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Dead Mans Party por Azul Silencio

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Notas del capitulo:

Notas de la autora: Hola de nuevo espero que les guste esta historia, hoy vemos un poco más de Mystrade y la introducción que Mycroft tiene con el reino de las hadas, así como también cómo será la convivencia de Greg con Mildred, Irina y Candy y el primer caso con intervención fantasmal de Greg.

 

Antes de comenzar dejo algunos rangos de la policía metropolitana de Londres.

 

DCI= Detective Inspector en Jefe

 

DI=Detective Inspector

 

DS=Detective Sargento.

 

DC=Detective Constable (alguacil) 

 

CAPÍTULO II

La mujer en la cárcel de concreto.

—Oberón dijo que un niño gordito lo engañó y le vendió un Troll bajo un puente a cambio de un bebé de cabello rizado — dijo una mujer de belleza increíble y un olor cálido como a la cena de la tarde y flores.

El pequeño Mycroft sabía que era un señuelo ella era peligrosa, tenía destinos peores que la muerte ocultos bajo sus largas mangas hechas de una tela parecida a la seda pero resplandeciente como si fuera de diamante.

Mycroft asintió y fingió que estaba más interesado en el escarabajo que observaba con su lupa.

—Podría hacerte cambiar con ese escarabajo, dejarte a tu suerte en el campo mientras ese bicho toma tu lugar, todos creerían que te has vuelto completamente loco.

—No puedes hacerlo mi contrato con Oberón tiene un cláusula específica de protección de por vida él y tú y todos lo que me toquen sufrirán terribles consecuencias— respondió fingiendo que no tenía miedo había usado toda su inteligencia para salvar a su hermano y a veces soñaba que se había equivocado en alguna letra y terminaba en manos de aquellos estafadores ancestrales que según sus libros y los mitos podían guardar rencor por milenios.

La mujer de rio y el sonido de su risa era igual a cascabeles de cristal.

—Eres ingenioso pequeño y rechoncho Mycroft que engañó a ese pobre diablo de Oberón, ni yo lo he hecho ¿Sabes? Si no fuera porque siempre es más astuto yo correría libre como Puck por todos los mundos como una salvaje.

—Lo siento por ti pero no sé que puedo hacer para ayudarte si fueras libre me destruirías y devorarías todo a tu paso eres esa clase de ser— le dijo dedicándole una mirada de reojo.

—No puedo negar que es verdad dulce niño, si fuera libre de Oberón te destruiría a ti y a tu querido bebé de pelo rizado no me importaría, no sería algo personal solo un día me parecería divertido— dijo la mujer sin un atisbo de culpa en su voz era la Reina de criaturas milenarias para ella él era solo un pequeño niño que no viviría ni un segundo comparado a su larga vida, no había manera de que sintiera nada por su existencia —Pero hoy me complaces pequeño Mycroft Holmes porque haces rabiar a Oberón y tengo un regalo para ti.

—Los regalos de las hadas pueden ser peligrosos a futuro, ¿te molestaría si no lo acepto?

—Yo sufriría un destino peor que la muerte si no fuera un buen regalo.

—El camino al infierno ésta plagado de buenas intenciones.

—Te doy mi palabra más sagrada como Reina de las hadas de que éste no es un mal regalo, ni nunca en la vida te arrepentirás de tenerlo.

Mycroft se detuvo su observación de insectos y la miró con un poco de confusión e interés.

— ¿Por qué tú darías tu palabra más sagrada para darle un regalo a un niño humano? La furia de Oberón debió ser suficiente halago para ti.

—Eres ingenioso pequeño Mycroft yo tengo mis razones y mis misterios y solo puedo decir que en el futuro me convendrá tenerte del lado bueno.

Mycroft asintió para si mismo la conveniencia era una característica que entendía.

—Pero según el trato— continúo el hada— Nada hay en contra de hacerte un bien y mi regalo supone un bien para ti, ahora que Oberón esta enojado mandara a sus mejores embaucadores para hacerte caer en alguna fisura del trato, por eso te doy el don de ver a través del engaño todas de las criaturas de mi reino y para tu protección te entrego esto— dijo el hada sacando de su manga un cofre de madera lo abrió y de ahí voló una pequeña criatura humanoide hecha de madera con ramas y hojas por cabello y un par de grandes hojas en su espalda que aleteaban ejerciendo la función de alas.

—Ella es “Flor de Pan” es una abominación hecha por un mago antiguo con el cuerpo de uno de los nuestros— La reina de las hadas miró amenazadora al pequeña criatura que voló y se escondió dentro del suéter de Mycroft—La odio y quisiera verla muerta pero me ha resultado útil en su momento, quizás pueda servirte y si tengo suerte quizás finalmente muera a tu servicio, es el único elemental que protegerá a un humano ya que ésta hecha para eso.

Mycroft arrugó la nariz —Lo siento señora agradezco la atención pero no puedo aceptar…— no dijo nada más porque así como llegó Titania la reina de las hadas desapareció de su vista y no volvió a verla.

_______________

Greg despertó sonido de la voz de Rick Astley a todo volumen seguido de golpes en la pared y gritos de su histérico vecino el dealer.

—¡¡Maldita sea Lestrade calla tu maldito escándalo!!

Greg ni se inmutó y volteó su despertador con radio y lo pegó en la pared —Que te jodan— murmuró tallándose los ojos. El jodido yonki todo la maldita noche hizo una fiesta escandalosa y se peleó a gritos con la novia de turno y todavía se creía con el derecho de ir y reclamar.

Caminó al baño tropezándose con la cómoda y la puerta del baño en el camino no entendía como diablos no se había dado cuenta antes de que su apartamento era una caja de zapatos.

Se lavó la cara sintiendo una presencia fría a sus espaldas, volteó atrás pero no miró nada devolvió su mirada al espejo para ver las palabras “HUYE DE AQUÍ” escritas en un vaho que para empezar no debería de formarse, Greg frunció el ceño y gritó — ¡Ya lo sé! ¡Maldita sea! ¡Creen que es fácil rentar un departamento en medio de un proceso de divorcio!

Una luz parpadeó en el pasillo y escuchó un foco explotar Greg se pasó las manos por la cara — ¡Sera mejor que ese sea el corto del pasillo o las exorcizare a las tres!

Su departamento era un asco lo sabía, no tenía una idea de como alguna vez ese hoyo de ratas le había parecido un gran lugar para vivir era como si al perder su don había perdido todo su maldito amor propio, ni limpio y ordenado aquel era un lugar aceptable.

Y ahora con tres fantasmas flotando por ahí que odiaban su departamento tanto como él las cosas que en su momento habían sido pequeñas molestias ahora eran muy evidentes y desataban rabietas que incluían mensajes desde el más allá, cosas volando, hasta paredes sangrando de parte de Irina que era por mucho la más salvaje pero nada se comparaba a la mirada fija de Mildred ella solo tenía que sostenerle la mirada con sus ojos brillantes para que él tuviera una sensación idéntica a cuando su abuela lo regañaba.

Se sentó en la pequeña mesa de su diminuta cocina dónde descansaba una taza grande de café caliente, una de las ventajas de tener el fantasma de una enfermera del siglo XIX en su casa eran el excelente café a la mano eso sin contar con el excelente servicio de enfermería que recibió después de que el hospital lo dio de alta.

Ni siquiera tuvo que aceptar la oferta de Mycroft Holmes de enviar a alguien a cuidarlo, aunque dijo que no lo culpaba por su hermano se notaba algo incómodo frente a él, supuso que a pesar de que no lo culpaba era mejor darle espacio, Sherlock no llevaba mucho tiempo de muerto y no quería traerle malos recuerdos.

Una mano frío acarició sus dedos sacándolo de su ensoñación Greg levantó su mirada hasta Mildred pudo sentir la sonrisa tranquilizadora oculta tras el hollín, Greg le devolvió la sonrisa y tomó un sorbo de café mientras pensaba en el misterio de Mildred, estaba seguro que cuando destruyó a Lord Araña el hollín que la cubría se había disuelto con la luz, pero aquí estaba tan oscura como una sombra, con su misma amabilidad de siempre dejando café en su mesa de noche y acomodando sus almohadas después de que regresó del hospital.

Golpes en la puerta lo sacaron de su ensoñación — ¡Lestrade abre la maldita puerta! ¡Te romperé la puta cara!

Gritó su vecino golpeando cada vez más fuerte, por un momento se olvidó de Rick Astley sonando en Bucle a todo volumen contra la pared.

Greg se levantó y abrió la puerta de golpe revelando a un muchacho con la cabeza rasurada en ropa de chándal y cadenas con la mano levantada a punto de volver a golpear la puerta.

Cuando el muchacho lo vio intento lanzar un golpe que quizás hubiera conectado si no fuera porque estaba desvelado y con una resaca de drogas que notaba a kilómetros, Greg le torció el brazo y lo estrelló contra la pared del pasillo.

— ¡SUELTAME O JURO QUE…—

— ¿Qué harás niño?, ¿Llamar a la policía? No tengo oposición porque no los llamamos ahorita y tenemos y conversación civilizada en tu sala a tus clientes les gustaría eso, o ¿Por qué no llamas a tus amigos? Estoy seguro que les gustaría meterse con un maldito policía— dijo Greg fríamente mientras apretaba su brazo.

—Maldito Puerco mejor cuídate porque juro que voy a matarte— intento amenazar su vecino con la voz entrecortada y rasposa de tanto gritar con la garganta seca.

—Tú cuídate mocoso, porque no vaya a ser que un día cualquiera se me antojé hacerte una maldita redada de drogas cuando menos te lo esperes.

—Tu no puedes hacer eso es ilegal— dijo el tipo escudando su miedo tras una voz burlona.

—No has visto las noticias niño no soy un buen policía, así que yo que tú me prepararía porque ni siquiera sabrás cuando, quizás en medio de otra de esas fiestas o cuando estés dormido o cagando, un día tocaré tu puerta y te meteré en una sala de interrogatorios todo el maldito día mientras mi gente saca todo lo que tienes escondido en tu maldito hoyo de ratas.

El muchacho palideció y Greg solo lo dejó caer al piso donde el niño vomitó.

—Deberías de limpiar eso al casero no le gusta que ensucien el pasillo.

Dijo volviendo a su casa, ah cada día los traficantes eran más pequeños, pequeños mocosos quemando hasta la última neurona creyendo que hay un futuro vendiendo veneno porque les alcanza para comprar zapatillas de trescientas libras y vivir en un hoyo en la pared.

Caminó a su cuarto y apagó el reloj mirando la hora, no era tarde pero se había perdido el desayuno, tendría que comprar algo en el camino. Mejor prepararse para ir a trabajar de milagro por fortuna su jefe no logró meter los papeles de su despido, Mycroft dijo que no tenía nada que ver con eso e interiormente esperaba que los cargos por terrorismo de DCI Rubens fueran algo real, aunque también una parte retorcida de él esperaba que se pudriera en dónde fuera que esté.

Tomó su cartera de la mesa de noche y observó con algo de duda el reloj de enfermera, la medalla de estrella rusa y el arete de cruz dentro del cajón, las chicas aparecieron en la entrada de su habitación, les molestaba quedarse en casa lo sabía pero quizás no era buena idea llevar tres fantasmas al primer día de trabajo.

La temperatura descendió bruscamente y mientras ellas seguían inmóviles en su lugar.

—Esta bien pero será mejor que no me metan en problemas o no habrá dinero para largarnos de éste hoyo— les advirtió metiendo los objetos en su cartera.

____________

Mycroft suspiro por décima vez mientras intentaba comprender el papeleo frente él, generalmente esto era algo de unos segundos pero últimamente su cabeza giraba en torno a Gregory pensó que en cuanto despertara del coma todo volvería a la normalidad seguiría con el programa al pie de la letra, habría cenas y bebidas en su lugar favorito, los mensajes de texto usuales, los regaños amables por la tendencia de Gregory por usar emoticones, esas cosas que hacen los amigos.

