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MY SWEET ALPHA por SonDanSaiyajin

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Notas del capitulo:

hello

—Mami—enuncia mientras revisa la mochila por octava vez en la noche para asegurarse que los útiles escolares están completos.


—Dime cariño—responde la somnolienta madre, quien espera a que su hijo termine sus rituales nocturnos para poder dormir.


El pequeño toma asiento a la orilla de la cama y la mira curioso—¿Qué es un destinado?


—Pues...—busca las palabras para hacerse entender por el pequeño—¿Recuerdas lo que te platique sobre omegas y alfas?


—Si—afirma enérgico.


La bermeja se acerca y se sienta a una distancia prudente del niño. Suspira antes de comenzar a hablar—Cuenta la leyenda que cuando un niño llega a este mundo, trae en su interior un lazo que viene atado al lazo de alguien más—sonríe tierna cuando mira a su hijo con los ojitos de cielo brillosos—Y aunque reencarnen una vez y otra vez... Seguirán siendo almas destinadas.


Las mejillas de miel se tornan de un precioso carmín—¿Sa..Sasuke es mi destinado?


—Así parece—y se le crispan los nervios solo de escuchar a su bebé mencionar a ese pretencioso omega—¿Te cae bien Sasuke? —interroga curiosa, rogando a todas las deidades una negativa.


—¡Sí! —grita emocionado—Me gusta mucho como huele—mira al suelo avergonzado—Y es muy bonito.


—Ya veo...—espeta enfadada.


—¿Interrumpo algo? —el guapo ministro se recarga en el marco de la puerta, mientras mira a sus dos tesoros.


—Naruto está terminando sus ocupaciones—se levanta lentamente de la cama—Tomaremos un baño y te podremos dar un abrazo, ¿bien?


El pequeño asiente y se alista para comenzar con su ritual diario de limpieza dental, pero pronto se pierde en sus pensamientos infantiles y confusos.


Él solo tiene 8 años, pero no por ello es ignorante del todo. Ha visto a su madre llorar cuantiosas veces por su causa y a su padre dejar de lado su cargo público cuando le dan sus tormentosas crisis. Aunque ellos dulcemente lo traten de ocultar. Cada día de su vida, lleva una lucha interior por mejorar su TOC y a sus cortas 8 primaveras ya sabe lo que es ser tildado de "raro" y apartado por la sociedad. En los colegios le han dicho de todo y nunca ha tenido un solo amigo. Ya no quiere ser así, pero cuando trata de blanquear su mente, miles de pensamientos le atacan y no puede eliminarlos, preocupaciones y dudas por cosas que él mismo sabe, "son estúpidas". Odia su padecimiento y ahora lo odia más que nunca porque una nueva obsesión invade cruelmente su pequeño cerebro, ¿Sasuke se aburrirá de él? ¿Él también le dirá que es un loquito y lo abandonara? ¿Buscará a otro niño que no sea raro como él?... y con todas estas dudas un nuevo ataque de ansiedad llega...


Lágrimas profusas y saladas se deslizan por los carrillos infantiles, trata de acallar sus quejidos para no preocupar a sus padres mordiéndose el labio hasta sangrar y aun así no lo puede controlar, la bronceada faz está roja y su respiración irregular le hace hiperventilar, la taquicardia quiere hacer su pequeño corazón estallar, el sudor resbala por su frente pegando sus dorados cabellos a la misma y unas náuseas terribles le hacen querer volver el estómago.


—¡NO SOY NORMAL...! —el llanto ahogado y los gritos desgarradores provienen de lo más profundo de su alma—¡NO SOY NORMAL! —se derrumba en el suelo y golpea el frío piso con sus puños lastimándose en el proceso—¡NO... NO SOY NORMAL! —su cuerpo no soporta la vorágine de emociones y colapsa—Yo... No soy normal—murmura antes de perder la conciencia.


Pronto en el pasillo contiguo se escuchan las pisadas de ambos progenitores corriendo hacia su habitación.


*******************************************


Da una somnolienta mirada al reloj sobre la mesita de noche y maldice cuando este marca la 1:40 am. Se siente terriblemente inquieto y una sensación asfixiante aprieta su pecho causándole insomnio. El tono de su celular lo saca de sus reflexiones. De pésimo humor estira su brazo y lo coge solo para mirar el número del ministro en la pantalla.


—¿Sasuke?


—Sí, diga—réplica totalmente despierto.


—Perdona la hora—se disculpa apenado—Pero Naruto...


Da un respingo en su cama—¡¿Qué le pasó a Naruto?! —se aflige.


—Él tuvo un repentino ataque de ansiedad—comunica calmo—Fue muy fuerte y por hoy permanecerá en el hospital.


—¿En qué hospital está? —interroga notoriamente afectado.


—El central de Konoha—verbaliza tratando de tranquilizarlo—Pensé que era mi deber avisarte si ya eres parte de su vida.


—Yo iré de inmediato.


Sin dar tiempo a réplicas, toma un abrigo y lo encima sobre su pijama de seda, coge las llaves de su auto y baja las escaleras con prisa.


—¿Hijo? —la refinada pelinegra, con un vaso en la mano, se extraña—¿A dónde vas a estas horas?


—Tengo algo importante que hacer madre—responde ansioso—Luego te explicaré.


—¡Sasuke! —trata de alcanzarlo, pero este ya ha salido de la mansión derrapando en su auto—¡Sasuke!


Resignada y confundida, regresa a la casa donde su marido e hijo mayor han despertado debido al alboroto.


—¿Qué está pasando? —el hombre mayor mira enfadado a su esposa.


—Sasuke salió corriendo de aquí y no me dijo a donde iba—explica intranquila.


—Un omega en la calle a medianoche—aprieta los dientes—¿Tú sabes algo? —se dirige a su primogénito.


Itachi suspira porque imagina que es algo relacionado con Naruto y responde—Es mejor que Sasuke se los cuente—da media vuelta para reanudar su sueño—Buenas noches.


***********************************


Baja corriendo de su auto y corre a la entrada del hospital central. Sin mediaciones se dirige a la recepción.


—¿Área de pediatría? —indaga, agitado.


—Tercer piso—contesta la amable recepcionista.


—Gracias—se apresura a decir.


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—¿Qué  hace aquí? —ataca.


—Tengo derecho de estar aquí también—se defiende sentándose en la sala de espera.


—Querida—coloca su mano en el hombro ajeno—Yo le avisé.


—¿Padres de Naruto Namikze? —la amable doctora alfa se acerca a ellos.


—¿Cómo está mi hijo?


—Se encuentra mejor—comunica sonriente—Ahora está relajado, nos ha hecho cambiar sus sábanas 4 veces.


—Oh lo siento—se disculpa apenada.


—No se disculpe Kushina-san—hace un ademán con la mano restando importancia—En este lugar queremos mucho al pequeño Naruto.


Los orbes esmeralda de la doctora, reparan en el tercer integrante.


—¿Sasuke-kun?


—Haruno—saluda con la mano.


—¿Qué haces aquí? —curiosea.


—Yo también vine a ver a Naruto—manifiesta firme.


Continuará .....


 

Notas finales:

bye


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