El cuerpo de Jorge se acercó más al de Chris, podía sentir su respiración muy cerca de su rostro. Chris solo cerraba sus ojos con fuerza, sentía que sus mejillas ardían, y lo confirmó aún más, al sentir la mano fría de Jorge acariciando su mejilla, fue muy rápido, al abrir sus ojos nada más vio a Jorge alejarse sin decir una palabra.
Chris no podía creer lo que acababa de suceder, solo se sentó en el asiento de su auto, pensando si realmente había sucedido. Aún podía sentir el tacto de la mano de Jorge en su rostro. Y a su vez, se sentía muy avergonzado. Tampoco entendía como había sucedido, cómo fue que con el simple hecho de mirar sus labios pudo tener una erección. Se quedó ahí, en el parqueo, recuperándose antes de irse a su departamento.
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Mil cosas pasaban por la mente de Jorge. Estaba confundido, sus emociones y pensamientos estaban revueltos. No entendía porque se sentía así, incluso se sentía mal de sentirlo. No sabía que le estaba pasando, hasta se arrepentía de no haberlo besado y solo se sentía más culpable de pensar eso.
Mientras conducía trabaja de aclarar sus ideas, ni quiera quería volver a su casa, no sentía voluntad para tan siquiera ver a su esposa. Se sentía culpable de sentir algo diferente, aún sin tener en claro que era lo que sentía. Consideró ir a la casa de JP, pero al final solo era retrasar su llegada, al fin y al cabo tendría que llegar.
Al llegar a su casa, para su fortuna, Eimy, su esposa, no estaba. Así que decidió intentar tomar una siesta para olvidar lo sucedido.
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Ya en su departamento, Chris estaba emocionado pero a la vez consternado. El internado empezaba en dos días, le gustaba la idea de poder ver a Jorge, pero no podía evitar sentirse avergonzado.
Los días se le pasaron lentos, esperando el día para ir, y aún el día antes mientras preparaba sus maletas estuvo considerando no ir. Se le caía la cara de la vergüenza. Pero al final decidió ir.
El día llegó, a las 8 de la mañana ya se encontraba en el edificio de la empresa, dónde tomarían el transportador privado hasta el hotel. Estaba muy emocionado, se encontró con sus nuevos colegas de trabajo. Su mayoría de edades entre los 25 y 30 años, siendo él el menor del grupo. Pensó que ahí estaría Jorge, pero no fue así.
Fue un viaje largo de 6 horas, al llegar se sentía un poco cansado, pero muy hambriento ya que llegaron pasada la hora de almuerzo, y aún debían registrarse antes de poder ir a comer. El hotel no era un hotel en sí, era una villa dentro del bosque, pequeños cuartos equipados. Todo se veía hermoso, el clima era bastante fresco.
Sin más, se fueron hasta el lobby u oficina principal para hacer el registro y saber cuáles serían sus habitaciones. Estaba emocionado, y quería quedar cerca de la habitación de Sam, una chica que se volvió su amiga durante el viaje. El proceso de registro fue lento, pero al final terminaron.
Chris fue el último, antes de irse a su habitación fue al baño ya que no había ido en todo el viaje. Le preguntó a la chica de recepción la cual le indicó por dónde ir. Era un pasillo largo, con algunas puertas a los lados. Iba en su camino al baño, cuando sintió que alguien caminaba a gran velocidad hacia él, se giró rap y vio a Jorge acercarse a él. Jorge lo agarró de su muñeca y lo jaló hasta una de las puertas del pasillo cerrando detrás de ellos.
Chris ni siquiera tuvo tiempo para reaccionar, Jorge lo tomó de la cintura con su mano derecha y con la izquierda del mentón para después besarlo con mucha energía. Los labios de Jorge se sentían cálidos en los suyos, su respiración se agitaba cada vez más pero estaba inmóvil. Más aún al sentir el roce del miembro de Jorge contra él.
Estaba en shock, no sabía qué hacer, ni podía pensar con claridad, sus ojos estaban cerrados pero lo entreabrió para ver el hermoso rostro de Jorge, y lentamente puso su mano en la cintura de Jorge hasta pasarla por debajo de su camisa, su piel era muy suave y cálida. Ambos se besaban con deseo, empezando a acariciarse mutuamente, sus manos recogían el cuerpo del otro primero con un poco de timidez hasta que se turnaron cada vez más atrevidas, pasando sus manos por el miembro del otro.
-¿Jorge?
Oyeron ambos desde dentro del cubículo de archivos, estaban atónitos. No sabían qué hacer, no escucharon que alguien se acercara.
-¿Jorge?
Volvieron a escuchar la voz femenina llamándolo. Estaban petrificados mirándose fijamente uno al otro sin saber que hacer sin saber que acababan de hacer, mientras la chica seguía llamando…