Pero todo fue interrumpido por “El Evento”, no fue un beso real solo fue un pequeño roce y bastó para destruir su concepción de los hechos se suponía que él y Gregory eran amigos… buenos amigos, mejores amigos si era optimista. Él tipo estaba casado con una mujer, gozaba de un perfecto matrimonio heterosexual, está bien no era perfecto es más era lo contrario a perfecto un catastrófico matrimonio heterosexual al borde del divorcio pero heterosexual al fin y al cabo.

Y luego estaba la frase “Eres muy hermoso”, ¿A qué se refería con eso? Seguramente no a él, quizás el maldito evento que lo condenaba a está confusa tortura no era para él, solo fue producto de una alucinación por cansancio y sedantes. Pero su tonta esperanza quería que fuera para él quizás no lo había pensado antes porque no lo había considerado, pero desde él evento no podía cerrar los ojos por las noches sin soñar con el aliento de Gregory rozando sus labios y su voz ronca llamándolo “hermoso”, su piernas temblaban solo de recordar.

—No pude seguir así señor— se quejó Anthea poniendo sus manos sobre el escritorio y mirándolo fijamente —Por todo lo que es sagrado está asesinando a Gran Bretaña lentamente.

Mycroft intento no sonrojarse cómo niño atrapado en una travesura carraspeo un poco y dijo tratando de sonar profesional —No sé a lo que te refieres Anthea si no es nada de trabajo te ruego no me molestes— y levantó una mano haciendo un débil gesto de despedida.

—Nada de “Anthea no me molestes”, señor lleva horas con un asunto pequeño como el de Belgrado, si sigue así nunca saldremos de ésta oficina si volvemos a tener situaciones en Corea del Norte— Oh por dios, Anthea enfrentándolo era una advertencia de tormenta que no se atrevería a experimentar salvo en ciertas condiciones controladas, dios sabía que se había arrepentido muchas veces de mortificar a esa mujer.

—No es gran cosa, soy un hermano mayor que tiene a su pequeño hermano drogadicto solo a merced de sus propios recursos en el extranjero se me permite preocuparme— No era mentira pero no era la verdad completa, mejor ser visto como Mycroft Holmes el hermano culpable a Mycroft Holmes enamorado como un adolescente.

Anthea levantó una ceja incrédula y cruzó los brazos mirando fijamente a través de su mentira, Mycroft le sostuvo la mirada poco tiempo y bajó la cabeza rendido —Quizás recibí un pequeño e insignificante ósculo inesperado de parte del Detective Inspector Lestrade— murmuró.

 Dios incluso el duende más mentiroso y vicioso fracasaba en manipularlo pero esa mujer… siempre se rendía cuando se trataba de ella.

Anthea solo mostró un poco de shock antes de recomponerse y decir —Y supongo que solo asumió que era un accidente y no ha hablado sobre esto con DI Lestrade.

Mycroft asintió culpable del cargo —Bueno es obvio que estaba drogado y confundido, no es como si quisiera besar voluntariamente a un hombre.

—Y eso sería ¿Por qué?— preguntó Anthea con incredulidad.

—Es un hombre heterosexual casado con una mujer, estaba bajo influencia de variados medicamentos y acababa de despertar de un coma— ¿Que no podía entender la obviedad?

—El Detective Inspector no es heterosexual ¿Ha leído su archivo alguna vez?, Estoy segura de que el departamento de investigación hizo un excelente trabajo para entregarle un dossier bastante decente— Anthea caminó al archivero junto a su escritorio.

—Estaba casado con una mujer, su primer beso fue con una mujer me lo contó hace años Lucy Fine de doce años atrás de la biblioteca escolar.

—Y después salió con bastantes hombres durante su etapa Punk— dijo Anthea mientras sacaba abría el archivo de Gregory y depositaba una foto en su escritorio.

— ¿Etapa Punk?— Mycroft abrió los ojos como platos mientras recorría con la vista la imagen de un Greg con un chaleco de mezclilla con su torso desnudo y pantalones a la cadera exponiendo los huesos de su pelvis con indecencia.

Si alguien le decía punk pensaba en chicos con mal gusto, enfurecidos con la sociedad, pero nunca en ese joven semental con una sonrisa devastadora y un torso bronceado esculpido por Miguel Ángel.

Abrazaba a otro muchacho no tan interesante y guiñaba un ojo a la cámara, podía imaginarse en tiempos más jóvenes siendo devorado por semejante bestia hasta suplicar por piedad. Su mirada se detuvo en uno de los muchos pines que adornaban su chaleco un símbolo de anarquía con los colores rosa morado y azul.

—Quizás debería hablar con el Detective Inspector por lo menos para evitar condenarnos a vivir en ésta oficina con la fila de pendientes que se podrían acumular— sugirió Anthea con ironía en su voz.

— ¿Me estás ordenando Anthea?— dijo con frialdad.

Anthea lo ignoro por completo como siempre y respondió —Por supuesto que no, solo estoy haciendo una sugerencia para mejorar el funcionamiento laboral ya sabe lo que dicen “Si el rey está bien todo está bien”.

Bueno quizás si veía a Gregory de nuevo y se convencía por completo que aquello no podía ser, entonces podrían volver a su amistad común y podría concentrarse en el trabajo.

__________

Nada había preparado a Greg para el shock de volver al estacionamiento del Met aunque lo habían cambiado de lugar de estacionamiento la monotonía del diseño no era un punto a su favor, su piel se erizó y la sensación de que algo lo acechaba en la oscuridad se hizo presente.

De pronto el sonido de su celular lo hizo saltar, Greg cerró los ojos y tomó aire y respondió sin ver el nombre en la pantalla.

—Lestrade— respondió con voz monótona.

—Hola Gregsy— sonó la voz al otro lado del teléfono con la pequeña arcada en la palabra hijo que Greg conocía perfectamente.

— ¿Madre? Lo siento no tengo tiempo para esto— respondió pasando su mano entre su cabello, parecía que su mañana se estaba transformando en un desfile de personas con las que simplemente no quería lidiar.

—Ni siquiera sabes para que te llamo, Greg no tienes que ser tan grosero— claro que sabía para que lo llamaba siempre llamaba para lo mismo pero en vista de los acontecimientos quizás sea otra cosa.

—No sé quizás ¿Comprobar si sigo respirando y haciendo miserable tu vida?, ¿Reclamarme por arruinar tu acto de madre viuda con tu “Pobre Greg todos sabíamos que terminaría”?— Esa era una buena y nueva razón, trató de no pensar en lo horriblemente freudiano que era que su ex esposa y su madre se parecieran tanto y continuó —O lo de siempre; ese asunto con la casa de la abuela.

—Oh vamos Gregsy la gente no sabía mucho sobre ti a Michael le hubiera afectado tu reputación si los relacionaban en los periódicos, por eso fuiste con la abuela ¿Recuerdas?— dijo la voz de su madre con un acento condescendiente, como si la patada emocional en las bolas que le acababa de soltar fuera una nimiedad y por supuesto para ella lo era — Quizás si le vendes la casa de tu abuela a tu hermano, él podría perdonarte; te vendría bien para pagar las facturas del hospital y podrías ver a tus hijos y a todos en los festivos serías como un amigo de la familia; Matilda está dispuesta a soportar…

—No, eso no pasará— interrumpió Greg tratando de que no se notara la irá en su voz. No entendía que diablos pasaba con su hermano, en su vida habían interactuado más de unas horas pero toda la familia daba por sentado que su hermano mayor debía de perdonarle una maldita ofensa imaginaria, si no, no podía ser digno de volver al seno de la familia Marlowe.

—Oh Gregsy no puedes mantener esa casa, cada año se arruina más y solo la conservas porque tú hermano la quiere ¿Porqué tienes que ser tan egoísta con Michael?— se quejó su madre realmente convencida de que su vida giraba en arruinar la vida de su hermano y vaya que tenía derecho después de su aventura con Matilda con la venía de sus propios padres.

Por dios el profesor de educación física era solo un detalle, prácticamente Matilda ya actuaba como la esposa de su hermano, sus hijos lo llamaban papá, incluso sospechaba eran sus hijos biológicos y se supone que el tenía que recibir un perdón de ese hombre. Realmente estaba drogado con algo porque él realmente creyó semejante estupidez durante años.

—¿Porqué tienes que ser tan perra conmigo?, Siempre fuiste un asco de madre usando ese estúpido pretexto de volver a la familia como una maldita zanahoria a un caballo y estoy jodidamente harto —le increpó fríamente al diablo el perdón y el olvido, su abuela debió de retorcerse en su tumba viéndolo mendigar el afecto de esa gente solo por compartir genes—Dile a Michael que se meta por el culo su perdón y benevolencia, primero quemaré la maldita casa hasta los cimientos antes que dársela a tu estúpido hijo.

—Tienes que ser tan grosero…— no supo que más, Greg cortó la llamada con furia, silencio el número y guardó el teléfono, preparándose mentalmente para el maldito acoso telefónico que seguiría, esas personas eran buenas para la presión grupal y estaban armados con una buena colección de números de teléfono.

Por lo menos la furia le hizo olvidar la incomodidad del estacionamiento y se dirigió al ascensor, dentro las paredes de aluminio reflejaron la figura de tres mujeres a su espalda la temperatura bajó solo un poco y se sintió consolado. La sensación de soledad había muerto prácticamente cuando ellas decidieron acompañarlo se sorprendió al verlas al despertar y aún más cuando salió a la calle y la vio repleta tanto de espíritus como de personas.

Quiso festejar el regreso de su don desgraciadamente estaba demasiado convaleciente quizás ahora podía comprar un buen almuerzo el fin de semana e ir a coexistir con los fantasmas de Saint James Park y saludar a viejos amigos.

Salió del elevador encontrándose con Anderson que le cerró el paso mientras lo desafiaba con la mirada.

— ¿Qué es esto? Volví a la escuela pública, ¿Pretendes ser la Mean Girl?, ¿Me vas advertir que no me acerque a los chicos cool? No sé, la falda de porrista no te va ahora que estás en el cuarto piso— se burló Lestrade y trató de continuar su camino pero Anderson otra vez se interpuso.

La temperatura bajó de golpe y pudo sentir claramente el aura amenazante de los tres fantasmas que lo acompañaban.

—Sabias que hicieron un equipo especial para resolver los fraudes de Sherlock, hoy se descartó toda la evidencia proporcionada de Sherlock Holmes en todos los casos del Met, ¿Tu crees que es un buen momento para regresar a trabajar en homicidios?— dijo Anderson con condescendencia mientras temblaba de frío.

—Diría que es un gran avance después de echarme toda la culpa, darme una patada y limpiarse las manos—Respondió quitándoselo de encima.

—Deberías de preocuparte Sally está ahí— su voz tenía un tono desesperado, no entendía que pretendía con esa estupidez.

Dimmock había ido al hospital para hablarle del caso Sherlock, dolía un poco saber que él conociendo a Sherlock de años no iba a limpiar su nombre, pero entendía que precisamente su amistad de años no lo hacía una persona confiable para esa labor.

En cuánto a Sally Donovan; ella odiaba a Sherlock Holmes y mucho, pero siempre fue profesional al respecto.

 Dimmock y él entendían perfectamente que la opinión de Sally Donovan era un ditto de las opiniones de los detractores más acérrimos y si podían persuadir a Sally de la inocencia del detective probablemente podían convencer al país entero.

—Entonces ¿De eso se trata?, no te dejaron entrar al grupo especial y vienes aquí a molestar al apestado de Lestrade para poder sentirte importante— dijo Greg mientras la lámpara sobre Anderson empezaba a parpadear, Greg se quedó mirando fijamente con severidad a Irina atrás del forense que parecía con deseos de prenderle fuego.

—Me dirás que no te duele a ti Detective Inspector Lestrade defensor mayor de Sherlock Holmes y solo puedes ver cómo todo tu vida se arruina por ese hombre, no puedes culpar a nadie por recordarte que te lo dijimos— que no podía solo callarse el imbécil parecía que las estaba provocando.

