Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De lumière et d'obscurité por Doki Amare Pecccavi

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Cap. 4: Bonne nuit, monsieur

 

Emma terminaba de juntar algunas herramientas en una caja, a las afueras de la casona, cuando una figura se hizo presente.

 

— Buenas tardes. — Saludó amablemente Emma a aquel hombre. — ¿Puedo ayudarle en algo?

 

El sujeto le miró con curiosidad. Emma no se dio por enterado, con aquel sujeto parado frente a él, algunos pensamientos le pasaban por la cabeza.

 

— Buena noche — Corrigió el saludo, con un notable acento foráneo. — Mi nombre es Sébastien, eh… me comentaron algunos vecinos que, para poder hospedarme, este es el único sitio de la zona, terminé perdido y ahora me es muy incómodo manejar en carretera.

 

— Oh, lo siento Sébastien, efectivamente, este es el único sitio de renta por la zona, pero aún no está abierto al público, tengo que hacer algunas modificaciones y aún faltan dos semanas para la inauguración, hay algunas zonas de la casa que no están cien por ciento presentables, y lo único que tengo para comer es mi despensa desabastecida.

 

— ¿Vas a negarme el servicio? — Cuestionó soltando un reclamo que apenas notó, intentó corregir. — En este pueblo son bastante extraños, no me fiaría ni de dormir en el auto y ahora que te veo, me parece que eres el más confiable de todos… por favor, será sólo esta noche, prometo que te pagaré bien, no me importan las comodidades ni el alimento, puedo pasar una noche sin cenar y lo cierto es que lo único que necesito ahora es una buena ducha y dormir hasta mañana para seguir mi camino…

 

— Lo siento, pero en verdad, no puedo ofrecerle el lugar, además, eres un completo desconocido para mí, no es seguro que pases.

 

— Eh... pero si todas las personas que lleguen contigo serán desconocidos…— Bufó Sébastien. Resopló y el mechón de su cabello oscuro terminó por removerse sobre su frente. — pero en fin… el intento se hizo. — Soltó un suspiro cansado y con lentos movimientos dio la vuelta para empezar a bajar los escalones.  

 

— En verdad lo siento, pero el lugar no está listo para recibir huéspedes. — Se disculpó Emma. Observó a aquel hombre alejarse y una vez que le perdió de vista ingresó a la casona y cerró la puerta para ir a lo que sería el recibidor, se echó sin ganas en uno de los sillones. — Y con lo bueno que estaba, no me hubiese caído mal un buen polvo con un hombre como él. — Sonrió y la imagen de Sébastien cruzó por su cabeza, el cuerpo fornido y el cabello oscuro le parecían atractivos y aunque no le gustaba el exceso de blancura en su piel, por “un buen equipo”, podría pasar por alto aquel pequeño detalle… — Sonrió por sus propios pensamientos, lo cierto es que no era de ese tipo de personas, pero con aquellos pensamientos no le haría daño a nadie.  

 

Sonrió para sí mismo y miró con pena su móvil, hacía días que no sonaba. Marco debería de estar en exámenes y desde aquella discusión Ben no había mantenido contacto con él. Estaba seguro de que le había bloqueado en el móvil y las redes sociales nunca habían sido lo suyo.  

 

¿Sería que no le extrañaba ni un poco?

La soledad le iba tan bien a Ben

También las malas compañías.

 

En esos momentos de soledad pensaba detenidamente ¿Y si decidía al fin y al cabo seguir el camino de Ben? ¿Y si conocía a alguien en ese pueblo y se casaba? No le vendrían mal uno o dos hijos corriendo en aquel lugar. Tampoco una chica que le escuchase. No tenía una familia a la cual decepcionar, tampoco alguien que tuviese muchas esperanzas en su futuro… sólo algunas personas que le sonreían y hablaban con él mientras formase parte de sus vidas cotidianas, pero ahora… tan alejado de todo. ¿Cómo se suponía que seguiría siendo alguien de novedad entre ellos?

 

Frunció el ceño y estiró su mano para tomar su móvil y apagarlo.

 

“Les sacaré primero de mi vida antes de que dejen de estar para mí.”

 

.*.

 

Lo que bien podría ser una cita de pareja terminaba en un paseo en silencio por las calles, antes de regresar a su departamento.

 

Después de eso no hablaban, como si el contacto hubiese sido una dosis suficiente por aquella semana. Ben estaba un poco harto de todo eso.

 

— No volveré con Emma — Lo sacó al tema mientras ella acomodaba los cojines del sofá, odiaba cuando su novio salía de casa dejando todo desacomodado.

