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Intentos por Mc-19051

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Notas del capitulo:

Actualización doble por el retraso :>

Haber sido lanzado hacia una semana de reposo forzosa resultó más reparador de lo que habría esperado principalmente, estuvo una semana lidiando con la inflamación, el dolor y el tener que estarse recordando constantemente que debía cerrar el hocico si iba a hablarle feo a sujetos que le doblaban la fuerza y el tamaño, que no todos se limitaban a lo verbal.

Aunque bueno, Alex no le doblaba el tamaño ni la fuerza, de hecho era pequeño pero su abuela siempre decía que el veneno siempre venía en frascos pequeños.

Y lo pudo corroborar cuando vio de primera mano la naturaleza de Alex, estar una semana sin trabajo lo obligó moralmente a acompañarlo a hacer las compras de la alacena para que nadie muriese de hambre allí, porque entre dejarse notas constantemente con Jackobo y no ir de compras realmente, no era muy eficiente, en especial cuando a ambos se les olvidaba comprar el papel higiénico.

Y por eso agradecía en silencio que Alex se autoasignase la tarea de hacer las compras con el dinero de ambos, porque él no tenía mucha paciencia —aunque Alex tampoco, lo pudo notar la vez que casi apuñalaba a un sujeto por habérsele colado en la cola del supermercado— ni tiempo, ni energía.

Alex sí, parecía tener una pila incrustada en el trasero porque lo arrastraba por media ciudad buscando la economía.

Todo lo contrario, a Ryan, quien parecía no entender cómo funcionaba siquiera la economía. Le daba vergüenza admitirlo, pero le echaba de menos al excéntrico rubio, con todo y sus cambios bruscos de conversación y arranques de ira.

Alexander se le acercaba bastante de hecho, podría incluso arriesgarse a decir que—

—Y así fue cómo logré que una compañera se suicidara.

¿Qué mierda?

 Salió totalmente de sus pensamientos, iban para veinte minutos esperando el bus para poder regresar al departamento; Alex no era muy conversador así que se dio la tarea de pensar en idioteces para distraerse.

—¿En serio hiciste eso? —preguntó luego de acomodar bastante bien sus palabras en su mente, sabía que el pelirrojo tenía encima al menos dos tipos de puñales.

—Me estoy dando demasiado mérito, la verdad —farfulló, irritado, al parecer no ser el causante directo le ponía de mal humor—. Simplemente fui quien dio la estocada final.

—¿Qué le dijiste?

—Que, si ella moría, nadie le echaría de menos. De hecho, celebrarían.

Eso sonaba cómo algo que le diría el cretino de Segundo, el cual después de aquello se desentendió suyo cómo si fuese un costal de papas rancias.

Mejor así, no había día en el que rezara porque se le cayesen los dientes o el pene.

—¿No crees que fue demasiado cruel? —quiso saber, la dualidad del pelirrojo le alteraba, a veces podía ser sumamente empático y otras veces podía actuar cómo un ser vacío por dentro.

—Esa perra me hizo tragar mierda y me rapó la cabeza —lo vio fruncir notoriamente el ceño, por un momento temió que lo fuese a apuñalar allí mismo en un arranque—. Yo quería verla muerta cómo diese lugar.

Sí, era momento de zanjar esa conversación allí y terminar toda esa escena.

—Mira, ya nuestro bus va llegando —señaló a la distancia el vehículo que aparecía cómo ángel para rescatarle.

—Ay que bien, sí me dará tiempo a hacer pastel de carne para la cena —comentó casualmente el muchacho.

Sí, eso era un adelanto a lo que le podría esperar mañana al finalmente regresar a aquella endemoniada sede, sólo esperaba que Segundo siguiera con el plan de olvidarle y que Ryan no tomase conversaciones tan raras apenas él pusiese un pie en aquel edificio.

[…]

Entre un oleaje de preguntas referentes a lo que le había ocurrido la semana pasada y preguntas de cómo reaccionó Ryan al verle, enterándose en el proceso que el rubio simplemente no toleraba ver a alguien con moretones, se las arregló para llegar a su cubículo, saludar a Agatha, quien lucía un poco diferente.

—¿Te cortaste el pelo? —preguntó casual después de que la muchacha lo saludase cordialmente.

—Eres el primero que lo nota—contestó ella, por primera vez de forma no automatizada—Sí me veo bien ¿Verdad?  —nunca la consideró del tipo que tuviese inseguridades, él asintió, no era un cambio radical, su fleco estaba un poco más ondulado y el cabello en general un poco más corto—. Estoy ‘cerrando ciclos’ cómo dicen mis primas, terminé una mala relación de años —decía casual, que suerte tienen algunos de poder salir de una relación así.