—No, no me duele, confío en mis compañeros, Sherlock está en buenas manos; sé que necesitas esto Anderson, Sherlock tiene que ser un monstruo para aliviar el remordimiento que sentirías si fuera inocente y tuvieras una parte de responsabilidad en su lanzamiento de la azotea, pero ya no está en tus manos o en las mías. Así que porque no maduras un poco y te dejas de tonterías que en serio pareces un adolescente en éste momento— respondió lo más controlado posible no quería que las chicas vieran al idiota como una amenaza, no sirvió de mucho la lámpara sobre Anderson explotó, por fortuna la caja de plástico que guardaba el tubo fluorescente impidió que los vidrios llovieran sobre el hombre.

Anderson se quedó mirando la lámpara con la boca abierta intento decir algo pero se dio la vuelta y regreso por dónde vino, Greg observó las grandes vetas negras y pesadas del aura de Anderson no eran tantas para que pensara en hacer una tontería pero esa culpa se lo estaba comiendo y su única esperanza parecía ser convencerse de que Sherlock Holmes merecía su final.

Greg susurró enfadado “Les dije que se comportarán” y negó con la cabeza, mientras continuaba su camino hasta la oficina de DCI Gregson, más joven se hubiera preocupado por el estado de Philip Anderson ahora sabía que esa era una pastilla que de ninguna manera iba tragar, el tipo no quería salir de dónde estaba en ese momento solo quería arrastrar a todos hasta abajo con él.

Tocó la puerta y una voz femenina lo invito a pasar.

Greg notó el cambio de la oficina que antiguamente pertenecía DCI Rubens, estaba mucho más ordenada, Rubens no era desordenado pero realmente parecía que la mujer tenía una obsesión con el orden. Había cosas guardadas en diferentes tipos de organizadores, muchos de los cuáles ni siquiera sabía que existían para ese propósito coexistiendo con pequeñas macetas de plantas naturales que milagrosamente no estaban muriendo eso era algo raro en una oficina de un policía donde el caos y las plantas muertas o de plástico reinaban en cubículos y oficinas.

La alfombra roja que había acumulado polvo bajo el escritorio durante muchos años ya no estaba y se había agregado una tabla de mensajes con post-it de colores con los nombres de cada DI y dónde estaban en esos momentos y otros detalles.

—Bienvenido de nuevo Detective Inspector Lestrade, soy la DCI Gregson por favor tome asiento— dijo la mujer de piel oscura sentada en el escritorio revisando unos papeles, usaba el pelo bastante corto y su traje era sencillo pero elegante, todo en ella gritaba autoridad.

Mildred comenzó a flotar de una manera que no había visto nunca, se veía feliz mientras acariciaba las plantas y observaba cada uno de los organizadores y parecía bailar de felicidad, al parecer Mildred encontró en su jefa un alma a fin. Quizás por eso odiaba tanto su casa, igual y si le daba un paseo por Rayman u Office Depot podría calmar un poco la tensión antes de que pueda mudarse a un lugar donde todos puedan coexistir pacíficamente.

Greg tomó asiento echó una mirada en el aura de DCI Tamara Gregson y aunque pequeñas vetas oscuras se asomaban cómo a cualquier ser humano con problemas realmente parecía florecer en ese ambiente tan organizado. No lo juzgó, él sentía tranquilo rodeado de personas que murieron hace siglos, así que en niveles de rareza ganaba el campeonato.

—Es un placer conocerla DCI Gregson, estoy a su servicio—respondió Greg a su superior.

Ella inspiro y lo miró severa—Lestrade te cite aquí para hacerte comprender algunas situaciones antes de que te reintegres a la fuerza, aunque no se concretó tu despido mucha gente no está feliz con su presencia aquí y no hablo de la fila de viejas glorias que vino aquí a pedir que te expulsáramos definitivamente del Met. De hecho hay gente en lugares muy altos a la que no les agradas, no entiendo que los contiene pero honestamente no esperes que tu regreso sea fácil— habló DCI Gregson con algo de cansancio y Greg de se sintió algo culpable se notaba que la mujer no lo tenía fácil con él ahí y aún así decidió que lo correcto era trabajar con él.

Después pensó en “¿Gente en lugares muy altos”, Greg siempre se consideró un policía sin importancia haciendo lo suyo no tenía ni idea cuando la cosa escaló para terminar casi muerto tres o cuatro veces por lo que le habían contado los médicos, prácticamente lo consideraban un maldito milagro, y luego ser odiado por personas a las que pocas veces veía en persona, es más si alguien le preguntaran a él de un enemigo en un alto puesto solo se le ocurría el superintendente, quererlo hacer pagar por la operación de nariz cortesía de John Watson y todo eso.

—Honestamente no entiendo cómo esto terminó así, se que debería estar arrepentido pero Sherlock Holmes encerró personas que deberían estar encerradas por el resto de su vida— dijo Greg sin dudar.

—Supongo que ya Dimmock te explico sobre el caso Sherlock y que un juez desestimó toda la evidencia proporcionada por Sherlock Holmes— dijo DCI Gregson mientras tomaba un sorbo a la taza de café caliente que Mildred dejó sobre su escritorio sin preguntarse si quiera de dónde salió la bebida que prácticamente había salido de la nada.

—Y yo supongo que Dimmock le explicó que las evidencias no van a ser un problema.

DCI Gregson sonrió satisfecha mientras tomaba otro trago de su café y soltaba una sonrisa de ensoñación al parecer era una habilidad de Mildred regalar el café o té adecuado para cualquier tipo de personas— Sí, ya Dimmock me contó del manual no oficial de trabajo con Sherlock Holmes honestamente tuvieron que estar muy desesperados para idear ésta locura pero se las ingeniaron bastante bien para cubrir sus espaldas, ya he hablado con el fiscal de esto y cree que es viable parece que fue buena idea conservarte— la DCI dejó su taza de café en un pequeño portavasos amarillo y sacó un expediente de su escritorio con un Post-it morado con su nombre — En fin pasemos al lado feo del orden del día ¿Conoces el caso de Karla Jones?

La sonrisa se borró de su rostro claro que conocía el caso de Karla Jones —Creo que no hay nadie en el Met que no lo conozca ¿Qué hizo el esposo ésta vez?— preguntó Greg no augurando nada bueno.

—Vendió los derechos de su libro para una película, la publicidad es tanta que el caso volvió a llamar la atención, la presión pública está volviendo locos a todos tanto que se ha decidido reabrir el caso pero honestamente solo quieren callar a las masas y una buena cabeza de turco.

—Y yo soy la cabeza de turco supongo.

—Exactamente al parecer aunque no pueden despedirte, no te lo van a poner fácil ya te lo había dicho— Exigen que por lo menos abras una nueva línea de investigación sobre el caso de la señora Jones— DCI Gregson confirmó sus palabras.

Greg espero la sensación conocida de que su vida consistía en caer por un pozo sin fondo luchando por aferrarse a las paredes o algo más dramático pero eso no pasó, honestamente siempre quiso darle una ojeada al caso, principalmente para pedirle su opinión a Sherlock Holmes pero igual podría revisarlo, ver si había un hilo de dónde tirar o si había un muerto que señalara un camino quizás con suerte. Los espíritus no siempre eran útiles en este tipo de casos todos ellos estaban centrados en sus propias cosas y no se comunicaban bien pero de vez en cuando había suerte y podían dar una pista útil.

—Bueno veamos que puede salir de esto, escuché que hay cambios en mi equipo— Greg hizo una mueca recordando el desencuentro con Anderson.

—Sí, DS Donovan solicitó su cambio le di el gusto porque no necesitamos más tensión y su opinión sobre Sherlock Holmes quizás ayude en el caso Sherlock mientras más pensamientos diferentes fluyan en ese equipo no habrá nadie que nos acuse de ser parciales. También el investigador forense Anderson pidió que no se le asignarán casos con usted, pero eso será decisión de su departamento y no creo que eso sea un problema estamos acostumbrados a que Servicios Forenses nos role a su personal.

No era de sorprenderse prácticamente lo tiraron bajo el autobús con el superintendente, definitivamente era lo mejor estar lo más lejos posible de los dos.

Le dolía bastante por Donovan que estuvo con él en las buenas y en las malas, pero después de un tiempo su carácter se volvió duro y empezó a ver el trabajo como una carga poco a poco las víctimas se transformaron para ella en solo otro cadáver más en la pila. Quizás la desesperación del mismo Greg por resolver casos y el pesimismo que había adoptado los últimos años habían arrastrado a Sally Donovan a un mal lugar, quizás no se habían dado cuenta pero después de un tiempo se habían vuelto tóxicos el uno para el otro y si algo había aprendido de su difunto matrimonio lo mejor era soltar y desear lo mejor.

—Todo bien ¿Ya hay un remplazo para DS Donovan?

—Si es DS William Wood ya está esperándote en el estacionamiento para ir a casa del esposo de la víctima puedes retirarte Lestrade, si necesitas apoyo no dudes en llamarme— De uno de sus organizadores saco su tarjeta de presentación con su número y se la entregó.

Greg se despidió y salió de la oficina acompañado de sus fantasmas con el archivo en mano, haciendo memoria de ese viejo caso frío “La desaparición de Karla Jones”.

___________

— ¿Está segura de esto doctora Kumar?— preguntó Dimmock a la forense que le había entregado los resultados de las pruebas de pólvora de Richard Brook.

Había trabajado antes con la doctora Kumar y era una persona confiable pero los resultados ante él eran increíbles.

—Por supuesto DI Dimmock tal como le dije las pruebas de pólvora, las huellas en el arma y la posición en que fue encontrada son claras Richard Brook se disparó a si mismo en la azotea de St. Barts.

—Lo sé lo estoy viendo pero no comprendo, dos hombres se acusan uno de ser el mayor criminal de la historia y el otro de ser el mayor farsante de la historia, después de causar una conmoción en todo Londres, se citan en una azotea y uno se dispara a si mismo y el otro salta de la azotea.

—Y no es el mayor enigma las huellas del cadáver de Richard Brook no coinciden con las huellas que tenemos en nuestra base de datos como las de Richard Brook— explicó la doctora Kumar tan confundida como no él.

— ¿Tenemos sus huellas en nuestra base de datos de criminales?

—Sí, fue procesado por posesión de drogas clase B, en el 2000 y guardaron sus huellas pero no tenemos su fotografía, ya la pedí a la policía de Huddersfield dónde fue arrestado la tendrán para mañana.

—Y ¿Qué tan seguros estamos de que ese Richard Brook es nuestro Richard Brook?— preguntó Dimmock mientras ojeaba una y otra vez las pruebas de pólvora y los archivos forenses de la escena del crimen.

—Esta en el rango de edad aproximada del cadáver, tiene el mismo seguro social que está en la documentación de identidad que nos proporcionó la señorita Riley.

—Dirás la documentación que casi tuvimos que arrancarle de las manos a la señorita Riley¬— se quejó Dimmock

—Ah sí, vi leí en el periódico su experiencia con el acoso policial, esa chica realmente necesita exprimir la historia de Holmes porque honestamente no tiene talento. En fin también encontramos en los documentos una certificación de un máster de actuación en la Universidad de Huddersfield fechado en el mismo año en que fue arrestado por posesión de cannabis.

—En pocas palabras muy seguros de que es nuestro tipo— respondió Dimmock intrigado, desde que abrió el caso no tenía más que dudas básicamente se necesitaba un Sherlock Holmes para resolver la muerte de Sherlock Holmes —Muy bien doctora Kumar ha hecho un gran trabajo como siempre, me retiro si tiene más información por favor llámeme.

Se despidió saliendo del departamento de investigación forense chocando accidentalmente con la esquina de la puerta del laboratorio todavía procesando en su mente la información que le fue dada y pensando en la cara que pondría Donovan cuando se enterara de todo eso.

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Greg no necesito repasar el archivo de Karla Jones toda la policía sabía sobre ella, Karla era una esposa joven con dos años matrimonio al momento de su desaparición el 24 de abril del 2007. La vida de Karla no era para nada complicada su familia tenía una fábrica de calzado bastante famosa, y ella era una niña de fondo fiduciario al igual que su esposo Ralph Jones.

El matrimonio Jones tenían una tienda en línea dónde vendían artículos de impresión artesanal que hacían en el cobertizo de su casa en Richmond a precios que no sorprenderían a cualquiera que pudiera costearse una casa en Richmond.