 

— No te dije que hicieras eso, ese es tu problema Ben, que culpas a otros de nuestros problemas, apenas te digo algo, empiezas a justificarte con cosas que no tienen sentido. Tú no sabes lo difícil que fue para mí aceptar que habías tenido algo que ver con él, él ahora está lejos y no te mentiré diciendo que no me hace sentir más tranquila, pero mi problema no es ese, no es Emmanuel el responsable de mis celos eres tú, porque cada vez que lo ves o que vienes de verlo tienes un carácter de los mil demonios ¿Has notado que tu reacción no es normal? ¿Qué pasaría si yo fuese a ver a un amigo y actuase de la misma forma en la que tú lo haces? ¿No estarías celoso?

 

— Por supuesto que no. — Sentenció Ben, observó los ademanes exagerados de Sam, siempre era así, daba un discurso de lo más elocuente y después, cuando los problemas surgían se comportaba como una niña caprichosa… — y estoy harto de los tuyos. Porque ahora me dices que Emma te da lo mismo, que soy yo un infantil que hace dudar con sus acciones, pero la realidad es otra. Cuando tú y yo empezamos esto, te dije claramente qué había ocurrido con Emma al primer comentario de tu parte y desde entonces me he esforzado mucho para procurarte no te falta nada, no es responsabilidad mía pero quiero hacer algo para ambos, para que tú y yo estemos juntos, me estoy esforzando en verdad Sam, porque te amo, tenía la seguridad de lo que sentía por ti y lo que había pasado con él, pero desde entonces ustedes dos sólo malinterpretan las cosas, él porque cree que estoy vigilándole deseando algún tipo de fracaso y tú porque crees que me la monto de lo lindo cada vez que estoy a solas con él. Estoy harto de todo, harto de tu desconfianza… de tus enojos, de todo. No queda nada de tu forma de ser, de los detalles que me enamoraron no queda nada. — Frunció el ceño después de aquellas palabras. — Si no estás contenta conmigo, déjame, porque ya no estoy para aguantar por dos esta relación.

 

— Eres un idiota…— Con un suspiro ahogado en sus pulmones Sam, salió corriendo hacia la habitación. Estaba furiosa. — ¡Sólo tenías que decirme eso, sólo eso Benjamín!, ¡no necesitaba más escenas de este tipo! — Sacó varias cosas y una por una iba arrojándolas en la cama. No tenía maletas porque había llegado a ese departamento como un invasor sigiloso. Así que a como pudo llenó sus bolsas y su mochila. Justo cuando recurrió a la penosa necesidad de llenar bolsas de plástico. Ben ingresó a la habitación.

 

— Sam, no te estoy echando, estoy diciendo que terminaremos si las cosas siguen como estás…

 

— Estoy harta yo también. Lo que quiero es largarme de una vez por todas, sólo quería que me lo dejaras claro para hacerme a la idea, saber que para ti es lo mismo si estoy o me largo. Ya lo has dejado muy claro.

 

 

.*.

 

La soledad es muy dura.

 

Cuando Emma despertó una mañana y entendió que estaba solo en este mundo se deprimió tanto que no salió debajo de sus sabanas en dos días. En aquel momento aprendió muchas cosas, aprendió que la química y la física se deben de tomar mucho más enserio de lo que regularmente se hace.

 

Aprendió que para cada ataque de ansiedad había un remedio, fuesen costosas terapias o unos “económicos cigarrillos”. El ahora optaba por el camino rápido así que en algún momento de la noche tuvo la necesidad de salir al portal para fumar un cigarrillo porque acompañado de cada estadio de ansiedad iban las ideas irracionales; Emma, complejo como era, tenía la creencia de que un cigarrillo se disfrutaba mucho más al aire libre.

 

Encontró el punto específico, recargó su espalda en el tronco seco de un árbol y encendió el cigarrillo.

 

— ¿Qué se supone que haces afuera? ¿No es igual de inseguro que salgas a esta hora de la madrugada? — Emma entrecerró la mirada, distinguiendo una sombra a no más de dos metros de distancia. Retrocedió tirando su cigarrillo en el suelo.

 

— ¿Quién está ahí? — Iba a echar a correr, pero sintió como le detenían por la muñeca.

 

— Espera, espera soy yo… — Emma enfocó su vista y reconoció al hombre que horas atrás había pedido posada.

 

— ¿Pero ¿qué está haciendo aquí? — Frunció el ceño soltándose y alejándose al instante. — ¿Estás espiándome?

 

— No seas idiota... — Dijo devolviendo con mal humor su comentario. — Estoy aquí porque es la única fachada con luz por fuera. Todo lo demás se ve escalofriantemente oscuro… cuando regresé al centro de la ciudad no encontré mi auto por ningún lado. Sólo vine aquí porque me pareció que era un lugar seguro para pasar la noche… pero si tanto te molesta me iré, no quiero meterme en problemas también con eso… ya he tenido suficiente por hoy.

