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Erick y Eliot por only_hope

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Bueno, primero que nada, quiero agradecer mucho si llegaste hasta aquí <3
Este es ya el último capítulo de esta mini historia. Les recuerdo que forma parte de un pequeño proyecto que engloba más relatos cortos que iré subiendo, por lo pronto en este espacio concluimos con este capítulo  

Al día siguiente Erick salió del cuarto
sin verlo a la cara.
De pronto ya ni siquiera tenía ganas
de obligarlo a absolutamente nada.
¿qué sentido tenía un abrazo o que te
dirigieran la palabra si después te
empujaban lejos?

Cuando llegó a la escuela tampoco
sintió ganas de explicarle a nadie
el porqué de su cara hinchada.

Mantuvo su cara hundida en su pupitre, para la hora del almuerzo, ya había rechazado muchas preguntas de parte de sus compañeros.

“¿El omega te rechazó?” Todos los niños con los que hablaba suponían que así era. No podrían deducir nada más grave para que Eliot tuviese tan pocos ánimos desde tan temprano. Y hasta cierto punto, él los envidiaba. Sin importar dónde estuviera, fuera en su antiguo colegio o en esa escuela, todos los niños eran recogidos por alguien que los recibía con una sonrisa, o que los escuchara sobre lo que sea que habían hecho en el día.

Sus pensamientos giraban en torno a ello, cuando una de las maestras lo llamó para avisarle. Alguien lo estaba esperando en dirección.

La oficina de la directora era un lugar que no había visto desde que llegó a aquella escuela. Olía a una flor que él desconocía, así como la propia directora. ¿Quién lo estaría esperando? Las esperanzas eran tan agotadoras si nunca recibías algo a cambio, y Eliot estaba ya cansado de sentir la decepción que ellas le dejaban al final. Cuál fue su sorpresa, cuando sentadas frente al escritorio, las mujeres del día anterior lo veían con una sonrisa.

 ¿Cuál sería la expresión de su rostro? La más alta le pidió a la directora “privacidad” y ella se marchó cerrando la puerta, empujando fuera también a un escandaloso niño que apenas iba entrando a la dirección. Al estar los tres solos en esa habitación, Eliot sentía demasiadas cosas revoloteando en su pecho mientras la otra mujer lo tomaba de la mano para sentarlo entre las dos.

-Eres tan parecido a Phillip – La voz de ella sonaba triste. Eliot creyó que por primera vez la muerte de su papá era algo que a alguien más le afectó a parte de él. Se dejó acariciar la cara, susurrando un: - Y ustedes huelen a él…

Ambas se vieron entre sí cuando el niño las abrazó rompiendo en llanto. Miriam, la más baja, acarició suavemente su espalda. – Ese maldito omega, ¿te tiene en esta… escuela?

-Ni siquiera metió a ese otro… vástago aquí, y tiene el cinismo de decir que no tiene dinero. – Eliot se limitó a sorberse la nariz aún pegado al vestido de una de ellas, en realidad… no era tan malo estar en esa escuela. Todos eran amables, sólo eran diferentes a su colegio. Y según lo que Erick decía, tampoco había mucha diferencia entre esa escuela y a la que su hermano iba. Más no dijo nada, sin saber cómo reaccionar o qué sentir ante los comentarios.

En tanto sintió que la mujer le levantaba la cara para limpiarlo se dejó hacer. – Pequeño, no estás solo, ¿entiendes?

-Tu papá te amaba mucho – Añadía la otra. – Y nosotras estamos para lo que necesites…

Cuando Dorian llegó a la escuela no cabía en sí de la cólera. Le repitió una y mil veces a la directora y al personal que si volvían a ir esas arpías a buscar a su hijo lo llamaran a él. Respiró hondo. De cualquier forma ya era tarde, ellas se habían ido.

Entró a la dirección frotándose el puente de la nariz. Debió haberlo visto venir, esa endemoniada familia no iba a dejarlo tranquilo nunca. ¿Cómo no se le había ocurrido que los seguirían? ¿O que los investigarían de alguna manera?

Eliot había escuchado desde adentro los gritos de su mamá y las disculpas de los maestros. Bajó la cabeza, limitándose a esperar lo que fuera que pasaría después. Y de todas formas, no pudo evitar estremecerse al escuchar la puerta abrirse y ver al mayor ingresar. -Ve por tu mochila, ya nos vamos. – Fue lo único que le dijo.