Un día mientras su esposo Ralph estaba en una convención de emprendedores en Glasgow, Karla simplemente desapareció sin dejar rastro, dejó sus tarjetas, su teléfono, su perro y su ropa; no hubo señales de resistencia o pelea todo estaba normal en la casa Jones salvó que Karla no estaba ahí.

Sherlock por un momento se mostró interesado en el caso pero se olvidó de Karla Jones a favor de un extraño asesinato en masa cuyos sospechosos eran ni más ni menos que tres ancianos en una casa de retiro. Durante ese tiempo el caso de Karla no llevó a ningún lado y quedó guardando polvo en el archivo, entonces Ralph Jones creo la fundación KARLA para mujeres desaparecidas.

Hasta ahí todo iba bien, Ralph era un hombre triste lidiando el duelo de la mejor manera que podía, hasta que un año después sacó a la venta un libro donde insinuaba que su vecino Clark Jude acosaba a su esposa y que la había amenazado en repetidas ocasiones, basado en un supuesto diario escondido en su sótano escrito por la misma Karla. No solo eso contaba a detalle un supuesto hostigamiento policial pagado por el tal Clark y sus oscuros contactos.

Por supuesto se abrió una carpeta de investigación, no hubo pruebas de la existencia del supuesto diario que Ralph insistía en que no iba a entregar porque no confiaba en la policía y Jude solo era un ex asociado de Jones que terminó su asociación para fundar su propia imprenta. Y todavía no generaba lo suficiente para sobornar a nadie, el hombre se suicidó un año después gracias al acoso del público, cada tres meses la familia tiene que cambiar la lápida de su tumba porque siempre termina vandalizada y en pedazos.

Para colmo el hombre no se detuvo ahí, dio montones de entrevistas en diferentes medios y sacó un documental de Netflix el 2010, cada aniversario de la muerte de su esposa la gente de KARLA salía a las calles para hacer una manifestación silenciosa frente al parlamento.

Greg volvió al estacionamiento y se detuvo frente a su nuevo compañero que estaba leyendo un libro recargado en el auto de Greg, La última vez que vio a Will Wood era un muy joven DC que vomitó en un bote de basura al ver su primer cuerpo, no lo sostenía en su contra, su primera escena del crimen no fue particularmente bonita para nadie, hubiera deseado que el muchacho se hubiera curtido un poco antes de llegar a eso, en ese entonces el chico tenía solo diecisiete años y había entrado atraído la promesa del financiamiento para la universidad que el Met ofrecía y por ese entonces ni siquiera recibía un salario todavía.

Ahora tendría unos veintidós años y ya era DS, maldita sea si lo hacía sentir viejo, el tendría unos veintiséis cuando lo ascendieron a DS y todos lo consideraban un bebé que sabía nada de la vida, entonces ¿Qué era ese mocoso de mejillas redondas y ojos de cordero?, ¿Un feto?

—Buen día señor— dijo Wood con una sonrisa bajando su libro.

Greg se quedó mirando la tapa del libro con la foto de una mujer de cabellos castaños idéntica a la del archivo en sus manos —Ese libro es…

—El infame libro de Ralph Jones señor, creí que encontraría algo de interés, es bastante bueno si no fuera policía me creería todo eso de la conspiración— dijo el muchacho guardando el libro en su bolso de mensajero que lo hacía parecer más un estudiante que un policía

—Y ¿Qué tal?, algo interesante— preguntó Greg con curiosidad.

—Es una gran novela, tiene intriga, romance y un misterio real de; es obvio porque fue un éxito en ventas en su tiempo, incluso está tan bien redactado que los nazis de los libros también lo aman.

—Parece que me estás dando la reseña de The Sun— se quejó abriendo el auto y esperando a que Wood subiera.

—No tengo la culpa de que el libro a pesar de ser un fraude esté muy bien hecho, en todo caso la tendría el pasante al que le pagaron para que lo escribiera— Wood dejó el libro sobre el tablero dejando ver bien la tapa que consistía en una foto de Karla posando en jeans azules y camisa blanca sentada en una banca de un parque mostrando una sonrisa brillante.

Greg frunció el ceño observando el nombre en letras grandes Ralph Jones en la portada —Creí que el libro era obra de Ralph Jones, tiene su nombre en la portada— dijo levantando el libro.

—El hombre dice “Mas sin embargo” en las entrevistas— explicó Wood cómo si fuera lo obvio y al ver su cara de confusión decidió apiadarse de él y explicar—Lo más seguro es que aplicó la fórmula que usan mayoría de los tipos ricos, le pagan a un pobre pasante con deudas estudiantiles para que escriba sus ideas y le dan crédito como editor para evitar la demanda por fraude.

— ¿Cómo sabes esto si no es indiscreción?— preguntó con curiosidad mientras su radio se encendía solo dejando escuchar Pull Up To The Bumper por lo menos a un ritmo moderado gracias a no se quién. A través del vidrio del retrovisor le lanzó una mirada severa a Candy que solo se limitó a lanzarle un beso —Es un viejo corto en la radio no te molestes en apagarlo seguirá hasta que se apague solo— explicó tratando de no darle importancia.

—Entiendo, al auto de mi abuela realmente le gustaba Queen— Wood sonrío con algo de nostalgia— nunca logramos arreglar lo que sea que estaba mal con el auto pero mi abuela se volvió una gran fanática.

—Y dime entonces ¿Cómo sabes los oscuros secretos de escritura de la gente rica?— Greg regresando al tema anterior aunque Wood fuera comprensivo lo menos que quería eran rumores acerca de cosas extrañas sucediendo a su alrededor ya había vivido eso en la escuela secundaria y casi no había sobrevivido.

—Quizás la trilogía “En brazos del Rey de los Leones” de Christina Wolf pagó mis propias deudas de estudiante— Wood respondió sin pizca de vergüenza.

Greg soltó un silbido —Ese título suena picante, ¿Escribiste una novela sucia para terminar de pagar la universidad?— con el pobre financiamiento del Met no le sorprendería, él también tuvo que hacer cosas indecibles para poder terminar la carrera.

—Oficialmente edité una novela sucia para pagar la universidad— corrigió Wood con un poco de orgullo en su voz quizá debería buscar el tomo en cuestión.

Su abuela tenía una colección impresionante de esas cosas, según recordaba su primer crush de la infancia fue un modelo elegante en traje con la camisa abierta mostrando su pecho y mordiendo la pata de una sus gafas con sensualidad. Sexy y elegante, reconoció quizás había desarrollado su torcedura de trajes desde la juventud.

—Y exactamente ¿cuánto fue tu propia obra y cuánto fue de Christina Wolf?— Greg no podía creer que el muchacho a su lado que generalmente tranquilo hubiera escrito algo como eso.

—Pues Christina sugirió el tamaño de las pollas de los Leones Híbridos humanoides, creo que tenía un fetiche de tamaño.

Greg soltó una carcajada definitivamente tendría que buscar esa obra de arte.

La conversación se dirigió a todo y a nada el resto del camino, Wood era un joven tranquilo con algo de fuego solo un tonto se confiaría en su cara de no romper un plato.

A mitad de camino empezó el acoso telefónico el constante repiqueteo del teléfono una y otra vez, de toda su familia durante diez minutos consecutivos fue solo el inicio después comenzaron con los mensajes y después con mensajes alternando llamadas.

— .¿No será algo importante?— preguntó su compañero al ver teléfono no parar de timbrar.

—No, solo es un problema personal del que no me puedo deshacer— respondió Greg silenciando el teléfono de una vez por todas.

—No me diga que esos fanáticos de Sherlock Holmes lo doxearon, son realmente una molestia una vecina mía intentó secuestrar a mi gato solo porque se enteró que trabajo en el Yard ni siquiera conocía al hombre solo lo vi desde lejos un par de veces.

—Si algo como eso — gruñó Greg algo avergonzado porque la conducta de su familia supuestamente de alta alcurnia se pudiera comparar con la de los fanáticos obsesivos de Sherlock

Continúo con su camino preguntándose ¿Qué demonios era doxear? Pero sin decirlo en voz alta no quería parecer más viejo de lo que se veía.

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En su oficina Mycroft se rindió después de la tercera llamada quizás era un mensaje del destino sobre no ha era cosas que afectaran su estado emocional.

—Bien, no contesta, lo más seguro es que no quiera verme— dijo tomando una uva de su desayuno entre sus dedos, instantáneamente fue tomada por un pequeño tallo que salió del bolsillo interior de su traje y se llevó la fruta al interior.

—No hemos llegado ni al medio día y hoy regresó al trabajo, tiene todo el día para hablar con él y no es como si no tuviéramos medios para contactarlo— respondió Anthea mientras comía su desayuno.

—Bueno he tomado una decisión y no hay nada que puedas hacer para que cambie de opinión—respondió Mycroft bastante dolido por el silencio de Gregory generalmente respondía cuando él le llamaba.

—Dispondré a Flor de Pan hasta que no hable con el DI Lestrade— Anthea tomó un sorbo de su botella de agua.

Mycroft arrugó la nariz y se burló—Te advierto que Flor de Pan me es completamente leal y no hay nada que tengas tú qué haga que esa lealtad se tambalee.

—Tengo una fresa— respondió Anthea sujetando una fresa con su tenedor.

Ni tarda ni perezosa Flor de Pan, el regalo que Titania le dio hace muchos años en su infancia, salió de su bolsillo y voló hasta el plato de Anthea y se dispuso a devorar su fresa como si no hubiera mañana.

—Flor de Pan regresa al bolsillo— ordenó Mycroft.

—Hay muchas más de dónde vino esa— respondió Anthea con tranquilidad mirando su bolso.

Flor de Pan se lanzó dentro de bolso donde solo se escuchaban ruidos de mordidas y arrullos felices, mientras Anthea cerraba el bolso y lo colgaba en su hombro.

—Flor de Pan no volverá con usted hasta que resuelva su problema con DI Lestrade, es por su bien señor y por la salvación mental de todos en ésta oficina.

—Anthea soy tu jefe y te ordeno que me devuelvas a Flor de Pan o te atengas a las consecuencias— susurró amenazador.

— ¿Qué hará? Acusarme con la Reina por robarme su hada de bolsillo, ya quisiera ir verlo arreglar su agenda sin mí, solo hable con el hombre por dios— respondió Anthea antes de tomar su plato y volver a su escritorio.

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Cuando Greg y Wood llegaron a la casa del esposo de Karla Jones, la casa estaba rodeada de reporteros. Tuvieron que estacionar una calle abajo por qué simplemente no había lugar libre.

Cuando Greg se bajó de auto escuchó un timbre telefónico llamó su atención hasta una caseta solo a dos pasos de él, su corazón empezó a latir fuertemente y prácticamente corrió a contestar olvidándose por completo de su compañero.

—Mycroft— dijo sin pensar con una gran sonrisa en el rostro.

—Gregory… digo Detective Inspector Lestrade — respondió la voz de Mycroft con algo de nerviosismo.

—Gregory me gusta, nadie me dice Gregory más que tú, aunque generalmente se necesitan unos cuantos whiskys para que lo digas— respondió tratando de sutil al coquetear con el hombre.

—Yo creí que estabas enojado te he estado intentando hablar…Gregory —

El pequeño temblor en la voz de Mycroft al decir su nombre suavizó un poco la ira contra su familia tóxica que casi le crea un mal entendido con Mycroft por dios casi no habían hablado por culpa del pasado y ya se estaba muriendo de extrañar al hombre.

—Oh lo siento tanto, tengo un problema de acoso telefónico justo ahora mismo y lo he dejado en silencio, pero honestamente he extrañado tu compañía últimamente— respondió Greg haciendo una seña a Wood para que esperara mientras el chico solo lo observaba completamente confundido.

—No me digas que volvieron a filtrar tu número en internet— preguntó Mycroft sonando preocupado.

— ¿Eso significa Doxear?

—Básicamente, ¿Porqué me preguntas eso?— la voz de Mycroft se escuchó algo confundida por el cambio de tema.

—Es una tontería que paso hoy. Voy camino a entrevistar a alguien en este momento, que tal si nos ponemos al día hoy a las siete en nuestro lugar favorito— respondió Greg y después tapó la bocina del teléfono y se dirigió a Wood que empezó a golpear la puerta de la caseta —¡Solo un minuto!