 

— ¿Le robaron su auto? — El otro hombre se encogió de hombros. — ¿Ya llamaste a tu seguro? — Desvió la mirada hacia la puerta. — Anda, le dejaré hacer una llamada y después podrá decirle a alguien que venga por usted. — Aquel hombre negó con la mirada.

 

— No te preocupes… no tengo a quién avisar y no falta mucho para que amanezca, estoy bien aquí. Gracias. — Emma sintió un gran remordimiento.

 

— Bueno, como usted quiera.

 

— Gracias. — Murmuró el desconocido y Emma soltó un suspiro.

 

— Bueno, si no quiere entrar, puedo quedarme un rato mientras fumo.

 

— No gracias, odio ese aroma, sólo harías que mi noche empeorara. — Soltó sincero, pero después una sonrisa se formó en sus labios. — Pero si quieres quedarte a platicar un rato, aceptaré eso.

 

— No. — Negó con la cabeza... — No sea niño, vayamos adentro… empieza a hacer frío, puede pasar la noche en la casa… después de todo. Está por amanecer, ¿no?

 

.*.

 

«Ignore-moi»

 

Se despertó con un intenso dolor en todo el cuerpo, aún todo estaba en penumbras, Emma se sentía débil, horrorosamente débil, apenas si podía mantener los ojos abiertos.

 

— Emmanuel. — A un costado suyo, la voz que había escuchado y el peso de alguien más en la cama, se supo entonces, completamente desnudo, cuando el escalofrío recorrió su cuerpo completo. — Lamento lo de hace un rato, no era mi intensión asustarte. Emma intentó levantarse, pero su cuerpo no respondía, atinó únicamente a apretar en puños la tela de las sábanas, boca abajo era difícil respirar. Las palabras tampoco salían de sus labios y, por el contrario, las lágrimas no dejaban de correr por sus mejillas ¿Qué era todo aquello? ¿Se trataba de una broma? ¿Era tal vez Ben? — No le menciones, Emmanuel, no soporto que estés siquiera pensando en él ahora que por fin logré estar a tu lado.

 

—Por… por… “Por favor” — Cerró los ojos y suplicó por su vida.

 

— No voy a hacerlo. — Habló casual, sin ningún apuro por el terror que Emma demostraba. — No puedes moverte porque no quiero que lo hagas, pero no es porque esté pensando en matarte. — Respondió sincero recostándose en la cama, de costado para observar a Emma, bajando la mirada podría ver las nalgas rígidas de aquel chico. “Eres un desesperado”. No pudo evitar el deseo de tocar aquella piel. — Pero te he dicho que no te haré daño. — Se inclinó para respirar el aroma de la piel de aquel joven y después, poniéndose serio, se recostó mirando al techo. — Tú me has despertado. Esta casa fue por mucho tiempo mi escondite, estuve llamando siempre a alguien, pero a la primera provocación huía de este sitio. Tú sin embargo te mostraste muy entusiasmado buscando los secretos de esta casa y por lo que veo, te has tomado muy en serio el hecho de remodelarla… lo he visto todo, desde el primer día en el que llegaste, cuando te ofrecieron mis pertenencias a precio de desecho, este lugar es mi hogar… y tú eres, a partir de hoy, mi sirviente.

 

Emma abrió los ojos horrorizados con todas aquellas locuras dichas por ese sujeto. Intentaba pensar en alguna forma de escapar y su cuerpo no respondía. ¿Le había drogado? Le había desnudado por un motivo, no era un idiota, no era un mocoso ingenuo que no podía imaginar lo que aquel hombre querría hacerle.

 

— Voy a dejar de manipularte de esta forma, pero tienes que prometerme que no intentarás huir. Vas a sentarte en la cama, nos miraremos fijamente a los ojos y después, vas a alimentarme de forma voluntaria. ¿Entendiste? — Emma asintió, pero en cuanto sintió libertad en su cuerpo, se arrojó fuera de la cama y a rastras fue hacia la entrada de la habitación— ¿Pero no habías prometido algo? — Murmuró aquel hombre a su lado y después golpeó con fuerza en la cabeza de Emma.

 

“Está por amanecer y tengo hambre, ambos tenemos hambre”

 

 

(º·. ¸ (¨*·. ¸ ¸. ·*¨) ¸. ·º)
«. ·°·~*~ Buena noche ~*~·°·. »
(¸. ·º (¸. ·¨* *¨·. ¸) º·. ¸)

 

 

|¤°.¸¸. ·'¯'» Doki Amare Peccavi «'¯'·. ¸¸. °¤|

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).