños, y lo incitaron a participar en peleas clandestinas, hasta eso, Massiel Original aceptó porque quería el dinero para aportar en la casa del supervisor, pero también porque le gustaba mucho agarrarse a madrazos a otros y tener una justificación para hacerlo, y fue en medio de una pelea clandestina cuando tenía 15 años, en que su contrincante, a quien Massiel Original respetada y consideraba su rival, le dio por accidente un mal golpe en la cabeza y lo mató.

Difícil de creer, ¿no crees? Al menos cuando yo me enteré de esto, no lo podía creer. Bueno, ahora vamos unos años en el futuro, a unos días antes de que tú usaras tu poder por primera vez.

(Universo 2, E1, 97 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Una mañana de la primavera de tu noveno año de vida, mientras tu mamá te llevaba a la escuela, una mujer de cabello castaño claro y ojos color miel, quien resultaba ser Vanesa Roger, la hija de Tahiel y la señora Miriam; un joven de 19 años, con cabellos negros y ojos azules, Estaban Eisenhide, ¿Eisenhide? Sí, Eisenhide, era hijo de Vanesa y mi primo Ignacio, ¿recuerdas a Ignacio? El hijo de mi tío Paul, el hermano de Matilde, el suertudo al que Griselda le regaló mi cochecito, ese Ignacio; y un pequeño hombre de cabello gris y ojos verdes, quien resultaba ser la versión de la tercera edad de Bastián, se plantaron frente a ustedes.

Vanesa dio un paso hacia ustedes y sonrió amablemente—. Disculpen si sueno extraña, pero ¿alguna de ustedes tiene un poder?

—¿Un poder? —preguntó tu mamá y te puso detrás de ella.

—Ya saben, volar, súper fuerza, algo como eso.

—… No sé de qué están hablando, si me permiten, tengo que llevar a mi hija a la escuela. —Tu mamá tomó tu mano y se dispuso a huir de ahí, pero Esteban la tomó del brazo y ella soltó un grito de dolor.

Miraste con miedo el rostro afligido de tu mamá y te percataste de que su brazo sangraba, entonces tus ojos se dirigieron a la mano del joven y lo que viste te dio escalofríos, su mano se había agrandado y tornado de color negro, y en vez de dedos parecía tener unas largas cuchillas que se hallaban enterradas en el brazo de tu mamá. O sea, ese niño había heredado el segundo poder de Tahiel.

—Debimos haber hecho esto desde el principio —dijo Esteban.

—Vamos, quería hacer esto pacíficamente. —Suspiró Vanesa.

—Esteban tiene razón —opinó Bastián—, el cabrón de Ignacio sabe que estamos en esta ciudad, nos debe estar pisando los talones, si alargamos demasiado esto nos encontrará, y definitivamente quiero evitar una pelea, ya no tengo edad para eso.

Vanesa hizo un movimiento con su mano como para quitarle importancia—. Pero todo estará bien mientras Ignacio no traiga consigo a Alan, él es el único que podría darles problemas.

—Cállate, Vanesa, vámonos de una vez —masculló Estaban.

—Llámame «Mamá», estúpido hijo mío.

Esteban chasqueó la lengua.

Los cinco comenzaron a caminar hacia una camioneta, tu mamá prefirió no gritar por ayuda, ya que pensó que, si lo hacía, solo involucraría a inocentes y los llevaría a su muerte, viendo las heridas en su brazo causadas por el más joven, no quiso imaginarse lo poderosos que eran los otros dos, así que, por el momento, lo mejor que se le ocurrió fue seguirlos obedientemente.

La camioneta avanzó por al menos unas 3 horas, hasta que llegaron a una ciudad desconocida, la camioneta se detuvo finalmente en el estacionamiento de un hotel, una vez todos bajaron, se dirigieron al elevador que llevaba a la planta baja del hotel y el resto de los pisos superiores, pero Esteban ignoró por completo los botones y dirigió sus manos hacia una de las paredes, y luego de poner sus dos palmas sobre ésta, empujó la pared con fuerza hasta dejar ver un pasillo, luego todos caminaron por ahí mientras Esteban empujaba la pared del elevador de regreso.

Luego de unos pasos, el pasillo comenzó a inclinarse hacia abajo, viste una luz desde arriba y cuando alzaste la cabeza, viste que era la luz del exterior que se filtraba por una reja en el suelo de la calle, las misma por la que la camioneta en la iban había pasado para entrar al estacionamiento del hotel, pudiste ver desde ahí el anuncio lleno de luces del restaurante de enfrente. Al final del pasillo había una puerta de metal con un pequeño teclado al lado y una pantalla, luego de que Esteban ingresara una contraseña de 5 números, una alarma sonó y luego la puerta se abrió, tan pronto cruzaste la puerta, viste a al menos unos 6 hombre armados, todos estaban listos para disparar si veían a alguien desconocido entrar por la puerta.