—Me encantaría yo también he…extrañado tu compañía mucho Gregory— respondió Mycroft haciendo que Greg muriera de taquicardia ahí mismo.

— ¿Es una cita?— añadió de pronto Greg muriéndose de miedo y regañándose por su impulsividad.

—Es una cita— respondió Mycroft después de un tiempo cortando la llamada antes de que pudiera decir algo más.

Greg salió de la cabina sin saber que pasó exactamente, una parte del día todas las personas tóxicas de su vida empezaron a desfilar de una en una y en otro momento se había atrevido a pedirle una cita al hombre que había considerado inalcanzable y… dijo que sí carajo.

— ¿Se puede saber que fue todo eso?— preguntó Wood completamente confundido.

Greg soltó una carcajada y se disculpó —Lo siento Wood la ley de secretos oficiales me prohíbe hablar de eso— y después cambió de tema para evitar preguntas que podía responder —Será mejor apresurarnos, no respondas a nada, no golpees a ningún fotógrafo cuando te golpeen con la cámara y prepárate para el odio de la prensa.

— ¿De verdad golpean con las cámaras?— preguntó Wood incrédulo.

—Es la técnica de provocación número uno de los paparazzi, especialmente los que trabajan para los periódicos de ese magnate Magnussen, sus cámaras tienen tanta sangre británica que podrían pedir la nacionalización— respondió Greg recordando que prácticamente aprendió el nombre de Magnussen porque todos sus paparazzi por lo menos una vez casi le rompen la nariz. Era malditas bestias salvajes con cámaras, micrófonos ocultos y un ejército de abogados.

Cuando llegaron pronto se vieron acosados por una multitud de flashes, micrófonos y preguntas incómodas una tras otra, “¿Podrá resolver éste caso ahora que no está Sherlock Holmes?”, “¿Es cierto que el Met está acosando a Ralph Jones?”, “¿Clark Jude llegara a ser declarado culpable post mortem?”, “¿Habrá justicia para Richard Brook?, ¿Cuándo el Met se disculpara y limpiará el nombre de Sherlock Holmes?”

Greg solo endureció su rostro y se abrió paso a través de los empujones de los reporteros y los antes mencionados golpes “accidentales” con la cámara con Wood siguiéndolo muy de cerca, por fortuna no eran tantos como para causar una trifulca afuera de la casa del esposo de la víctima.

Cuando llegaron a la puerta de entrada Wood respiró aliviado —No bajes la guardia todavía, Ralph Jones se ha declarado durante años como víctima de la policía, va a provocarte hasta que le des un puñetazo en la cara o intentará ser arrestado, quién crees que llamó a todos esos reporteros.

Greg tocó el timbre mientras los periodistas se amontonaban atrás de la verja que delimitaba la casa con el jardín.

Cuando la puerta se abrió un hombre en sus treintas con barba y pelo revuelto se desplomó frente a él, Greg vio a Wood haciendo el amago para detenerlo pero Greg estiró su mano y discretamente lo detuvo empujándolo hacia atrás, Wood lo miró preocupado pero entendió que no debía tocarlo.

Frente a él Ralph Jones se arrodilló en el césped — ¡No puedo hace esto otra vez!, ¡Solo quiero que me devuelvan a mi Karly! — Empezó a sollozar el hombre mientras los camarógrafos grababan y tomaban fotos del espectáculo — ¡Es que no pueden detenerse!

Greg observó a dos hombres en trajeados que reconoció como los abogados de Ralph Jones gracias a las fotografías de los periódicos.

— ¿Por qué no lo levantan?— preguntó Greg mostrándose impasible.

Los dos abogados lo miraron confusos y Greg levantó la voz para que los reporteros lo escucharán —Es su cliente ¿No?, Y ahora está desplomado en el piso llorando ¿No se preocupan por su cliente? , ¿Tal pareciera que les importa más la publicidad que la salud mental del hombre?

Cómo hienas hambrientas la multitud de reporteros observó con interés esperando la respuesta de los abogados.

—No es responsabilidad de la policía velar por sus ciudadanos— se defendió uno de los abogados, un rubio bastante joven comparado a su compañero que se notaba por lo sesenta años aproximadamente.

Wood intentó acercarse pero Greg lo detuvo tomándolo del hombro—Señor vengo a casa de este hombre a molestarlo otra vez con el recuerdo doloroso de su esposa de la que soy responsable de encontrar y ¿Cree que estaría bien si me pongo a consolarlo?— dijo mientras señalaba con la palma de su mano a Ralph Jones que con el rostro cubierto con su antebrazo seguía llorando —¿Qué clase de hipócrita sería yo?, Es su abogado, vela por los intereses de su cliente por favor sea responsable y calme a ese hombre, llévelo a su casa, ofrézcale una bebida o algo y avísenos si está en condiciones de poder hablar con nosotros.

El abogado lo miró desafiante pero su compañero se acercó a calmar al hombre llorando en el césped, le dijo un par de cosas a oído y el hombre dócilmente al interior. Greg miró al abogado rubio esperando su próximo movimiento el hombre solo se metió en la casa y azotó la puerta en la cara.

— ¿Y ahora que hacemos señor?— preguntó Wood mirando la puerta cerrada.

—DS Wood si un hombre se te lanza así de esa manera no lo toques, tú no sabes si va armado o va gritar que le estás rompiendo el brazo— dijo Lestrade con seriedad en voz baja mirando fijamente la puerta para que su conversación no fuera captada por las cámaras.

—Lo siento señor— respondió Wood de igual manera con algo de culpa en su voz.

—Esperaremos, éste show es muy importante para el hombre, de ninguna manera dejará que termine así como así— Greg respondió la anterior pregunta de su compañero tratando de aparentar tranquilidad.

Minutos después la puerta se abrió, “Menos mal” se dijo, por un momento pensó que iba a tener que comerse sus palabras y perderse de cualquier cosa pueda ayudarlo para resolver ese caso y después soportar titulares vergonzosos cómo “Como el Yard dejado afuera” o alguna cosa así.

Los abogados de Jones los recibieron tratando en vano de disimular la hostilidad.

El 24 de abril del 2006 la esposa de un hombre desaparece y el hombre escribe un libro dónde acusa a su vecino sin pruebas y se consigue dos abogados antes de siquiera ser considerado sospechoso, ¿Que dice esto de él?

Las pruebas dicen que Ralph Jones voló a Glasgow el 21 de abril para un fin de semana largo en una convención de emprendedores, no recibió ni hizo más que varias llamadas al buzón del teléfono de su esposa y una llamada la noche del 23 de abril a los padres de Karla en Bexley para pedirles que revisen a su esposa, cómo Richmond se encuentra al otro lado de la cuidad los padres deciden hacerlo al día siguiente. La mañana del 24 de abril Karla Jones sale de su casa a las cinco de la mañana en ropa de correr y nadie la ve regresar, a las diez de la mañana llegan los padres de Karla Jones y se quedan en vano esperando una hija que no regresaría jamás.

Desde el principio no había razón para que el hombre fuera sospechoso hasta que empezó a comportarse cómo uno.

Su casa parecía estaba llena de fotografías de Karla y en todas Ralph estaba con ella, en una mesa había un altar con peluches, joyería un consistente en aretes de gatitos, un collar de zapatillas de bailarina, casi todo en piedras rosa claro, viejos CD’s de música pop, Greg no podía evitar pensar en que se veía como algo que la madre de una adolescente haría y no un hombre que acababa de entrar en los treinta para su esposa.

Nada de aquello se parecía a la foto de la mujer riendo en la banca del parque, que figuraba en la tapa del libro, nada de los adornos que veía en el altar parecían algo que ella hubiera utilizado.

La casa apestaba a flores muertas y todo estaba polvoriento cómo si nadie viviera ahí desde hace mucho tiempo.

El abogado les señaló el sillón, ambos se sentaron y una nube de polvo se levantó al contacto con sucio sillón haciendo que Wood tuviera un pequeño ataque de tos y el mismo Lestrade se atragantara.

—Buenos días señor Jones soy DI Lestrade y este es mi compañero DS Wood venimos a hablar con usted sobre la desaparición de su esposa— Greg se presentó mientras miraba al hombre con detenimiento.

La ropa de Ralph estaba muy sucia pero no apestaba, su barba espesa pretendía ser descuidada pero no estaba grasosa ni sucia de comida, el cabello se veía despeinado pero no se veía sucio; era un misterio como una camiseta blanca que parecía llevar muchas puestas y muchos agujeros no tenía ni una mancha amarillenta de sudor en las axilas y definitivamente la uñas de Ralph eran demasiado pulcras para un hombre en depresión.

El mismo había sacado cucarachas vivas del rizado cabello de Sherlock Holmes después de una perderlo de vista un mes y encontrarlo a punto de una sobredosis en un sótano de mierda apestando a orina y otras cosas durante lo que sería su peor momento, conocía el descuido y eso era una burla o una mala imitación.

En lugar de compasión solo sintió rabia al verlo.

—Lestrade ¿eh?, Debí suponerlo y ¿A quién va a traer a hacer su trabajo ahora que su vendedor de piel de serpiente habitual se lanzó de un edificio?— dijo Jones arrastrando la voz como si estuviera ebrio, una vez más el hombre no apestaba a alcohol.

Greg abrió su teléfono y puso la aplicación de grabar —En vista de sus antecedentes legales con la policía y los oficiales a cargo de su investigación, no me siento seguro teniendo una charla privada con usted así que grabaré la entrevista como prueba legal para el Met.

—No diga tonterías yo soy el que no se siente seguro, ¡Todas las malditas noches su gente toca mi puerta para amenazarme!— Jones levantó la voz olvidando por completo su supuesta embriaguez.

—DS Wood por favor anota revisar la cámara de CCTV frente a la puerta del señor Jones para ver quién lo acosa por las noches— se dirigió a su compañero que también veía extrañado el gran ventanal junto a ellos y a Jones en el sillón pasando las manos por su pelo varias veces y cambiando de posición cada cierto tiempo.

— ¿Por qué su esposa no lo acompañó a la convención a Glasgow?— preguntó Greg extrañado por la mirada fría de Wood a su lado, cómo si hubiera captado algo que Greg no podía entender.

Las gruesas vetas color negro intenso en su aura, comunes en alguien con sentimiento de culpa estaban ausentes, en su lugar había una masa de tentáculos grises unos estrangulaban las auras de sus abogados mientras que otros se extendían tratando de aferrarse al aura de su compañero codiciosamente.

Candy se materializó frente a Wood y de alguna manera mantuvo alejados los tentáculos del aura viciosa de Jones, mientras a su espalda sintió la presencia reconfortante de Irina y Mildred.

— ¿Ese es uno de los trucos que Sherlock Holmes le enseñó?, Hacer preguntas estúpidas para que la gente crea que sabe lo que hace— intentó cambiar de tema Jones mirando por la ventana cambiando de posición nuevamente.

—Ambos eran socios en su compañía “Green Wishes”, canceló planes con proveedores, su agenda estaba vacía ¿Porqué ella se quedó?— repitió Greg regresando la conversación a su lugar.

—Ella no estaba tan interesada como yo en el negocio, para ella era un hobby interesante; vivía en una burbuja de lujos soportada por sus padres, antes de conocerme no tenía noción de lo que era trabajo físico— farfulló mientras se volvía a mover en sillón para furia de su compañero y desesperación de Greg.

—Según el informe Karla administraba la empresa, muchos proveedores afirmaron hablar con ella casi siempre— habló Wood dejando ver un poco de ira en su voz.

—Si a ella le gustaba hablar con la gente involucrada en el negocio, estaba emocionada y quería aprender pero no era buena, le dije que era la administradora para que dejara de romper la imprenta una y otra vez, ¿eso que tiene que ver con su desaparición?— Preguntó Jones mostrando más alteración de la que su voz reflejaba.

Entonces Greg observó el teleobjetivo sobre la barda del jardín y por fin comprendió, el maldito bastardo estaba posando para las fotos.

—Entonces Karla Jones estaba interesada en el negocio lo suficiente para hablar seguido con proveedores y clientes pero no lo suficiente para volar a Escocia con usted.