La vista desde la ventana del auto de pronto se sentía tan deprimente. El camino como siempre en silencio, hasta que, sin ver al adulto, preguntó - ¿Cómo supiste?

Su mamá rio con amargura, interpretando ese tono como fastidio. – La directora me avisó que unas señoras estaban hablando contigo a solas – Explicó. – Que sea la última vez que pasa, Eliot. Si esas mujeres te buscan no puedes darles el gusto de…

- ¿Por qué no? – Le interrumpió – Ellas son la familia de mi papá, ellas sí me hablan de él, ellas sí…

-¿Ellas sí qué? ¡Por supuesto que van a hablar de él porque son de su calaña! – Estalló el mayor en su lugar. Sus manos temblando de la ira sobre el volante. – Van a llevarte si las buscas, ¿quieres eso? Porque si eso pasa no te voy a ir a buscar, ¿eso te gustaría?

Siguió conduciendo luego de no recibir una respuesta, pero podía ver los hombros del pequeño alfa subiendo y bajando. Suspiró, ¿por qué era tan difícil lidiar con él? Preguntó - ¿Te dieron algo? ¿Te dijeron qué querían?

-No – Fue su respuesta, apretando en el bolsillo de su suéter la tarjeta donde ambas habían escrito sus números y sus nombres. – Sólo querían hablarme de papá.

Un segundo suspiro. Pero el adulto no dijo nada más.
¿Qué tenía de malo hablar con ellas? De pronto las palabras que habían dicho para referirse a su mamá hacían eco en su mente, viendo de reojo al mayor, quien seguía conduciendo.

Erick se sorprendió cuando su director fue a buscarlo, se sentía nervioso; mami nunca pasaba tan temprano por él sin razón. Más al ver a su gemelo con los ojos hinchados en el asiento del copiloto, supo que algo debía estar mal.

El ambiente nunca había estado así de tenso desde que su papá se había ido, era como si un solo ruido pudiera hacer las cosas estallar, y Erick quería evitarlo a toda costa. Su mami detuvo el auto frente a la casa cuando preguntó sin verlos, con voz calmada, calmada. – Erick, mi amor, ¿algún desconocido ha pasado a tu escuela a preguntarte algo?

- ¿Desconocido? – Aunque desconcertado, su pregunta salió muy cuidadosa, volteando a ver a los otros dos. Negó con la cabeza. - ¿Pasó… algo?

-Quizá haya que cambiarse de escuela pronto… - Habló el adulto, más para sí que para ambos. Fue entonces que Eliot volvió a llorar, gritando un: - ¡Sólo quieren hablar conmigo! – Que fue seguido por otro grito de Dorian. - ¡¿Hablar contigo?! ¡Yo te diré lo que te dirán! ¡Idioteces! ¡Sólo saben decir eso! ¡Alabando siempre a tu estúpido padre y hablando de cómo se metió con la piruja de tu madre!

Erick se encogió en su asiento al escucharlo. Las palabras salieron una tras otra con prisa, como si llevara meses contenidas, o quizá años, en tanta frustración y odio borboteando con cada sílaba. Su mamá veía fijamente el frente, sus manos apretando el volante hasta que los nudillos estaban blancos, temblando. Nadie dijo nada por un rato.

Dorian no reparó en sus lágrimas sino después de haber gritado. No quería reconocerlo, pero estaba harto. Todo ese odio, ese asco y miedo que Phillip le había sembrado lo estaba pudriendo por dentro, todo ese estrés, esa presión lo estaba enfermando. No había un maldito día en que no quisiera dejar de pensar y las cosas simplemente no se detenían, venían, venían, venían. Si esas arpías encontraban el modo de quitarle lo que tenían, si conseguían meterse con sus hijos, ¿a él qué le quedaría?
Eso Eliot no lo entendía, y el sentimiento que le provocaba ser consciente de ello sólo… sólo le recordaba lo desilusionado que se había sentido con todo alfa que había conocido antes. - ¿Para eso quieres hablar con ellas?