Continuaron caminando, siguiendo la espalda de Vanesa, tú te dedicabas a mirar con miedo cada rincón por el que pasaban, notaste muchas habitaciones con puertas de metal y luego un grito te alarmó, tu mamá te tapó los ojos, pero ella estaba tan asustada que no pudo hacerlo completamente, y lograste ver entre sus dedos una habitación con enormes ventanas donde estaba un niño sujeto a una camilla con varios tubos conectados a él y dos hombres con batas blancas anotando sus observaciones en una libreta.

Vanesa se detuvo en una habitación, le hizo una seña a tu mamá y a ti para que entraran y ahí las esperaba un hombre de cabello gris y largo, atado en una coleta, y con una barba del mismo color adornando su cara. Ese hombre era Robin.

—¿¡Por qué él sí puede salir de aquí y yo me quedo sentado horas haciendo papeleo!? —Exclamó Robin apuntando con el dedo a Bastián.

—¿Acaso no hace mucho te lastimaste la rodilla, viejito?  —se bufó Esteban.

—¡Ya me he curado! Además, Bastián es más viejo que yo, él ya tiene más de 60 años, yo apenas tengo 57. Escuché del señor Tahiel que irían a buscar en la ciudad Kleidi, ¿no es ahí donde están los Eisenhide? Corrieron demasiado el riesgo de toparse con lo que queda de la organización que Guilmer, si el hermano de Vanesa los encontraba seguro que no los dejaba escapar, Alan es un verdadero peligro, debieron llevarme a mí, yo podía teletransportarlos en caso de que él hubiera aparecido.

—¿Y si hubiera ido la hermana de mi esposo? —planteó Vanesa—. Matilde hubiera anulado tus poderes y serías solo una carga, no sirves de nada en una confrontación. Bastián tiene muchísima experiencia en peleas, aunque ya no sea tan joven es difícil derribarlo, y Esteban… ¿en serio crees que Ignacio y Matilde se atreverían a matarlo? Deja de alegar y has tu trabajo.

El viejo Robin chasqueó la lengua—. Bueno. —Volteó a ver a tu mamá y a ti—. Acérquense. —Tomó una cámara y le tomó una foto a cada una, luego agarró dos brazaletes que estaban en un cajón repletó de ellos y se los colocó.

Miraste tu muñeca y viste que tu brazalete tenía el número 247, el de tu mamá era el 246.

—¿Nos están marcando como ganado? —escuchaste susurrar a tu mamá.

Salieron de esa habitación tras eso, caminaron por varios pasillos llenos de habitaciones hasta detenerse en una, como todas las demás, con la puerta de metal, y con un número 13 a un lado. Vanesa sacó una llave de su bolsillo y abrió la puerta, tu mamá te tomó de los hombros y ambas entraron a la habitación, luego escucharon la puerta cerrarse detrás. Ahí dentro había al menos diez personas, algunas sentadas en el suelo, otras de pie recargadas en una pared, no había ningún mueble, lo único en esa habitación además de personas era un foco que parpadeaba y una cámara de vigilancia en una esquina del techo.

—Han traído a una niña —sollozó una anciana y puso sus manos sobre su rostro para luego llorar con más fuerza—. ¿¡Ni siquiera se tientan el corazón con los niños!?

Miraste a tu alrededor y viste a dos niños más entre las personas que había ahí, ambos se veían más jóvenes que tú.

—¡Vamos a morir! ¡Todos vamos a morir! —gritó un hombre de unos 30 años—. ¡Sáquenme de aquí! ¡Por favor! ¡No quiero morir! —Se estampó contra la puerta y la golpeó con sus puños.

—¿¡Quieres callarte!? —pidió una mujer—. ¿¡No ves que asustas a los niños!? —Fue hasta los pequeños, quienes habían comenzado a llorar, y los abrazó.

Tú miraste a tu mamá y ella te abrazó también.

¿Cuántas horas habrás pasado ahí? No lo sabías, no tenías forma de saber si quiera si era de día o de noche, la puerta de metal solo se abría cuando un guardia les llevaba de comer una sopa insípida y pan, ninguna de las personas ahí dentro abría la boca para decir algo, lo único que se escuchaba eran las alarmas de emergencia que sonaban de afuera, gritos de dolor de habitaciones cercanas, los niños de la habitación llamando a sus mamás, los sollozos de una anciana, y el sonido de uñas siendo mordisqueadas por un hombre ansioso.

Entonces llegó una vez, en que la puerta se abrió y el guardia que se asomó, no traía consigo platos de comida.

