Solo tengo una hora.
¿Para que la puedo aprovechar?
Podría ver mi capítulo favorito de esa serie que tanto me gusto de niño… Aunque en realidad perdería más tiempo en tratar de decidirme por cual.
Podría comer mi platillo favorito… Aunque en realidad yo no sé cocinar ni un poco. De hecho, tendría que llamar a un lugar especial para pedirlo y aunque es delicioso, sé que recibiré mi comida en unas dos horas. Así que mejor me abstengo de hacerlo.
Podría salir a caminar…. Sin embargo, mis lugares favoritos a esta hora ya cerraron. Y si pongo un pie fuera de la casa seguramente en este estado no voy a poder llegar ni siquiera a la esquina. Además, mis padres se darían cuenta de todo y eso no está permitido.
Podría leer un buen comic... Pero creo que no es conveniente. Al sumergirme en la historia y los problemas de un superhéroe, veré de nuevo mi vida como algo que vale la pena y volveré a creer en la mentira que me he forjado todos estos años. Y ya no lo quiero hacer más.
Creo que oír música por un rato será la mejor opción... Aunque después recordaré a todos esos grandes músicos que dejaron de existir a tan corta edad y que dejaron un vacío inmenso en los corazones de los que amaban. Y entonces pensaré en mis padres y todo el dolor que les dejaré con mi decisión. Y ya no hay vuelta atrás.
O podría escribir una carta llena de todo lo que pienso y lo que siento. En dónde diga todo, absolutamente todo lo que hay en mi mente y en mi corazón. Incluso podría confesarle a esa persona mis sentimientos. Como miles de veces lo intenté hacer de frente, aunque ambos fuéramos hombres y tuviéramos ese lazo especial que nos une...
Pero seguramente me arrepentiría, porque el miedo siempre ha podido más que yo. Porqué sé que decepcionaría a mi familia, porque sé que las personas comenzarían a hablar de mí, a mis espaldas. Porqué sé que perdería a mis amigos y sobre todo porqué sé que lo perdería a él... Ese siempre ha sido el problema. Siempre me han importado más las apariencias que la felicidad. Siempre he actuado como el hijo modelo, como el típico chico frio por el que las mujeres mueren y como el clásico amigo protector que todos quieren tener. Al demonio con todo eso.
Quiero ser yo por una vez en la vida. Quiero demostrar que soy diferente. Que quiero sonreír como un imbécil y demostrar mi cariño a las personas. Que quiero dar abrazos gratis en la entrada del metro y salir con ese chico sin que me importe el “qué dirán”. Que quiero ponerme faldas y escotes; usar bolsas y zapatillas. Y que quiero pintar mi rostro y mis uñas de tonalidades pasteles y dejar que mi cabello tan largo se mezcle con el viento. Quiero que todo el mundo se dé cuenta de la máscara que he tenido que usar toda mi vida debido a esta sociedad en la que me tocó vivir. Es más, podría ir a pararme vestido así, frente al edificio de gobierno más cercano, y gritar a todo pulmón que nos permitan ser como queremos ser. Que la gente escuche que, si permite que ocurra tanta mierda a su alrededor, que también permita que las personas diferentes a su mentalidad como yo, nos expresemos sin miedo a nada. Sin miedo a esas miradas o ataques peores...
Quizá pude haber hecho todas esas cosas, elegido esa ruta. Quizá pude haber hecho algo bueno con mi vida. O tal vez no. Aunque ahora ya es muy tarde para averiguarlo. Mi hora se está acabando. El tiempo se agotó y solo pude escribir esta hoja…
Siento poco a poco como mi garganta se va cerrando. Mi cuerpo comienza a temblar, como si tuviera frio. Mi frente está húmeda por el sudor. Quiero... quiero sentarme... O acostarme... Me siento incomodo... Me resulta... difícil tomar la pluma... solo quiero... puedo escribir... unas palabras más...
Kouichi... hermano… siempre estuve... enamorado de ti...
Perdónenme...