Eliot seguía acurrucado en su lugar, escuchando a Erick llamarlo y pidiéndole que le respondiera a su mamá. ¿Por qué? Era la única pregunta que se podía formular en su cabeza, sin saber a dónde dirigirla, por dónde comenzar con la cadena interminable de dudas, de decepciones, de heridas y cuestionamientos que nadie tenía el tiempo para resolver ni escuchar. Se limpió la cara, sólo para volver a empaparla al contestar. – Sólo quiero a mi papá – Admitió en un sollozo que nadie consoló.

Al momento de salir del auto Erick lo esperó, quiso rodearlo con sus brazos, tan asustado y confundido como estaba. - ¿Las tías que me dijiste te fueron a buscar? – Quería entenderlo, hacerle ver lo mal que estaba eso, convencer a su mamá que Eliot sólo quería estar acompañado y ya.
La expresión en la cara de su hermano menor le recordó los sucesos del día anterior, arqueó una ceja, al sentir los brazos del alfa apartándolo. – Ya déjame.

Eliot se sentía tan… agotado. Si fuera otro momento, quizá le contaría a Erick de la tarjeta, quizá le hablaría de lo incómodo que se sintió con los comentarios de las tías, o de lo bonito que se sintió percibir de nuevo el aroma de papá en ellas, de lo feliz que estaba cuando le dijeron que él no estaría solo si las buscaba… de lo asustado que estaba cuando su mamá llegó gritando a la escuela. Sólo que, ¿qué caso tenía ya? Si fuera otro momento, Erick quizá lo habría entendido, él solía ser quién más lo entendía en el mundo.

Ya no era así.
Porque era un omega, y los omegas le tienen miedo a los alfas.

-Erick, te está pidiendo que lo dejes, ¿no oíste? – El mencionado parpadeó en contrariedad al escuchar el llamado indiferente de su madre, quien terminó de abrir la puerta de la casa.

-Pero es que… - Algo en su interior se encogió cuando el otro niño lo volvió a empujar, esta vez con brusquedad.

-Te están hablando, déjame en paz – Eliot entró a la casa sin levantar la cabeza, ignorando el regaño del adulto por el gesto. Erick estaba pasmado.

No sería la primera vez que peleaban, en realidad, antes solían hacerlo seguido. No obstante, nunca había sido de esa manera.

Si lo pensabas bien, Eliot y Erick no tenían nada en contra uno del otro.
Vivían la misma historia, pero desde perspectivas diferentes.
Siempre habían estado juntos,
Siempre se habían tenido el uno al otro.

Luego de una pelea, uno simplemente
tenía que buscar al otro para seguir como si nada.
Pero Eliot dejó de buscar a Erick.
Y Erick poco a poco dejó de entender a Eliot.

Lo esperaba a la hora de dormir, siendo ignorado.
Buscaba excusas para hablarle, siendo empujado.
Su mami le aconsejaba dejarlo en paz.
Y él poco a poco dejó de insistir.

Ambos niños entraron a escuelas diferentes.
Pero Eliot desde el teléfono de la dirección
llamó a esos números.

La habitación de los dos con el tiempo fue dividida
también.
Y los secretos sólo fueron creciendo más y más.
Y es que, al final de cuentas,
uno era alfa, y el otro era omega.

Notas finales:

¡Muchísimas gracias por leer!

Las recomendaciones de esta semana son dos canciones que me ayudaron mucho -no irónicamente- para escribir y que claro no podían faltar

Mon Laferte - Pa’ Dónde Se Fue (Audio Oficial) - YouTube

the neighbourhood - daddy issues (remix) - sub. español - YouTube

 

Tenía la idea de escribir algunas curiosidades pero la historia es muy corta y tampoco quisiera entrar en spoilers, así que resumiré todo a grandes rasgos:

Esta historia fue mi respuesta a la necesidad de darle cierre a algunos personajes que llevaban mucho tiempo en mi cabeza, no fue sino hasta que encontré algunos de mis cientos de documentos donde intenté escribirles un final que me animé a probar una vez más.
Se supone que está escrita como si fuera un cuento, es por ello que si bien todo está en prosa hay pasajes que distribuí como si fueran versos entre una escena y otra. En un documento de word se lee más natural, pero al dividir todo por capítulos para publicar fue más difícil... aún así, espero todo se haya entendido y les haya gustado este experimento. En lo personal, me divertí mucho probando otros formatos de narración.

En un par de semanas iré subiendo la siguiente historia, por lo pronto muchas gracias y hasta luego! <3 


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