—Número 235…

Todos en la habitación contuvieron su respiración y la tensión los invadió por completo.

—No… por favor… solo es un niño —sollozó la anciana y se aferró a uno de los pequeños ahí presentes.

El guardia caminó hasta la anciana y la golpeó con fuerza, haciéndola soltar al niño, luego lo tomó de la mano y lo arrastró hacia la puerta mientras él trataba de quedarse en la habitación con todas sus fuerzas. La puerta volvió a cerrarse, y un silencio sepulcral reinó por unos segundos hasta que un hombre, el que solía morderse las uñas, se puso de pie y empezó a murmurar.

—Soy el que sigue, yo soy el 236… me van a matar, me van a matar, me van a matar, me van a matar, me van a matar, me van a matar, me van a matar, ¡me van a matar! ¡Me van a matar! ¡Me van a matar! ¡Me van a matar! ¡¡Me van a matar!! ¡¡¡Me van a matar!!! ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No quiero morir!!! ¡¡¡Ayuda…!!! Nadie… nadie va a venir, ¿verdad? Yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi, ¡yo lo vi! ¡Siempre juegan contigo antes de matarte! ¡Te torturan! ¡Te…! —Inclinó su cuerpo violetamente y empezó a vomitar, lo hizo hasta que se le vació el estómago y su cuerpo no pudo expulsar más comida—… Jaja… jaja… ¡Jajajajaja! ¡Eso es! ¿¡Cómo no lo pensé antes!? ¡Voy a matarme…! ¡Y los voy a matar a ustedes! ¡No necesito que me den las gracias! ¡Los liberaré de este infierno!

Todas las personas ahí, eran sospechosas de poseer un poder, sospechosas, es decir, que había personas completamente normales que fueron llevadas al activar un aparatito que Vanessa usaba para buscar personas con poderes, era obvio que no podían hacer como Alan, tomar el poder de… en su caso podría haber sido Miriam, y colocarlo en un aparato para transformarlo en un detector de poderes, pero los científicos que trabajaban para ella, hicieron lo mejor posible para construir algo similar con un 45% de efectividad.

En esa habitación con un poco más de 10 personas dentro, había 4 que sí tenían poderes, una era tu madre, otra eras tú, aunque aún no despertabas tu poder, y otro… era aquel desesperado hombre que les prometió matarlos a todos. Tú solo viste una enorme nube de humo aparecer y oscurecer por completo la habitación, luego sentiste una mano distinta a la de tu madre jalarte a ti y a ella hacia una esquina de la habitación, y después escuchaste como las demás personas se quedaban sin aire.

—Esto es el infierno, esto es el verdadero infierno —sollozó la anciana.

Ella era la última persona que poseía un poder, el poder de crear barreras, gracias a eso pudo crear un pequeño espacio en el que ella, tu mamá y tú pudieron permanecer a salvo del humo.

—Muchas gracias por salvarnos —le dijo tu mamá con una leve sonrisa.

—¿Salvarlas? Solo acabo de posponer sus muertes, si lo que ese loco dijo es verdad, quizás hubiera sido mejor dejar que se asfixiaran con el humo, no es una mala manera de morir a comparación de las personas que producen esos gritos tan desgarradores que suelen oírse.

—… Vamos a escapar.

—¿Qué tonterías estás diciendo?

Tu mamá trató de ver su mano—. El humo impide que se vea algo, con trabajo y puedo ver la palma de mi mano, seguro que en la cámara no se ve que nosotras estamos a salvo, los guardias no deben tardar en entrar, lo más probable es que tengan la guardia baja al pensar que todos aquí morimos, me veo como una débil mujer delgaducha, pero tengo bastante fuerza en mis brazos —, miró a su alrededor—… ok, tengo una idea. Señora, si salgo de la barrera, ¿puedo volver a entrar?

—Puedes sacar una mano y eso, pero si sales por completo, olvídate de volver a respirar aire libre de humo.

—Entiendo. —Tomó una bocanada de aire y se tiró al suelo boca abajo, se arrastró por el suelo hasta alcanzar el cinturón de un joven sin sacar los pies de la barrera, y luego se arrastró de regreso sonriendo alegremente—. Seguro puedo darles uno bueno si los golpeó con esto.

El cinturón estaba lleno de picos, así que tu mamá se amarró el cinturón en la mano de forma que, al golpear, golpeara con los picos en sus nudillos. Las tres se movieron a la pared en la que estaba la puerta y esperaron a que esta se abriera. No tardó mucho en hacerlo, un hombre con una máscara de gas entró sin percatarse de ustedes y tu mamá de inmediato lo golpeó en la nuca, dejándolo inconsciente, y luego ustedes salieron de la habitación junto con el humo.

Notas finales:

Gracias por leer.


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