Apenas puso un pie en su salón, el chico pelirrojo corrió hasta él diciendo un montón de cosas que no lograba entender. Algo sobre la música, sobre ser un prodigio, el alma y tocar juntos fue lo único que logró escuchar; no tenía interés en lo que estaba diciendo así que se limitó a responder con un "No, gracias" mientras tomaba asiento en su lugar mirando por la ventana.
Lo que no sabía es que ese chico era mucho más persistente de lo que podía imaginar, y durante toda la semana aprovechó cualquier momento que tuvieran libre para abalanzarse sobre él y seguir repitiendo las mismas cosas todos los días.
Para Haru resultaba molesto tener al pelirrojo a diario persiguiéndolo, pero por alguna razón no lo alejaba y le permitía seguir tras él incluso invadiendo de vez en cuando los momentos que tenía para sí mismo y la música.
—Estoy seguro de que podríamos hacer algo grandioso juntos —apoyado sobre sus codos y mirándolo con atención jugaba con uno de los bolígrafos de Haru entre sus dedos esperando por fin atraer su atención.
—Solo toco porque me gusta, no tengo intenciones de entrar a tu grupo —después de tantos días de insistencia por fin había empezado a escuchar a Rin, quien volvió a repetir su nombre un millón de veces hasta que lo aprendió.
—No creo que sea un grupo si somos solo tú y yo, y no tengo interés en nadie más, he escuchado a todos y no son lo que estoy buscando —no mentía, por supuesto que varios integrantes del club de música eran grandes artistas, pero con ninguno de ellos había sentido ese escalofrío recorrer su cuerpo al escucharlos.
—Tampoco estoy interesado en el tipo de música que tocas, no hay nada que puedas ofrecerme para que acepte —incluso si había comenzado a conversar con él no se sentía cómodo intentando lo que sea que sugería. Estaba bien con lo que tenía y no quería cambiarlo.
—De acuerdo, te propongo un trato —una sonrisa de medio lado acompañada de una mirada retadora fue lo que pudo ver en el rostro de Rin—. Déjame mostrarte lo que hago, si después de escucharme tocar sigues sin estar interesado en mi propuesta, no volveré a molestarte más.
No le gustaba la expresión tan confiada que tenía, pero pensar en que su paz volvería sin más esfuerzo era demasiado tentador para ignorarlo y menos aún después del "¿O acaso tienes miedo de que logre convencerte?" que salió de los labios de su compañero al notar su indecisión.
Aun sin estar seguro, accedió al trato que le propuso, no iba a perder la oportunidad de volver todo a la normalidad y tampoco encontraba una mejor manera de librarse de la insistencia de Rin.
Al terminar las clases Haru estaba inquieto, de acuerdo con su trato ese mismo día Rin le mostraría de lo que es capaz y de alguna manera se había escapado junto con otros chicos en cuanto el timbre sonó sin dar tiempo a nada y sin ninguna explicación.
Quizá solo estaba perdiendo su tiempo y lo mejor era irse sin esperar a que volviera o diera cualquier señal de interés, podía usar su escapada como justificación para no querer darle una oportunidad y así liberarse de él sin más. Pero justo cuando estaba por retirarse del salón él apareció corriendo a toda velocidad y con una expresión indescifrable en su rostro.
—No quiero hacer de esto un alboroto, y si alguien nos ve juntos seguramente comenzarán a correr rumores —se explicó mientras miraba a Haru quien parecía no entenderlo—. Date prisa, tendremos mucho que hacer después de esto...
Esa sonrisa confiada que siempre tenía fue lo último que vio antes de que ambos estuvieran lo suficientemente alejados de posibles miradas curiosas y Rin ajustaba los últimos detalles antes de comenzar a tocar.
Seguía pensando que era una pérdida de tiempo y cuando estaba listo para pedirle que no continuara con esa tontería una melodía llegó hasta sus oídos causando una fuerte impresión.
No se sentía capaz de explicar con palabras lo que sentía, pero algo había en esa pieza que interpretaba que había logrado captar su atención por completo. Tenía algo especial y podía sentirlo, era casi como si Rin estuviera tocando una parte de la pieza que tenía en proceso que ni siquiera sabía que necesitaba hasta que lo escuchó.