—¿Interrumpo algo? —la doctora entra con el ceño levemente fruncido y se acerca al oído del Uchiha—Ten cuidado Sasuke-kun, estás soltando feromonas.
—Lo siento—se disculpa muerto de vergüenza deshaciendo el contacto con la mano ajena.
La bella peli rosa le sonríe cálida al menor—Es hora de dejar descansar al paciente.
El pelinegro se despide del menor con una sonrisa simple y forzada, tras dar media vuelta abandona la habitación.
Recorre el pasillo con la respiración pesada, pasa de largo a los padres del rubio, quienes hablan con alguien del personal y por ende no le alcanzan a mirar. Las piernas le comienzan a fallar al llegar al estacionamiento y al sacar las llaves ya no se puede contener más, las feromonas se esparcen rápidamente en toda el área. Con mucha dificultad abre el auto y cierra con seguro, sabe que, si los alfas a la redonda sienten su aroma de omega dominante, estará perdido. Llegar a casa le será imposible y podría accidentarse en el camino. Se hace un ovillo en el asiento y trata de dominar con todas sus fuerzas a su omega interior que lloriquea cruelmente pidiendo por Naruto, su vientre punza doloroso y siente el culo empapado, se abraza a sí mismo soltando lágrimas de desesperación. No tiene las fuerzas para pedir ayuda y entre la maraña de instinto que le domina y no le deja razonar, concluye que prefiere vivir un cruel destino siendo tomado por otro alfa a la fuerza antes que dañar a su pequeño destinado.
Ya no tiene completa conciencia cuando un estallido contra la ventanilla de su auto le hace voltear la nublada vista hacia la dirección del desastre.
—Mocoso idiota—escucha una femenina voz antes de sentir como una jeringa se entierra en su brazo.
Lentamente, los instintos carnales comienzan a perder fuerza y el raciocinio se apodera sé su mente de nueva cuenta. Talla los ojos con sus puños y enfoca la vista en la persona que está parada afuera de su auto, quien tiene un brazo enredado en lo que claramente distingue como una bata médica, por lo que supone que la uso para no lastimarse cuando golpeó el cristal. ¿Cuánta fuerza tiene esa mujer? Considerando que es una beta, es realmente admirable.
—¿Tsunade? —cuestiona en un estado de somnolencia.
—Si no te veo salir del hospital en ese estado tan deplorable estarías perdido omega—manifiesta severa.
—Lo siento—acepta su culpa apenado—¿Tú trabajas aquí?
—Me especializo en betas—los hermosos ojos de miel buscan la mirada oscura—¿Por qué entraste en celo Sasuke? ¿Fue por Naruto? —le escruta.
—Yo...yo—reflexiona rápidamente temiendo que lo alejen de su pequeño rubio—Yo olvide tomar mis supresores—miente con la cabeza gacha, pues la noche anterior tomó puntual el supuesto medicamento.
—Espero que me estés diciendo la verdad omega—advierte tajante—Ahora vete a descansar, lo que te inyecte fue un supresor de emergencia muy fuerte—explica en plan médico—Te tendrá cansado el resto del día.
—Gracias—la mujer se aleja cuando un tirón en su ropa le hace volver la vista—¿Puedo pedirle un favor? —no la mira.
—¿Qué? —suspira cansina.
—Deseo que este suceso solo quede entre los dos—el tono bajo y de súplica conmueve a la otra.
—Bien—responde represiva—Solo que no se repita, pones en riesgo a mi nieto.
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Entra a la mansión y mira el reloj del auto, este marca las 5:00 am. Tiene poco tiempo para dormir, ya que planea ir a trabajar.
—¿Dónde estuviste Sasuke? —la voz madura le hace saltar al pie de la escalera—¿Por qué llegas a esta hora?
—Tuve una emergencia—esquiva la pregunta y se dispone a subir directo a su habitación.
—Un momento Sasuke—el hombre que hasta entonces se encuentra leyendo el periódico sentado en el sillón, alza la vista—No se te olvide que eres un omega respetable.
—¿Por qué me dices eso padre? —verbaliza ofendido.
—Porque no habla bien de ti ni de tu apellido salir por la madrugada como un vulgar p....
—¡Basta! —espeta enfadado—Respecto a eso, hoy por la noche les daré una noticia importante.
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—Buenos días Karin—saluda parco a la secretaria—Hazme una cita urgente con Orochimaru.
—Buenos días, Sasuke—la chica beta se sonroja ante la presencia del omega dominante—En seguida.
Con cara de pocos amigos y las profusas ojeras de tonalidad morada invadiendo el níveo rostro, se deja caer cansando en la silla de su oficina. Al final no durmió nada y tampoco obedeció las indicaciones de Tsunade. Se siente frustrado porque la vida perfecta que lleva le ha cambiado de un día para otro. No quiere pelear con su omega interior, ya que para ser honesto, tanto a él como al mismo omega, les gusta Naruto, esa es la realidad. Si desde el primer momento al conocer al niño sol, a él no le hubiese gustado, aunque su omega interior lloriqueara y suplicara, hubiese dado vuelta marchándose de ahí para continuar con su descomplicada vida. Ya no había marcha atrás, le gustaba mucho el pequeño Naruto y ahora se sentía entre la espada y la pared. Sus supresores no servirían para nada ¡Usaba los más fuertes que existían en el mercado!, basto tocar la mano del alfita para desencadenar su celo, el cual jamás fue tan doloroso. La sensación de los labios tibios sobre su mejilla, aún le afectaba y para qué negarlo, le calentaba tanto como para hacerle lubricar por el trasero como justo en esos momentos, imaginar los carrillos morenos enrojecidos y la pecaminosa boquita abierta le hacía pensar en una y mil posibilidades. Orochimaru era la única esperanza que le quedaba si quería seguir a lado del rubiecito sin corromper su inocencia.
Continuará...