—Ella era así de voluble, cómo dije Karly vivía en una burbuja dónde trabajar y ganar dinero era un pasatiempo, no es que eso fuera importante podíamos mantener nuestro estilo de vida y ella era tan buena, tan positiva no fue hecha para vivir en éste mundo— habló con lo que sospechaba Greg era un mal intento sonrisa nostálgica quizás su ex esposa podría enseñarle clases de actuación al hombre.

De improviso la mano fría y cubierta de hollín de Mildred se estiró sobre su cabeza y señaló al un hombre parado enfrente la cocina mirando atentamente el intercambio palabras.

— ¿Quién es el hombre en la cocina? — interrogó Greg.

Inmediatamente los tentáculos del el aura de Ralph se achicaron por completo y cruzó mirada con sus abogados antes de que el mayor respondiera —Es el cuñado de Ralph vino a dar apoyo emocional y se apega a su derecho de no responder preguntas.

El aura del hombre era grande y nada confortable de alguna manera lograba que la habitación se viera más oscura de lo que realmente era, incluso el aura parasitaria de Jones parecía encogerse ante la sombra que se proyectaba desde la cocina.

No estaba en el archivo, estaba seguro no figuraba en ninguna de las muchas fotos que salieron durante el escándalo, pero Mildred había visto algo en él y los muertos nunca advierten por nada.

Grabó su rostro todo lo que pudo en su mente, el no tenía un palacio mental como el mejor detective del mundo pero si la pequeña caja de pistas que él suponía que todo detective guardaba en su memoria, podía ser muy útil pero a veces jodía tu cabeza mantener dossiers enteros de pruebas para perder la fe en la humanidad. Solo imaginar un palacio entero de todo hacia que comprendiera las facetas de más oscuras de su difunto amigo.

—Ah ya veo volvamos a Karla, ¿Hubo una razón por la que no llamó a los padres de su esposa hasta después de tres días de silencio?— estaba haciendo preguntas que no se hicieron, en ese momento cuando su cuartada era sólida y su conducta era normal para un hombre lidiando con la desaparición de su esposa.

—Ella no solía contestar el teléfono, era descuidada y lo perdía por días no tenía sentido de la responsabilidad— respondió Jones tratando de parecer calmado al parecer el hecho de que hubiera captado al hombre en la cocina había arruinado algo.

—Es suficiente es obvio que esto no tiene sentido, no perderé mi tiempo con esto—Greg se levantó del sillón con seriedad y guardó su teléfono en la gabardina, sin cerrar la aplicación de grabar, ante el asombro de los presentes.

 Ese hombre, su casa; todo a su alrededor era una mentira y no quería quedarse al acto completo. Quería la verdad y algo le decía que el hombre dentro de la cocina era la respuesta.

— ¡Qué diablos!, ¡Usted no puede hacerme esto! Viene aquí con un maldito mocoso a alterar mi vida y me dice que se larga— gritó Ralph Jones completamente alterado de forma honesta por primera vez en el día.

—Señor Jones ha pasado de ebrio a sobrio muchas veces y no llevamos ni veinte minutos aquí, incluso si honestamente lo estuviera nada de lo que usted pudiera decirme sería útil— Greg le dedicó una mirada acusadora a Jones completamente harto de la farsa.

—DI Lestrade esa una acusación bastante grave— respondió el abogado más grande amenazante.

Greg soltó una risa irónica— Le pregunto algo sencillo “¿Porqué su esposa no lo acompañó a Escocia y porque no contestó el teléfono?” y me dice que su esposa egresada de Cambridge con un máster en contabilidad y según su primera declaración “Era demasiado lista como para irse con un desconocido voluntariamente” ahora básicamente era demasiado estúpida para acompañarlo o contestar el teléfono, hubiera creído mejor que discutieron o que tenía otros planes, pero ¡¿Esto?!

Jones se levantó del sillón y se abalanzó sobre Greg y lo tomó de la camisa —¡¿Como se atreve a hablar de mi Karly?!— gritó el hombre con odio en la mirada.

Greg levantó las manos con la palma de las manos abiertas, de ninguna manera iría a la corte por un individuo como ese.

— ¡Señor Jones!— Wood llamó su atención —recuerde la cámara— dijo mirando a la ventana en dirección al teleobjetivo en el patio.

—Esta no es una gran pose, pero seguro que ese paparazzi venderá una buena historia— respondió Greg mirando al hombre con frialdad.

La temperatura en la habitación empezó a caer, al grado de que podía ver el aliento de Jones, Greg maldijo internamente, lidiar con el enojo fantasmal frente a una cámara oculta no era una manera ideal de regresar al Met.

Irina hizo romper el vidrio de una de las fotos del altar y Jones solo se quedó mirando en shock la foto estrellada Greg aprovechó para salir lo más pronto posible sin importarle que Jones seguía muy aferrado a su ropa.

—Señor Jones suéltelo o pondremos cargos por ataque a un oficial de la ley— escuchó la voz lejana del DS Wood muy lejana.

Jones soltó a Greg y éste no paró hasta cruzar a la multitud de periodistas y llegar a su auto, respiró profundamente y miró por el retrovisor para ver los espíritus que le seguían —Estoy muy decepcionado de ustedes quedamos en no hacer lío y esto es todo lo opuesto.

Greg calló en cuanto escuchó la puerta del auto abriste y miró a Wood entrar en el asiento continuo y mirarlo con los ojos abiertos.

— ¿Qué?—preguntó Greg a la defensiva.

—Señor, la… la camisa— señaló Wood completamente pálido.

Greg se miró a si mismo y notó que su camisa se había abierto durante el forcejeo —Salí de la casa de Ralph Jones y cruce una horda de periodistas con la camisa abierta— Greg dijo más para si mismo que para Wood, mirando el retrovisor con más ira.

Wood asintió todavía en shock.

Después recordó que su teléfono seguía grabando en su chaleco y oró porque Jones no levantara una queja porque accidentalmente se había grabado regañando a la nada prácticamente y admitiendo que estaba con el pecho al aire en ese momento.

Greg apagó la grabadora del teléfono se dejó caer contra el volante mientras Wood trataba de animarlo en vano, no había manera de no aparecer en los titulares de mañana. DCI Gregson iba a patearle el trasero hasta la puta Glasgow y de regreso.

Se levantó dispuesto a irse con la cola entre las patas y empezar a investigar al extraño cuñado de Ralph Jones cuando la vio; iba en ropa de correr verde fosforescente con líneas reflejantes, una cámara al cuello y su cabello castaño ondeando al viento, ella se dio cuenta inmediatamente de que podía verla, apareció de pronto junto a su ventana y puso su mano cubierta con un guante sin dedos en el vidrio.

Greg la miró sin poder creerlo había esperado un fantasma cualquiera que le diera un poco de información pero no a ella, la simple idea de que Karla hubiera muerto tan cerca de su casa era bastante ridícula e imposible pero ahí estaba ella justo junto a su auto.

—Señor ¿Está bien señor?— le llamó Wood preocupado.

Greg se recompuso y se acomodó la infame camisa que pronto sería estrella de los titulares.

Buscó el archivo en su guantera y revisó los papeles de su investigación en busca de la ruta de correr de Karla para tener un pretexto para seguir al espíritu, pero entre la euforia que tenía que disimular y la gran cantidad de papeleo era difícil, luego recordó el libro de Jones, según había detalles que tomó de la investigación.

—Oye Wood, ¿De casualidad en ese libro de Jones no viene la ruta de correr de Karla?— preguntó Lestrade.

Mientras tanto Candy flotaba alrededor del fantasma de Karla como si estuviera tratando de comunicarse con ella.

Wood sacó su libro y lo hojeo rápidamente —Recuerdo que sí, creo que está en las páginas de anexo.

Greg siguió en su búsqueda por si no encontraban la ruta en el libro y de pronto vio pegada al revés una hoja de papel al fondo del folder, la volteó y vio un dibujo burdo hecho a mano de la ruta de Karla, junto a una reproducción hecha a computadora de la misma ruta con los nombres de los grupos de búsqueda.

—Aquí está— dijo Wood mostrando un mapa similar en el libro.

Pero al compararlos Greg y Wood cruzaron miradas sin poder creerlo, una parte de la ruta había sido movida dos calles en el libro, haciendo el recorrido más estrecho que en el mapa original.

— ¿Será un error de impresión?— preguntó Wood dudoso.

—No sé, ¿Que te parece si seguimos esos dos recorridos y vemos que tal?— dijo Greg mientras observaba a Karla y Candy haciendo señas para que las siguiera.

—No cree que sería mejor volver a la estación e informar— preguntó Wood.

—La entrevista fue un fracaso Jones es un mentiroso y no está dispuesto a cooperar, si no encontramos nada pues bien y si lo hacemos quizás no hayamos perdido nuestro tiempo— replicó Greg desesperado por seguir a los dos espíritus.

—Bueno no hay nada de malo en solo mirar— ni siquiera terminó de hablar Wood cuando Greg encendió el carro y lo movió siguiendo a Karla que aparecía y desaparecía sobre la carretera.

—No cree que sería mejor seguir la ruta del libro, la de la policía ya se ha seguido muchas veces— recomendó Wood.

Pero Greg no tenía idea de que ruta seguía solo seguía el fantasma de Karla.

—Señor ese camino no ésta en ninguna de las dos rutas— la voz de Wood escuchaba preocupada.

—Tranquilo Wood es solo una corazonada ese hombre no parecía para nada conocer a su esposa ¿Porqué sabría algo de su ruta de correr?— dijo mientras se estacionaba junto a un camino de tierra en lo que parecía un parque público y salía de auto como si fuera a perder el espíritu que lo guiaba.

Después de unos minutos de caminar la voz sorprendida de Wood lo interrumpió —Señor, ¡¿Cómo sabía un camino para corredores justo aquí?!— Greg miró a su alrededor y vio un grupo de ancianos en licras y pantalones deportivos regresando a su casa.

—Cuando llevas mucho tiempo en esto aprendes algunas cosas— respondió Greg evasivo, preguntándose ¿Cómo demonios iba a justificar en la estación lo que sea que Karla fuera a mostrarle?

Y si su suposición era cierta tendría que ser un infierno de buena explicación.

Karla se detuvo junto a una colina cruzando la acera había mucho pasto y hierbas creciendo pero en la tierra se veían restos de roca y salidas por las que una vez hubo fontanería y cableado.

— ¿Qué demonios es esto?— se preguntó Greg en voz alta mientras caminaba hasta el punto dónde Karla estaba parada.

—Creo que hubo una casa aquí en algún momento, ¿No será esto propiedad privada? — preguntó Wood algo inseguro como si temiera que hubiera perdido la cabeza y no culpaba al pobre chico.

—Sin bardas o letreros es como una casa con la puerta abierta de par en par, así que podemos estar aquí— dijo Greg tropezando con algo en el piso.

— ¿Esta bien señor?— preguntó Wood ahora realmente preocupado.

Greg se arrodilló en el piso observando lo que le hizo tropezar —Es un candado— dijo mirando la compuerta en el piso oculta entre escombro y hierbas que parecían haber sido puestas a propósito para cubrir la puerta.

—Bueno supongo que hasta aquí termina el recorrido dijo Wood con algo de alivio.

Pero Irina tenía otras ideas contrarias al pobre y asustado Wood tomó el candado entre sus dedos y sus manos se iluminaron cómo si estuvieran en llamas el candado tronó y se partió en pedazos.

—El candado está roto ni siquiera está en el cerrojo— dijo Greg buscando unos guantes de látex en su abrigo.

— ¡¿No creerá que ella está ahí?, se hizo una investigación minuciosa dos veces antes de cerrar el caso!, ¡No puede estar ahí porque tuvo una corazonada!— replicó Wood y tendría toda la razón si no fuera por la víctima fantasmal guiándolo hasta ese punto.

Greg abrió la puerta y vio un cuarto de concreto completamente oscuro, olía a polvo y no parecía haber restos de humedad en las paredes que lograba divisar.

— ¿Wood tu teléfono tiene lámpara?— preguntó Greg.