—Me alegro por ti —sonrió de forma genuina y Agatha simplemente le regresó la sonrisa antes de regresar a sus habituales gestos mecánicos ante la computadora. Él se dispuso a imitarla para tener un día normal de trabajo.

Pero claro, Ryan tuvo que aparecer.

—¡Javi! —el grito casi le provocaba un infarto, él se giró en la silla de la forma más humana posible para encararle—¿Ya te sientes mejor? ¿No te duele nada? —preguntó con genuina preocupación, sus ojos grandes la mostraban.

—No, estoy bastante bien —respondió a la par que intentaba calmar su respiración. No había escuchado el típico tintineo de los brazaletes de Ryan, ¿Acaso se los había quitado para sorprenderle?

—No luces tan bien —refutó el rubio, no muy convencido, ¿Cómo iba a lucir bien si estaba recuperándose del susto?

—No, en serio estoy bien —levantó las manos a la altura de su pecho, cómo pidiendo tiempo y espacio—. Sólo me asustaste, es todo.

—Angello me dijo lo mismo ayer —dijo después de un momento, frunció el ceño—. Y Segundo también me lo dijo —se quejó, al parecer su buen humor y alegría de verle se esfumaron—. Todos ustedes estaban portándose extraño el día que llegaste con el cuello desabaratado* ¿Hay algo que está pasando y yo no me estoy enterando?

Sí, tu guardaespaldas, o consolador humano, cómo quieras llamarle, me está extorsionando y fue quien me desabarató* el cuello fue su respuesta mental.

—Siempre hay muchas cosas pasando, y a veces los malos sucesos les pasan a varias personas a la vez —fue su respuesta verbal—. Por ejemplo, Agatha se cortó el pelo, se ve linda ¿Verdad? —pudo sentir la mirada fulminante de la muchacha a un costado, ya luego le pediría disculpas.

Aunque Ryan no se veía muy convencido por su respuesta, igual desvió su atención hacia el cabello de Agatha, olvidándose momentáneamente del tema, y aferrándose a la tangente sobre tips y consejos para el cuidado del cabello, además de otros posibles cortes que la mujer pudiese considerar según su tipo de cara, entre otros muchos detalles más.

Segundo parecía haberse olvidado de su existencia, lo que menos quería era que la recordase a través de Ryan, y no sabía qué relación tenía Ryan con Angello, pero debía asegurarse que él no le comentase nada al rubio.

Porque, a fin de cuentas, Angello fue quien destruyó el auto de Segundo, lo encaró en el momento que pudo convencer a Ryan que lo dejase hacer unas cosas solo antes de ir con él a comprar pasteles.

—¿Quieres saber si tomé las llaves de un Cadillac Escalade azul marino del año, lo estrellé contra el muro de hormigón del edificio B y luego lo conduje de regreso, todo sin ser visto por las cámaras o la policía? Claro que no. Te dije que tan solo vaciaba cauchos—fue lo que le respondió apenas le preguntó al respecto.

Recordaba haberse alegrado enormemente, Segundo adoraba ese auto, que bueno, era más una camioneta que un auto, pero su amor por éste no cambiaba. Así que saber que algo tan preciado para él había sido dañado de esa forma le regocijaba de cierta manera.

Recordaba haberle abrazado y agradecido ‘por sus servicios’.

Y al igual que en aquel entonces, si lo analizaba de forma detallada, Angello no ganaba nada con decirle a Ryan que él tenía algo que ver con Segundo, le gustaba creer que le caía bien a Angello y que éste odiaba a Segundo y que sólo por eso mantendría su boca cerrada.

Pero si empezaban a hacer investigaciones sobre quién había destruido el vehículo, no sabía que tanto compañerismo mostraría aquel bedel.

Pero si se ponía particularmente paranoico y analizaba todas sus relaciones hasta el momento, había una constante que empezaba a preocuparle; Alexander, Ryan y Segundo eran personas destructivas. Estaba seguro que todos ellos debían tener antecedentes penales por una cosa u otra.

No incluía a Jackobo en esa lista simplemente porque no sabía qué hacía en su trabajo ni en qué consistía dicho trabajo. Y Angello, bueno, estaba en las mismas que Jackobo.

Así que eso lo dejaba con una duda.

¿Acaso él era un imán para ese tipo de gente?

 


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