Wood lo miró renuente y Greg solo le sonrió con una de esas sonrisas que usaba para que la chica de recepción olvidará las groserías de Sherlock Holmes y no lo vetara de por vida del Met, el muchacho saco su teléfono y suspiro frustrado.

—Conste que esto es solo para terminar con esto y no tiene nada que ver con que…— Wood dejó de hablar cuando vio el brillo de la tira reflejante de una chaqueta de corredor y el color verde fluorescente —¡¿Es una broma?! — exclamó en shock.

Greg lo miró con seriedad y tomó la muñeca de Wood y guío su mano para iluminar la cara momificada de Karla Jones.

Atrás de el escuchó un lamento de ultratumba supo que era el llanto de Karla Jones al encontrarse con su propio cadáver.

—Llama a Gregson y pide refuerzos, es hora de llevar a ésta mujer a casa— ordenó Greg sin saber cómo demonios explicar cómo había encontrado a la pobre mujer después de seis años de desaparición.

__________

—Entonces Brook se suicidó y ¡¿Qué?, Eso no lo exime de los niños que secuestró!—

La voz de Philip Anderson le dio migraña a Sally Donovan, que de por sí ya tenía un dolor de cabeza mientras veía el vapor de su taza de café hacer figuras en el aire —No se sabe todavía el caso quedó congelado después de que Holmes se suicidó, pasado mañana tenemos una cita para conseguir la declaración de los niños del embajador.

Philip siguió con su cháchara molesta, claro que ella no confiaba en el freak, claro que sí las pistas decían que él era el culpable pues tenía que hacer su trabajo igual que siempre, aunque odiara a el hombre y se dijeran hasta de lo que se iba a morir en la escena del crimen el tipo no había roto la ley y ella nunca abusó de su poder contra él, tenía ética por dios.

—Y con eso acabará la farsa y nos concentraremos en lo importante la corrección de los casos que resolvió Sherlock Holmes, tengo una teoría sobre la anciana de sauna que podría…

—¡Por dios!, ¡Podrías callarte¡, Es de lo único que hablas, trabajo en unidad concentrada únicamente en Sherlock Holmes, que te hace creer que quiero seguir hablando de él en mi escaso tiempo libre— Sally lo interrumpió y le dio un sorbo a su taza de café mientras trataba de recordar dónde puso su última aspirina

—Cualquiera diría que te sientes culpable, hicimos nuestro trabajo, Greg no iba a hacerlo, ¡Pudimos perder nuestros empleos!— Respondió a la defensiva.

—Sabes Philip había días en que solo estaba cansada y desesperada de dar vueltas y vueltas en círculos; entonces él llegaba y no estaba de humor, yo tampoco y era un infierno; y sabes yo solo rogaba “Por dios lánzalo de un maldito edificio” lo repetía una y otra vez. entonces sí — admitió Sally mirándolo con total honestidad —por supuesto que me siento culpable, sé que hice mi trabajo pero me siento culpable y lo que hicimos con Greg tu sabes que fue todo menos justo.

Durante mucho tiempo Philip Anderson fue un buen tipo para pasar el rato, desahogarse un poco del infierno de trabajo que era el suyo, pero ahora cada vez que lo veía se decía “Dormiste con éste hombre Sally Donovan, ¿Qué estabas pensando?, Es un hombre casado y triste ¿Qué esperabas que saliera de todo eso?”

—Bueno yo también me siento así a veces pero cuando la investigación termine y resulté un criminal porque lo es, la culpa se irá podremos volver a lo de siempre y lo siento por Greg a veces simplemente las cosas son así — respondió Philip y realmente parecía intentar con todas sus fuerzas creer todo lo que decía.

—Y que harás si no es así, ¿Cómo vas a vivir con eso si Sherlock Holmes tiene razón por última vez?— preguntó Sally con seriedad.

Él la miró con ironía — ¡Por dios estás siendo dramática Sally Donovan!...

—No, no lo soy, es una pregunta honesta, te la pasas hablando de lo que harás cuando resulte culpable en la investigación, pero si no es así, ¿Qué es lo que procede para ti?, Puedes decir honestamente que te levantarás en la mañana y harás lo que siempre haces teniendo conciencia de que el hombre era inocente— Sally lo interrumpió antes de que terminara.

—Pues te recuerdo que eras tú la que lo llamaba freak— la acusó cómo si el hecho de que ella haya sido una perra, fuera una excusa.

—Sí, pero yo si pienso en eso, he estado viendo a un profesional quizás deberías hacer lo mismo, porque aún si Sherlock es el monstruo que quieres que sea, la reina no te dará un desfile por tener la razón solo será un tipo muerto y culpable; y nada volverá a ser lo mismo—dijo dirigiéndose a la salida de la vacía área de café pero Philip la tomó del brazo.

—Vamos no te enojes, Lorelai está fuera hoy, porque no ésta noche tomamos una copa y lo pasamos bien, estamos del mismo lado recuerdas— Philip la miró a los ojos tratando de suavizar la situación.

— ¿Para una patética cogida y dos horas de lamentaciones sobre Sherlock Holmes?, para ser alguien que no lo soportaba hablas demasiado de él y la verdad es que no estoy de humor— respondió despectiva soltándose del agarre del hombre y saliendo finalmente de la sala de café sin mirar atrás.

_________________

Se tardó menos de media hora en que el terreno donde se encontró Karla Jones se llenará de oficiales de Met y gente de SOCO. Se tuvo que conseguir una escalera alta para poder bajar a investigar la escena del crimen.

Greg estaba en ese momento en el cuarto de concreto con un overol blanco y mascarilla, lugar estaba lleno de polvo pero no parecían haber alimañas había ventilaciones y lo que parecían ser cañerías por lo que parecía que el cuarto estaba destinado a ser habitado.

A su lado la doctora Kumar que estaba revisando el cuerpo habló —Es un búnker subterráneo, algunos ricos paranoicos los construían ilegalmente en su patio trasero durante la guerra fría, no es una sorpresa después de años encontrarse con algunos en casas antiguas porque no los ponían en los planos originales.

—Y yo creí que los nidos de ratas eran las únicas sorpresas que uno encontraría hoy en día en una casa— respondió Greg mirando con ayuda de una lámpara el cuerpo momificado de Karla el pantalón de correr y la chaqueta le quedaban flotando, colgando en su cuello estaba la correa de la cámara fotográfica, su cabello castaño estaba seco, y su cara parecía una figura de papel maché no había rastro de la mujer hermosa de la tapa del libro.

— ¿Encontraste algo interesante Doctora Kumar?— preguntó reprimiendo la sensación de ira y frustración perteneciente al espíritu de Karla.

La doctora Kumar señaló cuidadosamente el cuerpo momificado—Por lo que veo por la forma irregular de la pierna tiene una rodilla luxada y por su posición creo que la columna está rota — Con cuidado con su mano envuelta en guantes de látex movió un poco la cabeza que crujió cómo si fuera papel seco— Por la cantidad de sangre seca en el cabello y en la parte trasera de la chaqueta puedo deducir que tuvo en trauma bastante severo en la nuca o en el cráneo.

— ¿Eso fue lo que la mató?— preguntó Lestrade algo incómodo de hablar sobre Karla mientras su fantasma lo observaba desde una esquina en la oscuridad.

—Puede ser pero no al instante— respondió la doctora Kumar mientras tomaba la mano completamente seca cubierta con un guante de escalada con dedos descubiertos — ¿Ves estas lesiones en las yemas en sus dedos y los raspones del guante?, ella intentó arrastrarse, hice unas pruebas con luminol antes de que bajaras y se movió bastante antes de detenerse en éste punto y finalmente morir.

—Entonces ¿Porqué no gritó o pidió ayuda?

—Lo más seguro hizo pero por la profundidad de el búnker, y las paredes con el aislamiento del ruido aún con la puerta abierta tendrías que estar muy cerca para poder escucharla y justo ahora este terreno no parece el punto más concurrido de Richmond, no puedo decir por ahora cuanto tiempo estuvo viva aquí dentro.

—La cámara fotográfica profesional y los guantes de escalada, ella vino aquí para explorar el búnker— Greg caminó hasta la escalera de metal tirada en el suelo de concreto — la escalera esta en muy mal estado pudo haberse caído y quedar atrapada aquí, pero eso no explica el candado en la puerta.

—No lo sé, pudo haber venido con un compañero, los exploradores urbanos rara vez salen solos quizás discutieron y su acompañante la empujó y simplemente cerró la puerta con candado con la esperanza de que nunca fuera encontrada lo más seguro es que la gente pensaba que solo era un viejo registro y no le dio importancia.

— ¿Exploradores urbanos?

—Jóvenes que se infiltran en lugares abandonados solo para grabar y tomar fotografías, no es la actividad más segura y legal del mundo pero puedo ver su encanto— respondió la doctora Kumar.

De pronto un joven DC bajó la escalera interrumpiendo la conversación.

—DI Lestrade lo busca DCI Gregson…— el muchacho fue interrumpido por una ráfaga de viento que casi lo atravesó y escapó por la pequeña compuerta del búnker.

Cuando elevó la mirada vio a DCI Gregson parada hablando DS Wood, mientras Mildred flotaba a su alrededor.

— ¡¿Qué demonios?!

El grito del muchacho atrás de él fue su bandera de salida y subió la escalera ignorando la estupefacción dentro del búnker.

Cuando Greg salió un nudo se instaló en su estómago al recordar que todavía no tenía ni una miserable razón para haber encontrado el cuerpo de Karla, maldijo interiormente a Mildred y esa fascinación por su jefa que le empezaba a nacer, pudo haber hecho tiempo abajo para pensar en algo convincente ahora estaba frente a ella y no tenía ni idea de que de que razón lógica tendría un policía que no ve fantasmas para ese hallazgo.

 —No puedo creer que me halla dado un susto de muerte y no me dijera lo del indigente— reclamó Wood.

Greg lo miró confundido sin entender de que diablos hablaba pero estaba necesitado de excusa y parecía que Wood podría tener una, así que rogando a todos los dioses que conocía respondió con un inseguro —Bueno es que era una corazonada— sin comprometerse.

—Bueno que tal si me explican para poder comprender como encontraron el cuerpo de una persona desaparecida hace seis años el primer día de investigación— preguntó DCI Gregson con interés.

Por fortuna Wood respondió e interiormente agradeció al destino —Bueno DI Lestrade encontró esta inexactitud entre la ruta donde Karla solía correr proporcionada a la policía y la de libro y desistimos investigar y luego le pareció correcto darme un infarto desviándose del camino en lugar de decirme que hay un registro de un indigente conocido como “Socks” que dijo que había visto a Karla en está misma calle, estaba tan ebrio que lo ignoraron por completo de hecho solo está en el informe de búsqueda porque golpeó a un DC.

—Bueno cómo dije no tenía absolutamente nada, solo era una corazonada, además los dos nos dimos cuenta de lo de la ruta— contestó Greg aliviado y a la vez enojado por no leer el archivo e investigar antes de lanzarse a seguir un espíritu que ya tenía seis años en el mismo lugar y no tendría razón para irse pronto.

—Buenos instintos Wood y Lestrade, han realizado algo buen trabajo pero espero que sepan que ahora que la señorita Jones fue encontrada tendremos que trabajar el doble de duro para resolver éste caso con el gran showman Jones a nuestras espaldas y los reporteros excitados— se dio la vuelta en dirección a un grupo de reporteros que empezaban a llegar y volteó un minuto para decir — Ah y DI Lestrade por favor no más fotos sin camisa.

Greg bajó la cabeza avergonzado, si la jefa sabía todos en Met lo sabían, rogó que la extraña ley del hielo que todavía aplicaban con él detuviera el infierno que le iban a dar en la oficina; sabía que era una fantasía pero por dios que necesitaba ese consuelo.

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Eran las cinco de la tarde cuando Greg pudo por fin salir de la escena del crimen y manejar hasta su horrible departamento para poder cambiarse de ropa rápidamente, estaba tan nervioso y emocionado que por poco pasa de largo sin notar la puerta abierta de su vecino el dealer dejando a la vista el departamento completamente vacío.

Greg sonrió sintiéndose aliviado por la molestia menos, ahora seguían el divorcio, la familia incómoda y un nuevo departamento y las cosas podrían empezar a mejorar.

Salió del edificio y no le sorprendió que hubiera un auto negro esperando fuera de su puerta.

—Buenas noches Stuart ¿Cómo te trata el día?, ¿Tu hija ya dice papá?— saludo Greg al ver la ventanilla que comunicaba con el conductor abajo.

—Buenas noches Greg, pues dice algo como dada se oye tan tierna, Miriam guardó un vídeo, tiene hoyuelos y mejillas gorditas y esponjosas— respondió Stuart en estado de ensoñación.

Un dolor se instaló en el pecho de Greg había cargado dos bebés, los había cuidado y protegido pero ambos lo odiaban ahora y era bastante posible que ni siquiera eran sus hijos, aún así su corazón dolía cuando pensaba en el par de pequeños bebés sonrosados pataleando en sus brazos. Solo le dedicó a Stuart una sonrisa y dejó que lo llevará con Mycroft, mientras contaba las anécdotas tiernas de un orgulloso padre primerizo.

Pronto fue dejado en la entrada de “Calíope” un pequeño Bistró con mesas al exterior rodeado de tantas plantas y masetas que parecía un bosque, no era un lugar muy elegante pero tampoco un hoyo en la pared.

Mycroft ya estaba sentado en la mesa junto a una farola decorativa, casi escondida entre el pizarrón con el menú del día y un macetón de grandes hojas, la vieja grabadora vintage con forma de un gramófono reproducía un poco de jazz.

Habían encontrado a “Calíope” el día en que Sherlock salió de rehabilitación por segunda vez, el se veía tranquilo, había dejado sus cosas en un pequeño apartamento en Peckham y estaban cansados y tenían miedo porque por primera vez en mucho tiempo Sherlock se veía sano y motivado, y solo de pensar en encontrarlo otra vez alto como una cometa acurrucado en una cuneta los mataba a los dos.

Salieron a la calle sin ganas de llegar a sus casas y se detuvieron en el pequeño Bistró solo para perder el tiempo, pidieron sándwiches y café que resultaron realmente buenos y se sentaron en la misma mesa bajo la farola a conversar, hablaron tanto que se quedaron hasta el lugar cerró. Y luego caminaron juntos por la cuidad tomados de brazo riendo de bromas que se habían gastado con el tiempo y aprendiendo cosas uno del otro. “Calíope” no solo era su lugar favorito era el lugar donde nació su amistad.

Greg se acercó a Mycroft le dedicó una sonrisa y saludo —Hola, te preguntaría si no esperaste demasiado pero tú mandaste el auto.

Mycroft mostró el atisbo de una sonrisa que la gente podría interpretar como sarcástica o cínica pero Greg sabía que esa pequeña señal era toda una victoria para el hombre y estaba feliz de ser una de las pocas personas pudieran ver ese pequeño gesto.

—Bueno había un desastre en la calle St. James a causa de uno de esos pequeños inconvenientes que no puedo contarte, no quería que tuvieras problemas con el tráfico.

Greg soltó una risita mientras se sentó.

Mycroft lo miró confundido — ¿Pasa algo?

—Para nada es solo que llamarme a una cabina telefónica cuando no puedo contestar el teléfono, mandar un auto para hacerme evitar el tráfico son cosas tan tuyas— respondió Greg mirando al hombre como si hubiera colgado las estrellas.

— ¿Es algo malo acaso?— preguntó Mycroft y Greg pudo percibir un poco de inseguridad en su voz.

—No realmente, para mí es algo entrañable, incluso extrañé los secuestros en automóvil…

—No son secuestros si subes voluntariamente al automóvil— se defendió Mycroft arrugando la nariz.

—Sabes que lo haces porque te gustan las viejas películas de espías.

Un sonrojo se instaló en las mejillas de Mycroft —Bueno algunos conservamos ciertos gustos de la juventud discretamente, otros no son tan discretos— la mirada perversa en los ojos de Mycroft no auguraba nada bueno y no debería de verse tan sexy con ella— Greg Lestrade corrígeme si me equivoco, pero haz estado escandalizando a Gran Bretaña con tus pectorales ¿Desde el ochenta y nueve o principios de los noventa?, No lo niegues tengo evidencia fotográfica que te incrimina.

Fue el turno de Greg de ponerse tan rojo una señal de alto.

— ¡Oye! El esposo de la víctima se me lanzó encima, tuve que abandonar antes de que alguien saliera golpeado y había posibilidad que no fuera yo, y no sé que te refieras con los noventa, yo era un buen muchacho— le guiñó el ojo al hombre y le sonrió sospechando un poco a qué se refería.

Mycroft sacó su teléfono y buscó un poco antes de mostrar en la pantalla una foto de él años más joven con solo un chaleco y pantalones de mezclilla abrazando a un chico cuyo nombre no podía recordar para ser honesto ni siquiera recordaba en qué momento exacto se había tomado la foto.

—Y esa es solo una, hay más de dónde viene esa, ¿Tienes un fetiche de exhibicionismo del que deba ser informado?

Greg soltó una risa nerviosa —Era joven, y me hice un perforación en el pezón y creía que era sexy, ¿Por dios no me digas que hay fotos del pequeño punk Lestrade en tu oficina secreta de seguridad nacional?

—No lo sabía hasta ahora, hice que te investigarán y pregunté si eras un problema de seguridad, me dijeron que eras seguro, no quise invadir tu privacidad— Mycroft respondió revisando el menú, él pedía siempre la misma ensalada pero invariablemente siempre revisaba el menú. Después de un instante de silencio agregó—Aunque quizás debí hacerlo, en alguna parte de tu archivo podría haber obtenido una pista de tu sucio y vulgar lenguaje cuando ves fútbol y tu fascinación por ese escandaloso grupo que le ruega a dios que afeite a la Reina.

— ¿Quieres que te recuerde tus palabras exactas después de ese mal día en Balmoral?, Sid Vicious se hubiera inclinado ante ti— Bromeó Greg.

—Recuerde Detective Inspector Lestrade que ese desafortunado evento está protegido por la ley de secretos oficiales— amenazó en broma el hombre mientras llamaba al mesero y pedía su usual ensalada griega y copa de vino.

Greg pidió un sándwich de tocino y una Guinness, no entendía el cómo pero el lugar hacía el más básico sándwich de tocino y sabía a maldita gloria. Solo un par de rebanadas de pan artesanal, untadas en una mantequilla que le recordaba mucho a la de su abuela y un tocino crujiente y dorado bañado en salsa, era un jodido manjar de los dioses.

Un sándwich de esos entre los brazos del hombre que ahora acomodaba cuidadosamente cada ingrediente de su ensalada por color frente a él y podría morir tranquilo.

—Sabes que no es necesario amenazarme con la ley de secretos oficiales, yo nunca le diría a nadie sobre tus pensamientos privados sobre la gente que dirige al mundo, ni sobre nada me gusta la sensación de saber cosas que nadie sabe de ti— respondió Greg acercando su mano suavemente a la de Mycroft que descansaba sobre la mesa y depositando un pequeño toque con su dedo índice al meñique de Mycroft que contuvo el aliento y lo miró fijamente a los ojos.

Sus pupilas se habían dilatado y soltó un —Gregory— tan bajo que apenas pudo escucharlo.

—Sé que lo dije antes pero en serio me gusta que me digas Gregory, nadie me dice así— dijo entrelazando sus dedos con los de Mycroft lentamente.

La mano de Mycroft temblaba ligeramente pero no se movió —Es tu nombre completo, no es gran cosa.

—Toda la gente me llama por un diminutivo, a veces es Greg, mi abuela me llamaba Greggy, mi familia Gregsy cómo lo odio por favor jamás lo uses— se quejó Greg.

Mycroft levantó una ceja y preguntó mientras jugaba distraídamente con los dedos de Greg — ¿Tu familia?, Siempre pensé que solo eran tu abuela y tú.

—Básicamente, los demás son un grupo de desconocidos que solo hablan para pedirme algo… en fin son ricos así que no lo hacen muy seguido de todas formas— respondió Greg restándole importancia.

—Bueno la gente particularmente se me hace estúpida en general pero despreciarte de esa forma no concibo semejante nivel de estupidez, gente como esa ¿Qué tan bajo puede caer?,¿Usar calcetines con chancletas y pintar a sus caniches de rosa?

Greg respondió fingiendo seriedad —Peor aún tienen una marca de Tequila hecha en estados unidos, cero por ciento alcohol.

Mycroft se estremeció —Eso no tiene nada de sentido, porque no me dijiste que la locura corre por tu familia.

Greg soltó una carcajada y le respondió con coquetería —Porque quería capturarte con mi encanto y así cuando empiece a usar esas feas sudaderas Gucci no podrás escapar de mí.

 —No Gregory puedo tolerar tus costumbres salvajes, trazo la línea en las excentricidades de mal gusto de los nuevos ricos— respondió Mycroft mientras liberaba su mano de la suya para seguir comiendo su ensalada.

— ¿Gustos salvajes?, ¿Así los llamas?— Greg resintió un poco la falta del calor de los dedos largos y elegantes de Mycroft lo miró a los ojos y movió pícaramente su cejas — ¿Soy tu bella dama entonces?, ¿Me dará clase de fonética Señor Higgins?

—Por supuesto que no, en realidad amo tus gustos salvajes, con quién más podría hablar de mi odio a las élites del mundo si no es con mi rudo hombre de clase trabajadora de confianza— bromeó un poco Mycroft.

 — ¿Solo es quieres hacer con tu rudo hombre de clase trabajadora?— preguntó Greg con coquetería acariciando el tobillo de Mycroft con el pie bajo la mesa.

Mycroft dejó caer su tenedor y contuvo el aliento.

Greg lo miró a los ojos —Me gustas mucho Mycroft Holmes y espero que cuando dijiste una cita significa que podré besarte al final de la noche y quizás hacerlo una costumbre— después de terminar esa sentencia tomo la mano del hombre más peligroso de Gran Bretaña y depósito un beso su muñeca.

—Yo… Gregory… eso me gustaría mucho— respondió Mycroft nerviosamente.

De pronto la luz de la farola empezó a menguar y la radio empezó a distorsionarse y después empezó a reproducir "I Just Called to Say I Love You"

—Creo que la bombilla está a punto de fundirse— dijo Mycroft con curiosidad.

Greg buscó con la mirada a Candy pero no la encontró, ignoró las miradas sorprendidas de personal de “Calíope”, no durarían, la gente solía buscar explicaciones lógicas y seguir con su vida ante lo sobrenatural.

Decidió concentrarse en lo importante que era el hombre bajo una luz tenue.

—Ya la cambiarán— respondió mientras la voz de Stevie Wonder cantaba sobre la sencillez de decir solo te amo sin importar los momentos.

Era la canción más cursi del mundo pero sentía que su corazón iba estallar de felicidad como si fuera un maldito adolescente.

—Yo estaba pensando si quizás ¿Podriamos ir a mi casa a tomar una copa?— preguntó Mycroft.

Antes de que pudiera responder el teléfono de Mycroft empezó a sonar y repentinamente la luz volvió a alumbrar cómo siempre y el radio volvió al jazz habitual.

—Lo siento Gregory tengo que contestar esto— respondió Mycroft

—No te preocupes adelante, salve el mundo señor Holmes— bromeó para aligerar el ambiente.

Mycroft respondió y de puso pálido de repente, soltó unos cuantos monosílabos con voz glacial y colgó. Después se dirigió a él con voz grave

—Gregory hubo una explosión en tu edificio.

Continuará...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado ésta historia y que no les haya parecido larga, se que Anderson termina obsesionado con Sherlock pero en éste momento está en una etapa de negación, como ven el caso de Sherlock está avanzando y alguien quiere matar a Greg.

No esperen solución rápida para esto esta será una historia larga con romance, dramay fantasmas, criaturas paranormales y por supuesto sexo entre hombres introvertidos con sus respectivos hombres de acción.

En fin gracias por leer y si alguien ahí le está gustando esto un review haría mi vida feliz. Disculpen la ortografía no hay beta para ésta historia.


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